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Por el GENERAL

HERIBERTO JUSTO AUEL

 

EMCFFAA                                                                                                                 ESGC

 CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA POLEMOLOGÍA

AGO-SEP 2019

Grl. Heriberto Justo Auel

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“El miedo a la guerra, es peor que la guerra misma”.

Séneca -4 a C/65 d C-

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“Las derrotas están inscriptas en el alma de los pueblos,

antes de que las guerras comiencen”.

René Benjamín -1885/1948-

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UD 4  (*): El factor de la evolución estratégica y organizacional de la Seguridad Nacional.

  1. El terrorismo: catalizador del reordenamiento de la Seguridad Internacional y Nacional. (*) y (**).
  2. El terrorismo global. (***)

(*)    C. A. Niño González. “Séptima Generación de la Guerra: el terrorismo como motor del reordenamiento de la Seguridad”. 21 Jul 17. Ieee.es

(**)   F. Aznar Fernández Montesinos. “Las Guerras del Siglo XXI”. 21 Jul 17. Ieee.es

(***) F. Aznar Fernández Montesinos. “Sobre Guerra y Violencia”. 21 Jul 17. Ieee.es

  1. El terrorismo: catalizador del reordenamiento de la Seguridad Internacional y Nacional. (*) y (**).

 

La actual aceleración del “ritmo” de los acontecimientos, como insistentemente lo hemos expresado más arriba, es la caracterización central del pasaje de la etapa de la civilización industrial a la posindustrial (1), que conocemos como “civilización del conocimiento”. Las demostraciones objetivas -de esta evolución acelerada- son sus consecuentes fenómenos socio-políticos: la transformación de las formas de la guerra y de las formas de producir, en lapsos progresivos, cada vez más breves. Es el dinamismo distintivo de la nueva etapa civilizatoria que transitamos en las primeras décadas del siglo XXI.

Niño González

El Cnl W. Lind, en equipo con un grupo de oficiales de Infantería de Marina de los EEUU (1) publicaron en la Gaceta Marinera -1989- una didáctica clasificación generacional de las guerras, desde el Renacimiento en adelante, para demostrar la aceleración del proceso y de los cambios de naturaleza de la acción. En síntesis, expresaron:

Las Guerras de 1ra. Generación corresponden a la consolidación del Estado-Nación. Eran guerras limitadas -ejecutadas por soldados profesionales-, conocidas como “guerras dinásticas” o “guerras de los reyes”.

Las de 2da. Generación fueron aquellas en las que la población estaba comprometida con el objetivo en juego. Eran más amplias, más abarcadoras. Se ejemplifican con las guerras de la Revolución Francesa, hasta la GMI inclusive.

Las de 3ra. Generación correspondieron a la 1ra, 2da y 3ra Revolución Industrial y a la Revolución de los Transportes. Se amplió el campo de batalla, se ascendió a la guerra absoluta y a la guerra total. Se apeló a los medios tecnológicos y se intentó disminuir la efusión de sangre. Abarcó la GMII y la Guerra Fría.

Aznar Fernández Montesinos

Las de 4ta. Generación son consecuencia de la presencia de los arsenales QBN -desde 1945- y se acentúan desde 1991 con la globalización posguerra fría -la primera globalización sin líneas de borde internas-. Se hace presente el terrorismo global. Hay una mayor interconexión entre Estados y una mayor oposición entre culturas, que aumenta el número de conflictos. Los riesgos y amenazas se hacen multidireccionales e impredecibles. Estas guerras no se producen en el mundo desarrollado sino en su periferia, como conflictos asimétricos. En un mismo conflicto puede haber violencia terrorista/insurgente, violencia étnico-confesional, violencia tribal o violencia criminal a nivel transfronterizo o transnacional. En estas nuevas y complejas guerras interactuarán Estados, mafias, grupos religiosos fundamentalistas, organizaciones de narcotraficantes o grupos indigenistas radicales. Sociedades desarrolladas y consolidadas se ven amenazadas por otras, mucho menos estructuradas pero que soportan mejor las incertidumbres y los costos de éste tipo de violencia.

La guerra y la delincuencia marchan juntas. La primera normalmente es sostenida financieramente por la segunda. Es necesario diferenciar los roles de los elementos comprometidos. Los soldados se enfrentan con milicianos y en aquellos convergen todos los roles. Deben enfrentar -en un mismo día y lugar- funciones políticas, administrativas, policiales, humanitarias y militares.

