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El Petro es una moneda venezolana basada en la tecnología de la cadena de bloques y, según el gobierno de Nicolás Maduro, respaldado por las reservas de varios recursos naturales de Venezuela como petróleo, oro, diamantes y gas. Hasta el momento, cada petro estaría respaldado por un barril de petróleo de la cesta de crudo venezolano. La moneda ha sido sujeto de críticas, algunas de las cuales sostienen que el Petro no es una criptomoneda por no ser descentralizada, y sitios web como ICOindex han calificado al Petro como una estafa mayor.

El Petro debía ser la criptomoneda con la que Venezuela iba a “vencer el bloqueo financiero”, según el presidente de ese país, Nicolás Maduro. Pero, año y medio después de su debut, analistas económicos, miembros de la industria de las criptomonedas y muchos venezolanos desconocen la situación real de la criptodivisa.

“No existe” o “fue una estafa” suelen ser las primeras respuestas que se obtienen al preguntar sobre el petro a expertos en criptomonedas. El motivo: el petro está ausente en todas las grandes exchanges o casas de cambio internacionales, esas plataformas digitales como Binance o Coinbase donde los usuarios compran y venden bitcoins, ethers, litecoins o cualquiera de las más de 2.300 criptodivisas que existen en el mercado.

Sin embargo, el gobierno venezolano no deja de anunciar nuevos usos para el petro: importar, pagar impuestos, habitaciones de hotel, las tasas para obtener el pasaporte…

Además, durante el último año ha adjudicado bonos extra en petros a pensionistas, a portadores del carnet de la patria (un documento de identidad opcional que la oposición considera un instrumento político) y a finales de junio Maduro “ordenó” que se abra un millón de wallets (“billeteras” digitales en las que se almacenan las criptomonedas) en petros para jóvenes.

A esta orden se suma la que dio al Banco de Venezuela a principios de julio: que instale taquillas de petro en todas sus sedes para que la gente lo use en sus transacciones financieras.

“Este es el único país del mundo donde el gobierno, como política de Estado, ha asumido iniciativas para que las criptomonedas formen parte de todo el sistema económico, comercial, monetario y financiero del país”, afirmó el mandatario.

Pero, ¿realmente hay gente que utilice el petro?

¿Y para qué?

Fuera de la región, se duda hasta de la existencia de esta criptomoneda.

“No tengo noticias de que nadie lo esté usando realmente ni de que haya despegado o tenido algún tipo de éxito”, declaró la semana pasada en referencia al petro Steve Mnuchin, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, en una conferencia de prensa.

“¿Cuál es la verdad y en qué estado está el petro? Para mí es un misterio… Estuve siguiéndolo de cerca pero ya no sé si sigue siendo real”, dijo Garrick Hileman, jefe de investigación de la empresa de criptomonedas Blockchain y profesor adjunto de la escuela London School of Economics (LSE).

“No sé de nadie que haya poseído o usado un petro”, aseguró Joe Waltman, director ejecutivo de GiveCrypto, la ONG de Coinbase que ayuda a venezolanos dándoles criptomonedas y fomentando el uso de estas en negocios locales. “Nuestra organización es, probablemente, la que más ha trabajado con criptomonedas en Venezuela y yo ya me había olvidado de que el petro existía”.

“Nosotros lo vimos bastante al principio, pero después, lo que yo entiendo y, tal vez esté equivocado, es que no se ha podido usar”, aseguró Francisco Rodríguez, director de la firma de análisis económicos para el mercado latinoamericano, Torino Economics.

Tom Robinson, cofundador de la compañía de análisis de blockchain Elliptic, también le perdió el rastro: “En la industria, todos consideran al petro una especie de broma, no creen que sea una criptomoneda de verdad. Consideran que es un engaño”.

“No hemos visto evidencia en ninguna blockchain de que exista o esté siendo transferido. No está cotizando en ninguna casa de cambio, así que, hasta donde entendemos, no existe”. Las casas de cambio consultadas por analistas financieros no quisieron comentar por qué no comerciaban el petro en sus plataformas.

