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Los Presos Políticos argentinos deberían estar orgullosos de recibir indiferencia por parte de Su Santidad.

 

 Por Fabian Kussman.

 

Que el Papa Francisco no tenga una palabra para con los presos políticos de regímenes totalitarios debería ser una gran satisfacción. Si el presidente Mauricio Macri no se expide públicamente sobre la lenta agonía e ilegalidades sufridas de ex uniformados (esto es un hecho, no quiero inferir que no lo haga a puertas cerradas), ¿Por qué debería hacerlo el Santo Padre, ocupado en atender millones de plegarias que nunca serán contestadas?

El escándalo de abusos sexuales que incrimina a un instituto para niños con discapacidades auditivas en Argentina ahora está rozando al propio Papa Francisco, después de que presuntas víctimas del Reverendo Nicola Corradi dijeran que escribieron una carta al pontífice en 2014 advirtiéndole que el supuesto pedófilo había sido reasignado al país mencionado. Nicola Corradi, de 82 años, y Horacio Corbacho, otro sacerdote, de 55 años, fueron arrestados en diciembre del 2016 junto con tres empleados por el presunto abuso de al menos 24 niños sordos que asistían al Instituto en la ciudad de Mendoza. Cuando la policía allanó el instituto y encontró revistas de mujeres desnudas y casi 34.000 dólares en la habitación de Corradi. Las familias de las víctimas afirman que el Vaticano conocía desde al menos 2009, que Corradi fue públicamente acusado de abusar de los estudiantes en un Instituto de Verona, Italia.

A menudo nos sorprendemos al no conocer quiénes son nuestros vecinos. Qué tanto sabemos de ellos. A que se dedican. A donde envían a sus niños en las tardes. O nuestros compañeros de trabajo. Que pasatiempo tienen. Cuál es el deportista que más admiran. Que diarios leen. Nos rascamos la cabeza cuando descubrimos que al encargado de la cafetería no le gusta el futbol o la secretaria del jefe no usa maquillaje. Ya no es perturbador descobijar oscuros negocios inmobiliarios o farmacéuticos en el Vaticano. O recibir la noticia que uno de los “contables de Dios” (El sacerdote español Lucio Balda, por mencionar a uno) haya sido arrestado por corrupción.

El Vaticano informó en el año 2014 a fiscales de Polonia que su ex embajador en la República Dominicana, bajo investigación por presunto abuso sexual, está cubierto por la inmunidad diplomática y que el Vaticano no extradita a sus ciudadanos. El arzobispo polaco Josef Wesolowski es el funcionario vaticano de más alto rango que ha sido investigado por supuestos abusos sexuales, y su caso ha planteado dudas sobre si el Vaticano, al sacarlo de la jurisdicción dominicana, lo estaba protegiendo y poniendo sus propias investigaciones por encima de las autoridades de la nación caribeña. La Santa Sede relevó de su trabajo a Wesolowski después de que el Cardenal Jesús López, Arzobispo de Santo Domingo, informara al Papa Francisco en julio del 2014 sobre rumores de que Wesolowski abusó sexualmente de adolescentes en la República Dominicana. Las autoridades dominicanas abrieron posteriormente una investigación, pero no llegaron a acusado. En Polonia, también se ha abierto una investigación sobre Wesolowski. El portavoz del Vaticano, el Reverendo Federico Lombardi, ha negado que Roma proteja a Wesolowski y que el Vaticano no esté cooperando con las investigaciones mientras conduce sus propias sondas. El portavoz de la fiscalía provincial de Varsovia, Przemyslaw Nowak, dijo que los fiscales polacos habían pedido recientemente al Vaticano información sobre el estatus legal de Wesolowski como parte de su propia investigación. Dijo que el Vaticano había confirmado que Wesolowski es un ciudadano de la ciudad del Vaticano, que el Vaticano no extradita a sus ciudadanos y que, como nuncio, o embajador de la Santa Sede, Wesolowski goza de plena inmunidad diplomática.

Estas son situaciones más que alarmantes. La lista es larga. El caso de sacerdotes en Boston es otro ejemplo. A lo largo de Estados Unidos solamente, se apilan causas y causas -muchas de las cuales se resolvieron fuera de las cortes- sin una palabra oficial del Vaticano.

Es por ello que, si Jorge Bergoglio no emite señales de preocupación hacia figuras caídas en desgracia, los Presos Políticos argentinos deberían tomar esto como un símbolo de ayuda hacia ellos, a su integridad y a su búsqueda por la verdad.

Su papado ha sido una letanía de declaraciones confusas para los fieles sobre los temas más sensibles y delicados, aunque claro en sus ideas políticas. En cuestiones donde los católicos pueden legítimamente tener opiniones divergentes, como la inmigración, la economía o el cambio climático, Francisco parece atrapado en arenas movedizas. Sus pensamientos hacen que muchos católicos pregunten dónde está situada la Iglesia en cuestiones de fe.

“Es provisional, y por eso la gran mayoría de nuestros matrimonios sacramentales son nulos. Porque dicen ‘sí, por el resto de mi vida’, pero no saben lo que están diciendo. Porque tienen una cultura diferente. Lo dicen, tienen buena voluntad, pero no lo saben “, dijo Francisco en el invierno romano del 2016. Decir que la “gran mayoría” de los matrimonios católicos son nulos, o inválidos, es una afirmación que no es verdadera, sabia, ni justa. La infalibilidad papal espeta que quienes se casan lo hacen sin saben que cometen un error, pero igualmente El Vaticano apoya estas decisiones.

Este, el “Papa del pueblo”, ciertamente no le da mucho crédito a sus ovejas. Para que un matrimonio católico sea válido todo lo que se necesita es la libertad de casarse y el consentimiento de ambas partes. Cuando un católico escucha esto, debe regocijarse de estar en la vereda opuesta del primer Papa sudamericano.

Hablando en una reunión con jóvenes en el estadio Kasarani en Nairobi, Kenia, en noviembre del año 2015, el Papa Francisco se dirigió a una pregunta que se le había hecho sobre la corrupción.

En su respuesta dijo: “No hay corrupción, no sólo en la política sino en todas las instituciones, incluso en el Vaticano. La corrupción es algo que se arrastra. Es como el azúcar: es dulce, nos gusta, se va abajo fácilmente. ¿Y entonces? ¡Nos enfermamos! ¡Llegamos a un final desagradable! ¡Con todo ese azúcar fácil acabamos como diabéticos, y nuestro país se convierte en diabético! “

Aquí no es difícil intuir que Jorge Bergoglio sabe de corrupción en la Santa Sede, y para afirmar esto debe tener pruebas. Tantas como el presidente Macri para pronosticar el fin del negocio de los derechos humanos, bajo su mandato. Para sentenciar esto, el presidente debe tener pruebas, sino es otro título de diario amarillista. Si el presidente afirma, sabe y tiene pruebas de esa corrupción, si el Papa afirma, sabe y tiene pruebas de esa corrupción, y permanecen en sus tronos sin hacer nada, enfrentamos un grave caso de inoperancia, desinterés, hipocresía.

 

 


Fabian Kussman

PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 9, 2017