La Política y las Elecciones

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Escribe Jorge B. Lobo Aragón.

 

       

Opinión

 

 

Es obvio que en muchas mentes quedó fijo y también en el habla cotidiana, que lo político es lo malo, es lo perverso, lo avieso, lo mal intencionado. Si se dice que algo se hace con ánimo político, se sobreentiende que ese algo es abusivo, pernicioso, en contra de los intereses de la gente y, para peor, empleando bienes o elementos del Estado. El concepto se ha generalizado tanto que los mismos políticos -los que indudablemente somos políticos, pues desempeñamos o aspiramos a desempeñar cargos políticos- damos a la expresión el mismo sentido. Los políticos, defendiéndonos, decimos que en tal o cual proyecto que ofrecemos no nos guía ninguna intención política. O afirmamos que la acción de otros, una huelga, por ejemplo, tiene un propósito político, como si eso la descalificara. Las huelgas en el buen sentido se hacen con el ánimo de modificar ciertas normas imperantes en la sociedad, o de corregir su aplicación. Son, por eso, eminentemente políticas al influir en el gobierno de la sociedad.  Sería un despropósito hacer huelgas con propósitos artísticos, o con ánimo jocoso o recreativo – aunque actualmente se la realiza -.Se las hace supuestamente  para influir en la administración de la sociedad, es decir que por su naturaleza son hechos políticos. Ante ciertos proyectos, caminos, riego, educación, sanidad, también se dice que contienen un oculto ánimo político, siendo que, al revés, el ánimo político que inspira a las obras públicas y a todo lo que redunde en bien público es evidente. Es natural que se hagan en beneficio de la comunidad. Entonces son obras políticas por su esencia, por definición; Eso es hacer política: plantear medidas para bien de la comunidad. Que esas medidas redunden en un verdadero bien, que sea bien de muchos y no de pocos, y que los beneficios guarden adecuada proporción con los esfuerzos requeridos, serán los elementos para analizar si es buena o mala política, pero política es. Para denigrarlo aún más a un proyecto se dice que tiene un propósito electoral. Es decir que el político, mediante las acciones que propone, busca ganar votos. Hemos adoptado como forma de gobierno la república democrática. Sistema en el que son indispensables, fundamentales, las elecciones. Los comicios son el corazón de la democracia. ¿Y se espera que los políticos  se  desentiendan de los comicios? En la democracia el ciudadano debe elegir los candidatos de su preferencia. Y qué : ¿esperamos que no se los elija por sus proyectos, por sus propósitos, por sus iniciativas por su trayectoria, por sus antecedentes, y sólo se atiendan otros valores, la pinta, el tono de voz, la imagen, el perfil ? ¿Así ha de funcionar una buena democracia, yendo a los comicios sin ánimo electoral y eligiendo mandatarios al margen de lo político? Que lo político sea lo malo, lo aborrecible, quizás sea un problema semántico que nos quede como resabio de los períodos en que lo político se nos presentó así en épocas de la dictadura. Pero, además, es una advertencia que la sociedad nos hace; un indicio de que no estamos cumpliendo nuestros deberes como la sociedad espera que lo hagamos. Cuando -con la ayuda de Dios- los políticos seamos capaces de corregirnos de tal modo que de nosotros ni se sospechen los vicios y faltas que otrora impulsaron las revoluciones, entonces cambiará el sentido de lo que es político: de un proyecto se dirá que es altruista, que es generoso, que es benéfico para la comunidad, que es político. Dios ilumine al soberano (Pueblo) en las próximas elecciones.

Dr. Jorge B. Lobo Aragón

La Patrona de la Independencia Argentina…

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Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

Opinión

El congreso general de los diputados de las Provincias Unidas del Río de la Plata, reunido en esta ciudad de San Miguel de Tucumán, en julio de 1816 decidió declararnos libres de los reyes de España, de sus sucesores, de la metrópoli que hasta entonces nos había regido, y de todo otro dominio extranjero. Es muy sabido, y todos los años los argentinos con patriótica unción recordamos aquella decisión tomada a instancias de dos jefes militares, San Martín y Belgrano. Y ese mismo congreso decidió poner esa independencia, declarada en momentos difíciles por los graves contratiempos que sufrían nuestras armas en las provincias norteñas y por las enormes dificultades que debería afrontar el ejército que se alistaba en Cuyo, bajo el patronazgo de Santa Rosa de Lima. En la virreynal ciudad de Lima, nuestra capital por siglos, mucho antes de que se pensara que el Tucumán pudiera depender de la pobre y rústica Buenos Aires, vivió una joven llamada Isabel Flores, de fina y esmeradísima educación. Entre lo mucho que aprendió estaba la música, y fue hábil vihuelista que encantaba a los pajaritos que se llegaban hasta su galería. Era tan linda que de apodo le dijeron Rosa. Pasado el tiempo, conocida y admirada su devoción, su piedad, su espíritu de sacrificio y su misticismo, con toda razón se le dirá Rosa de Santa María.
Ganó fama la santidad de esta niña hermosa que hizo voto de castidad y que rezaba con devoción; ella dijo: “desde que me pongo en oración siento mi alma tan sumergida en sí misma y mis facultades tan enajenadas, que nada interior ni exterior puede turbar mi atención amorosa a la belleza de Dios”. Murió en 1617, y medio siglo después ya Isabel Flores estaba canonizada por la Iglesia: Santa Rosa de Lima, patrona de América por disposición del mismo Clemente X en el momento de canonizarla. Un homenaje a la Santidad de la mística peruanita fue su nombramiento como Patrona de la Independencia Argentina. Grandes triunfos obtuvo esa empresa emancipadora puesta bajo tan ilustre patrona. La independencia, que es bien difícil de concretar en la realidad, a lo largo de los años varias veces se vislumbró como un logro que podría obtenerse con algún esfuercito más. Tanto que la soberanía política en una época fue enarbolada como bandera convocante por un justicialismo que recién aparecía en la vida política, con el ánimo de revivir estandartes que habían sido de todos pero que parecían abandonados o desfallecientes. Ahora esa independencia parece cada día más lejana, y hasta se sostiene que es un ideal imposible. Aunque creo que se vislumbra una lucecita de esperanza con un nuevo gobierno y gestión. Mientras roguemos a nuestra patrona que vele por la soberanía política y que nos ayude en lo que hagamos por concretarla. Pido a mis compatriotas, le renovemos los votos solicitando que ampare aquella independencia que se festejara en nuestra ciudad Jardín de la Republica y cuna de la Independencia argentina. Que en estos momentos difíciles coloque a nuestra ciudad y al País de nuevo bajo su beatífica y mística protección.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 8, 2017


 

A movilizarnos como aquel 9 de julio de 1816…

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Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

 

Pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un Estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado

Opinión:

 

El 9 de julio de 1816 el Congreso declara nuestra libertad e independencia de los reyes de España, sus sucesores, su metrópoli, y en seguida se agrega “y de toda otra dominación extranjera”. No es que entonces ya fuéramos libres e independientes. Al contrario, se pasaba un momento crítico de la política, con las provincias más ricas y pobladas gobernadas por los realistas, y del resto la mayor parte – el Paraguay, la Banda Oriental, las Misiones y las provincias litorales -, segregadas, apartadas, desobedientes a la autoridad del Congreso. Es decir que los congresales no celebran un triunfo, sino que plantean un duro y difícil objetivo político, tan deseable que se ve como justo, lícito y natural que tras él se derrame la sangre de nuestros soldados. Alcanzar la independencia política y una libertad económica han sido anhelos largamente perseguidos; varias veces entrevistos como próximos, al alcance de un esfuercito más y de un esclarecimiento en el planteo de los problemas. En otras ocasiones no sólo parece imposible lograr la libertad y la independencia sino que una numerosa parte de los argentinos estima preferible renunciar a ellas.  Renunciar o venderlas, dándolas a cambio de alguna ventajita económica, un plato de lentejas, por ejemplo. De modo que si hoy se planteara, como en 1816, luchar por la libertad y la independencia, el objetivo parecería demasiado lejano, extremadamente difícil, ajeno a las apetencias y los anhelos de los argentinos de hoy, que más bien se interesarían porque el plato de las lentejas no fuera demasiado playo, sino más bien hondo. Nada Más. Pero aquel 9 de julio, independientes o no, comenzamos a constituir un Estado, asumimos la seria responsabilidad de organizarlo y de administrarlo.

El Estado, en aquellos momentos, tenía aspectos en que era aceptable, que no necesitaban revisión y que no eran motivo para plantear la revolución ni la separación de la metrópoli. La administración de justicia era satisfactoria, en manos de los cabildos y de las audiencias, instituciones prestigiosas que funcionaban en forma solvente. Ese no era argumento para hacer la revolución. Pero hoy, pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un Estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Para llegar, en una progresiva decadencia, a una situación caracterizada por la existencia de una enorme corrupción  y la actuación de mafias sin provocar violentas reacciones de la ciudadanía. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado, llegando a comprender que es inevitable que la sociedad sea manejada por mafias. Manipulados por organizaciones que todavía tienen poder a pesar del cambio de gobierno  y que son impunes, pues escapan a las sanciones. Frente a ellas la justicia parece carecer de los instrumentos necesarios para investigarlas y para controlarlas. Parecía muy desesperada, muy desalentada y pesarosa la situación. Hasta que numerosos hechos aberrantes de corrupción, vino a poner en evidencia que los argentinos podemos reaccionar, tenemos energías para reclamar justicia, somos capaces de interesarnos por los problemas públicos no sólo los días de comicios sino también cuando se afectan los grandes valores de la sociedad, como son la seguridad pública y la administración de justicia. Si de la movilización que proponemos, conjuntamente con mis amigos Dres. Enrique Guillermo Avogadro; Francisco Benard y muchos otros para el próximo 3 de agosto del corriente año  a horas 18 horas frente a la Corte suprema en Buenos Aires – redobladas en todo el país -, de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas. Reclamo a la que toda la comunidad  responderá sin duda en forma vigorosa y con ánimo alentado surge -como todos esperamos- la evidencia de que las mafias nos son indemnes al poder del Estado sino que caen, como es justo, bajo la vigilancia y la corrección de la justicia. Se vendría a demostrar que aquellos congresales de 1816 no estaban tan errados. Habrá libertades e independencias inalcanzables, o que no atraen ni interesan a una sociedad moderna, pero no se habrán equivocado al pensar que podíamos organizar el Estado; un Estado con una justicia tan capaz, independiente y eficaz, por lo menos, como la que teníamos en 1816.  A movilizarnos compatriotas.  Como lo sostuvo el Santo Padre Francisco durante Jornada Mundial en Río de Janeiro (Brasil) en el año 2013. Hagan lio ordenadamente pensando  en el bien de la Patria.

Dr. Jorge B. Lobo Aragón

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 7, 2017


 

“La Perversa Corrupción” A la calle por Justicia

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Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

Una conducta corrupta es la que, con mala fe, no procura el bien general sino el propio o el de allegados o benefactores. Y alarma al pueblo argentino ver la enorme corrupción generalizada y que queda impune debido a falta de pruebas fehacientes o de investigaciones acertadas.

