Uno de los aspectos más relevantes del ataque a los cuarteles de La Tablada fue la relación de la Coordinadora Radical Rama Capital, principal sostén de la candidatura de Raúl Alfonsín, con el MTP. Cuando la pólvora no se había disipado, desde distintos sectores señalaron a la Coordinadora como la autora intelectual del ataque. Su principal dirigente era Enrique Nosiglia, alias “El Coti”, reproducimos algunos testimonios que incluí en mi libro Los Secretos de La Tablada.
Los contactos del MTP con E. Nosiglia fueron realizados por medio de Francisco Provenzano, uno de los cabecillas del MTP y ex integrante del ERP (un hermano suyo falleció mientras colocaba una bomba en el Edificio Libertad). El tema fue estudiado en detalle por D. Gallo y por G. Álvarez Guerrero (radicales) que publicaron una biografía de E. Nosiglia. En este trabajo se hizo referencia a la histórica amistad entre las familias Provenzano y Nosiglia, estrechas dado que el padre de Nosiglia y el de F. Provenzano y un hermano suyo eran médicos que atendían recíprocamente con frecuencia a los miembros de las familias. Los padres de ambos habían sido compañeros de trabajo en Salud Pública durante el gobierno de Ar. Illia. Los periodistas explican:
“Esta relación entre Nosiglia y Provenzano fue muy publicitada en los meses previos al ataque por Guillermo Cherashny, ex rival del Coti en la Juventud Radical devenido en columnista del semanario El Informador Público. Diez días antes del ataque del 23 de enero, Cherashny escribió una columna con el título “El ERP y la Coordinadora”. Allí decía que un sector del ERP liderado por Gorriarán Merlo y la Junta Coordinadora de la UCR –que lideraba Nosiglia– habían alcanzado un acuerdo táctico. En el mismo artículo, señalaba que Gorriarán Merlo había invertido un millón de dólares en un diario de centroizquierda. No aclaraba que era Página/12, pero se intuía (…). En su columna afirmaba que Nosiglia les había pedido a los dirigentes del MTP que denunciasen un pacto entre Menem y Seineldín. Cherashny también escribió sobre un encuentro entre Nosiglia y los dirigentes del MTP Felicetti y Provenzano a fines de diciembre en la confitería Paladiun”.[1]
La noticia sobre el encuentro fue también informada por la revista nacionalista La Patria Grande:
“En la boite Paladium, Nosiglia y Provenzano ultimaron los detalles de tal campaña de desprestigio, acompañados por Gustavo [Roberto] Felicetti (ex ERP), durante un desfile, no precisamente militar, sino de modas, el 29 de diciembre pasado, cuando un directo al mentón del ministro precipitara el fin de la velada. Jorge Baños, dirigente del MTP (agrupación protegida por la Coordinadora), lanzaba, días después, la denuncia de golpe por todos los medios de difusión en manos del gobierno y de algunos privados, que, generosos, le ofrecían un vasto espacio”.[2]
[1] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. El Coti. El dueño de todos los secretos, Buenos Aires, Sudamericana, 2005, p. 225. El resaltado es del autor.
[2] SIN AUTOR. Tierna amistad. En: revista La Patria Grande, Buenos Aires, 2da. época, Año VIII, Nro. 35, febrero de 1989.