La intención del agresor es el debilitamiento del Estado. Aparecen las “zonas grises” entre paz y guerra, lo interno y lo externo, lo nacional y lo internacional, los negocios y la política, lo público y lo privado, la vigilancia y la privacidad, con la consecuente inseguridad e inestabilidad que todo esto conlleva.

La guerra se “desinstitucionaliza” y los Estados se readaptan, para enfrentarlas. Para ello se hace necesario la solidaridad política internacional y una “gran estrategia combinada-conjunta” en las regiones. Los instrumentos que exige esta situación varían constantemente y deben disponerse bajo comando unificado, oportunamente.

Defensa y Seguridad ya no se desplazan por caminos paralelos, sino unificados. Las organizaciones militares deben dotarse de flexibilidad, agilidad y destrezas comunes. A esta generación de guerra  la formulan Van Creveld y Thomas Hammes en 1994, planteando los nuevos modos no convencionales de la guerra. Identifican principalmente la acción psicológica y la infiltración en las retaguardias enemigas. A esa altura -1994-, la Argentina llevaba décadas sufriendo una desconocida agresión de éste tipo, pero a ésta dura experiencia se la ignoró y se la ignora, a designio.

Los Estados Nacionales están duplicando o triplicando los presupuestos de Seguridad (3) desde entonces, mientras que la paralizada y decadente Argentina -en crisis económica/financiera- retiene un presupuesto de Defensa insignificante -el mínimo porcentual del PBI de su historia- seis veces menor que el de Brasil (3).

Las Guerras de 5ta. Generación hacen uso de los medios electrónicos de comunicación, para desestabilizar a una población a través de operaciones psico-políticas de carácter prolongado, con el objetivo de afectar a la psiquis colectiva, la racionalidad y la emocionalidad, contribuyendo al desgaste político y a la capacidad de resistencia de una cultura.

Hay una significativa diferencia entre las guerras de 4ta. G. con las de 5ta. G. En estas últimas no hay un condicionamiento de la población -como ocurre con las de la 4ta. G.-, sino una manipulación directa del ser humano a través de su sistema neurológico. Esto indica la actual necesidad de una alta especialización en los EEMM de nivel estratégico, con personal que haya avanzado en experiencias de las manipulaciones cerebrales a conducir a través de los nuevos medios de comunicación, con ondas biaurales y componentes que actúan sobre los cristales de magnetita del cerebro humano.

 

Maldonado

Ray Alderman las definió -2017- por su alcance y su desarrollo. La vivimos, los argentinos, durante el caso Maldonado, operación conducida por el veterano terrorista Verbistky. Llegó a movilizar en el país a miles de personas durante noventa días, bajo la consigna “desaparición forzada”, que continuó aun luego de la aparición del cuerpo del hippy. Esto no hubiese sido posible sin la previa preparación psico-política prolongada -condicionamiento- que sufrió nuestra población, en las últimas cuatro décadas. Está en curso una nueva operación homóloga -bajo la misma conducción- que al no contar con un incidente situacional, lo crea y cabalga. Es la operación que busca defenestrar al Fiscal Stornelli y que pareciera en vías de fracasar, como la anterior.

Guerras de 6ta. y 7ma. Generación: El Dr y Máster en Seguridad y Defensa, César Augusto Niño González (*), las conceptualizó en el año 2017, dándoles -a las guerras en curso en el mundo- una dimensión de degradación de violencias multifacéticas, a las que el Estado Occidental responde tardía y erráticamente. Concluye que el terrorismo exige un reordenamiento de la Seguridad. Es necesario “repensar un nuevo orden del Sistema de Seguridad Internacional y Nacional”*.

Para el autor de esta nueva generación de la guerra -la 7ma G-, las anteriores han sido “modelos esquemáticos y taxonómicos sobre el uso, metodologías y actores involucrados. No obstante estas  generaciones deben ser entendidas hoy fenomenológicamente como anacrónicas”* pues se corresponden a modelos ya superados. “Actualmente la guerra es cada vez más etérea, difusa y gaseosa”*. Tiende a tener pocos hechos operacionales, con grandes efectos de impacto emocional.

El terrorismo ocupa el núcleo de estas guerras de 7ma. G. y ello exige conocer qué es y cómo opera este fenómeno, que a su vez exige un nuevo modelo de sistema de seguridad.