“Si fuera una verdadera criptomoneda, eso significaría que cualquiera puede hacer transacciones con ella… Los creadores no tendrían control sobre ella así que no podrían determinar si cotiza en una casa de cambio o no. No creo que sean las casas de cambio las que hayan decidido no ofrecerla. Hay cientos en todo el mundo y muchas de ellas ignoran por completo las regulaciones, así que se esperaría que estuviera en al menos una de esas. Pero sucede que no está en ninguna y creemos que es porque no existe. Al menos, no como criptomoneda”, concluyó Robinson.

El petro sí cuenta con la tecnología blockchain, como pudieron comprobar un par de expertos financieros. Pero su control está centralizado.

Solo se puede comprar en determinados lugares: con bolívares en la sede de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip), con criptomonedas en las casas de cambio venezolanas autorizadas por el gobierno y con bitcoins, litecoins o dashes en la página web http://www.petro.gob.ve

Este último método fue el que usó Ángel Ruzza, un profesor universitario de informática en Venezuela.

Como muchos venezolanos, en los últimos años ha recurrido a las criptomonedas para evitar que sus ahorros se esfumen con la hiperinflación, que este año alcanzará 10.000.000%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Usar criptomonedas me ha ayudado a hacer compras a nivel internacional en páginas como Amazon… Aquí colocan el precio de los dólares demasiado inaccesible para uno, que tiene bolívares. Con criptomonedas sale más económico”, dijo Ruzza.

Ruzza afirmó que empezó a comprar el petro “para darle usabilidad”. Pero esta es limitada. Él lo emplea para comprar otras criptomonedas. Como un corredor de bolsa, “tracea” las fluctuaciones en los precios del bitcoin y el petro en el mercado secundario “para que no haya pérdida”.

Según explicó, el petro se puede conseguir unos US$5 o US$10 más barato en las casas de cambio permitidas, como Amberes Coin, que al igual que la Sunacrip, no respondió a requerimientos periodísticos. “Uno lo consigue más económico por allí y luego lo cambia a bitcoins… Y, cuando uno realiza la conversión, te lo transfieren en bolívares pero a tasa oficial”.

El profesor espera a que el bitcoin baje para comprarlo; después, a que suba para adquirir petros con él y, luego, a que baje una vez más para volver a comprar bitcoins con estos petros que valen más porque son canjeados a la tasa oficial que garantiza el gobierno. Puede parecer un proceso demasiado largo y complejo para una ganancia que no supera los US$10, pero Ruzza cree que vale la pena en lacomplicada situación económica que vive Venezuela.

Quien quiera usar los petros para comprar algo más que bitcoins puede dirigirse al único negocio donde se acepta esta criptomoneda: el portal PetroShop, que comenzó a operar el pasado 23 de junio. Allí, un centenar de vendedores ofertan desde un paquete de 48 condones a 0,50192404 petros (US$30) hasta un mes de Netflix por 0,12 petros (US$7).

Su fundador, Carlos Gil, es un arquitecto venezolano que quería “darle un impulso” al petro, así que creó un grupo de Telegram llamado PetroShop Venezuela para poner en contacto a quienes querían utilizar la criptomoneda.

“Al principio comprábamos y vendíamos la propia moneda. Luego, cosas sencillas: desde zapatos hasta licor”. Ante el interés que generó el grupo, que hoy suma 653 miembros, Gil decidió emprender y hacer de PetroShop una plataforma de comercio digital.

“El uso del petro ya se está masificando porque el Estado tiene una política de apoyo y bonificaciones a la población. Los más desposeídos incluso tienen la oportunidad de ahorrar en petros. El Estado les otorga bonos y ellos pueden decidir pasarlos a bolívares o mantenerlos en petros”.

“Y, cuando lo tienen en petros, no se les devalúa la moneda porque este tiene un precio estable”, aseguró.

El valor inicial del petro se fijó en US$60, pero este se va actualizando en base a una fórmula que tiene en cuenta el precio de las commodities más “representativas de la riqueza del subsuelo venezolano”: el petróleo, el oro, el diamante y el hierro.

Durante la entrevista, el sitio de PetroShop estaba “colapsado” porque se había “generado mucho tráfico por los anuncios que se han dado últimamente”, según explicó el arquitecto. Él, su esposa y una persona más se encargan del funcionamiento de una página en la que ha puesto muchas esperanzas, pero que de momento no da resultados.

