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Por Mauricio Ortín.

 

Llama la atención la escasa acogida que ha tenido en los medios argentinos el caso de la juez venezolana María Lourdes Afiuni. Tal vez, esa sea la razón de la nula solidaridad con que ha contado por parte de sus colegas argentinos como, así también, de los profesionales del derecho y sus instituciones. Mas, como ella sigue en prisión, el tiempo de manifestar el repudio ante este vejamen a la señora jueza y al Poder Judicial venezolano, todavía no se ha acabado.
Los hechos, para los que no los conocen, tienen como protagonistas a tres personas: la mencionada juez; el político y empresario, Eligio Cedeño y al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Los representantes legales del señor Cedeño, que llevaba detenido casi tres años sin juicio y sin sentencia, ante las dilaciones y el desinterés por parte del Ministerio Público (parte acusadora) solicitó: el procesamiento en libertad de su cliente.
La respuesta de la juez Afiuni, fundada en su interpretación del derecho, fue la de otorgar libertad condicional (con las reservas del caso) a Cedeño. Hasta aquí, nada de que sorprenderse (esto sucedió el dia 10 de diciembre de 2010). Lo que viene es lo que da nauseas y, también, que uno se pregunte ¿cómo es posible que, públicamente y sin ponerse colorados, haya gente que adhiera a Chávez y su revolución de pacotilla? Pues bien, enterado de lo resuelto por la juez Afiuni, Chávez, como es su costumbre, le contestó por Cadena Nacional con una violencia verbal y desparpajo que habla bien a las claras de lo que pasa en ese país.

Primero, sin respetar la elemental derecho humano de presunción de inocencia, abusando del hecho de detentar el poder del estado, la llamó “bandida” y “corrupta” y le ordenó a la Presidente de la Corte de Justicia que la apresara. Luego, frente a ese circo de funcionarios y obsecuentes que le aplaude, endilgó, a la juez y los alguaciles, el montaje de una operación siniestra para liberar a Cedeño. Acto seguido, pidió “treinta años de prisión para María Lourdes Afiuni”. Todo esto por Cadena Nacional. Conviene recordarlo, para mensurar la brutalidad mediática del atentado. Se trata de todo el poder del Estado, que difama y calumnia desde la televisión y la radio, a una mujer indefensa confinada a una celda; sin posibilidad alguna, siquiera, de acceder a lo que queda de prensa independiente para decir su verdad ¿Acaso Chávez estaría dispuesto a conceder (en Cadena Nacional) a María Lourdes Afiuni el mismo espacio que él usa para vilipendiarla, para que ésta se defienda? Y si, esto se puede hacer con una Excelentísima Juez de la República Bolivariana de Venezuela ¡Qué queda para un simple ciudadano! Que tipo “machote” este Hugo Chávez que pone las cosas en su lugar, dirán sus acohólitos. Ni Pinochet, se atrevió a tanto (pedir condenas a jueces por Cadena nacional). “Machotes” también los chavistas argentinos que celebran, como suyas, todos los disparates y arbitrariedades, que dice y hace, su admirado Comandante.
En Venezuela el Estado de Derecho, tal como lo entienden las personas decentes, no rige. La señora María Lourdes Afiuni se encuentra, sola su alma, contra el aparato de poder del Estado. Su destino es pasar sus mejores años en la cárcel. La única chance que tiene para eludir esa ignominia, hoy está fuera de su país; y es que la solidaridad internacional se apiade de ella y presione a Chávez. Los que aman la libertad y la justicia no pueden, o no debieran hacerse los desentendidos.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 30, 2017