CARTA ABIERTA AL VICARIO CASTRENSE

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Escuchando sus declaraciones acabado el acto político de La Rioja hubo una frase suya que sigue resonando, aún, en mis oídos: “Es importante descubrir que la injusticia y la mentira no son la última palabra”, lamentablemente la injusticia y la mentira en este caso, sí han tenido la última palabra.

La mentira triunfa en este caso sea cual sea la campana que queramos escuchar; si Ud. cree realmente que Angelelli murió en un atentado por odio a la Fe, entonces Monseñor Witte, el Obispo de la Rioja que reemplazó a Angelelli miente ya que él dijo que había muerto en un accidente, caso contrario, si creemos en las palabras de Monseñor Witte, al que la conferencia episcopal jamás rebatió sus dichos, la CEA, el papa y Ud. mienten pues tratan de imponerle a los católicos de Argentina un “mártir” que no lo fue.

También la injusticia triunfa en este asunto. Al igual que con las víctimas del terrorismo para las que no hay ni “parque de la memoria” ni reconocimiento oficial tampoco hay reconocimiento de los obispos ni, menos aún, del papa a dos mártires verdaderos, Carlos Sacheri y Jordán Bruno Genta ya que, con solo leer los comunicados de los terroristas que los asesinaron no hay dudas que estos crímenes si fueron hechos por odio a la Fe.

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Sacheri

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Genta

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Olivera

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Cáceres

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Witte

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Porque usted, y esto hay que decirlo monseñor, tiene la memoria sesgada, nos dice: “Con la Beatificación de los Mártires, podemos ver el triunfo de la vida, del Evangelio,..” entonces, ya que hablamos de mártires ¿qué otra cosa fueron el Capitán Cáceres, el Teniente Berdina, los soldaditos de Formosa, entre muchos otros?, ¿o Ud. cree que solo dieron la vida porque era su obligación o porque estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado?

No nos engañemos, ni, por favor, nos engañe. Siga con su sumisión a las medias verdades con las que se manejan los obispos argentinos porque Ud. sabe muy bien que jamás un militar, un gendarme, un policía será declarados mártir, que para ellos no habrá beatificaciones, ni misas ni homenajes ni curas vociferantes esperando el momento de volver a enlutar a la Patria.

JOSE LUIS MILIA

josemilia_686@hotmail.com

 


PrisioneroEnArgentina.com

Mayo 2, 2019


 

De Richter a Cáceres

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El Teniente Coronel Rodolfo Richter recuerda el combate de Río Pueblo Viejo y realiza un homenaje al Capitán (PM) Héctor Cáceres que le salvó la vida perdiendo la propia.

 

 Por la Dra. ANDREA PALOMAS ALARCÓN

 

Dra. ANDREA PALOMAS ALARCÓN

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 15, 2019


 

Homenaje al Capitán Héctor Cáceres

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A TODOS LOS CAMARADAS DE LAS FUERZAS ARMADAS, FUERZAS DE SEGURIDAD, FUERZAS POLICIALES Y FUERZAS PENITENCIARIAS.

A LOS FAMILIARES DE LOS PRESOS POLÍTICOS.

A TODOS LOS ALLEGADOS, AMIGOS Y COMPATRIOTAS.

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Estimados Camaradas y Amigos

La Unión de Promociones adhiere y convoca para que todos los familiares, amigos, allegados e interesados en general que puedan hacerlo, se sumen en un merecido e ineludible homenaje a un Héroe de la Patria, organizado por la Asociación Tucumana de Oficiales Retirados “Islas Malvinas“, según el siguiente detalle:

¡¡¡ Requerimos una vez más, presencia, participación, constancia, compromiso y militancia !!!.

Coronel (R) Guillermo César Viola.

Unión de Promociones.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 14, 2019


 

El primer combate en el monte tucumano

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Por Jorge Martínez

Por Agustín de Beitía

A comienzos de 1975, en Tucumán, la guerra revolucionaria iniciada una década antes por las bandas guerrilleras dio un salto cualitativo.