 

Opinión

 

Corrupción es la podredumbre, la descomposición de los cuerpos, especialmente de los orgánicos. Cuando Colón emprendió el camino de las Indias, venía en busca de las especias, porque eran muy apreciadas ya que reducen o postergan la corrupción de los alimentos, tarea en la que modernamente fueron sustituidas por las heladeras y la industria frigorífica. Todo es factible de corromperse. Pero en término políticos reservamos la corrupción y las corruptelas para aplicarlas a las conductas de quienes, usando poderes del Estado, se benefician personalmente en desmedro de los intereses generales, con perjuicio de la sociedad o del mismo Estado. Una conducta corrupta es la que, con mala fe, no procura el bien general sino el propio o el de allegados o benefactores. Y alarma al pueblo argentino ver la enorme corrupción generalizada y que queda impune debido a falta de pruebas fehacientes o de investigaciones acertadas. Ahora ha aparecido la tendencia a generalizar este concepto figurado de corrupción. Se pretende confundir políticas acertadas o equivocadas con conductas corruptas u honestas. Se dice que un gobierno que elimina la participación del Estado en la vida económica combate la corrupción, pues disminuye las ocasiones del escándalo. Como la corrupción estaría en todo -inclusive- en los errores de buena fe – se pretende desviar la vista y no ver cuales son las conductas aberradas que perturban a la gente. Inclusive se proyecta crear organismos estatales que tendrían por fin “combatir” – con procedimientos burocráticos por supuesto – todas las corrupciones habidas y por haber. Y ese no es el caso. Se debe buscar la imposición de un castigo a los corruptos, a los verdaderos corruptos. Lograr algo en este sentido constituiría un triunfo muy deseado por la gente de bien. Hay que esmerarse en encontrar el modo. Y además, pueden crearse con gente idóneas e independientes – oficinas  o comisiones en los poderes ejecutivos y legislativos  – que se dediquen a “combatir” y “controlar”  todo tipo de errores a los que se califique de corrupciones. Pero no mezclemos los tantos: a lo que apuntamos, lo que está en la mira de la ciudadanía honesta y preocupada, es la corrupción de ciertos  funcionarios de ley y de magistrados que todavía se hacen los distraídos  mirando al sudeste. No nos dejemos engañar. Ya en una publicación del mismo tenor bajo el título de “A la calle por ser Justicia”. Siguiendo con la propuesta de mis amigos los Dres. Enrique Guillermo Avogadro; Francisco Benard y muchos otros de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas,  se exhortó  a la necesidad masiva de salir a la calle a pedir por una justicia independiente en la argentina. Manifestación pacífica que debiera ser replicada en todo el país, demostrando nuestro enorme hartazgo por una justicia en crisis. De todas maneras el debate sobre esta  corrupción generalizada en los poderes judiciales de caso todo las provincias en el país  nos alerta: los argentinos y especialmente los tucumanos estamos ante la evidencia de mafias que extiendan su poderío hasta ciertos despachos que debieran mantenerse inconmovibles. Esta corrupción ha puesto a la prensa en estado de constante vigilancia. Eso es  bueno y saludable. Si la opinión pública no reacciona en contra de ellas sería muy difícil que se pudiera hacer algo por eliminarlas, que es lo que la sociedad necesita para su tranquilidad. Y si efectivamente reacciona tendrá por delante una larga lucha, ya que las mafias no renuncian fácilmente a las conquistas que ella ha realizado, pero lucha que vale la pena librarse pues en ella se juega el destino de la patria de nuestros hijos. RUEGO nos acompañen en una segunda Convocatoria Popular contra la corrupción y la impunidad judicial el próximo 3 de agosto del 2017 a las 18 horas frente a la Corte suprema en Buenos Aires. Estaremos todos por ser justicia.

JORGE B. LOBO ARAGÓN

 



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Julio 6, 2017



 

9 de Julio- “…Un propósito de enmienda…

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 Escribe Jorge B. Lobo Aragón.

 

Opinión:

 

Las características de los pueblos son discutibles y sujetas a interpretaciones; no somos todos iguales ni siempre actuamos de la misma manera. Por eso, con la aclaración de que los seres humanos tenemos matices variables y conductas cambiantes, en general coincidimos en que los argentinos tenemos una serie de defectos que nos caracterizan. Tal vez nos falta autenticidad; más que ser nos interesa parecer, más que aprender nos preocupa obtener un título, la fachada, la apariencia. Nos molesta pensar en cómo somos y rebosamos de gusto y de soberbia cuando algo nos sale bien, aunque fuera por carambola. Cuando las cosas no salen tan bien la culpa es de algún otro, de alguien, del gobierno quizás, o de este país en general. Hablamos de este país como liberándonos de nuestra responsabilidad personal, como si este país no fuéramos nosotros mismos sino un mal del que no tenemos la culpa. Los extranjeros dicen que somos tristes, y quizás más que tristes seamos tal vez escépticos, descreídos, faltos de solidaridad, amantes del acomodo, de la cuña, de recibir gauchadas que compensen nuestras faltas de méritos. Hay una soledad que cultivan los espíritus fuertes y que templa el carácter, pero los argentinos más que solitarios somos incomunicados, incomunicación que debemos al egoísmo, al tan famoso no te metás. En vez de respetarlo al prójimo tratando de apreciar sus valores, nos encanta cacharlo, disminuirlo, desvalorarlo. Todo esto, bastante conocido y que muchos pueden ampliar apelando a sus experiencias y mejores conocimientos de la vida y del medio, nos ha conducido a que carezcamos de conciencia nacional. Pero no siempre ha sido así. En otros tiempos los argentinos supimos actuar no sólo con dignidad sino incluso con notable hidalguía y valor. Así se explica que en 1816, cuando la revolución iniciada seis años antes pasaba por peripecias críticas, cuando otros países americanos sufrían fracasos y la revolución era rechazada por las más ricas y populosas provincias argentinas, los representantes congregados en Tucumán tuvieron coraje y espíritu elevado para afirmar nuestra vocación por la libertad y la independencia de los Reyes de España, de sus sucesores, de su metrópoli y de toda dominación extranjera. Más que realidad era una aspiración, una aspiración tan noble y deseable que nos disponíamos a morir y a matar en los campos de batalla por tras de conseguirla. Un magnífico proyecto. Pasando los años muchas veces vimos que, aunque nos costara esfuerzos y sangre, era una realidad casi palpable, un ideal accesible, una posibilidad cierta y venturosa, no un sueño ni una utopía. Y, en las vueltas que da la historia, aquel magnífico anhelo se va diluyendo, se va alejando, se desdibuja. Lo que un lejano 9 de julio nos propusimos, ser libres e independientes, ahora parece exceder la medida de una ilusión. ¿Y la culpa de quién es? Por supuesto que la culpa no es de este país; la culpa es, simplemente, de nosotros, que no supimos mantener el esfuerzo necesario ni la elevación de miras. Ahora podemos hacer dos cosas: darnos por satisfechos interpretando que los anhelos que entonces se plantearon ya están conseguidos, o que, con las vueltas que ha dado la historia se trata ya de afanes inútiles, ridículos frente a una nueva realidad, inválidos, estériles, arcaicos. O aceptar que el fracaso de nuestra empresa nacional se debe a la cantidad de defectos, de vicios, de errores, de pecados que nos caracterizan a los argentinos y que conocemos bastante. Pero no es suficiente con conocer: hay que hacer un sincero propósito de enmienda y ponernos a la tarea de corregirnos, de ser mejores para que la patria de nuestros nietos pueda ser mejor. El 9 de julio no debe ser día de festejo: debe servir de recuerdo de que tenemos la obligación de curarnos de las tristes deficiencias que nos caracterizan.

 




PrisioneroEnArgentina.com

Julio 5, 2017




 

Candidaturas

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 Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

Opinión

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Está claro: cualquiera puede ser candidato con tal de  no estar prófugo de la justicia. El artículo 38/7 de la Constitución agrega que no podrán ser candidatos los dementes declarados, los inhabilitados por embriaguez habitual o por drogadictos, los condenados por la justicia mientras no cumplan sus penas. Y nada más. Todos los demás pueden ser candidatos. Es de esperar que a la ciudadanía no se le proponga como candidatos a individuos por el sólo hecho de no estar comprendidos en las condiciones excluyentes. No. El electorado aspira a que se le propongan modelos, ejemplos imitables, paradigmas, prototipos de conducta cívica para compulsar sus excelentes antecedentes con los antecedentes, también insuperables, de los candidatos presentados por los demás partidos.

Pero, inesperadamente,  aparecen candidatos desconocidos  o conocidos por sus antecedentes cuyas fotos se pegan libremente en cualquier lugar de la ciudad. Los sinceros  partidos políticos que siempre dieron cátedra de decencia y de virtudes públicas, nada dicen al respecto. Los ciudadanos perplejos, ante la novedad, se preguntan: “Caramba. ¿En nuestra comunidad no tenemos especímenes más presentables, menos vulnerables, no tan cuestionados, precisamente, por su actuación en la función pública? “Los romanos a los aspirantes a cargos públicos los llamaron candidatus porque se presentaban candidus, es decir blancos, del color de la nieve, vistiendo una toga de ese color que simbolizaba la pureza de sus intenciones. Una toga indicadora de inocencia, ¿no quedaría bastante discordante en ciertas candidaturas actuales?

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Dr. Jorge B. Lobo Aragón

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 3, 2017


 

La Cruz y la Bandera- En el mes de la Independencia…

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Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

Opinión:

He manifestado en su oportunidad con relación a la bandera tucumana – hoy derogada – que no me parecía necesario que las provincias tengan banderas. Con la de Belgrano alcanza para todas. También he aseverado que la bandera tucumana pecaba de ser de difícil dibujo. Además resaltaba dos años 1812 y 1816; 1812 por la batalla en la que se batieron soldados de distintas provincias, no sólo tucumanos; y 1816 por el congreso, lo que resultaba una repetición, pues ya se lo recuerda con la casa histórica, en donde también participaron congresales de distintas provincias, obviamente reunidos en nuestra provincia. Pero lo que estimaba que era un acierto y lo que la hacía valiosa es la Cruz que nos representa. La Cruz es emblema del cristianismo que la conquista se dispuso afianzar en estas tierras, y para concretar esa conquista es que se fundó nuestra ciudad. Nace Tucumán como consecuencia de esa conquista que a sus propósitos los simboliza en la cruz. La cruz nos representa a los cristianos, a los católicos porque somos la comunidad que nació junto a la cruz que Don Diego de Villarroel plantara en Ibatín. Desde entonces tenemos esta lengua española, la rueda, la escritura, las tablas de multiplicar, el teorema de Pitágoras, todos los elementos de la civilización que junto a la cruz, y en el nombre de la cruz, se plantaron en este suelo; incluso el calendario con el que nos manejamos. Nosotros, los tucumanos que la bandera debe representar, somos la comunidad fundada por Villarroel junto a la cruz, y en nombre de la cruz. Ahora bien. Hay quienes interpretan que la bandera tucumana “discriminaba a los cristianos y no cristianos”. Es evidente que nuestra civilización no sólo fue cristiano sino que lo tuvo al cristianismo como razón de ser. Se fundó la ciudad para afianzar y difundir la cristiandad. De ahí nacemos como sociedad organizada. Las banderas existen como un modo satisfactorio de identificarse, de mostrarse distinto a otros. Ponemos a la cruz, porque es lo que nos encuentra, abarca e identifica. No olvidemos que el Doctor Narciso Laprida y los otros veintisiete diputados de las provincias que se pronunciaron por la independencia un 9 de julio, lo hicieron “invocando al Eterno que preside el universo”, y a la voluntad de que fuéramos independientes la manifestaron “Al Cielo”, a las naciones y hombres todos del globo. Invocando al Eterno manifestaron la independencia argentina. Se habla de la libertad de culto y de la cantidad de religiones existentes. A pesar de las libertades que comparto y respeto, no pueden ponerse en una bandera los signos de todas las religiones autorizadas. Abstenernos de expresar cual ha sido la razón de nuestro resurgimiento al mundo civilizado, como resultado de una conquista hecha por – nosotros -, la gente de la civilización que habla español, nos llevaría a plantear una bandera que fuese inodoro, incolora e insípida, para que no moleste a nadie. Los símbolos religiosos en las banderas no son arcaicos y no tienden a dividir de manera alguna. Israel, uno de los estados más modernos, ha incluido en su bandera la estrella de David, signo marcadamente religioso a pesar de que los israelitas reconozcan la libertad de culto, lo que les da carácter, lo que los identifica como pueblo, es la vieja religión que se vislumbra y abarca en la estrella en su estrella de David. El lenguaje de los emblemas, de los signos, de los símbolos, pertenece a la heráldica, un arte que fue popular y comprensible. “muchas críticas se pudieron hacer a la bandera tucumana, pero nunca a nuestra Cruz”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 1, 2017


 

Mi vuelo etéreo con el gran cacique Túpac Amaru… Símbolo de la libertad americana…

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Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON.