Según los autores, el objetivo perseguido por el ministro del Interior era hacer que el MTP denunciara la relación Menem–Seineldín–L. Miguel para desprestigiar al candidato justicialista que de acuerdo a las encuestas llevaba una amplia ventaja sobre el radicalismo en los comicios que se desarrollarían en pocos meses. Los mismos autores afirmaron:
“En su libro Los sospechosos de siempre, el periodista Jorge Boimvaser, de excelentes contactos con los servicios de inteligencia, cuenta: Facundo Suárez estaba al tanto de que Nosiglia, en plena campaña electoral, prestaba apoyo a cualquier sector extrapartidario que se atreviese a desgranar denuncias públicas contra el candidato justicialista. Toda acción se considera útil para ensuciar la imagen opositora. Pancho Provenzano, amigo de Nosiglia, había llevado una de esas propuestas. Consistía en una lluvia de acusaciones periodísticas y judiciales contra Carlos Menem y sus aliados, de la que se encargaría el titular del MTP, Jorge Baños. La campaña tenía un precio que el Ministerio del Interior solventó con partidas provenientes de sus fondos reservados, Boimvaser va más allá y asegura que Provenzano recibió extraoficialmente la suma de quince mil dólares en diciembre de 1988, con las cuales adquirieron varias armas en armerías céntrica”.[1]
El MTP a su vez usaría esta información sobre las relaciones Menem–Seineldín-L. Miguel, que efectivamente existían pero que no implicaban la realización de un golpe de Estado, para justificar sus acciones contra los cuarteles de La Tablada. D. Gallo y G. Álvarez Guerrero sostenían: “Dos militantes del MTP recuerdan que durante 1988 los llamados telefónicos de Nosiglia a Provenzano eran habituales. Ellos lo sabían porque atendían el teléfono 47-0528 de Tucumán 2250, donde funcionaba el Movimiento. En algunas ocasiones –Nosiglia ya era Ministro del Interior- ni siquiera llamaba a través de una secretaria: Soy Coti ¿Está Pancho?, preguntaba. Nosiglia y Provenzano también solían encontrarse en dos bares cercanos al Comité Capital de la UCR”.[2] Sin embargo los periodistas no dieron la identidad de los integrantes del MTP de los que recibieron esta información.
No solamente los biógrafos de E. Nosiglia dieron cuenta de estas relaciones, el propio E. Gorriarán Merlo hizo referencia a los contactos:
“Las conversaciones más importantes con el radicalismo las hicimos con Nosiglia, que en ese momento era Ministro del Interior y con Gil Lavedra, que lo secundaba en ese ministerio. Incluso el contenido de una de ellas fue publicado por los periódicos en los días previos a La Tablada. En esos encuentros pudimos advertir que el gobierno de Alfonsín estaba convencido de la inminencia de una nueva sublevación pero no tenía la decisión ni la voluntad de resistir, de recurrir al pueblo, que se encontraba asustado, impotente”.[3]
A lo expuesto es necesario agregar un dato más. Desde 1988 E. Gorriarán Merlo vivía clandestinamente en un departamento en la calle Yerbal en el barrio de Flores alquilado a nombre de F. Provenzano, ¿La SIDE no lo sabía, cuando F. Provenzano frecuentaba al Ministro del Interior? Se trataba simplemente de una cuestión de seguridad interior: una persona muy cercana al ministro alquilaba un departamento donde vivía uno de los guerrilleros más buscados de la Argentina, en forma clandestina, ya que tenía pedido de captura internacional. ¿La SIDE no tenía noción de esto? Es poco creíble que un personaje tan peligroso pudiera estar tan cerca de un funcionario de primera línea sin que los organismos de seguridad lo supieran.
Los encuentros entre E. Nosiglia y F. Provenzano también llamaron la atención de los justicialistas:
“A fines de 1988, los seguidores del riojano estaban convencidos de que sectores liberales del Ejército se opondrían de cualquier manera al triunfo del justicialismo. Y manejaban dos hipótesis: un atentado contra Menem o un golpe previo a las elecciones para asegurar la continuidad radical. Mientras se iniciaba la campaña, el sector seineldinista que apostaba a Menem trazó un cuadro de situación. En uno de ellos no hablaba de Nosiglia, pero sí del sector radical que él lideraba, y alertaba a estar atentos frente a un posible hecho desestabilizador organizado por la Coordinadora que tendría como objetivo la continuación del régimen socialdemócrata”.[4]