No puede sostenerse la Seguridad actual con prejuicios y desconceptos de ayer. Los resultados de estos graves problemas están a la vista: ansiedad social frente a una inseguridad creciente. Han mutado los actores y los fenómenos que atentan contra el orden. Hay nuevos agentes, nuevas estructuras y nuevas percepciones. Debe surgir un abanico instrumental para entender desde lo convencional a lo no convencional y particularmente a la asimetría.

Superar formalismos ideológicos y concentrarnos en las reformas reconfigurantes, constituyen el actual desafío. Desde lo anacrónico a lo sincrónico. Si bien el fenómeno es global, cada región tiene sus particularidades, que exigen un profundo análisis combinado. No podemos actuar con ideas del siglo pasado, en un presente cualitativamente dinámico.

El Instituto Español de Estudios Estratégicos -IEEE- en sus cuadernos de Estrategia Nro. 133, conceptualiza al terrorismo de la siguiente manera:

Verbitsky

“Terrorismo Internacional es, en primer lugar, el que se practica con la deliberada intención de afectar la estructura y distribución del poder en regiones enteras del planeta o incluso a escala misma de la sociedad mundial. En segundo término, aquel cuyos actores individuales o colectivos hayan extendido sus actividades por un número significativo de países o áreas geopolíticas, en consonancia con el alcance de los propósitos declarados”.    

  1. El terrorismo global. (***)

El terrorismo siempre existió. Fue una de las más primitivas formas de violencia antrópica, si bien recién recibió esta designación por boca de Robespierre en la Asamblea Nacional, durante la Revolución Francesa. Desde entonces el terrorismo fue frecuentemente “nacional”, cuando se desarrolla en el interior de un país, con objetivos en él. “Transnacional” cuando se basa en un país vecino, “internacional” cuando actúa en todo el mundo, con objetivos en un espacio determinado y “global” cuando también lo hace en todo el mundo, con objetivos en la totalidad de su espacio.

No todo terrorismo transnacional es terrorismo internacional, aunque cualquier terrorismo internacional es por definición terrorismo transnacional. Por otra parte, la configuración específica de terrorismo internacional puede variar notablemente de unos períodos de tiempo a otros. La situación post-11S01 permite expresar que el terrorismo internacional, hoy es global.

La primera globalización universal se produjo en la posguerra fría y trajo con ella al terrorismo “global”, fruto de una multiplicidad de “encuentros” tales como: E-O, N-S, del Islam consigo mismo y del reconocimiento de la propia diversidad “islámica”. Al Qaeda y el Daesh surgen como líderes de movimientos de reacción frente a la cultura de Occidente y a otras expresiones menores del islamismo.

Como “ficción de guerra, el terrorismo global es ficción de poder”. Lucha para capturar la imaginación del mundo. Es un fenómeno urbano que se sirve de los medios de comunicación de su enemigo para tal fin, proyectando así una fuerza que no tiene. Pensemos en nuestro terrorismo doméstico y en la forma que operó desde los ´80 hasta hoy.

Vamos a hacer dos consideraciones sobre la situación presente del terrorismo global:

  1. a) Aun cuando los objetivos que plantea fueren absolutamente “idealistas”, en realidad son eminentemente políticos y
  2. b) El terrorismo “global” -en rigor- no debería existir, pues la globalización posguerra fría no se ha vertebrado y se mantiene una situación mundial calificada como “líquida”, sin que se observen indicios de consolidación de una nueva PAX mundial. Contrariamente, sí observamos un terrorismo nacional, transnacional o internacional, suficientemente coordinado como para obtener resultados sinérgicos, de alcance global.
Van Creveld

Los resultados del atentado del 11S11 colocaron a Al Qaeda en primera línea de la atención internacional, dándole visibilidad y liderazgo global para reunir a los “disconformes” con el ordenamiento mundial vigente. Ese posicionamiento poco tenía que ver con sus reales capacidades operacionales, sin embargo dicha acción provocó una inmediata reacción en todo Occidente, elevando los presupuestos militares e imponiendo dinamismo en las transformaciones organizacionales.

No ocurrió lo mismo con los siguientes atentados de Madrid y Londres, que afectaron mucho menos, por ejemplo, a la caída de los mercados. Desde aquella fecha y tras la muerte de Ben Laden, no se repitió una acción de la magnitud de las Torres Gemelas. El terrorismo post-Daesh quiere a muchas personas mirando y pocas personas muertas.  

