Argentina se encuentra sencillamente al borde de la catástrofe total y sin ningún plan de gobierno para evitar o atenuar la misma. En efecto, ante la grave crisis económica que azota al país y que se profundiza día a día, la incapacidad del gobierno ya resulta exasperantemente alarmante, mientras que el descontento social empieza a ser realmente preocupante. Como decía el genial 10: “chocaron la calesita”.
Desde que asumió la nueva Ministra de Economía, hace ya veinte días, no se le ha caído una sola idea. No solo no realizó ningún anuncio sino que parece dispuesta a seguir “en piloto automático” hasta que los Dioses, en algún momento, se apiaden de nuestra Nación y hagan “llover” una solución milagrosa desde el cielo.
En tanto que el dólar sigue escalando sin control, las remarcaciones de precios comienzan a ser diarias. El abastecimiento en góndolas (que normalmente está entre 95 y 97 por ciento) hoy llega tan sólo al 72 por ciento, un índice del 50% de pobres y aparecen en el horizonte el riesgo de una espiral de hiperinflación y el desabastecimiento. Mientras el Presidente de la Nación hace chistes sobre futbol en sus apariciones públicas y se dedica a dar lecciones de gestión a otros presidentes en la reunión del Mercosur. El viernes llegó a decir, en un discurso desde la Casa Rosada, que nadie le va a torcer el brazo al tiempo que su “Portavoza” participa de un sorteo de un consolador. Es evidente que el gobierno ha entrado definitivamente en un estado alucinógeno que lo aparta gravemente de la realidad.
Verdaderamente, el panorama es más negro de lo que se reconoce en público. Los allegados a la nueva Ministra de Economía admiten “off the record” que los próximos dos meses serán “muy delicados” y que recién para Setiembre se puede esperar algún tipo de alivio, aunque nadie asegura que así sea. Ya nadie duda de que la nobel funcionaria asumió sin un plan económico y que efectivamente no sabe qué hacer.
Solo ha atinado a “regular” la venta de dólares a los turistas extranjeros, a los que ridículamente acusan de hacer subir el blue -aunque ahora la culpa es del campo que no liquida la soja- y a anunciar el congelamiento de ingresos de empleos a la administración pública,mientras apuran el pase a planta permanente de 11.000 empleados temporarios. Una verdadera tomadura de pelo.
El problema es que la clase gobernante se niega a reducir el gasto público. Al contrario lo aumentan día a día y la emisión montería ya no tiene control. De hecho desde la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación se subieron el sueldo un 69 %, lo que implica que los políticos no están dispuestos a realizar ningún ajuste ni renunciar a sus prebendas y privilegios. Una pizca de sentido común indicia que no se puede gastar más lo que ingresa y que hay que llevar a cero la emisión monetaria. Justamente lo que los sectores K no quieren, convencidos que un poco de inflación es bueno y que hay que “meter plata en el bolsillo de la gente” para que esta gaste y consuma. De hecho, desde el Instituto Patria se sigue insistiendo por el Salario Básico Universal.
Encima, ya nadie duda que no se podrá –ni remotamente- cumplir con las metas fijadas con el FMI, por lo que el gobierno va a pedir un “waiver”, es decir una reprogramación de esas metas, lo lleva a que el denominado “riesgo país” arañe los 3.000 puntos. Ello nos cierra la puerta definitivamente a cualquier préstamo del exterior.
Como si todo este sombrío panorama no fuera poco, el líder de los piqueteros, apadrinado por el Papa, amenaza con “saqueos” y con entregar la “sangre”; del otro, el ex líder carapintada de Semana Santa “llama a reunión antes de las crisis”, lo que da la sensación de encaminarnos arriesgadamente hacia una anarquía ante el vacío de poder que expresa el gobierno. Situación que se vuelve extravagante, al ver que los grupos nacionales y populares repudian los dichos del ex militar pero guardan estricto silencio sobre las expresiones del pontificio piquetero.