Reflexión:

Mi suegro hijo de una familia tradicional del valle de Tafí y gran conocedor de las costumbres y las historias legendarias me describía sobre un caudillo famoso llamado “Túpac Amaru”. Amanecido con las historias y anécdotas familiares que repicaban sobre mí desvelada humanidad empezó a repiquetear sobre mí volátil ser la condición de pájaro volador y soñador. Siguiendo con mi desdoblamiento corporal o bilocación subjetiva comentada en numerosos escritos como “volar como los pájaros”, “mis sueños de vuelo” y “hacía arriba y más allá” he podido lograr una vez más con mi percepción y una magia especial que viene del supremo, una antigua aspiración del hombre de remontarse a las alturas como las águilas. Es así que pude conocer en persona a este personaje magnífico y legendario, que ha despertado la imaginación de escritores e historiadores, haciéndonos soñar con sus heroicas reivindicaciones. Ya de chango, en el colegio leyendo su epopeya, me impresionaba como generaciones de argentinos han crecido sabiendo cómo murió Túpac Amaru, sin recordar cuál fue el motivo de su último suplicio. Así, el último Inca no ha quedado en el imaginario colectivo como el símbolo de la libertad americana sino como el más gráfico ejemplo del descuartizamiento. La forma brutal en que se ejecutaba en esa época, despedazado por cuatro caballos al sacrificado, hacía que la sangre en las venas de algún ancestro aborigen se revelara contra la crueldad, contra la opresión, contra la injusticia de que una raza impere sobre otra. Y es lógico que así sea. Tenemos derecho a exaltar a los héroes de nuestra sangre y satisfacernos de ser continuadores de sus razas. En el heroico Túpac Amaru, pude reivindicar – dejando al margen a los pocos o muchos abuelos venidos de Europa y África-, nuestras esencias americanas, el rechazo a lo importado, y nuestra aceptación a la religión cristiana. Es claro que para eso no se precisa un Túpac Amaru de estampita, o un Túpac Amaru inventado, o de un Túpac Amaru a imagen y semejanza de las ideologías que nos propongamos sostener. Sino el que personalmente conocí en mí revoloteo. El verdadero. El de sangre y hueso, y no al que solamente sirve para sostener ideologías o que lo usan como bandera. Este, ahora también mi amigo, aclaro el verdadero Túpac Amaruc, José Gabriel Condorcanqui, quien tomó el nombre del último emperador de los Incas, se declara ante mi presencia incorpórea, como un creyente católico. Vale decir que su rebeldía – me lo dice mirándome con sus ojos de una vivacidad insostenible – , no se dirige contra la fe que se difunde por todo el país ni en favor del difunto culto del sol. Comete sus pecados, por supuesto, y algunos más espantosos que lo común, pero me cuenta que ese desenfreno y los muchos pillajes – propio de la época – ha sido una política y estrategia para conseguir la adhesión de las masas y no una apostasía de la fe.

También me declara con sencillez y sin soberbia que fue un buen vasallo que obedeció en cuanto pudo con amor la autoridad del soberano. En mi revoloteo incesante junto al cacique, me preguntaba a mí mismo, pero si acata al rey y es un devoto de Dios, ¿por qué de su rebeldía que arrastró multitudes indígenas y lo impulsaron a cometer matanzas? ¿No quería acaso devolver el poder a la mayoritaria raza indígena y rendir al sol el antiguo culto? Pues no. De manera categórica y concluyente. Me lo dice personalmente y en un lenguaje claro que entiendo a la perfección en mi condición etérea Me explica que la legislación colonial no los consideraba iguales a todos los ciudadanos. Que a algunos pueblos y a ciertas comunidades aborígenes, se las eximía del pago de algunos tributos y contribuciones. Lo que reclamaba y enardecía su afán de justicia era nada más que el fiel cumplimiento de esa legislación preferencial, y que a los privilegios otorgados no se los anule en nombre de necesidades fiscales inexistentes. Dicho en otro modo. Su rebelión comienza y termina contra los abusadores y avarientos. Fue entendiendo que debía tomar medidas más radicales ante el azote fiscal y comenzó a preparar la insurrección más extraordinaria de la que tenga memoria esta parte del continente. La independencia propuesta según mi amigo Túpac no era sólo un cambio político, sino que implicaba modificar el esquema social vigente en la América española. Sabe y me lo dijo abiertamente que su movimiento produjo una profunda conmoción en el Perú, grandes transformaciones internas y amplias resonancias americanas. Me contaba como un pasquín de la época ya publicaba sin censura alguna: “muera el mal gobierno; mueran los ministros falsos, y viva siempre La Plata…. Y mueran como merecen los que a la justicia faltan y los que insaciables roban con la capa de aduana”. Como presagiando a través de la prensa lo que viviríamos en nuestro país siglos después. El gran cacique, con lágrimas en los ojos, recordaba la situación de los pobres y de sus niños de ojos tristes. Todavía amargaba su existencia el recordar a sus viejos seguidores con la salud destrozada por el polvo y el mercurio de las minas. Sufría al rememorar nuevamente como sus mujeres veían morir a sus hombres e hijos en opresiones interminables. Nada más que por eso que comenzó a formar su ejército libertador. De a poco, como una hormiga laboriosa empezó con el acopio de armas de fuego las que estaban vedadas a los indígenas. En esas sus primeras tareas, fueron creciendo sorprendentemente con el esfuerzo de abuelos y nietos que se dedicaban a las armas blancas, pelando cañas, y preparando las flechas de la anhelada libertad. Me detallaba con emoción y reconocimiento desbordante, como sus mujeres entretejían con sus manos afanosas, delicadas mantas con los colores prohibidos por los españoles y adoptada como bandera por su milicia libertadora. Los colores del arco iris todavía flamean en los Andes Peruanos. Sí. Sin dudar, los elevados impuestos y las desigualdades insostenibles decidieron a mi nueva amistad comenzar la rebelión, un 14 de noviembre de 1780. Con su autoridad de cacique de tres pueblos empezó la mayor revuelta conocida. Me muestra visiblemente embelesado el famoso bando por el que reivindicaba para sí la soberanía. Proclama que parecía encenderse y brillar como el resplandor de un rayo, entre sus manos rugosas, anunciando de manera solemne que “los Reyes de Castilla han tenido usurpada la corona y dominio de sus gentes, cerca de tres siglos con insoportables gabelas, tributos, piezas, lanzas, aduanas, alcabalas, estancos, catastros, diezmos, quintos, virreyes, audiencias, corregidores, y demás ministros: todos iguales en la tiranía, vendiendo la justicia, sin temor de Dios; estropeando como a bestias a los naturales del reino; quitando las vidas a todos los que no supieren robar, todo digno del más severo reparo. Por eso, y por los clamores que con generalidad han llegado al Cielo, en el nombre de Dios Todopoderoso, ordenamos y mandamos, que ninguna de las personas dichas, pague ni obedezca en cosa alguna a los ministros europeos intrusos”. A pesar de su rebeldía y luego de vencer a los realistas en su primera batalla su hidalguía y magnanimidad despuntaba a flor de piel. Seguía sosteniendo su consigna de ” vivir como hermanos y congregados en solo cuerpo. Cuidando de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen”. En uno de sus manifiestos que me exhibía amablemente decía “Un humilde joven con el palo y la honda y un pastor rústico libertaron al infeliz pueblo de Israel del poder de Goliat y faraón: fue la razón porque las lágrimas de estos pobres cautivos dieron tales voces de compasión, pidiendo justicia al cielo, que en cortos años salieron de su martirio y tormento para la tierra de promisión. Mas al fin lograron su deseo, aunque con tanto llanto y lágrimas. Mas nosotros, infelices indios, con más suspiros y lágrimas que ellos, en tantos siglos no hemos podido conseguir algún alivio. El faraón que nos persigue, maltrata y hostiliza no es uno solo, sino muchos, tan inicuos y de corazones tan depravados como son todos los corregidores, sus tenientes, cobradores y demás corchetes: hombres por cierto diabólicos y perversos que presumo nacieron del caos infernal y se sustentaron a los pechos de harpías más ingratas, por ser tan impíos, crueles y tiranos, que dar principio a sus actos infernales seria santificar… a los Nerones y Atilas de quienes la historia refiere sus iniquidades… En éstos hay disculpas porque, al fin, fueron infieles; pero los corregidores, siendo bautizados, desdicen del cristianismo con sus obras y más parecen ateos, calvinistas, luteranos, porque son enemigos de Dios y de los hombres; idólatras del oro y de la plata. No hallo más razón para tan inicuo proceder que ser los más de ellos pobres y de cunas muy bajas”. También recuerda con añoranza y cierta tristeza que tras el triunfo de Sangarará, cometió el error de no marchar sobre Cuzco. Los virreyes de Lima y Buenos Aires lograron reunir un ejército de 17.000 hombres. Y esa enorme movilización bélica que había logrado recién comienza a flaquear por una traición interna, cuando la guardia que lo protegía como a un Dios lo empezó a desamparar como así también a su gran familia. A eso lo seguiría una derrota, tras otra y con los valerosos y fieles hombres que le quedaban, logró resistir heroicamente, para después de intentar una fuga, pero fue hecho prisionero y encarcelado. Todo este testimonio y detalle me revela con un dolor visible en su rostro adusto. Se le formó un proceso junto a su familia y a una multitud de prisioneros y nueve son condenados a muerte. Me reconoce que se le prometió enormes privilegios a cambio de entregar a sus subordinados, sobresaliendo una vez más su temple de hombre extraordinario. En su espíritu, naturaleza y serenidad imponderable solamente espetó soy el único conspirador“. Vuestra merced por haber agobiado al país con exacciones insoportables y yo por haber querido libertar al pueblo de semejante tiranía. Aquí estoy para que me castiguen solo, al fin de que otros queden con vida y yo solo en el castigo.” Mi amigo Túpac Amaru fue condenado a muerte y el 18 de mayo de 1781, los rebeldes quedaron expuestos a los “civilizadores”, que los descuartizaron. Su muerte, la de sus seguidores y familia de la manera más abominable y detestable quedará en la historia para siempre. Una función similar a un circo romano. A José Gabriel, el gran Túpac, mi gran amigo nada lo quebrantó. Su robustez de hierro triunfo sobre las cinchas de cuatro caballos que tiraban sobre su cuerpo para dividirlo. El Visitador rendido como el emperador ante el triunfo de un gladiador ordenó al verdugo se le corte la cabeza y debajo de la horca, le sacaran los brazos y pies. De este modo acabaron con mi amigo José Gabriel Túpac Amaru y su mujer Micaela Bastidas, cuya magnificencia llegó a que se lo nominaran reyes del Perú, Quito, Tucumán y otras partes…. ”

