En el correr de los años he escuchado, si bien ya era demasiado tarde, el lamento de muchos varones y, también a algunas mujeres, porque no llegaron a apreciar plenamente a sus esposas y mismo sobre sus madres.
Qué bueno resultaría si todos entendiesen la suerte que se tiene de tener a su querida madre, a su esposa y mismo para una novia; se darían cuenta de que no hay individualismos, más bien si habría un todo o ninguno, y todo esto les haría posible mirar más allá de algunos olvidos, reclamos y reproches, pudiendo así incrementar los brindis, las sonrisas y las picardías y, además, bajar un poquito la guardia de la soberbia.
Hacer y callar, sin tanto mandato ni expectativa. Y es por esto que, a medida que envejecemos, también aprendemos, pudiendo mejor comprender que como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas, ellas son personas extraordinarias… Caballeros, ¿cuándo comprenderán que son las damas las que dan sentido a nuestras vidas?
Hoy por hoy están aquellos que no puedan decir algunas palabras en presencia de ésa mujer especial y son muchos los que tienen la suerte de que su querida madre está presente, por lo que a ellos les pido, les digo que, a cada momento, la aprecien, la mimen, la valoren.
Seamos agradecidos, por la vida misma y mucho más, a la principal mujer de nuestra existencia, nuestra madre; por todo el amor que nos dispensara, la paciencia y todo el trabajo que implica criar y formarnos como personas de bien. Por acompañarnos en esos terribles cambios que implica la adolescencia, la soberbia del que lo sabe todo; por comprender los cambios de ánimo consecuencia de una decepción, una traición, un desamor.
No dudemos de agradecer a esa mujer adulta con la que se puede contar con su sabiduría y que siempre está dispuesta a ofrecernos un consejo. Esencialmente a esa compañera comprensiva, paciente y amorosa.
¡Qué bueno es expresar el amor que sentimos y haber sido elegidos! La mejor demostración es que, cuando se terminan las bromas, donde no hay formalidades y cuando sólo somos una mujer o un hombre y cuando la realidad del día a día se hacen presentes, bendigamos su presencia tanto como lo merecen y, además, por estar en nuestras vidas.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe mi Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga y te permita que prosperes en todo, derramando sobre ti Vida, Salud, Amor y también Prosperidad.
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En el correr de los años he escuchado, si bien ya era demasiado tarde, el lamento de muchos varones y, también a algunas mujeres, porque no llegaron a apreciar plenamente a sus esposas y mismo sobre sus madres.
Qué bueno resultaría si todos entendiesen la suerte que se tiene de tener a su querida madre, a su esposa y mismo para una novia; se darían cuenta de que no hay individualismos, más bien si habría un todo o ninguno, y todo esto les haría posible mirar más allá de algunos olvidos, reclamos y
reproches, pudiendo así incrementar los brindis, las sonrisas y las picardías y, además, bajar un poquito la guardia de la soberbia.
Hacer y callar, sin tanto mandato ni expectativa. Y es por esto que, a medida que envejecemos, también aprendemos, pudiendo mejor comprender que como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas, ellas son personas extraordinarias… Caballeros, ¿cuándo comprenderán que son las damas las que dan sentido a nuestras vidas?
Hoy por hoy están aquellos que no puedan decir algunas palabras en presencia de ésa mujer especial y son muchos los que tienen la suerte de que su querida madre está presente, por lo que a ellos les pido, les digo que, a cada momento, la aprecien, la mimen, la valoren.
Seamos agradecidos, por la vida misma y mucho más, a la principal mujer de nuestra existencia, nuestra madre; por todo el amor que nos dispensara, la paciencia y todo el trabajo que implica criar y formarnos como personas de bien. Por acompañarnos en esos terribles cambios que implica la adolescencia, la soberbia del que lo sabe todo; por comprender los cambios de ánimo consecuencia de una decepción, una traición, un desamor.
No dudemos de agradecer a esa mujer adulta con la que se puede contar con su sabiduría y que siempre está dispuesta a ofrecernos un consejo. Esencialmente a esa compañera comprensiva, paciente y amorosa.
¡Qué bueno es expresar el amor que sentimos y haber sido elegidos! La mejor demostración es que, cuando se terminan las bromas, donde no hay formalidades y cuando sólo somos una mujer o un hombre y cuando la realidad del día a día se hacen presentes, bendigamos su presencia tanto como lo merecen y, además, por estar en nuestras vidas.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe mi Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga y te permita que prosperes en todo, derramando sobre ti Vida, Salud, Amor y también Prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius
El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera.
Ernest Hemingway, escritor estadounidense (1896-1961)
PrisioneroEnArgentina.com
Marz0 7, 2022
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