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Por el Grl Heriberto J. Auel

SOLDADO….

Ponte de pie, que no te quiebre

El desdén de un pueblo adormecido.

Levántate, no  han  de  arrogarse

 Que  joven o viejo te han vencido.

Cnl Hugo E. Pabon

 

  1. Los hechos ocurridos recientemente.

  2. Algunas causas de la Inseguridad Nacional.

  3. La “excepcionalidad”

  1. Los hechos ocurridos recientemente.

No hace mucho tiempo se definía en Brasil que la final de la Copa Libertadores se jugaba en Buenos Aires entre River y Boca, los dos clubes de fútbol que convocan el mayor número de socios y adherentes en nuestro país. La alegría y el orgullo envolvían al mundo futbolero y los comentaristas deportivos expresaban este estado de ánimo en todos los medios. La Argentina estaba de fiesta y olvidaba -por un momento- los efectos de la crisis cambiaria y sus consecuencias.

¿Acaso no era el fútbol la principal y única motivación social que sacaba a las calles a la bandera nacional, que ya no aparece en los grandes aniversarios de la Patria en las últimas décadas? Hasta que llegó el momento de definir quién era el campeón. Había que disputar dos partidos y a través ellos, progresivamente, el Dr. Jekyll argentino se transformó en Mr. Hyde -que es el monstruo que los progresistas nos ha creado- (1) como franja transversal  transculturizada que nos mantiene socialmente “agrietados” y “contractivos”.

En el mes de Julio de éste año 2018, invitado por las autoridades del Club del Progreso, pronunciamos una conferencia cuyo título fue “Las Claves de la Inseguridad Nacional” (2). En su inicio, dijimos: “¿Pueden los padres ignorar qué “defensas” deben darle a su bebé -a través de vacunas, alimentos y vitaminas- para que rechace la agresión del medio ambiente en el que vive? Pues, valga el caso, eso es lo que estamos haciendo con nuestra sociedad, toda vez que una política comunicacional de la Seguridad Nacional, no existe. Esta es la principal causa de la inseguridad/indefensión que padecemos, pues en las guerras en acto -de 7ma G-, la orientación de la opinión pública es esencial.

Agregábamos: “En la presente etapa de la civilización, la del “conocimiento”, la Seguridad Pública se unificó con la Seguridad Estratégica, pero en nuestro extremo occidente-sur ello no ha sido difundido. La Argentina -ideológicamente encapsulada en los últimos años, hasta el 2015- (3) se evadió de su circunstancia internacional y envuelta en falacias -el relato- se dirigió inconscientemente al “Estado fallido” (4) a través de la auto-destrucción de su núcleo duro: las FFAA y el sistema Judicial Penal Federal, que fue y es empleado para la destrucción de las primeras”.

(3). H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. Julio de 2010. www.ieeba.org

(4). H. J. Auel. “El Estado Nación regional frente a las amenazas estratégicas globalizadas”. Junio de 1988. www.ieeba.org

Más adelante afirmábamos:

“El resultado de las elecciones presidenciales en Colombia el 17 Jun 18, contrario a los intereses de las FARC, dio inicio a una nueva etapa revolucionaria subcontinental. Seguramente se va a manifestar con una nueva ola de violencia en ese país. Además, los resultados de las próximas elecciones en Méjico y Brasil serán definitorios para articular los próximos pasos a dar por los Foros de San Pablo y de Porto Alegre y condicionarán el ritmo/oportunidad para la contraofensiva revolucionaria en el Cono Sur, prometida en el Encuentro de Managua. Los ejercicios preliminares de esta maniobra en acto están en superficie en El Comahue, Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario y Mendoza”.

Estas afirmaciones que realizáramos en aquella conferencia han quedado totalmente corroboradas en los últimos meses y -desde nuestro punto de vista- en la crisis del fútbol que tuvo su punto álgido en Libertador y Lidoro Quinteros y dentro de las instalaciones de River el pasado sábado 24 de Noviembre. Hubo centenares de comentarios sobre estos hechos y aun continúan, en todos los medios. Se han expresado sobre la inseguridad del caso -que nos abochorna- periodistas, politólogos, políticos, psicólogos, psiquiatras, hinchas de fútbol, funcionarios, etc. Pero, como es de costumbre, no hemos escuchado a un solo polemólogo o estratega especializado en amenazas y riesgos contemporáneos a la Seguridad Nacional, que expliquen las causales de estos fenómenos socio-políticos con idoneidad, desde una perspectiva especializada, en un momento tan oportuno para hacerlo.

