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 Escribe MARÍA FERREYRA.

 

 

 

Mariano Rajoy, si bien es presidente del Gobierno de España desde el 2011, no ha despertado hoy a los sucesos internacionales. El haber nacido en 1955 lo faculta (sospecho) para comprender (infiero) el horror que significa la muerte de un niño como Juan Eduardo Barrios en manos del terrorismo argentino, ya que respiró la muerte de sus compatriotas (asumo) en los atentados del 11 de marzo del 2004 en la Comunidad de Madrid.

Hacia el 23 de marzo de ese año, el número oficial de muertos era de 190. El recuento definitivo de heridos fue de 1857 personas lesionadas. Este atentado fue el segundo atentado en número de víctimas mortales tras el derribo de un avión de aerolíneas Pan Am en Lockerbie, Gran Bretaña, el día 21 de diciembre de 1988.

Los heridos fueron trasladados a diversos nosocomios de Madrid. El número de afectados fue tan grande que fue preciso instalar hospitales de campaña en las instalaciones deportivas Daoíz y Velarde, para proporcionar los primeros auxilios.

El 10 de mayo murió un recién nacido a las 48 horas de nacer debido a las heridas sufridas por su madre en el atentado. ​ En 2014 murió la última víctima de los atentados, tras pasar diez años en coma. ​ Así, la cifra total de muertos alcanzó a 193 personas.

De todas maneras, Rajoy, como se expresara en la nota NÁUSEAS, rinde tributo a terroristas en otros países, ya que en casa sería un insulto. España, y otra vez los espejitos de colores…

 


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Abril 11, 2018