Inmutable, la Vicepresidenta de Nación permanece en su inalterable “voto de silencio”, preocupada únicamente por su futuro judicial, el cual parece sellado a estas alturas; al punto de que sus fieles seguidores amenazan con “armar quilombo si la tiran a la jefa al bombo”.
[ezcol_1half]
[/ezcol_1half]
[ezcol_1half_end]
[/ezcol_1half_end]
En medio de todo este pandemónium que es el gobierno, el Presidente de la Cámara de Diputados vuelve a aparecer en escena. Reflotó la idea de querer asumir la Jefatura de Gabinete, lanzando la idea de “llamar a un acuerdo a la oposición”, buscando el visto bueno de la Vicepresidenta de la Nación. Su “noble” intención de erigirse como “el único piloto de tormentas eficaz”, solo esconde la idílica idea de lanzarse a una candidatura de “unión y pacificación nacional” para el 2023.
Desde la principal oposición nada quieren saber con este eventual llamado a un acuerdo. No quieren quedar “enganchados” en esta grave situación y solo realizan declaraciones políticamente correctas para no “hacer más olas en el mar”, pero sin ofrecer una alternativa potable y seria para salir de esta catástrofe. Solo el peluca liberal y los partidos de izquierda, guste o no, sean practicables o no, lo hace en ese sentido.
La situación es realmente alarmante. “Desesperante” según lo admiten en voz baja los propios habitantes de la Casa Rosada. Son momentos donde debe prevalecer la calma y la sensatez, ante la aceleración de los tiempos. No hay que hacerle el “caldo gordo” a quienes pretenden esconder el fracaso total del populismo con pretendidos intentos de desborde social y presunto caos, pues estos, solo buscan liberar a los gobernantes de exclusiva responsabilidad.
¿Por qué transformarlos en mártires incomprendidos, justo en el momento en que se ven obligados a admitir su gran fracaso?.
Tiene que prevalecer la democracia y “dejarlos fracasar en paz”, como siempre dice el escritor-periodista Jorge Asís.
🎆
Argentina se encuentra sencillamente al borde de la catástrofe total y sin ningún plan de gobierno para evitar o atenuar la misma. En efecto, ante la grave crisis económica que azota al país y que se profundiza día a día, la incapacidad del gobierno ya resulta exasperantemente alarmante,
mientras que el descontento social empieza a ser realmente preocupante. Como decía el genial 10: “chocaron la calesita”.
Desde que asumió la nueva Ministra de Economía, hace ya veinte días, no se le ha caído una sola idea. No solo no realizó ningún anuncio sino que parece dispuesta a seguir “en piloto automático” hasta que los Dioses, en algún momento, se apiaden de nuestra Nación y hagan “llover” una solución milagrosa desde el cielo.
En tanto que el dólar sigue escalando sin control, las remarcaciones de precios comienzan a ser diarias. El abastecimiento en góndolas (que normalmente está entre 95 y 97 por ciento) hoy llega tan sólo al 72 por ciento, un índice del 50% de pobres y aparecen en el horizonte el riesgo de una espiral de hiperinflación y el desabastecimiento. Mientras el Presidente de la Nación hace chistes sobre futbol en sus apariciones públicas y se dedica a dar lecciones de gestión a otros presidentes en la reunión del Mercosur. El viernes llegó a decir, en un discurso desde la Casa Rosada, que nadie le va a torcer el brazo al tiempo que su “Portavoza” participa de un sorteo de un consolador. Es evidente que el gobierno ha entrado definitivamente en un estado alucinógeno que lo aparta gravemente de la realidad.
Verdaderamente, el panorama es más negro de lo que se reconoce en público. Los allegados a la nueva Ministra de Economía admiten “off the record” que los próximos dos meses serán “muy delicados” y que recién para Setiembre se puede esperar algún tipo de alivio, aunque nadie asegura que así sea. Ya nadie duda de que la nobel funcionaria asumió sin un plan económico y que efectivamente no sabe qué hacer.