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 29, 2017


 

El Martín Fierro de Brillantes. Los almuerzos de Mirtha Legrand y la Moda

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 Una mujer admirable”

 

 

Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

Reflexión:

 

Puede parecer que  me dedico a la trivialidad en vez de dedicarme  únicamente a mi profesión de Abogado. Pero entiendo que desde que nuestro padre Adán buscó una hoja de parra para cubrirse, las modas han ido cambiando las vestimentas. Todos los pueblos han buscado vestidos por pudor, por defensa de la intemperie, por protegerse de las espinas, y cada uno los ha adecuado a su ambiente, a los materiales disponibles, a sus necesidades, a su carácter, a su particular sentido del gusto. Y han seguido cambiando. Así se originan las modas. Las más evidentes se relacionan con el vestido, pero también hay modas en las relaciones sociales, en el trato, en las formas de hablar, de pensar, de votar, de comportarse. Hoy está de moda que los políticos cambien de mujeres. Cuando una forma nueva es aceptada y bien vista, se dice que “está en boga” si es que tiene algún prestigio o apoyo moral.  Si su difusión no tiene más sostén que el capricho, entonces “está de moda”.  Si la moda se extiende y permanece hasta hacerse general, entonces se transforma en un uso, una costumbre. Antes las modas se inspiraban en los grados más altos de la sociedad, la nobleza, los jefes, los maestros, los gobernantes. Hasta que la difusión de la prensa puso al alcance de todos las costumbres y modalidades de la farándula, de los cómicos como se llamaba a los actores en general. Y el pueblo los tomó de paradigmas, como ejemplos imitables. ¿Que son muestras que carecen de elegancia? No. Tampoco importa: es muy difícil alcanzar la elegancia, y las maneras que exhibe el “mundo de la moda” por lo menos tiene una coquetería que es más fácil de imitar. Para eso, para mostrar lo que está de moda no sólo en vestidos sino en el trato social, en la cultura y en la política, sirvieron e interesaron los almuerzos que Mirtha Legrand. Almuerzos que comenzaron a transmitir por televisión el 4 de junio de 1968 y que mi abuela no dejaba de verla. El programa tuvo sus altibajos. En algunos períodos fue prohibido. Hubo quienes pensaron que lo trivial, lo baladí, lo fútil, ofendía a quienes cotidianamente deben encarar las duras realidades de este mundo. La alegre y despreocupada muestra de estar gozando los encantos de lo frívolo e intrascendente, como la ropa que se usa hoy o el adornito de la mesa, distrae la atención que debiera ocuparse de lo que es fundamental y serio para los individuos, para la sociedad. Pero el programa ha triunfado gracias a esas mismas características. La televisión tiene un público atraído por la diversión a veces liviana y fácil, pero el público tiene derecho a bajar un cambio como se dice vulgarmente y a   apreciar de vez en cuando el brillo de las burbujas del champán. Gusta además  porque  ha trascendido con el tiempo y aún conserva su alegría y compostura.  Es alegre e inteligente: ¿para qué más? Y al decir de Doña Rosa, en su género el programa de Mirtha fue lo mejor, al no caer en la chabacanería de algunas imitadoras.  Y que me dicen queridos lectoras y lectores. Me dedico a este género o sigo haciendo escritos en tribunales. Ud. tiene la última palabra. Si lo comparten que se cuiden Jorge Rial, Marcelo Polino y Ángel De Brito…

El Dr. Jorge B. Lobo Aragón

La Bandera… Belgrano y Tucumán

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Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

Opinión:  

 

Al cumplirse un nuevo aniversario – del día de la Bandera – no se debe olvidarse a uno de nuestro prócer supremo el General Belgrano, y ofrecerle un homenaje, no sólo porque la mera marcha ineludible del tiempo una vez más nos coloque ante el hecho de un nueva conmemoración, sino por lo que de ejemplar tiene la figura del ilustre general. El gobierno de Buenos Aires, el Triunvirato, gobernaba con mezquino ánimo centralista, con el menguado propósito de defender sólo la Pampa húmeda dejando desprotegido el amplio territorio que aquellos días todavía integraba nuestra patria. Las medidas económicas y la prepotencia porteña habían tenido el resultado de que fuéramos rechazados por las provincias Altoperunas, las de población más numerosa e industrial, y ese mismo gobierno porteño alentaba la invasión Brasileña sobre la Banda Oriental, una provincia mucho más grande que la floreciente Buenos Aires. Y aquel gobierno ordenaba al general Belgrano que retirara sus tropas hacia el sur, dejando a Tucumán a merced de las tropas realistas. Pero el General oyó los pedidos de la población, comprendió el anhelo de los Tucumanos de integrarse en la patria común y adoptó la responsabilidad -tremenda responsabilidad en un jefe militar – de desobedecer al gobierno civil e interpretar según su criterio los altos intereses de la comunidad. Bien hizo en desacatar a aquel gobierno al que pocos días después lo destituirá un grupo de jefes entre los que se destacaría el comandante de los granaderos, coronel José de san Martín. Han cambiado los tiempos. Y mucho. Ahora la sociedad ya no vería con buenos ojos que el general de un ejército se insubordinara ante la autoridad política en defensa de derechos permanentes y superiores de la sociedad; tampoco se aceptaría que los comandantes de la milicia se conjuren para derrocar un gobierno civil, como ocurriera en Buenos Aires a los pocos días de recibir la noticia del triunfo de Belgrano y de los tucumanos. Han cambiado mucho. para defender los imperecederos derechos de Tucumán a contar con sus industrias, con sus medios de vida, a no ser sacrificada en una negociación protectora de los intereses portuarios ya no basta con enclavar un facón en la punta de una tacuara, montar a caballo y largarse al combate implorando el amparo de la virgen. Sí, las circunstancias cambian con los tiempos, y por lo tanto cambian las armas a esgrimir. Pero hay algo que subsiste: el egoísmo de gobiernos insensibles a las necesidades del interior que ven a Tucumán, que ven junto con Tucumán a todo el norte argentino, como una posesión propia cuyo destino puede traficarse en una negociación: “te permito que con tu azúcar subvencionada destruyas el medio de vida de varias provincias argentinas, a cambio de tu benevolencia al tratar los negocios del puerto importador”. Por eso la conducta de Belgrano sigue siendo un ejemplo que Tucumán necesita. Las armas que él usara al alzarse contra un gobierno de egoísta centralismo ya no son aplicables; pero su criterio de defender con energía a Tucumán, a pesar de las órdenes recibidas, sigue siendo una lección a mantener y a perpetuar. Ahora también contamos con el apoyo de los demás provincianos, como lo deberían mostrar el Congreso de la Nación, la más alta tribuna para la expresión de las voluntades autónomas de todas las provincias, a las cuales pedimos su solidaridad y obligación  en la defensa de nuestras industrias, del campo, de la libertad de expresión y de nuestra identidad como hombre y mujer, más allá del derecho positivo por derecho Natural. Y ahora como entonces aún podremos contar con el auxilio bienhechor de nuestra Señora de la Merced, si lo solicitamos con fervor.

 

 

Dr. Jorge B. Lobo Aragón

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 19, 2017


 

Argentinos todos unidos bajo una misma Bandera

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Por Jorge B. Lobo Aragón.

Opinión

Las banderas se han originado en el mundo por necesidades guerreras. Diferentes razas, distintos pueblos, huestes enfrentadas han precisado símbolos que convoquen e identifiquen a sus individuos. Una larga evolución, desde los animales sagrados pintados sobre paños con que se reconocían tribus del antiguo Egipto, las águilas persas, los colores de las doce tribus de Israel, las palomas asirias hasta el monograma de Cristo pintado por Constantino en los emblemas romanos. Una necesidad militar fue también la que le mostró a Belgrano la necesidad de enarbolar bandera propia, que muestre cuáles somos nosotros, de qué lado estamos, cuál es nuestro bando. Pero las banderas en todo el mundo -superando su primitiva función militar- han pasado a representar a las naciones. Todo un pueblo, todo un conjunto de individuos que aceptan una tarea a realizar en común y que aspiran a un común destino, que eso es una nación, se simboliza, se representa por medio de su bandera. Belgrano enarboló bandera y tenía derecho a hacerlo: aspirábamos a ser nación y estábamos demostrando tener méritos para ese honor. Ahora los argentinos, muchas veces desunidos, desalentados, parecemos no ser un pueblo capaz de organizarnos adecuadamente.

Si a través de muchos años seguimos sin solucionar problemas cruciales, no estaremos mostrando la nación que merecemos y la de enarbolar con orgullo y en unión nuestra  bandera nacional. Las naciones tienen siempre un desafío por delante, la obligación de superar las dificultades que se presenten. Atendamos los reclamos que desde hace tiempo se plantean, les demos las mejores soluciones posibles y, entonces sí, nos sentiremos merecedores de celebrar a la bandera que nos identifica como nación. La bandera, en sí  misma, es una invitación a recordar el pasado, un pasado común, un pasado conjunto, un pasado de nosotros y de nuestros abuelos, que es el pasado de la patria, un pasado con hechos luminosos como fueron las gestas militares y cívicas de nuestros próceres, y también un pasado de dolores, con enfrentamientos entre hermanos, con luchas acerbas, con incomprensiones, con derrotas. Los dolores, los errores, los desaciertos, los desencuentros, las derrotas, no deben olvidarse nunca, para que nos sirvan de lección que nos enseñe a acertar con el buen camino uniéndonos en la acción común. Y al evaluar el pasado, entender que la bandera que nos cobija reúne en sí las mejores tradiciones, que nos empuja a procurar el bien de la patria. Que somos la continuación de una empresa -una empresa que la bandera resume y simboliza- que tiene un destino a cumplir para alcanzar el bien de sus hijos!

JORGE B. LOBO ARAGÓN

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 17, 2017


 

Carta abierta de un Padre en su día

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  Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON.

 

Queridos hijos:

Ahora que los veo pasar de niños a hombres y mujeres quiero hablarles de cómo cambiarán sus vidas. Quiero hablarles de sus nuevas realidades: aquellas en las que el bueno no triunfa siempre y la guerra en la televisión es noticia, no película.

Quiero prepararlos para las nuevas sensaciones que vienen con la edad, para el dolor y la alegría que ocasiona un gran amor, para las satisfacciones que genera una amistad verdadera y la tristeza tan profunda que deja la traición.

Quiero enseñarles a enfrentar los problemas con juicio, con firmeza y sin temor. Quiero que comprendan que a pesar de la corrupción social, económica y política que vivimos a diario, todo en la vida es factible, cambiable, fácil de resolver y manejable por métodos honestos.

Voy a ponerles a su disposición las herramientas necesarias para formar sus personalidades, para elaborar su futuro, para fortalecer su carácter. Con ellas descubrirás que para ser un hombre o una mujer sana deberán ejercitar su cuerpo, nutrir su intelecto, apoyarse en la religión, ayudar a su prójimo, obedecer las leyes, luchar por sus ideas y respetar las ajenas.

También reconocerás las oportunidades y sabrán aprovecharlas, sin perjudicar a los demás ni abusar de los incautos.

Quiero, por sobre todo, que aprendan a decidir por si mismo y a aceptar responsabilidades por sus acciones, para que nunca se lamenten de haber permitido que otros forjaran sus destinos, para que nunca miren hacia atrás con nostalgia por lo que pudo haber sido, sino que siempre se sientan plenamente satisfecho por lo que fue.