¿No nos han dicho -en los últimos tiempos- que existe una probada interconexión entre las barras bravas, los sectores políticos violentos y las mafias internacionales?

Lo ocurrido al ómnibus de Boca no fue casual y no fue un imponderable, sino que fue un grave imprevisto o un hecho adecuadamente previsto por el enemigo. El primer caso indicaría que no hubo plan de seguridad y, si lo hubo, careció de una mínima eficiencia. Todo plan determina una  organización -ajustada a su objetivo-. Lo que se observó, “desde afuera”, es que ella no existió. El segundo caso nos lleva a pensar ¿se “liberó” éste tramo del viaje del colectivo?

 Escuchamos repetidamente -en esos días- de parte de funcionarios, la palabra “coordinación”. Ésta no sirvió para la complejidad operativa e institucional del hecho. Era imprescindible la conjunción. Se quebró el principio de unidad de comando y con ello el ejercicio de las responsabilidades. Un plan, cuando se carece de contacto, necesariamente debe ser proactivo y esto es lo que no vimos. Podría ser reactivo -en el contacto- si existieran destrezas tácticas y procedimientos adquiridos, acompañadas con una enérgica disciplina y agilidad de los elementos intervinientes, que no aparecieron.

La evidente entrega de la iniciativa al agresor -principio de la libertad de acción- indica fuertes carencias de inteligencia oportuna -en el tramo de marras- o bien, el designio de que el atentado ocurriera. La constitución de reservas móviles pre-localizadas, tampoco se observó. Ellas eran indispensables para intervenir, en el caso de una sorpresa.

Si el allanamiento al domicilio del jefe de la “barra brava” el día viernes 23 -previo a los hechos- indicaba que habría un núcleo de 300 hombres -sin entradas- que operarían fuera del estadio como agresores, su localización, cerco y control era fundamental para evitar lo que ocurrió. Allí se reitera una clara tendencia reactiva del planificador, probablemente inercial, originada en sus previas experiencias profesionales o bien, la intención de no controlar al “cuello de botella”, ideal para una emboscada.

  1. Algunas causas de la Inseguridad Nacional.

Decíamos en la conferencia citada renglones más arriba:

Han pasado treinta y cinco años desde el cese de los combates y aun la sociedad no ha asumido a sus guerras. No las asimilamos. Nuestros TTOOFF legos aceptan lo que las querellas -representantes del agresor de ayer- dictan ante los estrados: “no hubo una guerra”. Si la Justicia y las querellas reconocieran que la hubo, nuestros soldados deberían estar frente a los tribunales del Fuero Militar. Los jurisconsultos del más alto nivel estatal borraron el Art. 18 de la CN y la psico-política hizo el resto. “Una política de estado”, de hecho, ha podido reformar la Constitución Nacional, el Tratado de Roma, la Justicia Militar y los Tribunales de Honor de las FFAA (7)”.

(7). H. J. Auel. “El narco-terrorismo, el Estado Nacional, la democracia y las FFAA”. 26 de Abril de 2014. www.ieeba.org

Si “no hubo una guerra contrarrevolucionaria” y el agresor no existió, como nos dice el “relato”, ¿podemos entender y explicar porqué la inseguridad/indefensión sigue avanzando? Sabemos que hay una constante búsqueda por parte de la izquierda radical -todos los días- de una mayor ingobernabilidad, consecuentemente podríamos plantear la hipótesis de que el partido de la final River-Boca fue una gran oportunidad para crear un hecho bochornoso para el país, a solo días del G 20, en Buenos Aires. Y, si este supuesto fuera válido, ¿no sabíamos que las barras bravas son organizaciones mafiosas, con relaciones políticas interrelacionadas con el narcoterrorismo -sostén financiero de la pseudo revolución neo-marxista-?

¿O es casual que la política de DDHH ha reemplazado a la política de Seguridad Nacional,  en los últimos treinta y cinco años?

¿Por qué los licuados partidos políticos se oponen a aceptar la existencia de las nuevas amenazas estratégicas presentes, fronteras adentro, categorizándolas como simples problemas de seguridad pública?