Al Qaeda popularizó al término “yihadista” y un sinnúmero de pequeñas organizaciones locales iniciaron un proceso de transformación, como franquicias de la organización mayor. De tres organizaciones en 1988, había treinta y una en el 2010 y cuarenta y nueve en el 2013, tras la “primavera árabe”. Hoy Al Qaeda es un símbolo del pasado, por haber agredido a la primera potencia mundial. Su prestigio “yihadista” ha traído la posibilidad de que exista una “yihad sin líderes”, de donde surgen los lobos solitarios, adheridos al “alquedaismo”.

Estas organizaciones actúan con una doble dimensión que se aúnan -a veces-  como insurgencia y como terrorismo. A través de la violencia horizontal, buscan la islamización de la población y a través de la violencia vertical, atacan a Occidente y por ende a los líderes locales que no adhieren totalmente al islamismo. Esa doble dimensión se manifiesta en el interior islamista aprovechando las consecuencias de la primavera árabe y en el nivel superior lo hacen a través de los lobos solitarios, en la búsqueda de adueñarse de las mentes occidentales. No estamos frente a un problema militar, sino mediático inducido, de seguridad nacional y de naturaleza político-estratégica.

El proceso de inseguridad, inducida por el terrorismo, afecta a la percepción de libertad de las democracias occidentales. Para hacer irrelevante el efecto terrorista sobre nuestras sociedades, es necesario mantener los regímenes de libertad, aun con alguna pérdida de seguridad. Ello nos exige sociedades más resistentes y pacientes, en el tiempo. La permanente metamorfosis de éste tipo de conflictos exige una respuesta constantemente dinámica, que se adapte a la evolución de la lucha. La acción contraterrorista debe ser acompañada -en todos los frentes- por una pedagogía que permita desmontar la narrativa del enemigo.

La clave de la acción contraterrorista está en interpretar las mutaciones sociales del momento histórico que se vive. La Antropología permite conocer el elemento crítico del conflicto y con ese conocimiento lograr la adaptación. Sin adaptación no hay victoria. El terrorismo como caso extremo de la guerra asimétrica, es una narrativa sangrienta. El uso de la fuerza por parte del Estado, frente a éste tipo de agresor, siempre será un desgaste significativo en términos de legitimidad.

Hammes

El siglo XXI es el siglo de la complejidad. La interacción global exige nuevos enfoques y uno de ellos es el de la aproximación cívico-militar, cuya integración es esencial para enfrentar los conflictos del siglo XXI. La Argentina está muy lejos de lograr dicha posibilidad (4). La verdadera “grieta” que nos afecta está en las relaciones cívico-militares, que en superficie simulan ser normales. En su origen, esta grave vulnerabilidad institucional, que surge de una antigua crisis cultural, nos afecta en nuestra ya licuada identidad y en la correspondiente ausencia de una solidaria Unión Nacional. A un pueblo “arena”, los vientos lo llevan y lo traen, sin destino. Es la Argentina “que va a ninguna parte” y que llama a las guerras de nuevo cuño (5) y a nuevas e inexorables derrotas. Se trata del “suicidio nacional inducido”, citado más arriba. El éxito del débil frente al fuerte.

Aun así, las eventuales denegaciones de protección jurídica a quienes tienen derecho a ser protegidos -ajustándonos a nuestra cultura- no deberían tener cabida en las respuestas de nuestros Estados frente a la acción terrorista.

 

CITAS:

(1). Hay autores que la llaman “cuarta revolución industrial”.

(2). W. S. Lind, K. Nightingale, J. F. Schmitt, J. W. Sutton, G. I. Wilson. “The Changing Face of War: Into the Fourth Generation”. Oct 89. Marine Corps Gazette.

(3). R. García Moritan. “Por qué los países están destinando cada vez más dinero a su Defensa”. Infobae. 05 May 19.

(4). H. J. Auel. “Relaciones Cívico-Militares, la Necesaria Reconstrucción del Estado y de la Imprescindible Seguridad Nacional-Regional y Continental”. May 13. www.ieeba.org

(5). H. J. Auel. “Terrorismo Global y Terrorismo Doméstico en el Siglo XXI”. Oct/Nov 17. www.ieeba.org

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 20, 2019