Yo alabaré sus triunfos y sufriré con ustedes sus desventuras. Seré cómplice de sus logros y sus fracasos y en lo bueno y en lo malo seré incondicional con ustedes.

Aprenderán que no están solos en este mundo; que son parte importantísima de un núcleo familiar y social que se extiende a medida que se relacionan con su medio; que mientras más grande sea su círculo social, más se enriquecerá sus vidas pero mayores también serán sus responsabilidades morales con todo el que los rodea.

Por ello deberán reflexionar siempre antes de actuar, para poder calibrar con certeza las consecuencias de sus actos y su potencial efecto sobre aquellos que los quieren.

Quiero enseñarles, hijos míos, que pueden ser buenos sin que abusen de ustedes; que se puede ser valiente sin arriesgar inútilmente la vida; que no serán menos hombre o mujer porque lloren o sientan miedo o les sean fieles a su pareja; que vale más la pena ganarse el respeto de un enemigo que la adulación de un amigo; que se puede ser justo sin ser implacable, discreto sin ser retraído, religioso sin ser fanático.

Sé muy bien que el camino del adolescente es difícil de transitar. Lo sé porque lo he recorrido y logré llegar airoso al otro lado. Por eso les digo que le tengan respeto pero no les teman, porque llevan consigo una prenda de incalculable valor: cuentan con el apoyo incondicional de su padre. En todo y para siempre.

Su Padre

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 17, 2017


 

La Verdad Sin Miedo…

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La justicia tiene un valor superior, está primero que la paz.

 

 Escribe Jorge B. Lobo Aragón.

 

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La verdad sin miedo

Los argentinos tuvimos una guerra. Desgraciada y sucia, sí, pero fue una guerra. Hay quienes dicen que no. Que eso arguyen los partidarios de la represión. Pero al comienzo fueron los subversivos los que hablaron de guerra, lo que servía de justificación a sus violencias. Porque estábamos en guerra y ocupaban un territorio – las laderas del Aconquija -, solicitaron a las Naciones Unidos que se los considerara potencia beligerante.

Y a esa guerra, por errores en la conducción política y económica, falta de objetivos – ya que el único enarbolado era la vuelta a la democracia -, derrota militar en las Malvinas, corrupción infiltrada en las fuerzas armadas y algunos otros más, la ganó la subversión. Nos guste o no, quedaron triunfantes. Ocuparon cargos en la conducción del Estado, algunas madres de sus muertos hicieron alardes de sus heroicos comportamientos, descalificaron mediante una prensa adicta a todos los que se les opusieron, a sus abogados se los ha elegido Ministros y hasta presidente. Y los represores -como suele ocurrir con los bandos derrotados- han desaparecido, se han diluido, se han borrado ante el cambio de frente de sus enemigos, que hasta han hecho suya la política de Martínez de Hoz.
Podría pensarse que venciendo los subversivos hubieran implantado el comunismo más absoluto, como se vislumbraba en la década del setenta. Pero han cambiado los tiempos: ya ni en Rusia gobierna el comunismo, desplazado por la aplastante fuerza del capital, y los que quedan en Cuba y en la China parecen domesticados, reprimidos, morigerados. Los extremistas muertos no lo hubieran aceptado, pero los vivos se encolumnaron tras el Fondo Monetario. Hubo una guerra y los subversivos triunfaron. 

 

 

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Pueden juzgar a los vencidos e imponerles penas. Pueden ejercer el violento derecho que da la fuerza. Está en sus manos. Muchas guerras han terminado matando como a criminales a los jefes vencidos. Pero, por la dignidad de la Nación, por decoro, correspondería que a la revancha se la ejerza con un mínimo de circunspección. Pero quienes han tenido que enfrentar una guerra y ante el que muchas rodillas se hincaron condescendientes; que en su momento recibieron el aplauso y acatamiento de toda una clase dirigente, se lo trate ahora como a un malhechor común, equiparado en su vulgar delito a pandillas de mafiosos, resulta un insulto a la nación que en su momento le rindió respetuoso homenaje y que hasta le agradeció el haberla sacado de la descomposición del peronismo isabelino.

La nación corrió el peligro de ser tomados por grupos armados capaces de organizarse y emprender acciones conjuntas de profundo alcance. A esta organización no la demostraron en los secuestros que les aportaban gruesas sumas con las que con holgura cubrían sus cuantiosos gastos, pues las técnicas empleadas eran comunes a las de las bandas simplemente delictivas. Demostraron su capacidad militar en los asaltos a los diversos cuarteles y, sobre todo, en su ocupación de las serranías tucumanas. La subversión empleo distintas tácticas. La más generalizada es la gramsciana, basada en copamiento de las conciencias mediante el adecuado empleo de técnicas aportada por la psicología freudiana. Otra era la lucha urbana, para la que se necesita el apoyo de fuertes sindicatos adoctrinados. Y otra la guerrilla rural, con la que Fidel Castro obtuvo el triunfo en Cuba y con la que Ernesto Guevara fracasó en Bolivia a pesar de su dedicación, tal vez coraje y experiencia. Pero la guerrilla rural, la subversión halló un magnifico escenario en los cerros tucumanos. Sin duda durante el gobierno de Isabelita Martínez la subversión se fortificó. La Iglesia en su momento ha condenado el Irenismo. “Irene” en griego significa paz. Por lo que se llama Irenismo al movimiento que aspira a la paz a todo trance. La paz es buena, sí, pero la paz que surge de la justicia. La paz que imponen los dominadores al margen de lo justo, es sólo un camino para usufructuar su poder. La justicia tiene un valor superior, está primero que la paz. Nuestro “Señor” empleó la violencia contra los mercaderes que hacían del templo un mercado. Con eso nos enseñó que la violencia, bien aplicada, es buena; hasta puede ser santa. 
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¿En qué circunstancias se justifica? ¡Ah!, eso precisa de un prudente criterio, como los de San Martín y de Belgrano.
Sabemos también del mal que causó el terrorismo y el proceso que asoló al país, y debemos adherirnos al dolor sufrido por sus víctimas.
Pero siempre debemos que tener presente las verdades de nuestros próceres. Decía Sarmiento y debemos recordarlos “desgraciados los pueblos a los que se les agote ese instinto por mantener la salud colectiva.
Los ciudadanos de tales pueblos serán tratados como presidiarios.” No debemos bajar los brazos en este empeño que, para todo hombre, debe ser primordial que las personas y especialmente nuestros héroes y quienes lucharon por nuestra patria en una guerra declarada sean juzgados conforme las reglas de la sana crítica, del debido procedimiento, en tiempo cierto y con argumentos legales. El tan mentado Principio de inocencia. (In Dubio Pro Reo) de Jerarquía constitucional. Son las pruebas no nos jueces los que condenan. Muchos todavía están enceguecidos por el odio y la venganza que debe acabar. Sabemos que una justicia lenta no es justicia.

Dr. Jorge B. Lobo Aragón

 

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 16, 2017


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No debe discriminarse …Discapacidad…

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Los minusválidos, necesitan, tienen derecho a varios o muchos pasos adelante de los otros para correr en igualdad de condiciones. No le concedemos nada, reconocemos en ellos un derecho elemental de los más elementales de los derechos humanos.

 

Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON.

 

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Opinión:

 

 

Cuando éramos chicos y corríamos carreras. Al más chico lo poníamos varios pasos adelante. Le dábamos cancha. Tantos más pasos cuando más chico era el corredor. Así es la vida. Los minusválidos, necesitan, tienen derecho a varios o muchos pasos adelante de los otros para correr en igualdad de condiciones. No le concedemos nada, reconocemos en ellos un derecho elemental de los más elementales de los derechos humanos.Para poder ganarse la vida, el ciego, el amputado, el débil mental por cualquier causa, el sordo, el mudo, requieren muchos pasos de ventaja. Puede un sordo, un mudo, un ciego manejar una computadora? Pues enseñémosle y que lo hagan como el mejor, con orgullo, pero enseñémosle. No quieren limosna, no quieren favores, quieren ejercer el derecho elemental a trabajar. Quieren ser capaces de sostenerse a sí mismos y sostener una familia. Y digo computadora como podría decir mil cosas distintas.
Desde traducir braille a estudiar una carrera independiente. Desde música a artesanías pasando por distintos profesorados. Cuando tenemos el problema en casa recién reaccionamos. Cuanto cuesta una operación de ojos o de oído o de cerebro, cuánto cuesta una pierna ortopédica o una silla de rueda especial? Conocemos a genios que se levantaron sobre sus disminuciones físicas o mentales por que tuvieron los medios para hacerlo. A cuanto de ellos perdemos, desperdiciamos? De cuantos cerebros nos privamos? No es caridad, es obligación la de velar por ellos, como por los niños, las madres necesitadas y los ancianos. No creo que dios justifique a un pueblo que olvida a los débiles. Pero resulta imprescindible que las “autoridades” – poder ejecutivo; legislatura – comisión permanente – diputados y senadores nacionales tomen conciencia de que la discapacidades son generales y que no se puede “discriminar” en el sentido de que las peticiones, resoluciones o soluciones, siempre se resuelven en la capital federal. Las provincias son autónomas, independientes y federares y debería tener un representante para solucionar los problemas de las personas que más nos necesitan.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
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PrisioneroEnArgentina.com

Junio 16, 2017


Una decision discriminatoria…

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 Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON.

Discapacitados

 

Opinión

 

Los discapacitados son una parte muy considerable de la sociedad. Muy considerable. Merecen con­sideración, son acreedores a la consideración de todos los integrantes de la sociedad y en forma muy especial a la consideración de los gobernantes, de los políticos, de los que tienen bajo su responsa­bilidad velar por el bien común, abarcante de todos. Tienen derecho a que se piense en ellos, a que se medite sobre sus circunstancias, a que se atiendan las especiales dificultades que deben afrontar, a que se procure brindarles un cuidado especial ya que es especial su forma de integrarse en el ambien­te y en la humanidad. Estas aclaraciones vienen al caso para que se entienda que si se habla de “una parte muy considera­ble de la sociedad” no se está aludiendo meramente al número de votos que ellos representan. Son considerables por su condición humana, por su calidad de prójimos, y de prójimos cuyas condiciones mueven el corazón de sus semejantes y lo estimulan a una especial estima, a un cordial aprecio, a las deferencias de una singular cortesía .Estas son razones suficientes para repudiar una decisión que disponga condiciones diferentes para los que tienen que afrontar la vida con diferentes dificultades. Se trata de una medida, que perjudica a los sectores más vulnerables de la población. Unas 70.000 personas han sido afectadas con bajas injustificadas de las pensiones no contributivas, sin que se brinde explicaciones sobre los motivos por los que se realizaron los recortes. Medida que se contradice con principios constitucionales, tratados internacionales, leyes nacionales y la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad” y toda normativa legal vigente al respecto. Más allá de las investigaciones sobre excesos, en la mayoría de los casos no existió previo aviso a los beneficiarios para que puedan ejercer el derecho a la defensa y el debido proceso. Las pensiones contributivas no pueden ser entendidas como una carga plausible de ser recortada sino como un instrumento necesario de seguridad social. La solidaridad con los discapacitados o con los que menos tienen, está ligada al interés público y no es algo que se obtiene pidiendo sino algo que se tiene el derecho de reclamar. Todo ataque a la vida ajena inocente – discapacitado -, es un deber primordial que el Estado debe proteger y un principio fundamental de justicia.