¿Por qué son inamovibles las perversas leyes que garantizan la inseguridad y la indefensión?

¿Por qué se limita el empleo de armas de fuego por parte de las policías, a contramano de la legislación internacional?

¿Por qué se continúa con la “venganza” focalizada en los TTOOFF que “juzgan” a los inexistentes delitos de lesa humanidad?

¿Por qué las “abuelas”, “madres” o “hijos” y demás simpatizantes de antiguos terroristas, entre ellos connotados “idiotas útiles”, quieren mantener a las policías “condicionadas” y a las FFAA “extrañadas”.

Estos actores -políticamente correctos- siempre han justificado a los “jóvenes idealistas” y siguen demonizando a las fuerzas legales que constitucionalmente deberían ostentar el monopolio de la fuerza dentro de nuestros límites, pero que permanecen limitadas o desarmadas, a pesar del grito de la calle por la Seguridad y la Justicia. ¿Será casual que estos mismos actores políticos sostienen el “abolicionismo del derecho penal” y el “garantismo” en la interpretación de las normas existentes? (3).

Podríamos continuar -indefinidamente- haciéndonos preguntas de éste tipo, que no tienen respuestas lógicas y al final arribamos a la conclusión de que la gravedad de la situación que permitiría sincerar la situación, no llegará. Lo comprobamos cuando la Corte se desdice de sus recientes fallos, aceptando aberraciones jurídicas para acomodarse -momentáneamente- con lo políticamente correcto o cuando nos apercibimos del tremendo vaciamiento institucional que padecemos, al compararnos con  países vecinos.

Existe otro aspecto de éste fenómeno socio-político en acto, al parecer ignorado por la dirigencia argentina a pesar de su centralidad, para un país en doble posguerra. Es el siguiente:

en toda posguerra se produce una transculturación en el vencido, impulsado normalmente por el vencedor.

Es lo que nos viene ocurriendo desde 1983, en continua profundización. Nuestra identidad se ha “relativizado” y el Estado Nacional argentino continúa debilitando a sus Instituciones.

La Nación Argentina triunfó en todos los combates que nos impuso el agresor terrorista revolucionario en los ´70. Es en los combates -en el nivel táctico- donde se obtiene la VICTORIA. El cuasi-Estado Nacional careció de Estrategia, no dio batalla, que es la imprescindible dirección de los combates. Si ésta hubiese existido la victoria militar-táctica habría trascendido al nivel político, consolidando una nueva PAX. Pero NO fue así.

La derrota táctica en el Atlántico Sur -1982- trajo el colapso del “Gobierno del Proceso” y en razón de dicho colapso, el nuevo gobierno -1983- no reconoció la victoria argentina sobre el agresor revolucionario sino que, contrariamente, le concedió espacios de poder y demonizó a sus FFAA, de Seguridad y Policiales a través de los medios de comunicación del propio Estado.

Cuarenta y ocho horas después de acceder al poder dictó -el 12 Dic 83- el Decreto 158/83, que judicializó al hecho socio-político guerra, con lo que entregó la VICTORIA al agresor revolucionario comunista.

Se produjo así el TRASTOCAMIENTO del triunfo argentino, en el terreno, en la derrota estratégica que aun padecemos, trastocamiento probable -previsto por Clausewitz en su monumental obra “De La Guerra” (4)- cuando no hay Estrategia.

 

El efecto inmediato del “trastocamiento” fue el pasaje de los Derechos Humanos -contenidos en nuestra Constitución Nacional- que fueron defendidos por las Fuerzas del Estado Argentino, a manos de los comunistas representados por un sinnúmero de OONNGG de fachada -ello continúa hoy- como fenómeno totalmente naturalizado por una sociedad confundida y ansiosa, ante la multiplicidad de crímenes morbosos, totalmente evitables.

Ésta maniobra, que otorgó a la “revolución vencida” la totalidad de nuestro territorio -como “zona liberada”- ha sido acompañada por el sibilino proceso de transculturación de la ciudadanía desde el Estado, comenzando por la escuela primaria, con una nueva programación ideologizada y acompañada por una comunicación social programada, constante y eficiente.

