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La pacificación definitiva, en las manos de un hombre que demostró con su ejemplo y dejó de lado su convenciencia personal en pos del bien de sus conciudadanos.

 

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DÍA DE LA LIBERTAD

Los sudafricanos están celebrando el ”Día de la Libertad ”, una festividad muy importante -tal vez la más importante- en el país. En este día hace 23 años, los sudafricanos votaron en sus primeras elecciones después del apartheid.

Sudáfrica se pone de pie para celebrar la libertad política y electoral del país después de años de violenta oposición a minorías -conocido como apartheid-.

La votación del 27 de abril de 1994 fue la primera de las elecciones nacionales sin discriminación racial en la que se permitió votar a todas las personas de más de 18 años de cualquier grupo de raza, incluidos los ciudadanos extranjeros residentes permanentemente en Sudáfrica.

El gobierno comunicó que se defenderá el slogan de Juntos, profundizando la democracia y construyendo comunidades más seguras y libres de crímenes. Un legado que se originó en la conducta de -quizas- el hombre más importante en la historia del continente negro.

En la primera conmemoración de la fiesta, el entonces presidente Nelson Mandela se dirigió al Parlamento y pronunció:

“A medida que el alba inició este día, el 27 de abril de 1994, pocos de nosotros podíamos suprimir la hinchazón de la emoción, ya que nos recordaba el terrible pasado del cual venimos como nación; Las grandes posibilidades que tenemos ahora; Y el brillante futuro que nos atrae”. 

“Y así nos reunimos aquí hoy, y en otras partes del país, para marcar un día histórico en la vida de nuestra nación. Dondequiera que los sudafricanos estén en todo el mundo, nuestro corazón late como uno, renovando nuestra lealtad común a nuestro país y nuestro compromiso con su futuro”.

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CLONAR A MANDELA

Quizás uno de los individuos más ampliamente reconocidos asociados con la comprensión, el perdón y el bienestar común en un gobierno es Nelson Mandela, que desempeñó un papel fundamental en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. Como el primer presidente sudafricano elegido a través de una elección democrática plenamente representativa y sin segregación, Mandela galvanizó a su país para que persiguiera un camino de perdón y reconciliación, permitiendo a muchos dejar atrás las atrocidades que ocurrieron durante el reinado del apartheid. Después de haber sido sometido a un total de 27 años de prisión, gran parte de los cuales sirvió en Robben Island, Mandela estaba en una posición única para pregonar con su ejemplo la paz y el perdón de sus compatriotas.

Nelson Mandela, conocido por su clan como Madiba, nació en 1918 en un pequeño pueblo en el Cabo Oriental de Sudáfrica. En 1942 comenzó a asistir a las reuniones del Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de liberación nacional que trabajó para unir al pueblo africano y luchar por cambios políticos, sociales y económicos. Con los años Mandela progresó a través de la organización, primero como un activista y fundador, y finalmente se convirtió en el presidente de la Liga Juvenil del ANC.

Sus años de trabajo en pos de cambios condujeron a su arresto en 1962, donde fue acusado de dejar el país ilegalmente e incitar a los trabajadores a huelgas, pasando 27 años en la cárcel. Mandela soportó no sólo el confinamiento de la prisión, sino la separación de su familia y sus seres queridos. Por ejemplo, en el lapso de 12 meses (entre 1968 y 1969), tanto la madre de Mandela, como su hijo mayor murieron, y no se le permitió asistir a los funerales.

Con miles de personas muertas y heridas durante los diversos levantamientos contra el apartheid, Mandela se erigió en un símbolo de esperanza y progreso en su país. En su discurso inaugural de 1994, declaró: “Ha llegado el momento de sanar las heridas, ha llegado el momento de superar los abismos que nos dividen”. Como Nelson Mandela fue elegido para su presidencia en 1994, tuvo que enfrentarse a la realidad de liderar a aquellos contra quienes había luchado durante años; Los que lo habían encarcelado, torturado a su pueblo, y actuado de manera discriminatoria contra las poblaciones de raza negra.

A pesar de ello, Mandela impulsó la integración en su país. Tal vez haya usted tenido la oportunidad de ver la película Invictus, en ella se ilustra esta lucha mostrando el retroceso que enfrentó al intentar integrar sus propias fuerzas de seguridad. En la película, Mandela responde a este reto diciendo: “El perdón libera el alma, elimina el miedo, por eso es un arma tan poderosa”. Otras acciones, como invitar a su carcelero blanco a asistir a su inauguración como invitado de honor, también mostró activamente el camino de la reconciliación a los demás.

Por lo tanto, lo que hizo a Mandela tan exitoso en su uso del amor y el perdón fue que no sólo habló de ello, sino que lo demostró con creces también. Trabajó diligentemente para conseguir sus objetivos entre la población, ya sea a través del poder unificador de los deportes nacionales o a través de la formación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación que ayudaría a lidiar con el pasado del país. Mandela reconoció la interconexión de la humanidad, afirmando “Yo soy lo que soy por lo que todos somos”. Para Mandela, estos principios no eran un camino a la fama, a su cuenta bancaria o al poder, sino para su país.


Fabian Kussman

email@PrisioneroEnArgentina.com

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@FabianKussman


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Abril 27, 2017