PrisioneroEnArgentina.com

Junio 15, 2017


 

Día del Escritor

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13 de Junio 

 

Opinión:

Cada  13 de junio se conmemora el Día del Escritor. El festejo no es casual y se debe a que esta misma fecha, pero de 1874, nació Leopoldo Lugones en Villa María del Río Seco, en Córdoba. Lugones fundó la Sociedad Argentina de Escritores(SADE) que, luego del suicidio del poeta, estableció el día de su natalicio como el Día del Escritor. Ccuando Lugones escribe“La grande Argentina” su propósito era ya la de señalarnos lo que puede hacer la Nación para alcanzar su destino de llegar a la categoría de potencia. Es por eso que en el día de los escritores  deseó no solamente rememorar a los grandes escritores que tiene y tuvo el país a través de todos los tiempos, sino también  una frase de José  Ortega y Gasset con “Argentinos  a las cosas”.  Leopoldo al igual que Ortega y Gasset, amaban a la Argentina y nos pintan, ilusionados con un futuro venturoso. Es admirable lo que estos grandes escritores entendió de nosotros en el hecho de ir hacía más allá, un aspirar constante y un anunciar que algo va a ser.  Lo que nos define y describe ilusionados con un futuro venturoso. Pero las virtudes se abandonan con facilidad. Es que el estado debe convencernos de una vez por toda sobre nuestras técnicas y conocimientos,  para  poder explotar y administrar una riqueza intelectual que indudablemente tenemos. En Europa hubo grupos de gente sabia y una juventud ávida por cultivarse, y de eso nacen las universidades. Nosotros invertimos muchas veces  el proceso y creamos las universidades sin tener primero los sabios, y así las “cátedras, los puestos, los huecos sociales surgen antes que los hombres capaces de llenarlos”. A principios de este siglo, un periodista escribió una nota que ahora nos llama la atención. Decía que había observado algo insólito, inexplicable, increíble por lo irrazonable: resulta que a las canchas en las que grupos de muchachos se divertían jugando a la pelota, iba bastante público a pesar de que cobraran entrada para verlos; mucho más público del que acudía a las bibliotecas, a pesar de que en los centro de culturas, además de no cobrarse nada por entrar, se podía realizar una tarea -estudio, aprendizaje, pasatiempo, instrucción, investigación, de alto valor para el propio interesado. El periodista mostraba el hecho como inexplicable por lo absurdo que resultaba. Ahora lo encontramos perfectamente natural y comprensible. Este siglocambalache problemático y febril – , nos ha acostumbrado a ver que el hombre no se guía por su raciocinio, por la lógica, sino por las pasiones. Y a pesar de que las pasiones sean apetitos desordenados del ánimo, el hombre de este siglo se las echa encima muy campante, sin siquiera ruborizarse. Una tremenda distancia espiritual nos separa de aquel faraón egipcio que en la puerta de su biblioteca escribiera: “Libros tesoro de los remedios del alma”. Hasta las alocadas y atolondradas pasiones tendrían su remedio entre el tesoro de los libros, fuentes de serena sabiduría y la calidez de los escritores. Las bibliotecas y los escritores se mantuvieron a través de los milenios. Festejemos que los escritores  y los libros todavía existen  ya que el paso del tiempo no cuenta para los remedios del alma y el saber. Recordemos  que unos días más adelante  el 23 de junio de 1911, en Rojas, nació   Ernesto Sábato, quien se  doctora en la universidad de la Plata y becado va a Paris y participa de los más selectos ambientes, despuntando  su buen gusto literario. Dedicado por entero a las letras, hace una miscelánea filosófico literaria, “Uno y el universo”, que es premiada por la Sociedad Argentina de Escritores. Y siguen sus triunfos: en 1946 “El túnel”, en 1951 “Hombres y engranajes”, en 1953 “Heterodoxia”. Cuando cae Perón: “El caso Sábato: torturas y libertad de prensa” y “El otro rostro del peronismo”. Y qué decir de nuestro Jorge Luís  Borges el escritor más celebrado y considerado de todas las épocas en nuestro país y en el mundo, literario contemporáneo. Ambos simbolizan a  la intelectualidad, argentina.  Decir Sábato y Borges  es decir estudio, pulcritud, seriedad,  hombres que por su vocación de estudiosos  son y deben ser ejemplo para la juventud y el culto intelectual que cultiva la inteligencia. Tal vez la  inteligencia no atrae votos. La farándula sí. Entonces el gobierno, con claro sentido democrático, prefirió adherir a  otros homenajes menos que al día del escritor. Que esta celebración   del día del escritor sea motivo propicio para que recordemos su existencia, para que nos hagamos cargo de nuestra obligación de conservar y amparar a los hombres de letra y para que tomemos conciencia de los aportes de saber que  la escritura puede brindarnos.
 
Dr. Jorge B. Lobo Aragón


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 13, 2017


 

Mi vuelo con los Poetas…

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Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON·

Tened cuidado. ¡Vive la América española! Hay mil cachorros sueltos del León Español. Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo, el Riflero terrible y el fuerte Cazador, para poder tenernos en vuestras férreas garras. Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

Reflexión:

Habiendo logrado una antigua aspiración del hombre de remontarme a las alturas y volar como un pájaro. Pude a través de mis facultades de bilocación – mi presencia simultánea en varios lugares -, la de observar la luna, las estrellas las constelaciones y a grandes personajes de la historia que son mis amigos. Historias que conocen solamente los pocos mártires que han leído mis publicaciones. Pude observar detenidamente cuando, el andaluz Antonio Machado en 1906 se va a Francia. Ya era un poeta famoso, al que los periodistas, los curiosos y los amigos no lo dejaban descansar. Observo que sale una tarde a navegar. Advierto que eran tres amigos y el botero. Reparo de inmediato en el remero a un hombre callado, bigotazos, rudas manos y ojos vivaces de esos que permanentemente brillaba algo como la picardía. Almuerzan en un islote del Sena, con vino francés, y al atardecer regresan a la costa. Mucho habían hablado: poemas, literatura, escritores amigos, ocurrencias, viajes, sucesos. Me sentía deleitado por sus ocurrencias literarias. No dejaban ser simples seres humanos. En tierra alguien propuso: ¿vamos a la taberna? ¡Vamos a la taberna, claro! Entonces recién advierto que Don Antonio, tomo del brazo al mocetón de los ojos pícaros y se presentó: Soy Machado, el español. El botero de los grandes mostachos sonriendo le respondió: Ya lo sé, señor. Me llamo Gorki, soy ruso, soy su remero-. Detrás, mis amigos y yo en la altura no pudimos disimular la escena con una risotada prudente. Le habíamos tendido una celada para hacerlo hablar. Y Machado, como español, hablaba mucho, pero escribía mejor. ¿Quién era este Gorki que impresionó a mi amigo el ilustre poeta? En realidad Gorki -que significa amargo- era su seudónimo. Se llamaba Alejo Maximovich Pechkof; pobrísimo; había nacido en Nijni Novgorod, junto al Volga. Tenía cinco años al morir su padre. Criado en el hambre, las humillaciones, los dolores, sobrevivió como mozo de cuerda, ayudante de santero, pinche de cocina en un barco que navegaba el Volga. Vendedor ambulante. Vuelto a su pueblo un abogado lo puso en contacto con la lectura, con el estudio, con la ilustración. El rudo conocedor de necesidades aprende con avidez y se mete dentro de la literatura. ¿Quién mejor que él para describir el hambre, los fríos, las soledades de la estepa, las miserias de los bajos fondos, la nostalgia de los anocheceres con el estómago vacío, la inmensidad de los caminos que no tienen nada en la otra punta?
En 1898 publica dos libros de cuentos y en el acto accede a la fama y trasciende en el extranjero. Viaja, conoce Europa, frecuenta a intelectuales, como que se hace amigo del conde Tolstoi. Se entrevera con los políticos. Participa en la revolución de 1905 y será un ardiente revolucionario en 1917.Su teatro no es gran cosa, pero sus novelas son monumentales, especialmente “La madre”, publicada en 1907. El régimen comunista lo tomará como modelo de la nueva literatura. ¿Quién con su fuerza para interpretar la poesía de los mujiks y describir personajes llenos de vida y desgarrados por la miseria? Murió en un mes de junio , justamente el 18 de junio de 1936. A su ataúd lo cargaron a hombros Miguel Molotov y José Stalin. Sin duda una de las figuras señeras de fines del siglo XIX y principios del XX. Mi amigo el Ruso Máximo Gorki. Autor de libros fundamentales y obviamente clásicos, fue sin duda un enorme luchador. Su literatura contribuyó a replantear las letras universales al darles un profundo contenido social. Sus preocupaciones por la miseria, las desigualdades, la injusticia, le dan a sus libros una dimensión distinta a la tradicional: lo hacen el gran cronista de los desamparados, de aquellos millones y millones que la inclemencia capitalista ha desechado. Actualmente. La literatura de Gorki adquiere nueva relevancia. Es como una obligación volver a ella, a su autor, un hombre que hizo una trágica y hermosa literatura y al mismo tiempo halló la forma de luchar contra la tiranía. Quizá nos ayude a recuperar a esta figura legendaria de las letras rusas que no se doblegó ni ante el poderío de Stalin. Sobre todos en estos tiempos en que nuestros “amigos” los americanos tienen un nuevo presidente en el millonario Donald Trump. Presidente en ejercicio que por sus actuaciones me hace recordar una poesía que siempre recitaba mi madre. A Roosevelt de Rubén Darío. Ya es tarde y mi mente y cuerpo áureo se va diluyendo . Les dejo la tarea no solamente de compartir mi nueva bilocación sino la de buscar esta gran poesía que junto a “Piu Avanti” – Almafuerte – de Pedro Bonifacio palacios me ayudaron a seguir adelante en la vida y no darme nunca por vencido. Si se puede. Siempre se puede. Por eso “… Tened cuidado. ¡Vive la América española! Hay mil cachorros sueltos del León Español. Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo, el Riflero terrible y el fuerte Cazador, para poder tenernos en vuestras férreas garras. Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 12, 2017


 

Poder Judicial Bajo extorsión o mirando el sudeste             “A la calle por ser justicia”

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Por Jorge Bernabé Lobo Aragón.