De los 108 artículos disponibles, todavía no se ha vendido ninguno. Aunque Gil se mantiene optimista: “Las transacciones han estado un poco flojas porque la gente quiere tener confianza. Poco a poco hemos ido explicándoles, enseñándoles, se han hecho transacciones de prueba. Todavía, transacciones como tal, definitivas, no se han hecho, pero sí ha habido muchos intentos”.

El problema de PetroShop, según Gil, es la desconfianza: “Lo que falta es darle ese impulso para que la gente se interese y confíe en la transacción”.

Según los expertos, este es el gran problema del petro en general.

“Toda moneda depende de la confianza… El concepto detrás del petro es más que válido, el problema es la forma en que lo hacen: que requiere de una alta confianza en la auditoría de sus subyacentes y esa confianza no existe”, dijo el director ejecutivo de la ONG Bitcoin Argentina, Rodrigo Andragnes.

“El país de Venezuela y sus mandatarios no son confiables, entonces cualquier cosa que ellos generen lo pueden manipular después… Pueden modificar como lo han hecho ya, porque al principio decían que estaba respaldada por las reservas petróleo. Después, que no, que petróleo más no sé qué otra cosa. Entonces, depende de que las leyes no cambien y en Venezuela no hay nada escrito en piedra”.

“La realidad es que la construcción de confianza sobre el petro es nula… Va a terminal mal: cambian de gobierno, se va Maduro y declaran que el petro es anticonstitucional y deja de existir… Hay miles de razones por las que el petro puede fallar. Puede no: va a fallar”, agrega Rodrigo Andragnes.

En realidad, el petro ya fue declarado inconstitucional… Pero por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en el exilio, un órgano formado por magistrados huidos del país a quienes la oposición considera legítimos y el gobierno, usurpadores. Pese a estar en el extranjero, continúan celebrando juicios y emitiendo sentencias que, esperan, algún día se apliquen.

Fue a esta institución a la que acudió el abogado venezolano especializado en derecho de la propiedad Franklin Hoet Linares cuando se dio con la sorpresa de que el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (Sapi) estaba exigiendo a sus clientes extranjeros que pagaran los derechos sobre sus marcas y patentes en petros.

“Pagar en petros es un delito, está prohibido por Estados Unidos”, recuerda el letrado. En marzo del año pasado, el gobierno de Donald Trump vetó las transacciones en petro a los estadounidenses y a quienes se encontraran dentro de su territorio. Según las autoridades de ese país, la criptomoneda era un intento de burlar las sanciones económicas que impuso a Venezuela.

Hoet Linares, radica en Miami y representa a grandes empresas, muchas de ellas, estadounidenses, que se veían afectadas por la nueva exigencia del Sapi. “Lo del petro es perverso porque no es ninguna moneda de curso natural en Venezuela, donde solamente está el bolívar”.

“Además, es discriminación, porque incluso a los extranjeros residentes en Venezuela les estaban exigiendo que pagaran en petros”. Según explicó, la industria de los agentes de la propiedad intelectual se negó a usar el petro y solo una compañía peruana acabó haciéndolo. 

“El gremio se unió porque todo el mundo sabía que el bufete que pagara en petros iba a tener su cuenta bancaria contaminada y ninguno quiso tomar esa vía… EE.UU. lo hubiera detectado”, afirmó.

El Sapi tampoco quiso dar explicaciones al público, sin embargo, en su página web aún se anuncia la posibilidad de pagar en petros y la wallet o cuenta digital donde hay que hacer el depósito. Si se consulta en el explorador de petros, los resultados muestran que, desde que fuera habilitada hace más de cinco meses, esta wallet ha registrado apenas cuatro transacciones, todas en febrero de 2019.

El TSJ en el exilio le dio la razón a Hoet Linares, quien sabe que este ente no está reconocido en Venezuela, pero espera que las instituciones internacionales a las que piensa acudir- como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la Asociación Internacional de Marcas (INTA)- sí consideren válido el fallo.

De momento, sus clientes y el resto del gremio está pagando al Sapi con divisas tangibles, aunque extranjeras.

Desafíos como este han impedido que el petro cumpla con uno de sus principales objetivos: evadir las sanciones económicas que pesan sobre Venezuela.

