Es una fría mañana de Agosto, de las que ya se mezclan otoño e invierno. El día gris me permite ver sin que el sol enceguezca mis ojos como un gorrión se mece hacia arriba y abajo en la rama del leandro. Me doy cuenta que eso fue mi vida a veces hacia arriba otras abajo pero siempre cantando. Ahora en el último tramo del sendero, subir cuesta aún en sueños y bajar, hasta en los milagros, podes errarle al escalón. Nada fue perfecto, algo, dudoso y otro tanto equivocado. Pero tenía andanzas que ya no tengo, la mirada fuerte y los pasos firmes. Ahora mis ojos están secos de lágrimas, con poca luz y sin poder mirar el atardecer a la distancia. Mis pasos, los que nunca pudieron concretar la utopía de llegar al horizonte ya no marcan distancias ni en el tiempo. Lentos, titubeantes sin poder correr tras mariposas con la intención de impedir su libertad de alas para exponerlas en un cuadro con la inconsciente crueldad de una niña que al crecer, comprendió la importancia de ser libre como ellas. La tristeza y la alegría, fueron y vinieron tantas veces como un corcel desbocado en la llanura sin perderse jamás en el mundo del silencio despertando rebeldías desparramadas a cielo abierto. Y ahora en el último tramo del destino siguen su loca y desmedida presencia despertándose en gestos no disimulados ni palabras disfrazadas. Yo, la que escribió palabras en los muros, la que marcó las injusticias a los solos, la que lloró al amor, la que luchó a mano partida para no detenerse en la ignorancia, la que se plantó con sus verdades, la que jamás negoció sus ideales, la que honró a Malvinas y a sus héroes, la que siempre tuvo claro el significado de patria, la que se equivocó tantas veces y con muchos, la que hizo de cada amigo un hermano, de su familia un corazón, de sus alumnos su luz. Yo, la imperfecta, la mediocre, la incomprendida, la que no supo abrazar la hipocresía, la que siempre miró a los ojos, hoy estoy recorriendo el último tramo, con disculpas en los labios, letras en mis manos, borrones en mi historia, ríos de amor en mi sangre, poca luz en mis pupilas, débiles huellas en mis rastros, ruegos de paz en mis sentires. Pido a Dios llegar sin miedo al final de mi existencia con la ilusión de ver la luz de su rostro aunque sea por un instante, sólo un instante porque esa será mi gloria y la justificación de haber nacido.Milagros ¡Nunca dejes de soñar, ni recordar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad! Y recuerda: todo lo que sucede, sucede por una razón. Como un maratonista has recorrido el mundo y sus sucesos. Como un ave has volado para remontarse a las alturas de los pájaros del cielo. Ese placer de seguir subiendo ¡más arriba! hacia el sereno azul del firmamento, es la vida que la tienes y continua. Siempre más arriba! ¡Más alto hacia el cielo azul! Porque siempre se puede. Entre los dos hemos aprendido que de la mano de Tata Dios todo se puede. Que una mano amiga es la perla más preciosa que se puede pedir y la parte más delicada del increíble arte de vivir como un hermano. Brindo para que la sed de los malos recuerdos tengan lluvia de olvido. Brindo para que al tiempo difícil le aguarde el color de la ilusión. Brindo por el verdor de los cuerpos, el sexo de las flores, el polen de la risa y todas las estrellas confundidas Brindo con mi compañera de las letras para que sigamos escribiendo de a dos.
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Es una fría mañana de Agosto, de las que ya se mezclan otoño e invierno. El día gris me permite ver sin que el sol enceguezca mis ojos como un gorrión se mece hacia arriba y abajo en la rama del leandro. Me doy cuenta que eso fue mi vida a veces hacia arriba otras abajo pero siempre cantando. Ahora en el último tramo del sendero, subir cuesta aún en sueños y bajar, hasta en los milagros, podes errarle al escalón. Nada fue perfecto, algo, dudoso y otro tanto equivocado. Pero tenía andanzas que ya no tengo, la mirada fuerte y los pasos firmes. Ahora mis ojos están secos de lágrimas, con poca luz y sin poder mirar el atardecer a la distancia. Mis pasos, los que nunca pudieron concretar la utopía de llegar al horizonte ya no marcan distancias ni en el tiempo. Lentos, titubeantes sin poder correr tras mariposas con la intención de impedir su libertad de
alas para exponerlas en un cuadro con la inconsciente crueldad de una niña que al crecer, comprendió la importancia de ser libre como ellas. La tristeza y la alegría, fueron y vinieron tantas veces como un corcel desbocado en la llanura sin perderse jamás en el mundo del silencio despertando rebeldías desparramadas a cielo abierto. Y ahora en el último tramo del destino siguen su loca y desmedida presencia despertándose en gestos no disimulados ni palabras disfrazadas. Yo, la que escribió palabras en los muros, la que marcó las injusticias a los solos, la que lloró al amor, la que luchó a mano partida para no detenerse en la ignorancia, la que se plantó con sus verdades, la que jamás negoció sus ideales, la que honró a Malvinas y a sus héroes, la que siempre tuvo claro el significado de patria, la que se equivocó tantas veces y con muchos, la que hizo de cada amigo un hermano, de su familia un corazón, de sus alumnos su luz. Yo, la imperfecta, la mediocre, la incomprendida, la que no supo abrazar la hipocresía, la que siempre miró a los ojos, hoy estoy recorriendo el último tramo, con disculpas en los labios, letras en mis manos, borrones en mi historia, ríos de amor en mi sangre, poca luz en mis pupilas, débiles huellas en mis rastros, ruegos de paz en mis sentires. Pido a Dios llegar sin miedo al final de mi existencia con la ilusión de ver la luz de su rostro aunque sea por un instante, sólo un instante porque esa será mi gloria y la justificación de haber nacido. Milagros ¡Nunca dejes de soñar, ni recordar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad! Y recuerda: todo lo que sucede, sucede por una razón. Como un maratonista has recorrido el mundo y sus sucesos. Como un ave has volado para remontarse a las alturas de los pájaros del cielo. Ese placer de seguir subiendo ¡más arriba! hacia el sereno azul del firmamento, es la vida que la tienes y continua. Siempre más arriba! ¡Más alto hacia el cielo azul! Porque siempre se puede. Entre los dos hemos aprendido que de la mano de Tata Dios todo se puede. Que una mano amiga es la perla más preciosa que se puede pedir y la parte más delicada del increíble arte de vivir como un hermano. Brindo para que la sed de los malos recuerdos tengan lluvia de olvido. Brindo para que al tiempo difícil le aguarde el color de la ilusión. Brindo por el verdor de los cuerpos, el sexo de las flores, el polen de la risa y todas las estrellas confundidas Brindo con mi compañera de las letras para que sigamos escribiendo de a dos.
María Isabel Clausen (Mic). Marisa – Escritora
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
PrisionneroEnnArgenntina.com
Agosto 5, 2022
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1 thought on “Mi Amiga Milagros”
Excelente nota. Esperanzadora. Gracias.