Los peronistas sospechaban que los radicales intentarían alguna maniobra desesperada para privar al justicialismo de una segura victoria electoral. Julio César Arias, vocero del Justicialismo, denunció la connivencia entre el gobierno y el MTP. Desde el periódico seineldinista La Patria Grande se hicieron eco de sus declaraciones: “(…) El periodista Horacio Verbitsky fue contratado para dirigir un equipo de acción sicológica, dedicado a apuntalar la ya penosa campaña electoral de la UCR, poniendo a su disposición un amplio piso ubicado en plena calle Florida, y que éste habría intentado que dicha denuncia fuera presentada por el propio presidente Dr. Alfonsín”.[5] Pero además todos los diarios importantes, incluso los oficialistas, reprodujeron estas denuncias que causaron un fuerte impacto en la opinión pública pero que con el paso vertiginoso de los acontecimientos se fueron diluyendo. C. Menem recibió pleno apoyo del Consejo Nacional Justicialista al realizar las denuncias.[6]
El 28 de enero de 1989 el diario Página/12 publicó una extensa entrevista realizada por los periodistas José Antonio Díaz y Gabriela Cerruti. C. Menem dijo directamente a sus entrevistadores:
“(…) Pero mi satisfacción tiene que ver con la razón que tuvimos al vincular esa denuncia con el complot formulado por Baños contra mí y el justicialismo con un audaz operativo de inteligencia para impedir las elecciones del 14 de mayo o la victoria peronista. Lamentablemente, algunos medios como el de ustedes cayeron, quiero creer ingenuamente, en la maniobra (…). Pero ¡qué barbaridad! van a ver ustedes que el final de esta historia será la confirmación de que el objetivo del copamiento no fueron los carapintadas sino el peronismo y la propia democracia yyo creo que los radicales que hicieron acuerdos políticos con el MTP lo hicieron porque están dispuestos a todo para evitar la derrota electoral (…). Pero yo no tengo ninguna duda de que esta trágica acción apuntó al corazón del proceso electoral y mucho me temo que a partir de ahora, teniendo en cuenta el cambio brusco que produce este hecho en la coyuntura nacional, algún sector del Gobierno intente tomar alguna medida: no sería descabellado pensar, y ésta es sólo una de las suposiciones, que se intente postergar la fecha de las elecciones pese a las desmentidas oficiales (…)”.[7]
Para el Partido Justicialista el ataque a La Tablada fue una maniobra gestada desde esferas gubernamentales para postergar las próximas elecciones y para desprestigiar su candidatura dado que las encuestas lo daban como seguro ganador. El ex senador justicialista H. Bravo Herrera señaló:
“Medios periodísticos de Porto Alegre (Brasil) revelaron en su momento –y entre nosotros, nadie tuvo en cuenta esa información- que el intendente comunal de esa ciudad brasileña había sido el anfitrión de una reunión social de la que participaron Enrique Nosiglia, Carlos Becerra, Enrique Gorriarán Merlo y Jorge Baños, en diciembre de 1988 (…). Es posible que en aquel encuentro en Brasil, los funcionarios gubernamentales y los dos miembros de la dirección del MTP hayan acordado los términos de una operación de acción psicológica que se desenvolvería –como ocurrió- a partir de enero de 1989, con la denuncia de una supuesta conspiración de Menem, Seineldín y Miguel. También su financiamiento, que habría sido abundante, al punto de tentar a Gorriarán Merlo y a Baños a continuar por su cuenta con un operativo como el llevado a cabo en La Tablada”.[8]
La denuncia es gravísima y nunca fue tenida en cuenta por la Justicia. H. Bravo Herrera fue uno de los que sostuvo la hipótesis de la participación de funcionarios del gobierno radical en el ataque a La Tablada con el fin de desprestigiar al candidato peronista. La reunión se habría realizado el 23 de diciembre de 1988 en un bar de Vila Madalena en San Pablo con el fin de coordinar las acciones contra el RIM 3. Habrían participado E. Nosiglia, C. Becerra y E. Gorriarán Merlo. Además también habrían estado presentes varios integrantes de la organización SUGAR (Secciones Urbanas Guerrilleras Armadas Revolucionarias), también conocida como Conexión Sur, sucesora de la Junta Coordinadora Revolucionaria creada por M. R. Santucho. La acción de La Tablada tendría como objetivo asaltar el poder que inminentemente se les escapaba de las manos a los radicales, tal como ocurriría meses después por la debacle económica y social producida por la desastrosa gestión de R. Alfonsín. H. Bravo Herrera indicó que la información sobre la reunión no fue tenida en cuenta y que la SIDE nada hizo por investigar la cuestión.
