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Por JORGE B. LOBO ARAGON

En nombre de la democracia se lo proscribe al patrón de los votos. Ante los males que continúan -agravados, ya que el mal presente duele y al pasado lo anestesia el tiempo- surge la esperanza de la salvadora vuelta del conductor. Se espera que un mítico y legendario “avión negro” ponga fin a las calamidades padecidas.

Reflexión:

Perón, uno de los políticos con mayor arrastre popular que se recuerde, y uno de los hombres de más profunda cultura que haya incursionado en el ámbito electoral, cae vencido en 1955. Vencido por la revolución militar que lo destituye y vencido porque pierde el apoyo masivo que lo sustentaba. Las manifestaciones que aclaman la toma del poder por Eduardo Lonardi son más numerosas que las que anualmente reclamaban un “San Perón”. Pero distintas tendencias, sólo unidas por su oposición a él, se dividen. Lonardi es destituido. Lo que en algún momento significó un alborozado renacer argentino tiene vocación de reducirse a un antiperonismo, a un peronismo al revés con los mismos vicios y sólo cambiados los peron-1personajes, sin plantear una política nueva. En nombre de la democracia se lo proscribe al patrón de los votos. Ante los males que continúan -agravados, ya que el mal presente duele y al pasado lo anestesia el tiempo- surge la esperanza de la salvadora vuelta del conductor. Se espera que un mítico y legendario “avión negro” ponga fin a las calamidades padecidas. Si era cierto que había perseguido a la Iglesia, se tuvieron noticias de su reconciliación y del levantamiento de la pena. La esperanza reiteradamente fallida estuvo una vez a punto de concretarse. Tomó el avión para venir pero en el Brasil, a pedido del gobierno del doctor Illia, lo obligaron a regresar a España. El “Perón vuelve”, la pe y la ve pintadas en miles de paredes, más que una esperanza son un grito de protesta, el airado repudio a lo que cada cual ve como nefasto. Lanusse lo desplaza del poder a Onganía y anuncia la vuelta a los procedimientos constitucionales. La revolución resigna sus propósitos -si es que alguno tuvo- y se encamina a regresar a su punto de partida. Pero había partido de una legalidad condicionada, con un peronismo proscrito; ahora, en cambio, podrá actuar plenamente. ¿Quiere decir que se autoriza la vuelta de Perón? Sí, si es que le da el cuero, dice Lanusse. Sus adversarios esperan que ya viejo, con una vida cómoda, no vuelva. Pero volvió el lluvioso viernes 17 de noviembre de 1972. Una imponente concentración lo saludó en la casa de Gaspar Campos que se haría famosa, conversó con dirigentes políticos peronistas y no peronistas, y en diciembre volverá a España. Se dio el gusto de mostrar que sí le daba el cuero. Se advirtió que lo autorizaban a volver porque no era el lúcido político de diez años antes; el de ahora estaba rodeado por Isabelita y José López Rega e incorporado a la Pe Dúe. Él lo reconoció: ya era un león herbívoro. Quiero señalar a mis lectores que no soy peronista, pero debo reconocer en el General Perón a  uno de los políticos con mayor arrastre popular que se recuerde, y uno de los hombres de más profunda cultura que haya incursionado en el ámbito electoral.

 

DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN

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