 

 

Opinión

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Siguiendo con la propuesta de mis amigos los Dres.  Enrique Guillermo Avogadro ; Francisco Benard  y muchos otros de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas, es que también me sumo a la necesidad  masiva  de salir a la calle a pedir por una justicia independiente en la argentina. Manifestación pacifica que debiera ser  replicada en todo el país, demostrando nuestro hartazgo. Es que mi provincia después de las últimas  elecciones del 23 de Agosto estuvo bajo la lupa de todo un país y de un mundo que miraba  de reojo un sistema electoral perverso practicado con todas las mañas posibles. En ese entonces se desató una  represión inusitada del estado ante una convocatoria espontánea.  Una junta electoral provincial compuesta por integrantes del poder y el colegio de abogados nunca pudo mantener la mínima credibilidad. Una resolución judicial independiente  que tuvo que resolver  ante una acción de amparo desató la ira del poder de turno. Concordantemente los intereses y candidatos presidenciables en ese entonces a nivel nacional pusieron sus esfuerzos mediáticos en busca de alguna ventaja. Mientras tanto  la mirada de politólogos y encuestadores se hacían escuchar todos los días. El gobierno de Cristina lejos de poner paños fríos ante posibilidad de una intervención y sin ley de acefalía se desplegó bajo el famoso lema “Vamos por todo”. Paralelamente en nuestra provincia  la plaza independencia se veía acorralada por la protesta justa de los ruralistas o la gente del campo. Ante la finalización de los escrutinios practicados, el gobierno se autoproclamo vencedor   ocupando el parque con una multitud movilizada bajo su propio sistema prebendario. Después del fallo judicial de la cámara contenciosa competente que anulara  las elecciones el  Gobierno de ese entonces se desató sin medir consecuencias con la absoluta impunidad que impone el poder. La justicia resolvió con jueces de distintas instancias. Pero ante esos sucesos que repican en la mente de muchos, gran parte  de la sociedad se pregunta ante nuevas elecciones: Se debe o puede  hacer algo más  para que la prepotencia, los vándalos, no cunda lo más campantes, seguras de que la sociedad carece de medios adecuados para defenderse. Algo hay que  pueda hacerse, menos quedarse gozando de la tranquilidad de los que aún no les ha tocado ser víctimas, consolándose con el argumento de que libertinaje y despotismo hubo  siempre y esperando que las cosas algún día solas se han de arreglar. Actualmente eso es imposible en la práctica – sin entrar a polemizar-, culpa de quien o de quienes. Como abogado y hombre público entiendo que una “justicia bajo extorsión o mirando el sudeste no es justicia”.  Lamentablemente actualmente, pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado, llegando a comprender que es inevitable que la sociedad sea manejada por mafias, por la transgresión, por organizaciones que tienen poder y que son impunes, pues escapan a las sanciones, y frente a ellas la justicia parece carecer de los instrumentos necesarios para investigarlas y para controlarlas. Parecería muy desesperada, muy desalentada y patética la situación. Pero estoy convencido que argentinos y especialmente los Tucumanos si podemos reaccionar, tenemos energías para reclamar justicia, somos capaces de interesarnos por los problemas públicos no sólo los días de comicios sino también cuando se afectan los grandes valores de la sociedad, como son la seguridad pública y la administración de justicia. Si de las movilizaciones practicadas en su momento gran parte de la comunidad ha respondido en forma vigorosa y con ánimo alentado se vendría a demostrar que aquellos congresales de 1816 no estaban tan errados. Habrá libertades e independencias inalcanzables, o que no atraen ni interesan a una sociedad moderna, pero no se habrán equivocado al pensar que podíamos organizar el Estado; un Estado con una justicia tan capaz, independiente y eficaz, por lo menos, como la que teníamos en 1816. Lo que un lejano 9 de julio nos propusimos, ser libres e independientes, ahora parece exceder la medida de una ilusión. Ahora podemos hacer dos cosas: Darnos por satisfechos interpretando que los anhelos que entonces se plantearon ya están conseguidos, o que, con las vueltas que ha dado la historia se trata ya de afanes inútiles, ridículos frente a una nueva realidad, inválidos, estériles, arcaicos. O aceptar que el fracaso de nuestra empresa nacional se debe a la cantidad de defectos, de vicios, de errores, de pecados que nos caracterizan a los argentinos y tucumanos  y que conocemos bastante. Pero entiendo que no es suficiente con conocer: hay que hacer un sincero propósito de enmienda y ponernos a la tarea de corregirnos, de ser mejores para que la patria de nuestros nietos pueda ser mejor.  Que aquel 9 de julio en Tucumán debe servir de recuerdo de que tenemos la obligación de curarnos de las tristes deficiencias que nos caracterizan. No se puede aceptar sin protestar que uno de los poderes esenciales para garantizar a  cada uno lo que le corresponda sea maniatado y extorsionado de manera inusitada e incomprensible. Como dice mi gran amigo y maestro Avogrado no permitamos más que cuatro o cinco cretinos, hijos de mala madre, hipotequen nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Salgamos a gritar, bien fuerte y remedando a Gabriel Celaya, “¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”.
Dr Jorge B. Lobo Aragón

San Miguel de Tucumán

Argentina

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Avogadro

 

 


Cristina

 

 

Bénard

 

 

Celaya

 

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PrisioneroEnArgentina.com

Junio 10, 2017


 

El dietazo…

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 Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON

Opinión:

 

Ha causado conmoción en la sociedad el aumento de la dieta de los legisladores nacionales y Provinciales y así se han manifestado numerosos ciudadanos y lectores en numerosos matutinos, especialmente en nuestra provincia. Algunos hablan de falta de ética, inmoralidad y atropello, otros se mofan de la Crisis económica en el Congreso y en definitiva en los poderes del estado, cuando la economía del pueblo no arrima a cubrir la canasta familiar básica. En ese sentido “San Pablo dice que el que vive para el altar viva del altar”. Si uno ha de dedicar su vida a una tarea o a una función, conveniente o necesaria, bueno es que de ella misma se sustente. De acuerdo a esta enseñanza, y siendo la política imprescindible en la sociedad, es lícito que el que vive para la política, viva de la política. Está muy bien que las funciones de gobierno se compensen con una paga que permita subsistir. Pero a través de los tiempos esto se ha prestado a abusos. Como los que gobiernan establecen el monto de sus propias asignaciones, se cae en la fijación de cifras exageradas, pareciendo que el objetivo no fuera el de posibilitar su ejercicio sino que la política se constituyera en empresa lucrativa. Por eso resaltan como excepciones los políticos que, teniendo un legítimo derecho a recibir un estipendio, renuncian a él como demostración de que su actuación se debe a un generoso propósito de favorecer a los demás, no de verse remunerado. Es el caso de Arturo Umberto Illia.

Fue un médico y político argentino elegido presidente de la Nación Argentina, cargo en el que se desempeñó entre el 12 de octubre de 1963 y el 28 de junio de 1966, cuando fue derrocado por un militar. Vivió casi toda su vida en su humilde casa de Cruz del Eje, donde se dedicaba a la medicina, y que nunca utilizó su influencia a su favor, a punto tal de tener que vender su auto estando en el ejercicio del mando y de negarse a utilizar fondos públicos para financiar sus tratamientos médicos. Luego de su gobierno, mantuvo su activa militancia política, rechazó la jubilación y se ganó la vida trabajando en la panadería de un amigo. Siente que la función política es tarea de docencia cívica, no camino hacia los honores. Ya ha cumplido con la patria. Ha ocupado altísimos cargos con recato, con humildad y con una total lealtad a su jefe que es la sociedad, su Patria. El Dr. Illía además de haber sido leal al semejante su pueblo fue un gran amigo de la verdad. ¿Fue un gran estadista? No lo sé. Si creo que fue un gran presidente y un enorme Señor. El ejemplo de su desinterés, de haber ingresado a la política para dar, no para recibir, enriquece la emoción colectiva de los argentinos y lo constituye en ejemplo necesario, sobre todo en los tiempos actuales en donde se necesitan ejemplos a imitar.

PrisioneroEnArgentina.com

Junio 9, 2017


 

El Nunca Más en el Día del Periodista…

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Por Jorge B. Lobo Aragón.

 

 

Hecho tenebroso que los ciudadanos

y especialmente los periodistas

en su día no deben olvidar.

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Opinión:

 

Tito Livio dice que funciones del Estado son hacer la guerra, construir caminos y administrar justicia. Exacta concisión clásica. La dirección y el monopolio de la fuerza, los caminos como síntesis de las obras públicas que exceden a las posibilidades de los particulares o que escapan a sus propósitos de lucro, y el fundamental cuidado de dar a cada uno lo suyo. Compendio de lo que el estado es, de lo que el estado debe ser para poder considerarse estado y merecer respeto; de lo que el estado debe cumplir para satisfacer a los ciudadanos que aspiran a vivir conforme al derecho. Síntesis de un orden civilizado. Hoy la justicia aparece en grave peligro de escapar a las posibilidades del Estado. Se ha cometido hace ya tiempo, el aterrante crimen – entre otros -, del que ha resultado víctima el señor José Luis Cabezas, fotógrafo de “Noticias”, y el estado es su momento mostró que no sólo ha sido incapaz de impedir el hecho mediante una buena vigilancia del orden público, sino que evidenció ser incompetente para investigar a sus autores, pues pidió auxilios a otros Estados, extranacionales, para averiguar los hechos, para individualizar a los criminales; que vengan otros -ajenos a él, de otras órbitas estatales, a investigar qué es lo que aquí pasa.

El Estado -por medio de sus autoridades- ofreció un soborno a los posibles cómplices o encubridores del crimen; sus informes se galardonarán con dinero, mostrando que el estado -en vez de ejercer el poder de investigar para sancionar- recurrió a procedimientos propios de la corrupción, de los ámbitos turbios, de la delincuencia, negociando amnistías; toma y daca. Y por último, el Estado nos informó suelto de cuerpo que en el país no hay mafias, lo que nos pareció en su momento un chiste de pésimo gusto, pues ¿la viuda y los hijos de Cabezas creerán que es cierto que no hay mafias en el país? ¿Entonces no existió un crimen aleve y organizado con las características con que los mafiosos ponen su sello de terror? ¿O esa mafia no actuó en este país? Lo que ha pasado en su momento – no hace mucho tiempo- fue espantoso. Impone espanto pues demuestra que ciudadanos honestamente dedicados a un quehacer lícito, en nuestro país están expuestos a que tenebrosos y secretos poderes ajusten desconocidas cuentas en forma brutal. Lo que ha pasado ha sido un hito en nuestro país y no debemos olvidarnos del horror. Los periodistas, por derecho propio, deben publicar y dar cuenta periódicamente de este repugnante suceso, compartiendo el dolor que los familiares de cabeza y de muchos otros colegas y amigos que sufrieron. Es indispensable e imperioso; que este caso, como muchos otros nunca debe olvidarse –, para que no vuelva a repetirse. Feliz día a los periodistas
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PrisioneroEnArgentina.com

Junio 7, 2017


Día del Periodista…

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Escribe Jorge Bernabé Lobo Aragón.

Opinión:

Las escuelas de periodismo tienen como norma fundamental enseñar tres principios básicos: decir la verdad, ser claros, ser instructivos. Tres principios que a primera vista se los puede ver como elementales y muy valiosos. Así tiene que ser. El periodismo está para eso, para decir la verdad, para decirla de tal manera que se la entienda y, de paso, para aportar datos que puedan ser útiles. Lo malo es la forma que muchas veces estas enseñanzas se aplican. Decir la verdad, la verdad objetiva, la verdad evidente, es, en muchos casos, una forma de traición o de oposición destituyente. Es por eso que los argentinos tenemos la curiosa y buena costumbre de confiar en el periodismo libre. Al periodismo independiente, al periodismo que expresa sus propias opiniones, el estado no puede ni debe de manera alguna limitar ni obstaculizar esa independencia que es imprescindible para la vida en democracia. Y ya haciendo historia hay quienes interpretan que el periodismo nace en seguida y como consecuencia de la creación de la imprenta, a fines del siglo XV, en tiempos en que se descubre América y los americanos comenzamos a ser parte del imperio en que nunca se ponía el sol. La necesidad de poner en comunicación a las diversas partes de tan dilatada entidad política, y las ansias de establecer contactos con los ciudadanos de un mismo origen desperdigados en distintos y lejanos reinos, habrían sido los grandes impulsores que darían origen a esta nueva forma de establecer vínculos entre los seres humanos. Pero otros niegan esta interpretación. En especial Don Francisco Silbela, académico español del siglo XIX que magistralmente afirma: “Dondequiera que un pueblo ha tenido conciencia de su fuerza, medios para realizarla y desenvolverla, conciencia, por lo tanto, de su personalidad, un pueblo tiene siempre su periódico, en el sentido de que ese pueblo consagra siempre una parte considerable de su inteligencia, de su vida, al examen de los hechos diarios que forman su existencia misma, al conocimiento y al juicio de sus hombres y crítica de sus actos, a la noción, en fin, de todo lo que es su vida, de lo que es la dirección de sus destinos y de su espíritu, y esto y no otra cosa es el periodismo, antes y después de la invención de la imprenta”.