La hipótesis sostenida por los peronistas se vio alimentada por los contactos que el Ministerio del Interior tenía con J. Baños, abogado del CELS abatido durante los combates y que fue el principal agente de las denuncias del MTP sobre las relaciones entre C. Menem, M. A. Seineldín y L. Miguel:
“(…) Los menemistas empezaron a prestarle atención cuando vieron que sus denuncias ocupaban grandes espacios en los canales y radios oficiales donde la Coordinadora tenía influencia. Además, se enteraron de que este abogado frecuentaba el despacho de Nosiglia. Aun no se sabía que Jorge Baños era el afortunado propietario de un departamento en Barrio Norte, comprado gracias a un crédito del Banco Hipotecario Nacional, manejado por la Coordinadora. En sólo tres días, en marzo de 1986, el BHN entregó 18.000 dólares. Sin dudas Baños era muy recomendado (…)”.[9]
Este último dato es confirmado por Pablo Hernández en su investigación sobre el ataque, quien agregó que la propiedad adquirida por J. Baños estaba ubicada en la calle Riobamba al 340, piso 14, y que el número del crédito era el HEO83000001032 por el que pagaba una cuota mensual de 711 australes.[10] La información sobre la adjudicación de este crédito fue confirmada por la publicación nacionalista La Patria Grande: “Se viene a saber ahora que Jorge Baños había sido el feliz receptor de un crédito del BHN y que varios de los dirigentes del grupo eran (¿o son?) asesores en distintos niveles del gobierno radical (…)”.[11]
A las relaciones del ministro del interior con F. Provenzano se sumaron las que tenía con J. Baños. Tan fuerte era esta sospecha que tenían los peronistas que inmediatamente que se supo del ataque varios miembros del justicialismo cargaron contra la Coordinadora: “(…) Son subversivos. Es el ERP, sentenció Juan Bautista ‘Tata’ Yofre. Nada encajaba con los análisis previos que manejaba el menemismo. Barrionuevo, como siempre brutal en sus dichos, lanzó su deducción sin vueltas. Esto lo organizó el Coti, esto lo organizaron los radicales” (…)”.[12]
En la citada entrevista de Página/12 a C. Menem, el riojano dijo:
“(…) Quisiera saber quiénes son los ideólogos y los que concibieron intelectualmente este plan monstruoso, quiénes fueron los que le armaron el operativo terrorista a este grupo, cómo actuaron los organismos de Inteligencia y las Fuerzas Armadas y las conexiones con ciertos medios de comunicación oficiales o paraoficiales. Digo lo de los medios porque aquellos ligados al Gobierno, como el Ciudadano y el Periodista, en la semana previa al intento de copamiento amplificaron al extremo la denuncia falsa del MTP contra mí, acusándome de complotar contra Raúl Alfonsín (…). Después de La Tablada, los hombres del gobierno van a tener que explicar muchas cosas”.[13]
Además de lo sospechoso de la facilidad con que los miembros del MTP accedieron a los medios de comunicación para realizar las denuncias, C. Menem también cuestionó la labor, o falta de acción, de los medios de Inteligencia, claramente se refería a la SIDE. Posteriormente el abogado menemista C. Arias presentó una denuncia ante la Justicia para que se investigara la relación entre el MTP y varios funcionarios del gobierno de R. Alfonsín, pero nada ocurrió.
Las sospechas sobre E. Nosiglia no se agotaron en estos testimonios. El 7 de febrero de 1989, días después del ataque, el ministro del Interior declaró en una entrevista a la publicación El Ciudadano: “Ningún informe que tuviera ningún servicio de Inteligencia, fundamentalmente el Servicio de Inteligencia del Estado (que es el único autorizado a hacer inteligencia interior) analizó nunca la posibilidad de que este grupo pudiera cometer una acción de tal envergadura y de esta naturaleza, a pesar de que su previsión estaba fijada como un objetivo de Inteligencia y se la venía trabajando”.[14] Pero la realidad es que la SIDE había alertado sobre la posibilidad de una acción de esta naturaleza. El diario Ámbito Financiero publicó el citado informe de la SIDE de 1987 donde textualmente decía: “Por las mismas causas apuntadas y sumando a ello el grado de reserva y encubrimiento con que sus miembros suelen desenvolverse y/o encarar algunas de sus actividades o reuniones, tampoco sería descartable que, si sus intereses así lo impusieran, el MTP considere un eventual retorno a la lucha armada, habiendo asumido ya errores y experiencias anteriores”.[15] Un año y medio antes del ataque la SIDE advirtió sobre la peligrosidad de los miembros del MTP que frecuentaban los despachos gubernamentales.