Desde el año anterior el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Mario Roberto Santucho había apostado una “Compañía de Monte” para operar en la provincia norteña con la intención de separarla del resto del país y buscar el reconocimiento internacional del territorio seccionado. En respuesta a ese desafío, el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón tomó la decisión a fines de 1974 de eliminar la amenaza. Por decreto ordenó a las Fuerzas Armadas la misión de “neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos” en la zona. Nacía así la “Operación Independencia”.

Hace 44 años se libró el primer combate de aquella campaña. Fue el 14 de febrero de 1975 en el río Pueblo Viejo, unos 60 kilómetros al sudoeste de la capital provincial. Un Equipo de Combate (EC) del Ejército compuesto por unos 60 hombres, de regreso de una misión de exploración bordeando el curso de agua de oeste a este, se topó con una columna del ERP de entre 20 y 30 insurrectos que parecía retirarse del sector de norte a sur.

Al frente del destacamento militar iban un cabo 1° y el Teniente Rodolfo Richter. Más atrás avanzaban el jefe del EC, capitán Juan Carlos Jones, y el Teniente 1° Héctor Cáceres. No era habitual ese orden de marcha, con los cuadros en posición tan avanzada. Pero el Ejército lo había dispuesto así para desmentir la propaganda del ERP que acusaba a los oficiales de esconderse en la retaguardia para exponer a los soldados.

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Eran cerca de las 17 de una tarde calurosa y húmeda cuando Richter, quien al igual que Cáceres era paracaidista y “comando”, divisó un guerrillero al frente. De inmediato se lanzó a perseguirlo haciendo fuego con su fusil. Pero en la veloz carrera no percibió a un segundo subversivo oculto que le disparó un escopetazo por la espalda. Gravemente herido, Richter quedó tumbado, pidiendo auxilio. Detrás de él marchaba Cáceres. Richter pensó que, al verlo herido, esperaría el momento oportuno para acercarse. Pero Cáceres no esperó. Sin dudarlo se arrojó cuerpo a tierra al lado del oficial herido mientras arreciaba el tiroteo entre las vanguardias de las dos formaciones. Ese indudable acto heroico tuvo un alto precio. Un disparo de FAL hirió a Cáceres en el hombro, atravesó el omóplato y fue directo al corazón. El teniente 1° emitió un quejido y quedó muerto. Tenía 29 años y se convirtió en el primer oficial del Ejército con aptitud de “comando” caído en combate. El enfrentamiento fue intenso pero breve. Ante el despliegue del Ejército y el apoyo de helicópteros, los guerrilleros se replegaron dejando dos muertos sobre el terreno. Los militares habían sufrido un muerto, y tres heridos, uno de ellos, Richter, de extrema gravedad. Había recibido diez perdigones de escopeta: dos fueron al pulmón, uno pegó en la columna y los demás se alojaron en otras partes del cuerpo. Por causa de esas lesiones quedaría paralítico para el resto de sus días. Tenía entonces 26 años.

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Richter

Santucho

Martínez de Perón

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Cáceres

Jones

Gabetta

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Así terminó el primer combate en el monte contra la guerrilla de izquierda. El heroísmo del capitán post mortem Héctor Cáceres cayó en el olvido, mientras que cuatro de los oficiales que se batieron ese día de hace 44 años hoy están presos, acusados de presuntos delitos de lesa humanidad por acciones posteriores. Richter, en tanto,  permaneció en el Ejército hasta 1991, cuando con el rango de teniente coronel se retiró para dedicarse al estudio y la docencia universitaria.

Con mucho esfuerzo, y después de atravesar exigentes programas de rehabilitación, el impetuoso “comando” pudo recibirse como licenciado en ciencia política, para luego ser ayudante de cátedra y profesor. Escribió además dos libros, uno en coautoría con el ex miembro del ERP, Carlos Gabetta, en el que estampan sus visiones discrepantes sobre la violencia setentista.

