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El 1º de mayo de 1886, un grupo de 80 mil trabajadores llevaron a cabo una protesta para reclamar por sus derechos, entre ellos la jornada laboral de ocho horas.

El presidente de Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la ley Ingersoll estableciendo ese período de horas de trabajo diario. Como los empleadores se negaron a acatarla, los trabajadores de la ciudad industrial de Chicago iniciaron una huelga el 1º de mayo, que comenzó con una manifestación de más de 80.000 trabajadores liderados por Albert Pearsons, y reclamaron, entre otras cosas, la reducción de la jornada laboral a ocho horas. La protesta desembocó en una huelga nacional que afectó a numerosas fábricas.

El homenaje se extiende, además, a los llamados Mártires de Chicago, aquellos trabajadores que perdieron la vida en la manifestación que se conoce bajo el nombre de “Revuelta de Haymarket”.

En Chicago las condiciones eran aún peores y frente al reclamo de los obreros las autoridades respondieron con represión en lo que terminó siendo una sangrienta manifestación de 50 mil trabajadores en la que hubo incontables muertos y heridos entre obreros y policías.

La protesta, que duró tres días, culminó con el decreto de estado de sitio y miles de obreros detenidos que fueron torturados.

“Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza! ¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria. Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo. Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!. Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden… ¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís! ¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!”, fueron las palabras de Arbeiter Zeitung Fischer quien fue fusilado años más tarde en la horca.

La fuerza y la unión que demostraron los trabajadores hicieron que ese día fuera una bisagra en la historia laboral y fue señalado el 1º de mayo como el “Día Internacional del Trabajador” que es celebrado en todo el mundo menos en Estados Unidos y en Canadá.

Mientras tantos, en Argentina, el día del trabajador se conmemora desde fines del siglo XIX. El primer acto se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes alemanes, italianos, españoles y portugueses.

En Argentina cobró mayor importancia desde la primera presidencia de Juan Domingo Perón donde comenzaron a organizarse celebraciones multitudinarias en todo el país que continúan hasta el día de hoy, dónde organizaciones sociales, políticas y entidades gremiales realizan actos y actividades para conmemorar el 1° de mayo.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Mayo 1, 2017