SEAMOS IMPECABLES CON NUESTRAS EMOCIONES… LA FÁBULA JAPONESA DEL SAMURÁI Y SU PERRO.

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  Por Claudio Valerio.

Había una vez un samurái que solía tener la costumbre de pasear con su perro al cual tenía una gran estima.

Un día, su perro se alejó de él y jugueteaba con las hojas que caían de los árboles. Más grande fue la sorpresa del samurái, cuando de repente su perro se lanzó corriendo contra él con aire fiero y muchos deseos de morder.

El samurái, que estaba bien entrenado, desenvaino su espada y justo cuando el perro saltó le cortó la cabeza.

El samurái no entendió por qué de repente su fiel perro se puso en contra suya.

Entonces, elevó la cabeza y vio como una serpiente, que estaba en una rama, se estaba acercando peligrosamente a él. Cuando el samurái comprendió que lo que intentaba su perro era salvarle y no lastimarle, lloró amargamente.

Fue entonces cuando recordó una vieja enseñanza de su maestro:

“El sentido de una acción no siempre es fácil de interpretar. Por eso, antes de desenvainar tu espada, asegúrate que esa es tu única opción”

 

Es de consideración que nos ocupemos de nuestra salud, no solo la física, sino también la mental dado que nos ayuda a mejorar nuestra resistencia emocional y asegurar nuestra estabilidad psíquica¡Para cada acción hay una reacción!

¿Y dónde aplicar la Tercera Ley De Newton en nuestras emociones?

Isaac Newton (1643-1727) fue un físico, matemático, filósofo, teólogo, alquimista e inventor. Fue el primero que, con unas pocas ecuaciones matemáticas, logró explicar la Naturaleza y lo hizo no sólo con palabras. Hoy por hoy la humanidad celebra sus tantos descubrimientos. En lo que se conoce como principio de acción y reacción, que es la tercera Ley de Newton o. Ese principio físico de las reacciones entre los movimientos, … se expone que por cada fuerza que actúa sobre un cuerpo (acción), aparece una fuerza de igual intensidad, pero de sentido contrario (reacción) sobre lo que la produjo.

Las palabras nos ayudan a conectarnos con las personas, dar forma a lo que nos rodea, a designar tales o cuales acciones; las palabras no son inocentes y tienen poder. El buen uso de las mismas no solo implica el buen manejo de las reglas ortográficas, sino también de ver sus características y posibles efectos negativos en las emociones.   Las palabras estimulantes o positivas son bien asimiladas por nosotros dado que influyen directamente en las emociones.

En general, utilizamos nuestras palabras para maldecir, para culpar, para destruir, para reprochar y, muchas veces las usamos para propagar nuestro veneno personal, para expresar nuestra rabia, los celos, la envidia y nuestro odio.

Debemos comprender y poner en valor cuál es el poder que emana de nuestra boca.  Una palabra puede añadir nuestros propios pensamientos y algo de nuestra propia conciencia, es como un hechizo y, nosotros, utilizamos las palabras hechizándonos los unos a los otros.                                                                                               

El  poder manejar nuestras emociones no solo evitas problemas de salud, sino que también nos permite poder evaluar la situación en la que nos encontramos y decidir cómo reaccionar ante ellas de una manera conveniente; mejora nuestras relaciones entre personas; ayuda al logro de las metas propuestas en el mediano plazo.

Una vez reconocidas nuestras emociones, sustituyamos esos pensamientos que nos producen enojo, busquemos respuestas y practiquemos alguna actividad física.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 5, 2023


 

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