Richter no reniega de su pasado militar, al que recuerda con el orgullo de haber pertenecido a un Ejército que tenía una misión que cumplió con coraje y eficacia. Su inquietud está dirigida más bien a los derrotados que, con obstinada laboriosidad, no dejan de reescribir la historia del interminable conflicto de los años ’70.

“El problema -se lamenta- es que un día venga un tipo y me diga: ‘Rodolfo, vos te caíste en la bañadera, estás en la silla de ruedas porque te caíste en la bañadera, vos no combatiste nunca, no existió la Operación Independencia’. Y a eso van. Me están cambiando la historia y no quiero que cambien la historia que yo viví”.

 

Martínez y De Beitía son los autores de “El otro demonio”, cuyo capítulo 7 está dedicado al Teniente Coronel Rodolfo Richter.

 


Envío y colaboración: DRA. ANDREA PALOMAS ALARCÓN


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 12, 2019


 

A 43 AÑOS DEL COMBATE DE “PUEBLO VIEJO

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 Escribe JUAN CARLOS JONES TAMAYO.

CARTA ABIERTA PARA MIS LEALES VALIENTES OFICIALES, SUBOFICIALES Y SOLDADOS DE LAS CLASES 53 Y 54 INTEGRANTES DEL “EQUIPO DE COMBATE GAM 5” DURANTE LA “OPERACION INDEPENDENCIA”