Solo ha atinado a “regular” la venta de dólares a los turistas extranjeros, a los que ridículamente acusan de hacer subir el blue -aunque ahora la culpa es del campo que no liquida la soja- y a anunciar el congelamiento de ingresos de empleos a la administración pública,
mientras apuran el pase a planta permanente de 11.000 empleados temporarios. Una verdadera tomadura de pelo.
El problema es que la clase gobernante se niega a reducir el gasto público. Al contrario lo aumentan día a día y la emisión montería ya no tiene control. De hecho desde la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación se subieron el sueldo un 69 %, lo que implica que los políticos no están dispuestos a realizar ningún ajuste ni renunciar a sus prebendas y privilegios. Una pizca de sentido común indicia que no se puede gastar más lo que ingresa y que hay que llevar a cero la emisión monetaria. Justamente lo que los sectores K no quieren, convencidos que un poco de inflación es bueno y que hay que “meter plata en el bolsillo de la gente” para que esta gaste y consuma. De hecho, desde el Instituto Patria se sigue insistiendo por el Salario Básico Universal.
Encima, ya nadie duda que no se podrá –ni remotamente- cumplir con las metas fijadas con el FMI, por lo que el gobierno va a pedir un “waiver”, es decir una reprogramación de esas metas, lo lleva a que el denominado “riesgo país” arañe los 3.000 puntos. Ello nos cierra la puerta definitivamente a cualquier préstamo del exterior.
Como si todo este sombrío panorama no fuera poco, el líder de los piqueteros, apadrinado por el Papa, amenaza con “saqueos” y con entregar la “sangre”; del otro, el ex líder carapintada de Semana Santa “llama a reunión antes de las crisis”, lo que da la sensación de encaminarnos arriesgadamente hacia una anarquía ante el vacío de poder que expresa el gobierno. Situación que se vuelve extravagante, al ver que los grupos nacionales y populares repudian los dichos del ex militar pero guardan estricto silencio sobre las expresiones del pontificio piquetero.
Inmutable, la Vicepresidenta de Nación permanece en su inalterable “voto de silencio”, preocupada únicamente por su futuro judicial, el cual parece sellado a estas alturas; al punto de que sus fieles seguidores amenazan con “armar quilombo si la tiran a la jefa al bombo”.
[ezcol_1half]
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]
[/ezcol_1half_end]En medio de todo este pandemónium que es el gobierno, el Presidente de la Cámara de Diputados vuelve a aparecer en escena. Reflotó la idea de querer asumir la Jefatura de Gabinete, lanzando la idea de “llamar a un acuerdo a la oposición”, buscando el visto bueno de la Vicepresidenta de la Nación. Su “noble” intención de erigirse como “el único piloto de tormentas eficaz”, solo esconde la idílica idea de lanzarse a una candidatura de “unión y pacificación nacional” para el 2023.
Desde la principal oposición nada quieren saber con este eventual llamado a un acuerdo. No quieren quedar “enganchados” en esta grave situación
y solo realizan declaraciones políticamente correctas para no “hacer más olas en el mar”, pero sin ofrecer una alternativa potable y seria para salir de esta catástrofe. Solo el peluca liberal y los partidos de izquierda, guste o no, sean practicables o no, lo hace en ese sentido.
La situación es realmente alarmante. “Desesperante” según lo admiten en voz baja los propios habitantes de la Casa Rosada. Son momentos donde debe prevalecer la calma y la sensatez, ante la aceleración de los tiempos. No hay que hacerle el “caldo gordo” a quienes pretenden esconder el fracaso total del populismo con pretendidos intentos de desborde social y presunto caos, pues estos, solo buscan liberar a los gobernantes de exclusiva responsabilidad.
¿Por qué transformarlos en mártires incomprendidos, justo en el momento en que se ven obligados a admitir su gran fracaso?.
Tiene que prevalecer la democracia y “dejarlos fracasar en paz”, como siempre dice el escritor-periodista Jorge Asís.
PrisioneroEnnArgentina.com
Julio 25, 2022