Bajo el encubrimiento de la “democratización” de las instituciones, de la existencia de un “fascismo” generalizado y de partidarios de las dictaduras, llegamos al anarquía caótica provocada por la “ideología del género”, el “indigenismo”, el “feminismo” y demás “ismos” que responden al “progresismo gramsciano”, en reemplazo o complemento del antiguo “estalinismo”. Éste parsimonioso “entrismo” está presente en todos los niveles sociales y en todos los partidos. Lo hemos visto en la votación por el aborto legal. Es el transversalismo” cultural.

 

Acontecimientos como los ocurridos con el ómnibus de Boca o con el caso Maldonado, conmueven a la sociedad durante unos días, pero otros escándalos los dejan rápidamente en el olvido. Continúan los comentarios y las opiniones, pero nadie se anima a poner en superficie la esencia del fenómeno. El “curro de los DDHH” sigue su curso. Hay una cobardía absoluta frente a los anatemas de la izquierda radical, cuyo paradigma es la intocable Hebe Pastor. El control de la opinión pública por parte de la “revolución”, está llegando a su sibilino zenit.

  1. La “excepcionalidad” argentina.

Hay algunos argentinos a quienes les place conducir a contramano. Les place ser la “excepción” frente a la norma. Las razones de ésta sinrazón son numerosas, pero la que queremos señalar en -éste caso- es netamente ideológica. Se agregaron a esta especie de  “excepcionalistas” -a lo largo de los últimos treinta y cinco años- un sinnúmero de zánganos e hipócritas, dispuestos a libar en el “curro de la política de los DDHH” y actualmente constituyen un tercio de la población nacional.

Nuestro país es el único de la región que acumuló la desgraciada experiencia de pelear las dos guerras típicas de la era nuclear: una “muy limitada” -no convencional- y otra “limitada” -convencional-. Nuestros vecinos -y algunos que no lo son- observaron, estudiaron y aprendieron de ambas experiencias, ajustando su planeamiento estratégico, su doctrina y sus organizaciones. Nosotros, que las habíamos vivido dramáticamente, no lo hicimos. Y a treinta y cinco años del colapso del Proceso, en estos días, hubo quienes se ufanaron de ser la “excepción”, al costo de padecer un nivel de inseguridad e indefensión inédito en nuestra corta historia. ¿Por qué miramos y no vemos? (5).

El efecto de la derrota en el Atlántico Sur, verdadero mazazo psicológico para los argentinos permitió, a los partícipes y simpatizantes del terrorismo revolucionario vencido, alcanzar el poder y desde él, buscar “venganza” y “chivos expiatorios”: los Militares, las Fuerzas de Seguridad y Policiales, responsables de “delitos de lesa humanidad”, “partidarios de la dictadura”, “represores”, “fascistas”, etc. Con el relato  justificaron el “trastocamiento” y encubrieron su “rumbo hacia un socialismo pseudo revolucionario” y a “un latrocinio incalificable”.

El proceso de transculturación -ya citado- aun continúa, transitando hoy una etapa progresivamente más orgánica y tenebrosa. Tras su derrota en combate, algunos terroristas-revolucionarios tomaron el camino de Antonio Gramsci: se hicieron “progresistas”. Confluyen hoy en ese espacio estalinistas, trotskistas, anarquistas y social-demócratas -que llegaron allí por vía marxista- y, para sorpresa de muchos, también liberales y “tilingos” -los idiotas útiles- kantianos/wilsonianos, reunidos todos por la política de DDHH, organizados en OONNGG y/o en burocracias estatales, voluntariosos constructores de “la grieta cultural” que divide actualmente a los argentinos. Cuentan con muy buena prensa, pues sus operaciones se desarrollan desde el escándalo y el escándalo vende (6).

Éste “progresismo”, vulgarmente abstracto e indefinido, es un comodín político agresivo  por su caracterización cultural y es natural y socialmente “transversal”, como quedó demostrado cuando se trató en el Congreso la ley por el aborto legal. La coalición que gobierna -Cambiemos- no escapa a esta “transversalidad”, que se manifiesta por los desencuentros -cada vez más graves- existentes en su seno.

Quienes decían “Macri es mi límite”, antes de las elecciones del 2015, por conveniencias electorales lo acompañaron en la 1ra vuelta y sorpresivamente ganaron en la 2da vuelta, quedando “atrapados” con quien era “el límite”. Ha llegado el momento de sincerar posiciones y homogeneizar a la coalición, arrojando por la borda al “progresismo tansculturizado”, cualquiera fuere su origen. Está en juego la gobernabilidad y nuestro futuro.