Como lo hago todos los años, esté donde esté, quiero conmemorar junto a todos ustedes lo vivido por nosotros el 14 de Febrero de 1975 y homenajear a aquellos que fueron víctimas del terrorismo en los sucesos de ese día.
Cabe señalar que éste es el cuarto año que lo hago como Prisionero de Guerra y Preso Político, detenido en forma anticonstitucional con “Prisión Preventiva” desde el 01 de octubre de 2014.
Recuerden como en un día como hoy, el 07 de febrero de 1975 a las 23 horas, partimos desde nuestro cuartel del GAM 5, en Jujuy, rumbo a Tucumán en cumplimiento a lo ordenado por el Decreto Nº 261/75 78 del gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, donde ordenaba al Ejército realizar operaciones militares, para “neutralizar y/o aniquilar” el accionar de los elementos subversivos en la provincia de Tucumán. El día 08 permanecimos en la ciudad de Tucumán, en la Compañía de Arsenales 5, y el 09, a las 03.00 de la mañana nos dirigimos hacia lo que sería nuestra primera “Base de Combate” en la escuela de “Los Sosa”, junto con el Equipo de Combate del RIM 20.
En pocos días más se cumplen 43 años en que nos internábamos en la selva de “La Florida”, en columna de a uno, buscando una madriguera de la llamada “Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez ” integrante de la banda terrorista del “Ejército Revolucionario del Pueblo” (ERP), para aniquilar su conformación en pos de “asegurar” la paz interior.
Como recordarán, el combate se desarrolló en la margen sur del río Pueblo Viejo, a la altura de un puesto de la “Finca Sarmiento”, a las 16.45 hs., en un sendero que corría paralelo al río y que discurría por el denso y enmarañado monte tucumano.
Ese 14 de febrero, a las 07.00 horas, dos fracciones del Equipo de Combate (EC) del GAM 5 (menos una Sección), bajo la supervisión del entonces Mayor Julio Luis Teodomiro Bidone, 2do Jefe de la Fuerza de Tarea “Chañi” (era el 2do Jefe del GAM 5), iniciamos un reconocimiento ofensivo en el monte hacia el sur-oeste de la ciudad de Monteros, tras atravesar el extenso y tupido cañaveral, hasta el sur del río Pueblo Viejo. Inicialmente, la marcha se realizó en vehículos hasta la zona denominada “El Vivero” y desde allí a pie atravesando el monte de “La Florida” hasta las compuertas del mencionado río, lugar que se alcanzó a las 16.00 horas. Aproximadamente una hora después, el EC inició el regreso por una senda diferente, bordeando el río Pueblo Viejo. A las 16.45 horas tomamos contacto con un grupo guerrillero, iniciándose un combate de encuentro contra 20/30 guerrilleros.
Nos encontramos casi sorpresivamente. Los guerrilleros emboscaron a la punta de infantería del EC, hiriendo gravemente al  entonces Teniente Rodolfo Richter. y, cuando el otro oficial de especialidad comando, el Teniente 1ro.Héctor Cáceres, intentó acudir en su ayuda, recibió por la espalda un disparo de FAL que impactó en su corazón. Se hacia el anochecer cuando se generalizó el combate en ambas orillas del río Pueblo Viejo. El EC del GAM 5 contraatacó y persiguió al enemigo que huía, apoyado por helicópteros de Aviación de Ejército a órdenes del entonces Capitán Arturo Grandineti; logrando abatir a 3 guerrilleros e hiriendo a varios más. El resto de los insurgentes se dio a la fuga aprovechando la oscuridad. En el contraataque resultaron también heridos el entonces Subteniente Daniel Arias y el Cabo 1ro Orellana.
Después de su bautismo de fuego, la Fuerza de Tarea “CHAÑI” (RIM 20 y GAM5) cambió el nombre, pasando a denominarse FT “Capitán Cáceres” en homenaje al héroe muerto en combate, ascendido “post mortem”, y el EC/GAM5 cambió su nombre por el de EC “Pueblo Viejo” recordando el lugar del primer combate de la “Operación Independencia”. Recuerden que ese 14 de febrero nos convertimos rápidamente en “infantería de monte”, sin olvidar nuestro origen de “artilleros de montaña”. Fue un rápido, costoso y doloroso aprendizaje en medio del combate.
Para nuestras tres bajas de combate, nuestra admiración, agradecimiento y reconocimiento
Admiración, porque demostraron ser verdaderos soldados argentinos que supieron entregar su humanidad por la PATRIA. Agradecimiento, porque sus actitudes quedaron como ejemplo de ciudadanos responsables, íconos de la defensa de nuestro sistema Republicano, Representativo y Federal. Reconocimiento, porque son arquetipos de hombres leales al juramento que, algún 20 de junio, realizaron ante la bandera celeste y blanca de “defenderla hasta perder la vida”, y así lo hicieron.
Parece que todo eso hubiese sido ayer y, sin embargo, casi medio siglo nos separa de esa historia.
Con la idea que seguramente pudiese ser reiterativo, les comento que aún hoy me duele el recuerdo del momento en que, esa noche, después del combate, pasamos por los “Canchones” de Monteros donde se realizaban los bailes de Carnaval y la gente bailaba entre risas arrojando serpentinas y papel picado, mientras nosotros pasábamos en un silencioso y respetuoso homenaje a nuestros camaradas caídos unas horas antes cuando nosotros “bailábamos otra música” mientras nos arrojaban proyectiles de fusiles, escopetas, ametralladoras y granadas de mano. La gente de Monteros no conocía nuestro “baile”. Peor fue durante la guerra de Malvinas, el país miraba el Mundial de Futbol por TV mientras en las Islas morían argentinos. No fue como Monteros, que no conocía aún el combate, la Argentina si conocía lo de Malvinas, pero no podía dejar de ver “el fulbito”.
Ese dolor aún lo llevo porque observo que 43 años después, la Argentina sigue igual, insensible, individualista e incriminadora.
Ojalá este 14 de Febrero los habitantes del pueblo tucumano de “Capitán Cáceres” (ex Yacuchina) rindan un justo homenaje al héroe de quien hoy llevan su nombre.
Aún conservo, preservado en un pequeño sobre de plástico, el escapulario de la Virgen del Carmen que nos entregaron las monjas Carmelitas descalzas de Río Blanco (Jujuy) a pedido de nuestro Jefe de GAM 5, el entonces Tte. Cnl. José Eduardo Durand Cornejo y nuestro Capellán Monseñor Germán Mallagray, quienes nos acompañaron en las patrullas a los montes y cerros en varias oportunidades.
Como todos los años, quiero saludar, en particular, a los Oficiales que estaban ese 14 de Febrero en Pueblo Viejo, los Sres. Coronel (R) Julio Bidone, Teniente Coronel (R) Horacio Marengo y Teniente Coronel (R) Aldo H. Martínez Segón, quienes, como yo, hoy somos Prisioneros de Guerra y Presos Políticos por causas inventadas en otros años. Cabe señalar que al Teniente Coronel Marengo, quien había sido condenado a 16 años de Prisión por el TOF “Jujuy”, por supuestos delitos cometidos en 1976 en esa provincia, y llevando cumplidos 8 años de cárcel, la Cámara de Casación lo ABSOLVIO. ¿Quién le devuelve a él y a su familia los 8 años perdidos de su vida?
Nuestro homenaje al heroico Capitán Héctor Cáceres y para los valerosos y sufridos Teniente Coronel (R) Rodolfo Richter, Capitán (R) Daniel Arias y Sargento 1º (R) Orellana.
Mi reconocimiento a todos los suboficiales del EC que lucharon con patriotismo, lealtad y profesionalismo.
También, mi reconocimiento a todos los valerosos jóvenes soldados jujeños y salteños que combatieron ese día. Entonces tenían 20/21 años, hoy son dignos ciudadanos de 63/64. De cada uno recuerdo su cara y su apellido.
Me despido de todos los integrantes del “Equipo de Combate GAM 5” evocando y reiterando una frase que escribí en mi camarote de la prisión de Güemes (Salta) el 17 de agosto de 2015; que dice: “Con orgullo estoy donde y como estoy, sólo por haber sido lo que fui, lo que soy y lo que siempre seré, un OFICIAL DEL GORIOSO EJERCITO ARGENTINO”.
Sigamos llevando adelante la defensa de la PATRIA desde y como cada uno de nosotros pueda. CAMARADAS, EL COMBATE NO HA TERMINADO.
¡¡SOLDADO, NUNCA TE ARREPIENTAS NI PIDAS PERDON POR DEFENDER A LA PATRIA!!

