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Se acercan las sombras de la noche. No hay danzas de alas en la inmensidad, ni melodías de trinos en las ramas. El calor agobia evaporando nubes. La lluvia es una desconocida fantasmal esperanza que se va tras el viento hacia la nada. Tendrán que llorar los ángeles más se quedaron sin lágrimas de ver a la humanidad marchitar toda esperanza. La bondad son seis letras pérdidas en los renglones y no existe diccionario dónde registre sus dones. Dios que es tan generoso regalará a los ángeles un paquete de alegrías para que lloren de risa, entonces será la lluvia lágrimas de amor bendecidas. Más en  el silencio delicado del amanecer la naturaleza nos regala siempre un paraíso terrenal y como bien dice el poeta Dios nos llama a levantar nuestra mirada y exclamar: ¡Que bella es la vida! ¡Cuánta dicha y cuanta calma!

Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón

María Isabel Clausen (Marisa) – MIC  – Escritora –

 

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Marzo 18, 2023

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