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 Por CLAUDIO KUSSMAN.

 

KURSK SIN OLVIDO

La construcción del poderoso submarino nuclear ruso, Kursk, destinado a cazar portaaviones, se inició en 1990 siendo botado en diciembre de 1994, pasando a ser parte de la Flota del Norte con base en Vidyayevo en el Oblast de Murmansk. Se trataba de una nave de la clase  Oscar-II, tenía una eslora de 154 metros, una manga de 18 y un desplazamiento de 13.400 toneladas (Ara San Juan 65, 8.66 y 2.140 toneladas  respectivamente). Debía su nombre al de la ciudad homónima donde en l943, se libró una de  las batallas  más grande de la historia de la segunda guerra mundial, en la que participaron alrededor de tres millones de soldados, más de 6300 tanques y unos 4400 aviones. La clase a la que pertenecía este submarino fue calificada como insumergible (si esta palabra tiene aplicación en un submarino), gracias a su doble casco, siendo el externo de acero al cromoníquel que lo hacía resistente a la corrosión. Con la disolución de la Unión Soviética (1990-1991), toda la flota soviética había experimentado recortes presupuestarios. Así muchos submarinos y equipo pesado de guerra  fueron abandonados para oxidarse, excepto el  más esencial de primera línea que igualmente comenzó a ser inadecuadamente inspeccionado.

El 12 de agosto de 2000  durante un ejercicio en el mar de Barents, según la versión oficial, basada en los resultados de la investigación de la Fiscalía General, a las 11:28 hora local (7:28 UTC-Tiempo Universal Coordinado) se produjo una explosión al disparar un torpedo sin carga, en la sala que los contenía. Ocurrió cuando el peróxido de hidrógeno usado como propelente para el torpedo, se filtró a través de la herrumbre de la carcasa de este y reaccionó en contacto con cobre y latón, causando una reacción en cadena que marcó el principio del fin. La compuerta estanca que separaba este compartimiento del resto del submarino, como era costumbre había quedado abierta a raíz del exceso de aire comprimido que se expulsaba cada vez que se efectuaba un disparo. Así la onda expansiva se propagó a los dos primeros compartimentos, de un total de nueve que tenía este gigantesco submarino. Inicialmente murieron 7 tripulantes y otros 36 resultaron heridos. Tras declararse un incendio que pasó a otros compartimentos, las llamas y el humo llegaron al puesto de mando. Se cree que el capitán intentó ordenar un soplado de emergencia, pero el humo los venció. La boya de emergencia, diseñada para soltarse del submarino automáticamente y ayudar a los rescatadores a encontrarlo, no se desplegó. Increíblemente el verano anterior en una misión llevada  a cabo en el Mediterráneo, por temor a que la misma se soltara accidentalmente y revelara la presencia de la nave a la flota estadounidense, había sido desactivada.  Dos minutos y quince segundos después de la explosión inicial, tuvo lugar otra mucho más grande estando el submarino  apoyado en el fondo marino a 108 metros de profundidad. La información sismográfica de las estaciones existentes a lo largo del norte de Europa midió una magnitud de 3.50 en la escala de Richter. Tras esa explosión, los reactores nucleares se desactivaron para evitar un desastre nuclear, pero quedó abierto en el casco diseñado para descender a mil metros de profundidad,  un agujero de unos dos metros cuadrados. El agua inundó otros compartimentos a razón de 90.000 metros por segundo, matando a gran parte de la tripulación. Entonces una vez más se impuso la mentira y la Armada rusa  intentó al principio, mantener en secreto el accidente.  Al pasar los días y ante las presiones internacionales y la de los familiares de los marineros y oficiales del Kursk, el 16 de agosto se reconoció la tragedia y la imposibilidad de resolverla. El presidente VLADIMIR PUTIN que se había hecho cargo del gobierno cuatro meses antes,  da la orden de aceptar la ayuda extranjera,  después de hablar con el presidente de Estados Unidos BILL CLINTON. El día 19 el gobierno ruso informa a los familiares que no hay sobrevivientes, pese a ello el patriarca ortodoxo, Alejo II, preside un oficio religioso para pedir el milagro en la catedral Cristo Salvador de Moscú, el mayor templo de Rusia.

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Al anochecer llega a la zona del desastre el buque de Noruega Normand Pioneer con 27 buzos especialistas y un mini sumergible -el LR5- todos ellos del Reino Unido. Más tarde  se incorpora otro buque noruego, el Seaway Eagleen con otros 12 buzos noruegos.

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ISMERLO La Oficina Internacional para el Rescate y Escape de Submarinos o Ismerlo por sus siglas en inglés (International Submarine Escape and Rescue Liaison Office), es una organización internacional que actúa cuando hay submarinos accidentados en el mar.

Fue creada en el año 2003, inicialmente por la OTAN y el Grupo de Trabajo para el rescate submarino (SMERWG) luego del hundimiento del submarino K-141 Kursk,  para asistir en la coordinación global de búsqueda y operaciones de rescate donde hay submarinos accidentados. Como pudimos comprobar, actuó en el caso del submarino ARA San Juan.

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Al día siguiente los buzos inspeccionan la nave siniestrada y el 21 ingresan a la misma, comprobándose que todo su interior estaba inundado y todos los tripulantes fallecidos. El gigantesco submarino fue reflotado finalmente el 8 de octubre de 2001 por dos empresas holandesas Mammut y Smit International, a un costo de 65 millones de dólares siendo  la operación  televisada en directo a todo el mundo. Se recuperaron 115 cuerpos del total de 118 víctimas. En ello no imperaron las razones humanitarias, en este caso el gran peligro eran los explosivos que llevaba el submarino y los reactores nucleares, que finalmente fueron desactivados en el año 2003.   Si bien las versiones oficiales hablaban de muerte inmediata, luego se estableció  23  tripulantes habrían logrado sobrevivir,  después de la tragedia en la parte trasera del submarino. Esto lo hizo saber una nota del Capitán Teniente DMITRI KOLÉSNIKOV hallada en un bolsillo de su pantalón, escritas el mismo día del desastre.

En una de sus partes expresa: “13.15. Todos los tripulantes de los compartimentos sexto, séptimo y octavo pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas”.  “Parece que no tenemos grandes posibilidades. Un 10 o 20%”. Es la última entrada escrita el 12 de agosto, a las 15:15 (cuatro horas después de la explosión). El Kremlin vio su imagen afectada debido a las acusaciones sobre su pésima forma de llevar el asunto; repleta de secretismos y de informaciones oficiales que llegaban con cuentagotas. PUTIN,  de vacaciones en Sochi al momento de la tragedia, las continuó cinco días más. Todo ello hizo que se generaran especulaciones y rumores de todo tipo, llegando algunos diarios rusos a afirmar que el sumergible había sido embestido por otro estadounidense o que se había producido una colisión con boyas inglesas. Pasaron los años, diferentes tragedias marítimas se sucedieron en el mundo, pero nunca se deja de mencionar y destacar esta por su dramatismo y ser la peor catástrofe naval de la historia postsoviética.

 

Claudio Kussman

Interno L.U.P 345.349

Servicio Penitenciario Federal

Noviembre 18, 2018

 

 

 

 

“Sea lo que sea que pierdas, siempre nos encontraremos a nosotros mismos en el mar”

E.E. Cummings (1894-1962)

 


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Noviembre 18, 2018