Notable interpretación que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue teniendo vigencia. Este año 2017 el periodismo argentino y en especial el tucumano, merece un especial saludo por el vigor con que ha sabido condenar el ataque a sus colaboradores, y a la libertad de prensa y expresión. Es que las sociedades tienen esencias que es necesario mantener para su vida, para su permanencia, para que siga siendo satisfactorio pertenecer a ellas. Características relacionadas con sus costumbres, con sus tradiciones y, sobre todo, con la moral. A la pérdida y al falseamiento de estas conductas y libertades que se han visto como sanas, deseables, estimables, ejemplos a exponer para ser imitados, es a lo que en general llamamos corrupción. Pero eso. Quienes vivimos en sociedad esperamos que esos principios elementales no desaparezcan, que sigan latentes, para bien de nuestros hijos, de nuestra patria y del futuro. En este año 2017 y en el día del periodismo agradezco nuevamente al Club Gente de Prensa, a todos sus integrantes y a los incontables y entrañables amigos que me dan la posibilidad día a día de publicar mis ideas a través de sus portales nacionales e internacionales a pesar de ser un ignoto en la materia y solamente un simple abogado. Gracias prensa libre. Me congratulo con ustedes y con todos aquellos que de los distintos medios de manera libre e independiente luchan contra el flagelo de la impunidad, la inmoralidad y la corrupción. Muchas gracias a todos los medios locales y en especial al Diario La gaceta a través de su espacio en Cartas al lector. Feliz día. Pero es necesario una vez más recalcar que nunca debemos dejar de invocar a San Francisco de Sales, declarado celestial patrono de los periodistas por Su Santidad Pío XI en 1923, y completamente olvidado por el gremio en las sucesivas celebraciones anuales de su fiesta. Feliz día.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 6, 2017


 

La mentira e hipocresia…

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Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON·

 

El pan nuestro de cada día

 

Opinión

Mentimos a cada rato. –Señorita: me muero de amor por usted– y no me muero nada; sigo vivo. Este frio es insoportable – y sin embargo lo soporto. Aquel es un cobarde que no tiene sangre en las venas – aunque sepamos que a todas y cada una de sus venas las tenga completamente llenas de sangre. Mentiras que no molestan porque se dicen sin el fin de ser creído. Hasta podría decirse que no son mentiras ya que no tienen el propósito de engañar. Y las mentiras galantes y caritativas. No sólo que no molestan sino que también agradan. –Qué bien se la ve, señora, a usted no le pasan los años-. -Siga con el tratamiento y en quince días va a estar hecho un toro- le dice el médico a un moribundo. No son mentiras. Antes no había que decir mentiras debido a un mandamiento: “No dar falso testimonio ni mentir”. Pero ese es un mandato de Dios, por lo tanto una cuestión religiosa que en democracia lamentablemente en estos tiempos aciagos nadie está obligado a acatar. Es más. En los tiempos actuales presumo que a la mentira se la ve bien, ya que es útil para favorecer el consumo, y por lo tanto la producción y los votos. Que un hombre se vendiera era antes una horrible acusación, más horrible si el vendido era un político.

Un político siendo gobernador de Tucumán, defendiéndose ante los militares, dijo yo miento como político pero no he mentido como militar.

En el lenguaje actual el político parecería que está obligado a venderse, que equivale a mostrarse de un modo tan atrayente como para conseguir que afluyan los votos. Las Técnicas gráficas han acompañado este progreso y hoy se pueden pasar fotografías y videos perfectamente truchados. . Pero vamos a lo nuestro. La primera obligación del que miente es hacer que le crean. Si va a mentir para que no le creamos entonces simplemente desvaría. Si un político dijera “voy a terminar con la inseguridad”, no se le creería, porque es una mentira ya gastada. Entonces deberá buscar otra que ante las próximas elecciones la podremos observar todos los días. Pero el político tiene que hacerse creer, ya que se lo vota esperando lo que él va a hacer. La gran mayoría sacaron muchos votos a pesar de que no le creen y públicamente han confesado que han tenido que mentir para que se lo vote. Un político siendo gobernador de Tucumán, defendiéndose ante los militares, dijo yo miento como político pero no he mentido como militar. Sabemos que los políticos mienten, pero no puede alegarse que su condición de político lo habilite para mentir. Sí, sí puede hacerlo; la prueba de que puede es que lo ha hecho. Pero es una barbaridad, no porque se reconozca mentiroso sino porque reconoce que la mentira está aceptada por él como arma política. Entonces cualquier cosa que diga, que prometa, que jure, merecerá ser analizada: lo asegura como político; entonces debo pensar que miente. Y los políticos, ¿estarán obligados a sujetarse a cierta cuota o tendrán piedra libre? La mentira es una traición y una inmoralidad cuyos resultados han sido la causa de la mayoría de los males de nuestra patria. Es por lo tanto un delito (Engaño) cuyos efectos claman al cielo.- Estamos cerca de una nueva elección. Cuidado con las mentiras que son muchas…

Opinión de un tucumano hastiado…

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Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON

Siguen los exabruptos y groserías de una ex – senadora

 

Las palabras no son buenas ni malas. Sólo significan cosas y, esas cosas, sí, a veces son buenas, a veces malas y muchas veces ni una cosa ni la otra sino según cómo se la vea. Negro o indio en Tucumán es una palabra que puede estar cargada de ternura, o ser denigrante o despreciativa cuando se la pronuncia para ofender. Así lo hizo públicamente la señora Beatriz Rojkés de Alperovich con un comprovinciano al tratarlo de manera peyorativa de negro o “indígena. Sus desatinos y dislates se han convertido en las llamadas “celebres frases” que se reproducen en los distintos diarios de nuestra provincia. La actual presidente del partido Justicialista hinchada en su momento por un prurito de blancos europeos, con su continuo desparpajo no solamente ha ofendido a todo el norte argentino sino a la sociedad en general. En su despropósito de afirmar ligeramente que se volvió a resucitar al Fiscal Nisman porque ven que Cristina Fernández de Kirchner está avasallando en las encuestas, ha menospreciado, ofendiendo y subestimando una vez más, no solo a sus comprovincianos que supo alguna vez representar sino a nuestro País. Pero en verdad, señora de Alperovich, usted formó parte de un gobierno que hizo gala durante mucho tiempo de una enorme impunidad que volvió valientes a los cobardes y osados a los pusilánimes, y lamentablemente el día en que cobardes y pusilánimes alcanzan el poder sus sucias babas lo aniquilan todo. Fue parte la decisión abominable de constitucionalidad del pacto con Irán y su relación con el atentado de la AMIA. Fue integrante del gobierno de los innombrables López, Jaime, Báez, Boudou, de Vido, Echegaray y Aníbal Fernández entre otros cuyas investigaciones todavía están en saco roto y que en muchos casos duermen el sueño de los justos, pero que seguramente algún día se reavivaran o resucitaran pese a su resentimiento y contrariedad. Es cierto que estamos en argentina. Vivimos en el país de la justicia lenta y tortuosa. Acostumbrados a la mediocridad o anestesiados con él no te metas. Nadie sabe a ciencia cierta ni conoce que pasa en el laberinto del infierno. El silencio de muchos y las miradas al sudeste como la de Ud., se mofan de los sentimientos más puros. Pero estoy seguro que la verdad del Fiscal Nisman revivirá y sus logros resucitaran para que se pueda combatir abiertamente el flagelo de la corrup­ción, acreditarla, esclarecer­la y hacerle frente a la delincuencia. De una vez por toda debemos formar parte de una sociedad que no se resigne a la impunidad como si se tratase de una fuerza de la naturaleza. Ante el mal que todos vemos y lamentamos, es necesario reaccionar buscando la forma de purificar la sociedad. Por favor señora basta de impunidad…

 

Dr. Jorge B. Lobo Aragón

 


PeisioneroEnArgentina.com

Junio 1, 2017


 

La alteracion de los valores en los poderes del estado…

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Por JORGE BERNABE LOBO ARAGON

Opinión

Generalmente las unimos, las confundimos, hacemos de la ética y de la moral una misma cosa, y eso está bien si con estas palabras queremos señalar una buena conducta, un comportamiento acorde con lo que se espera de una persona honorable. Sin embargo conviene adentrarnos en qué es la ética y qué es la moral para que analicemos mejor sus alcances, sus implicancias. La ética se trata de las obligaciones del hombre, de cómo debe comportarse de acuerdo a la razón y con el objeto de construir y mantener una sociedad armónica, en la que todos puedan cumplir con sus deberes y obligaciones. La moral, en cambio, no es ciencia sino su aplicación, el ejercicio de las buenas costumbres, de las prácticas de quienes son considerados virtuosos en una sociedad. Veamos: la ética nos señala la virtud de los jueces cuando deben aplicar la justicia. Muchos hoy en día se han apartado de esa virtud al tener conductas que se llaman impropias; correspondería llamarles inmorales, ya que transgreden los principios sustentados por la sociedad. Los principios de la ética son obligatorios para todos y en todas las circunstancias. Es que las obligaciones son generales. Sin embargo el político, el Magistrado, los legisladores en suma quienes pertenecer a los tres poderes del estado, ante la moral, debe ser juzgado con muchísima mayor severidad que los que se dedican a otras actividades. Pero hay una razón más fuerte que los obliga con mayor rigor que a los demás prójimos: y es que la vida pública se suele tomar como ejemplo, como modelo de las conductas privadas. El que se siente inclinado a largarse por un mal camino puede razonar: ¿por qué no voy a hacer esto yo, si legisladores, gobernadores, presidentes, ministros, jueces hacen cosas peores? Y más aún: si la moral se funda en las conductas que son bien vistas, aceptadas, valoradas por un medio social, ¿ese medio no se expone a que su moral decline, se corrompa, se pervierta, por culpa de los malos ejemplos que desde arriba dan los indecorosos? El individuo de cualquier oficio que falte a la moral, que no siga los dictados de la ética, corre el riesgo de que a su alma se la lleve el diablo si es creyente. El político o magistrado indecoroso que tenga una conducta igualmente mala, además de ser llevado por el diablo bien se merece la condena, la reprobación, el vituperio, la censura de toda la sociedad. Las sociedades tienen esencias que es necesario mantener para su vida, para su permanencia, para que siga siendo satisfactorio pertenecer a ellas. Características relacionadas con sus costumbres, con sus tradiciones y, sobre todo, con la moral. A la pérdida y al falseamiento de estas conductas que se han visto como sanas, deseables, estimables, ejemplos a exponer para ser imitados, es lo que se debe evitar y sancionar. Hoy en nuestra Provincia los medios públicos reflejan de manera lamentable una puja o lucha de poder entre las autoridades máximas de quienes debe impartir justicia, soslayándose o burlándose de los graves problemas relacionados con la crisis en la justicia y con el pan nuestro de cada día que merecen su preocupación. A las autoridades que no vienen de otro planeta se las elegido o designado, para que hagan respetar el orden, o administrar justicia. Si ese monopolio no se ejerce entonces imperará el caos y tendremos que olvidarnos del Derecho alterándose drásticamente la moral y la ética.

 


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Mayo 31, 2017