Equipo de Combate GAM 5: ¡¡FIRMES!!. ¡¡SUBORDINACION Y VALOR!!
¡¡VIVA LA PATRIA!!

JUAN CARLOS JONES TAMAYO
Año 1975 Capitán. Jefe de Equipo de Combate GAM 5
Año 2018 Cnl (R) Prisionero de Guerra

PD: “HAN CONVERTIDO LA VENGANZA EN ESTA PSEUDO JUSTICIA”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 7, 2018


 

Mauricio Ortín le contesta a Daniel Gutman

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Mauricio Ortín y otra posición al respecto de la nota del diario La Nación, firmada por Daniel Gutman.


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Separar la paja del trigo

gutman Por Daniel Gutman

Un reducido pelotón del Ejército Argentino marchaba en la tarde del 14 de febrero de 1975 por un paraje del monte tucumano cuando se encontró con un grupo de guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y entró en combate. Uno de los militares, el teniente Rodolfo Richter, cayó herido. Enseguida, el capitán Héctor Cáceres se tiró encima de él, lo cubrió con su propio cuerpo y le susurró: “Quedate tranquilo que ya te saco”. Pero no pudo hacerlo, porque otro tiro le acertó a él en el corazón y lo mató en el acto. Esto me lo contó hace varios años el hoy teniente coronel Richter, quien por las heridas de ese día -en el que también fueron muertos dos guerrilleros- quedó condenado de por vida a una silla de ruedas.

Entonces, apenas se iniciaba el Operativo Independencia, cuya naturaleza quedaría clara rápidamente. Gracias a un decreto de la presidenta Isabel Perón, que ordenaba “neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en Tucumán”, el Ejército Argentino militarizó la provincia y se lanzó a la persecución de militantes políticos no armados, sindicalistas o estudiantes que no tenían vínculos con los campamentos guerrilleros instalados en las laderas del Aconquija. El primer jefe del Operativo, el general Acdel Vilas, estaba convencido de que era absurdo combatir militarmente al ERP si no se lo atacaba antes en “sus verdaderas causas”. Así, llegó a Tucumán decidido a arrasar con los derechos humanos y a dar la pelea no en el monte, sino en facultades, gremios, partidos políticos, colegios e iglesias.