Y esa es una responsabilidad insoslayable del presidente Macri, si deseara cumplir con los objetivos políticos enunciados en la pasada campaña electoral.

Si se aspira a pobreza 0, deben llegar inversiones y estas están demoradas pues entre quienes le acompañan en el gobierno hay quienes no quieren la unión de los argentinos”, pues rechazan la pacificación nacional y retienen la política de DDHH, con lo que continúan con la demolición de las FFAA y del Poder Judicial. Esos mismos “progres” -enquistados en el gobierno- impiden terminar con el narcoterrorismo”, por dos razones: 1. deberían reconocer que ésta es una amenaza estratégica y no un mero asunto policial y

  1. porque perderían el apoyo financiero de la logística revolucionaria. -No olvidemos que el progresismo es la expresión posguerra fría del neo marxismo europeo e iberoamericano-.

Alguien debiera decirle al Sr. Presidente, oportunamente, que quienes le señalan no cumplir con ninguno de los objetivos que prometió, no son solo los KK y la izquierda radicalizada, sino algunos de sus socios de la coalición electoral que hoy gobierna, que lo califican de “corrupto y fascista”. Presumimos que no es por “ser astillas del mismo palo”.

Si no llegamos a las elecciones del 2019 con coaliciones homogéneas y con partidos saneados, continuaremos con gobiernos débiles, inhibidos para actuar, pues sus quintas columnas y el control de las calles operan de consuno, bajo mando unificado. Los cambios estructurales que nos debemos, imprescindibles para progresar, exigen eliminar a los progres y a los hipócritas y zánganos. Es muy probable que “las inversiones” nos estén esperando, pero estamos inmovilizados, el tiempo corre y el riesgo país crece.

La oportunidad para avanzar en el 2019, está abierta. Si no lo lográramos -decisivamente- seguiremos jugando las finales del fútbol en el exterior, pero las manifestaciones de violencia interna ya no se expresarán con “molotov”, piedras o botellazos. Habrá escalada hacia una violencia organizada por una pseudo-revolución humillada en las urnas.

 La invitación de los genuinos “progres” -como lo son Alfonsín Jr., Lifschitz o Stolbizer- es una gran oportunidad para higienizar la Política, pues están proponiendo un “Frente Progresista” que necesariamente debería incluir a zánganos e hipócritas. Sin embargo, no somos muy optimistas. El “entrismo”, hasta ahora, ha sido exitoso y lucrativo. ¿Por qué desearían abandonarlo? La Argentina, a diferencia de nuestros vecinos, carece de Instituciones sanas. Son ellas las que están actuando para la recuperación cultural y política en Chile y Brasil, por diferentes caminos. ¿Podremos sanear a las nuestras, en tiempo?…No hay indicio alguno.

El macro-terrorismo moderno es el catalizador del diseño arquitectónico de la Seguridad Internacional, totalmente incardinada a la Seguridad Nacional. Se trata de la naturaleza de las guerras de Séptima Generación en acto. Roguemos al Niño de Belén, en éste Adviento, que por vía del milagro la Seguridad Nacional llegue a nuestras playas, desde la Seguridad Internacional.

ES el único punto de partida de un CAMBIO que no llega. La crisis cultural y política  no se resuelve desde la economía, sino desde la Seguridad Nacional.

 

CITAS:

(1). R. L. Stevenson. “El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr Hide”. Librería SF. Bs As. (Según se cuenta en esta novela, en nosotros siempre están el bien y el mal juntos, por eso Hyde, símbolo de todo lo perverso, resulta repugnante a todo aquel que lo ve).

(2). H. J. Auel. “Las Claves de la Inseguridad Nacional”. 18 Jul 18, www.ieeba.org

(3). H. J. Auel. “Política de Derechos Humanos Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 Ago 17. www.ieeba.org

(4). H. J. Auel. “La Política de Derechos Humanos”. 22 Jun 16. www.ieeba.org

(5). N. Márquez. “Raúl Alfonsín: un canalla al servicio del euro-comunismo”. 20 Dic 18. www.prensarepublicana.com

(6). H. J. Auel. “La Cultura y la Civilización”. Dc 01. www.ieeba.org

 


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Diciembre 22, 2018