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claudio-carnetPor Claudio Kussman.

Contestación a una carta de lectores del periódico argentino La Nación.


 

Cartas de lectores la-nacion-carta-de-lectores-2

Jueces del ERP

Una tarde de 1976 -no puedo precisar la fecha-, circulaba con mi auto por la avenida Figueroa Alcorta. Al frenar en el semáforo a la altura de la Facultad de Derecho, de pronto oí sirenas policiales y me pasó a toda velocidad un Torino que frenó de golpe, puso marcha atrás, me embistió y dobló a la izquierda, para atravesar luego el parque -atestado de transeúntes, casi todos estudiantes- hacia Libertador. Lo seguía un móvil policial, que llegó cuando me había bajado del auto para revisar los daños. Entonces sonaron los disparos y zumbaron los proyectiles. Me eché “cuerpo a tierra” en la vereda. Un oficial apoyó un pie en mi espalda y abrió fuego con su pistola. Una cápsula servida cayó sobre mi cabeza, crudo testimonio de esa guerra… luego desaparecieron todos por la avenida Pueyrredón. Esto ocurrió en segundos, con decenas de testigos. Al denunciar el hecho me dijeron que eran miembros del ERP, que fueron apresados cuando chocaron otros autos.

Cuarenta años después, leo que ex miembros del ERP conformaban un tribunal que juzgaba a militares y policías, como el que arriesgó su vida para protegerme. Y que esos jueces fueron apartados, cuando pensaba que, en materia de justicia en nuestro país, yo no entendía nada.

Jorge A. Diehl


 

 

CÓMPLICES DEL ERP

Señor JORGE A. DIEHL:

Pasaron muchos años y en este país, ocurrieron muchísimas hechos tan dramáticos como el que le toco vivir y presenciar. Hoy posiblemente, si es que vive ese policía, que lo contuvo con el pie en su espalda para protegerlo, ya anciano esté en alguna de las tantas prisiones para “adultos mayores” habilitadas por los terroristas asesinos que llegaron a ocupar importantes cargos en los tres poderes de la democracia. Lo grave es que hoy estos siguen en sus puestos, con generosos sueldos y gozando el reconocimiento de haber sido “una juventud maravillosa”. A los que murieron atacando al Estado, el “relato” los hizo víctimas y así nuestros dirigentes, y en ello me refiero a los del “CAMBIEMOS”, entre otros muchos desaguisados, llevan a los mandatarios de otros países que nos visitan a honrarlos como si fueran próceres. Allí debe haber víctimas pero en su mayoría victimarios.

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LOS DESAPARECIDOS

Mientras, los hombres mujeres y niños asesinados por muchos de los que figuran en el bronce, son negados sistemáticamente. Ellos son los desaparecidos de hoy. Algo tan antinatural contra las leyes de la vida misma, como lo que se da hoy, mientras culpables o inocentes de haber cometido abusos estamos muriendo en prisión, no creo que no se llegue a pagar. En cierta forma ya está ocurriendo, porque los mismos togados que nos están exterminando a nosotros, liberan a calamitosos delincuentes y narcotraficantes que sin límite alguno atacan a quienes  en libertad,  cumplen con la ley, trabajan y pagan elevados y asfixiantes impuestos. Así se vive en estado de terror.

“No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo”.

Giacomo Leopardi (1798-1837)

Claudio Kussman

PrisioneroEnArgentina.com

17/10/2016

 

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