Para hacer el trabajo instaló en la provincia los primeros centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que conoció la Argentina. Durante esos primeros meses, se desentendió del grupo guerrillero rural que, con poco más que un desmesurado voluntarismo, soñaba con hacer la revolución. De hecho, el combate en el que murieron Cáceres y los guerrilleros Héctor Toledo y Víctor Lasser se debió a un encuentro puramente accidental entre los dos bandos. El objetivo de las fuerzas estatales era librar “una guerra sucia, de desgaste, una guerra tenebrosa y solapada, sin límites de tiempo, que se gana con decisión y cálculo”, según Vilas escribiría años más tarde. Ya se sabe cómo terminó ese experimento realizado durante el gobierno peronista: luego del golpe militar, el modelo criminal probado en Tucumán se extendió a todo el país y sirvió para aniquilar a miles de personas que no tenían nada que ver con la lucha armada.

Sin embargo, el capitán Cáceres no tuvo ninguna participación en el terrorismo de Estado. Nadie le ha adjudicado torturas o asesinatos. Simplemente, cumplió una orden legítima de salir al combate, arriesgó su cuerpo por un compañero y lo pagó con su vida, a los 29 años. La propaganda oficial de entonces lo exaltó como el primer muerto en combate del Ejército Argentino desde la Guerra del Paraguay. Esta exagerada calificación respondía a los intereses del gobierno peronista y de las Fuerzas Armadas, que querían magnificar la amenaza guerrillera y con la muerte de Cáceres conseguían un símbolo de carne y hueso. A él, hace pocos días, sus compañeros de promoción en el Colegio Militar, al cumplirse 50 años de su egreso, intentaron homenajearlo con una placa recordatoria, que algunos tomaron como una provocación.

¿Por qué hay quienes suponen que no se puede homenajear a un militar que murió durante un combate entablado por orden del gobierno constitucional? ¿Entienden que una reivindicación de Cáceres implica convalidar los crímenes de la dictadura? ¿Tan difícil es separar la paja del trigo? ¿O es que sus familiares no merecen respeto y consuelo, como cualquiera que haya pasado por un trauma similar? ¿Acaso hay algo que iguale a Cáceres con Videla, Massera u otros militares condenados por crímenes de lesa humanidad?

Rodolfo Richter, aquel oficial al que Cáceres le salvó la vida, se doctoró en Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina, con una investigación acerca de las condiciones en las que el ERP lanzó la lucha revolucionaria. Defendió su tesis el año pasado, ante un público de militares y también de ex guerrilleros, con los que no tiene rencores sino respeto mutuo. Como Cáceres, Richter peleó con armas legítimas contra el ERP, por orden de un gobierno democrático, y nunca fue acusado de haber participado en la represión ilegal. Cuando lo entrevisté, resumió en una frase la soledad de sentirse víctima de la manipulación de la historia. “Un día de éstos -me dijo- alguien me va a decir: «Vos no estás en silla de ruedas porque te hirieron en un combate contra la guerrilla. Eso lo soñaste. Vos estás en silla de ruedas porque te caíste en la bañadera»”.

Miembro del Tribunal de Solución de Controversias de la Organización Mundial de Comercio

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Gutman confunde la paja con el trigo

