Empresario quiere remolcar iceberg de la Antártida a los Emiratos Árabes Unidos

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Un hombre de negocios de los Emiratos Árabes Unidos ha revelado su sueño de hace seis años de transportar un iceberg desde la Antártida hasta la costa de su país de origen.

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El director administrativo de National Advisor Bureau Ltd, Abdulla Alshehi, desea emprender la misión con el objetivo final de proporcionar agua potable limpia y fresca durante hasta cinco años.

Estimó que llevaría 10 meses remolcar el iceberg desde la Antártida hasta la costa de los Emiratos Árabes Unidos, utilizando un cinturón de metal para mantener la masa unida durante el viaje. Sin embargo, este modelado, todavía se reduciría en alrededor del 30 por ciento cuando alcanzara el océano árabe, considerablemente más cálido.

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Abdulla Alshehi

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“Será más barato traer estos icebergs y utilizarlos para obtener agua dulce en lugar de utilizar el agua de desalinización”, dijo Alshehi.

“Las plantas de desalinización requieren una gran cantidad de inversiones de capital”.

También puede prever que surja una nueva etapa de turismo para los Emiratos Árabes Unidos, con el advenimiento de las “salidas de iceberg”.

En cuanto al plazo, el Sr. Alshehi espera completar un trasplante de prueba de iceberg a finales de este año, remolcando un iceberg más pequeño desde Perth, Australia o Ciudad del Cabo en Sudáfrica, hasta los Emiratos Árabes Unidos para probar la viabilidad de la recolección de agua.

Probablemente pasarán algunos años antes de que el proyecto principal se ponga en marcha.

Pero no será un ejercicio barato: el remolque de prueba está entre $ US60 y $ US80 millones, y el proyecto completo podría costar hasta 150 millones de la moneda americana.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 12, 2019


 

Mi Vuelo al Polo

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lobo-aragon-upsPor JORGE BERNABE LOBO ARAGON

 

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-CON MI AMIGO JULIO VERNE –

Reflexión

Si bien mis facultades de bilocación son tan especiales ya que solamente han sido reconocidas en la vida de Santos y místicos, he narrado a mis lectores en varias publicaciones mi presencia simultánea en varios lugares. He podido observar la luna, las estrellas, las constelaciones y a grandes personajes de la historia que son mis amigos. Facultad tan especial en mi persona que soy el único que visitó el Polo sur. La Antártida. Este fenómeno que me viene sucediendo sistemáticamente, me obliga a pedir que lean verne2sobre las facultades sobrenaturales y milagrosas – la mano de Dios – de grandes Santos y místicos. San Clemente; San Francisco de Asís; San Antonio de Padua; San Martin de Porres; San José de Cupertino, San Alfonso de Ligorio; San Juan Bosco y San Pio de Pietrelcina, son quienes están complotados en darme una mano para que me aferre a la primera manivela para llegar al purgatorio. Y yendo a mi vuelo. Ustedes saben que en el polo Sur hay un continente. La Antártida. Que no puede navegarse pues siempre está helado. Se lo ha navegado con submarinos, por debajo de la capa de hielo. Pero en el siglo pasado el polo se presentaba como un atractivo desafío a los espíritus aventureros deseosos de llegar a ese punto singularísimo de la Tierra y de verificar la posibilidad de pasos navegables. Pero lo que pude apreciar en mi vuelo de pájaro, es que recién en el año 1909 se alcanzó ese lugar maravilloso en el que existe el tiempo. Pero los relojes están de más, pues no existe la hora. Allí conocí a Julio Verne, como novelista curioso de la ciencia, quien se ocupó del tema y escribió “Ingleses en el polo Norte”. Me subo con mi amigo Julio un 5 de abril de 1860. Puedo distinguir y observar, cuando está listo para partir un barco especialísimo que lo había construido en secreto con una serie de detalles singulares, sin poder explicarme cuál sería su destino. Tiene un amplio velamen que le aseguraba una buena velocidad, y además motor de vapor bien surtido de carbón. Las provisiones son como para alimentar a su tripulación durante dos años, y la estructura, por su forma y su excepcional fortaleza, denuncia el propósito de navegar los mares helados. Contemplo como se alista la tripulación mediante sigilosas cartas anónimas, sin que nadie sepa el destino del viaje ni quién será su capitán. El capitán – Verne – , seguramente aparecerá a su debido tiempo; y es notable que cuando se piensa que en esos mares helados no aparecería nadie. El capitán aparece. Un notable personaje es el médico del barco, que además de medicina conoce todas las demás ciencias y encuentra soluciones verne3correctas a los problemas que se presentan. Después de comprobar novelescos inconvenientes, y como se agotan las posibilidades de caminar por el hielo, al final veo como llegan navegando a vela. También percibo, que en el último tramo que el mar no se congele se debe a que en el mismo polo imagina una isla con un salvador volcán encendido. Por supuesto en el viaje vislumbro motines y naufragios, como corresponde a una historia con marineros. Y aunque sea extraño para novelas de mar, también me llama la atención la existencia notable de un perro. Desde mi posición de pájaro espectador que tiene que hacer un perro. Ni en un barco ni en el polo. No se lo digo, para que usted no pierda interés y tenga transcendencia mediática la segunda parte de mi viaje con mi amigo Julio y mi celebre bilocación.

Dr. Jorge B. Lobo Aragón