Los analistasaseguran no saber de ninguna empresa extranjera que esté negociando con Venezuela en petros, pese a que Maduro ha anunciado varias veces que la criptomoneda iba a empezar utilizarse en determinadas industrias.

Por ejemplo, el año pasado dijo que las aerolíneas que viajan a Caracas tendrían que pagar en petros el combustible que compren allí.

Iberia, que vuela tres veces por semana al país sudamericano afirma que “no le constaba” esta exigencia. Air Europa y Air France declinaron hacer comentarios y Tap Air Portugal no contestó a la petición de información.

Si bien el Estado intenta fomentar el uso del petro, muchos se resisten. Y no solo grandes empresas que pueden permitirse bufetes como el de Hoet Linares.

Daniel Denis tiene un pequeño negocio en el municipio de Leonardo Infante, en el norte de Venezuela. Cada año recibe una estimación de los impuestos que tendrá que pagar por su local de envíos de paquetes y pagos de servicios. La de este año, lo dejó indignado.

El documento, al que tuvo acceso BBC Mundo, indica que sus ingresos brutos en 2018 fueron 13.648 bolívares. En base a estos, la alcaldía ha calculado que en 2019 deberá pagar 480.000 bolívares, 35 veces lo que ganó en todo un año de trabajo.

¿Por qué se disparó la cifra? Porque, antes de que acabara 2018, la Alcaldía de Leonardo Infante decidió cambiar la ordenanza municipal para hacer las estimaciones usando el petro como referente.

“Mi estimación de este año son 6 petros… Al usar esta unidad, están confiscando el 100% de mis ingresos”, le dijo el comerciante a periodistas internacionales. La Alcaldía de Leonardo Infante no contestó a la petición de información de la prensa.

“Yo me negué obviamente a pagar mis impuestos en petros y pedí que se me hiciera mi cálculo como establece la norma: en unidades tributarias”, afirmó Denis.

Las autoridades quieren que abone los 480.000 bolívares en mensualidades durante todo 2019. No solo es una cantidad que sobrepasa la capacidad de su negocio, sino que también teme que, a medida que avance el año y la hiperinflación incremente el valor del petro, la Alcaldía actualice la suma.

“Ellos te rebajan lo que ya pagaste pero te vuelven a recalcular y entonces, ¿cuándo pagas la deuda? ¡Nunca!”, dice.

Según dijo, la Alcaldía ni siquiera tiene una wallet para cobrar en petros: “Ellos te lo cobran en bolívares, pero el cálculo te lo hacen en petros… ¿Cómo me vas a cobrar algo en una moneda sin tener capacidad de recibirme esa moneda?”.

¿Y a qué se debe el cambio de referente tributario?

“La unidad tributaria está en 50 bolívares, que obviamente es irrisorio. Es un valor muy pequeño para el tema de la hiperinflación y todo lo que ha sucedido en el país. Pero eso no es culpa nuestra sino del Banco Central de Venezuela que no ha podido nivelar el valor de la unidad tributaria porque sería reconocer toda la archi mega devaluación que hemos tenido estos últimos cuatro años”, aseguró Denis.

“Hacerlo público les afectaría porque tendrían que pagarle más a todos los que trabajan en el aparato público. ¡Todo lo que representa modificar esa unidad! Entonces ellos dijeron: ‘Bueno nada, como no podemos cambiarla nos creamos una moneda adicional y listo, le ponemos un valor que nosotros podemos subir cuando queramos”.

“El asunto es que esto no lo pueden calcular de esta manera y muchísimo menos por el impacto que tiene, no solo en los comercios, sino también en la vivienda: aquí se cobra en petros por el permiso de vehículo, por el aseo urbano residencial y comercial, por la propiedad inmobiliaria, por todo”.

Negarse a pagar los impuestos ya le costó un par de días de cierre forzado en junio y una multa de 11 petros que tampoco piensa pagar.

“No puedo aceptarlo, prefiero cerrar el negocio porque igualmente todo me lo están quitando en impuestos”.

El petro puede “no existir” fuera de Venezuela, pero dentro ya está afectando la vida de venezolanos como Ángel Ruzza y Daniel Denis. Para bien o para mal.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Julio 25, 2019