ortin-mauricioPor Mauricio Ortín

En relación al artículo de Daniel Gutman (http://www.lanacion.com.ar/1956590-separar-la-paja-del-trigo) digo, lo siguiente: Es falso que Cáceres fue exaltado como “el primer muerto en combate del Ejército Argentino desde la Guerra del Paraguay” y que el gobierno peronista y las FF.AA “querían magnificar la amenaza guerrillera”. El ERP y Montoneros habían declarado la guerra al gobierno constitucional. Por esa época Firmenich y compañía movilizaba a decena de miles de personas. El ERP asaltaba cuarteles, fabricaba armas, secuestraba, extorsionaba y estaba organizado en casi todo el país. Con el diario del lunes la cosa parece muy fácil. Antes de Cáceres asesinaron a muchos militares, policías, guardiacárceles, sindicalistas, políticos, empresarios y hasta niños. Los guerrilleros fueron cualquier cosa menos víctimas. Es falso que “luego del golpe militar, el modelo criminal probado en Tucumán se extendió a todo el país y sirvió para aniquilar a miles de personas que no tenían nada que ver con la lucha armada.” Baschetti, ex montonero y principal historiador de la banda, hizo un registro riguroso de los caídos de propia tropa que anda en los cuatro mil. Los otros dos mil son del ERP. Inocentes no llegan a cincuenta. Número bajísimo para una guerra con 8000 muertos. Fue el peronismo el principal responsable de ensangrentar el país. En su seno comenzaron los crímenes de Montoneros y la Triple A; ambos, en su momento, alentados por Perón. El ERP trabajaba por cuenta propia. Que Gutman les endose la culpa a los militares es una guachada más de los políticamente correctos. Es muy civilizado pedirle a los policías y militares que pongan la otra mejilla a los que los asesinaban con bombas y por la espalda. “Animémonos y vayan”. Asisto a los juicios de lesa humanidad. Es lo peor que sucede en la Argentina. A la vista de todos se mete preso sin pruebas, con testimonios como los de Vertbisky, Perdía y otros a viejos de 90 años. Actualmente, en Tucumán, los asesinos degenerados del Capitán Viola, Núñez, Carrizo, Emperador, etc, se presentan como querellantes y testigos-víctimas contra los policías que los metieron en cana por tan alevoso crimen. El impresentable de Mattini (Arnol Kremer), jefe del ERP, declaró en el juicio de La Perla, en Córdoba, que la guerrilla en Tucumán no fue tal; más bien se trató de una salida de pícnic, una excursión al monte. Ahora bien, en todos los libros que escribió y en los reportajes se presenta como un soldado que no tiene nada que envidiar al Che. En todas las revistas del ERP (Estrella Roja y El Combatiente) por lo menos una vez por página se sostiene que están en guerra civil y que tomarán el poder. Todos los asesinatos son ahí reivindicados. Dice Gutman que el ERP: “con poco más que un desmesurado voluntarismo, soñaba con hacer la revolución.” Lo que no dice es que, además de soñar, se dedicaban full time a asesinar.

 En Francia los progre argentinos son “Je suis Charlie Hebdo”, aquí, en cambio, son “je suis Santucho”. El gobierno de Hollande destino 80000 policías para atrapar a dos subversivos. Los mató porque ellos no toman prisioneros a los terroristas y porque Hollande dijo “Francia está en guerra”.

Los Montoneros y el ERP fueron contemporáneos a la banda terrorista palestina Septiembre Negro (los Montoneros socios); cuando ésta asesinó a once atletas judíos en la masacre de Munich gatilló los mecanismos de defensa de Israel. Las fuerzas represoras israelíes los persiguieron por todo el mundo y los asesinaron allí donde los encontraron. En Noruega, mataron por error a un inocente. La pregunta para Gutman, es: ¿Quiénes son los criminales? ¿Los terroristas palestinos o los militares judíos? No vi que Israel honre con monumentos a los asesinos de israelíes, ni tampoco los indemnice con sumas millonarias.

Estoy convencido de que si el capitán Héctor Cáceres estuviera vivo estaría pudriéndose en una cárcel con los miles de los que pelearon contra la subversión. Por orden de Isabel o de Videla ¡qué importa! ¿Acaso un cabo, un agente, un subteniente o un mayor podía darse el lujo de desobedecer?

La persecución que la prensa y la política lleva adelante contra los acusados de lesa humanidad es, de lejos, lo más infame que sucede en la Argentina. Después de asesinar a un inocente, no debe haber crimen más grave que privar de la libertad o a quién no ha hecho nada para merecerlo. Con democracia y todo esta es la Argentina más decadente y cobarde de la que tenga memoria.

Miembro del Centro Estudios Salta

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