La historia de Simonetta es quizás una de las historias de amor platónico más trágicas que existen. Apodada la bella Simonetta, la sin par, la incomparable. A los 16 años fue descubierta por varios artistas florentinos que querían retratarla y tenerla de modelo. Su exuberante belleza causó revuelo en toda Florencia, muy pronto todo noble de la ciudad quedó enamorado de ella. Simonetta se convirtió en modelo y musa del afamado pintor Sandro Botticelli, quien se enamoró instantáneamente de ella.

En 1475 fue proclamada reina de la belleza, a partir de entonces fue conocida como la mujer más bella de Florencia y del Renacimiento, lo que hizo que su fama se extendiera por todo Europa. A pesar del profundo amor que Botticelli sentía por Simonetta, jamás se declaró. Pues la hermosa rubia era inalcanzable para él, entonces decidió amarla en silencio teniéndola de modelo y musa para sus creaciones.

La hermosa Simonetta muere a los 23 años a causa de tuberculosis. Botticelli no superó su perdida y siguió retratándola en sus pinturas, entre ellas se destacan Venus y Martes en el que los dioses son representados por Simonetta y el propio Botticelli. 9 años después de la muerte de Simonetta, Botticelli finalizó el nacimiento de venus, la expresión de amor y homenaje más grande a Simonetta, y también su cuadro más famoso. Botticelli nunca se casó y siguió retratándola hasta su muerte, cuando lo velaron a los pies de la tumba de Simonetta como su última voluntad, siendo esta quizás la única manera que encontró de permanecer a su lado para siempre.