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No suele haber un único responsable, ni hay una sola explicación de lo que sucede. Más aún en un caso tan complejo como un sentimiento político, cultural y lingüístico que se remonta décadas atrás. Si a ese cóctel se le añade episodios de violencia y crecientes intereses políticos y económicos de ambos lados, el resultado es el que se observa ahora: una sociedad polarizada entre dos opiniones, fracturada en muchos casos y de difícil entendimiento mutuo en sus extremos. Es la nueva conquista de Cataluña, su independencia y sus opciones.
En lo que sugiere el derecho internacional, un territorio se convierte en un estado si es reconocido por otros estados. El derecho a la autodeterminación de los pueblos no suele aplicarse a las minorías en un estado. Normalmente solo se aplica a poblaciones que han sido colonizadas, a personas sujetas a un asentamiento que viene del extranjero, o que han sido sometidas a un gobierno de apartheid o a poblaciones que han sido ocupadas militarmente. Esta idea de la autodeterminación, popularizada por el presidente estadounidense Woodrow Wilson (1856-1924) hace un siglo en respuesta a las ideas del revolucionario ruso Vladimir Ulyanov, más conocido como Lenin (1870-1924), se incluyó en la Carta de las Naciones Unidas en 1945. Otros acuerdos posteriores de la ONU aclararon que no debe haber interferencias por parte de otros estados, aunque las colonias y otros territorios que no se autogobiernan tienen un estatus diferente y el derecho de la autodeterminación. Sin embargo, No hay una ley exacta acerca de cuántos países deben dar su reconocimiento para que un estado se reconozca como tal. Taiwán -por citar un ejemplo- no está reconocido universalmente como un estado, pero funciona mayormente de forma independiente de China.

La sangrienta guerra en Yugoslavia originó que la separación de Checoslovaquia – desencadenado tras la victoria de los partidos independentistas eslovacos en unas elecciones regionales- fuese pacífica. Pero las encuestas de opinión mostraron que una mayoría en ambos lados hubieran preferido permanecer juntas.
En Escocia y en Quebec, los separatistas llevaron a cabo sondeos tras años de campañas políticas, pero en ambos casos salió ganadora, por poco, la opción no independentista. A ambas regiones se les ha concedido una mayor autonomía para debilitar la opción separatista.
Aquellos que apoyan un estado palestino independiente consiguieron avanzar mucho cuando la Asamblea General de la ONU lo reconoció como un estado no miembro observador en 2012, dándole así un acceso para unirse a cuerpos internacionales como la Interpol. Pero otros países -sobre todo, Israel y Estados Unidos- no lo reconocen, y Palestina aún lucha por funcionar de forma independiente.
En 1933, la Convención de Montevideo fijó cuatro criterios para ser considerado un estado: un gobierno que funcione como tal, una población definida, el control sobre el territorio y la capacidad de relacionarse con otros estados.

En los intentos para conseguir ser considerado un Estado, esas cuatro condiciones no son suficientes. Una entidad como Somalilandia, que tiene su propia moneda, territorio y gobierno, no está reconocida como un estado. La pertenencia a la ONU también es irrelevante para la condición de estado -Suiza, por ejemplo- no fue un estado miembro de la ONU hasta 2002 pero nadie sospechaba que no fuese un país.
Asimismo, desde la desintegración de la Unión Soviética en 1991, han surgido varios nuevos países tras años de guerras, como en la antigua Yugoslavia. En Sudán del Sur y Timor Oriental, la comunidad internacional aprobó sendos referéndums de autodeterminación con la esperanza de sellar así la paz tras décadas de un gran derramamiento de sangre.
Algunos otros referéndums no fueron reconocidos internacionalmente, como el impulsado por los pro-rusos en Crimea para separarse de Ucrania, y la votación del mes pasado en el Kurdistán iraquí.
En la ex Yugoslavia, Kosovo declaró su secesión unilateral en 2008 de Serbia, que se dirigió a los tribunales para impedirlo. La Corte Internacional de Justicia decretó que “la ley internacional no contiene una prohibición aplicable a la declaración de independencia” aunque un juez discrepante dijo que creó “un precedente muy peligroso”.

 


Martín Di Giorgi

PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 10, 2017