¿Nos resulta perjudicial beber y comer simultáneamente? Si bien el agua no nos hace engordar, porque no contiene calorías, veamos qué nos ocurre si bebemos agua mientras comemos.
El agua y otras bebidas ayudan a descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes. En el caso del agua, es vital para una buena salud y, además, el tomar agua durante la comida, o después, ayuda a que el cuerpo descomponga y procese los alimentos durante la digestión.
El tema de beber mientras comemos, tema sobre el cual existen muchas teorías, para muchas personas es un acto de lo más normal. Pero, ¿podemos estar seguros de que no tiene algún efecto secundario que estamos dejando escapar? Reflexionar acerca de esto es fundamental porque, si de la salud se trata, más vale prevenir que curar, y evitar así algunos hábitos dañinos.
Muchos mitos se han generado alrededor de las bebidas durante las comidas y, sin que perdamos perspectiva, el tomar agua mientras comemos es perfectamente saludable y además deseable.
El agua y otras bebidas ayudan a descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes. Además, ayuda a evitar el estreñimiento porque ablanda las heces.
Para una buena digestión, además de agua se pueden ingerir bebidas digestivas sin alcohol como, por ejemplo, un preparado de anís y orégano que, hervidos juntos y endulzados con miel, ayudan a evitar los gases que pueden aparecer después de una comida. También infusiones con planta de alcachofa y de Hierbaluisa ayudan a hacer una buena digestión porque normaliza el funcionamiento intestinal sin hinchazón y sin gases. En el caso del té de perejil, además de bajar el nivel de colesterol malo, ayuda a hacer una mejor digestión, disminuye los gases, ayuda a la eliminación de las toxinas del organismo, elimina grasas y es diurético. Por último, la historia del jengibre usado para diversos usos medicinales es larga y, también, se lo utiliza para ayudar a la digestión, las molestias estomacales y la eliminación de los gases excesivos.
En el caso que estemos tomando los medicamentos, ¿se puede comer o beber? Desde luego que se puede comer y beber líquidos como lo hacemos normalmente; lo que no debe beber son bebidas alcohólicas o usar drogas y, en el caso de alimentos, comer los que sean ligeros o con poca grasa.
Durante las comidas, el consumir una copa de vino resulta buena para, entre otros beneficios, prevenir el riesgo de problemas cardiovasculares.
Una pequeña copa de vino diaria después de un día de mucho estrés, reduce la presión sanguínea y aumenta las llamadas hormonas de la felicidad, nuestras endorfinas.
El vino contiene una concentración de entre el 12% y el 15% de etanol. En cantidades moderadas durante la comida, el etanol, una vez absorbido en el estómago, favorece la vasodilatación, aumenta la secreción de algunas enzimas digestivas y, como consecuencia de ello, se podría tener una digestión más rápida. Además, se sabe que la ingesta diaria de una pequeña cantidad de vino es, salvo indicaciones que expresen lo contrario, recomendable.
Bajas cantidades de ingesta de vino mejora la calidad de la flora intestinal, dado que aumenta la cantidad de bacterias que nos protegen de enfermedades como el cáncer, la diarrea y mismo la obesidad.
Tener en cuenta que el alcohol se descompone en dos órganos, el hígado y el estómago; lo que no se desbarata en este último será absorbido en el intestino delgado, llegando así a la sangre que se encargará de distribuirla por todos los tejidos, en los que sus células se encargarán de ir eliminando.
En definitiva, y para poder disfrutar y aprovechar las virtudes de la bebida, es aconsejable consumir en poca cantidad y de manera reposada, para evitar así alcoholizarse.
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¿Nos resulta perjudicial beber y comer simultáneamente? Si bien el agua no nos hace engordar, porque no contiene calorías, veamos qué nos ocurre si bebemos agua mientras comemos.
El tema de beber mientras comemos, tema sobre el cual existen muchas teorías, para muchas personas es un acto de lo más normal. Pero, ¿podemos estar seguros de que no tiene algún efecto secundario que estamos dejando escapar? Reflexionar acerca de esto es fundamental porque, si de la salud se trata, más vale prevenir que curar, y evitar así algunos hábitos dañinos.
Muchos mitos se han generado alrededor de las bebidas durante las comidas y, sin que perdamos perspectiva, el tomar agua mientras comemos es perfectamente saludable y además deseable.
El agua y otras bebidas ayudan a descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes. Además, ayuda a evitar el estreñimiento porque ablanda las heces.
Para una buena digestión, además de agua se pueden ingerir bebidas digestivas sin alcohol como, por ejemplo, un preparado de anís y orégano que, hervidos juntos y endulzados con miel, ayudan a evitar los gases que pueden aparecer después de una comida. También infusiones con planta de alcachofa y de Hierbaluisa ayudan a hacer una buena digestión porque normaliza el funcionamiento intestinal sin hinchazón y sin gases. En el caso del té de perejil, además de bajar el nivel de colesterol malo, ayuda a hacer una mejor digestión, disminuye los gases, ayuda a la eliminación de las toxinas del organismo, elimina grasas y es diurético. Por último, la historia del jengibre usado para diversos usos medicinales es larga y, también, se lo utiliza para ayudar a la digestión, las molestias estomacales y la eliminación de los gases excesivos.
En el caso que estemos tomando los medicamentos, ¿se puede comer o beber? Desde luego que se puede comer y beber líquidos como lo hacemos normalmente; lo que no debe beber son bebidas alcohólicas o usar drogas y, en el caso de alimentos, comer los que sean ligeros o con poca grasa.
Una pequeña copa de vino diaria después de un día de mucho estrés, reduce la presión sanguínea y aumenta las llamadas hormonas de la felicidad, nuestras endorfinas.
El vino contiene una concentración de entre el 12% y el 15% de etanol. En cantidades moderadas durante la comida, el etanol, una vez absorbido en el estómago, favorece la vasodilatación, aumenta la secreción de algunas enzimas digestivas y, como consecuencia de ello, se podría tener una digestión más rápida. Además, se sabe que la ingesta diaria de una pequeña cantidad de vino es, salvo indicaciones que expresen lo contrario, recomendable.
Bajas cantidades de ingesta de vino mejora la calidad de la flora intestinal, dado que aumenta la cantidad de bacterias que nos protegen de enfermedades como el cáncer, la diarrea y mismo la obesidad.
Tener en cuenta que el alcohol se descompone en dos órganos, el hígado y el estómago; lo que no se desbarata en este último será absorbido en el intestino delgado, llegando así a la sangre que se encargará de distribuirla por todos los tejidos, en los que sus células se encargarán de ir eliminando.
En definitiva, y para poder disfrutar y aprovechar las virtudes de la bebida, es aconsejable consumir en poca cantidad y de manera reposada, para evitar así alcoholizarse.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 2, 2023
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