¿E. Nosiglia, una de las máximas autoridades en cuestiones de seguridad interior ignoró el informe, no lo conocía? Estas declaraciones no hicieron más que aumentar las sospechas sobre El Coti en los sucesos de La Tablada. Éstas se agudizaron por las declaraciones de su predecesor en el Ministerio del Interior, Antonio Trócoli, a la publicación El Periodista: “(…) Preví una acción terrorista, aunque nunca calculé que podía tener esta envergadura (…). En primer lugar quiero decirle que tanto la SIDE como la Central de Inteligencia, como los organismos de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, tenían las mismas presunciones que tenía yo. Lo que no pudimos prever fue la magnitud del episodio ni la oportunidad concreta”.[16] A. Trócoli contradijo a E. Nosiglia al afirmar que existía conciencia e información sobre la peligrosidad del MTP. Puede entenderse que no se conociera dónde se realizaría algún tipo de acción armada pero –repito– dada la composición del MTP y de la situación social reinante, caldo de cultivo ideal para la acción de este tipo de organizaciones, había que ser muy ignorante o negligente para no prever que algún tipo de acción violenta pudieran llevar a cabo.
Las acusaciones contra la Coordinadora llegaron también desde el propio radicalismo. No solamente G. Cherashny cuestionó al Ministro. El ex presidente Arturo Frondizi disparó contra la Coordinadora. El diario La Prensa en su portada del 19 de septiembre de 1989 publicó una noticia titulada Frondizi acusó en Córdoba a Becerra por el copamiento de La Tablada. En la misma informaba:
“El ex presidente Arturo Frondizi, acusó al ex secretario general de la Presidencia del gobierno de Raúl Alfonsín, Carlos Becerra, de haber sido quien organizó el copamiento del cuartel de La Tablada, perpetrado en enero último por el Movimiento Todos por la Patria (MTP). Él organizó todo –afirmó Frondizi-, porque es tan marxista como Marx. Y allí gastó nueve millones de dólares. De manera que lo de La Tablada fue organizado por el gobierno, dijo en alusión a la anterior administración. Expresó que el gobierno llamado radical, desde 1983 en adelante aplicó un plan soviético. Y esto se corresponde con las opiniones que tenía el doctor Alfonsín. Yo no soy enemigo de él, pero sostenía que el capitalismo es incompatible con la democracia, que era un sistema agotado. La idea de él era adoptar el socialismo”.[17]
Efectivamente la administración de R. Alfonsín consideraba en realidad que la verdadera democracia era la socialdemocracia, al estilo de las vigentes en Europa. La visión de la democracia que tenía el ex presidente coincidía en muchos aspectos con la que tenía el MTP. C. Becerra fue otro de los blancos de las acusaciones tras el copamiento ya que, además de ser integrante de la Coordinadora, en la Secretaría de la Presidencia donde se desempeñaban como funcionarios varios ex miembros del ERP e integrantes del MTP que participaron en el ataque. En marzo de 1999 el ex montonero Jacinto Gaibur, el diputado por el Partido Justicialista de Salta Marcelo López Arias y C. Becerra que era legislador en esos momentos de la Alianza, fueron los impulsores del proyecto de ley para otorgar compensaciones económicas a los que debieron abandonar la Argentina durante la época del Proceso. Una gran cantidad de integrantes de las organizaciones terroristas que habían huido del país recibirían posteriormente cuantiosas sumas de dinero en concepto de indemnizaciones que los contribuyentes debieron pagar.
Otras acusaciones llegaron desde los sectores liberales representados por María Julia Alsogaray y su padre Álvaro al día siguiente de culminados los combates. El diario La Razón informó el 25 de enero de 1989: “La diputada liberal María Julia Alsogaray adjudicó al Ministro del Interior, Enrique Nosiglia, al jefe de la SIDE Facundo Suárez, las máximas responsabilidades de lo ocurrido en el regimiento de La Tablada pues, a su juicio los funcionarios solamente creen que la violencia proviene de la derecha”.[18] Nuevamente se apuntó a la Coordinadora y a la SIDE. Durante los meses anteriores al ataque los funcionarios acusados habían descartado en varias oportunidades un rebrote de la actividad de las organizaciones armadas de izquierda en declaraciones públicas.
Durante el juicio llevado a cabo contra los atacantes al cuartel, E. Nosiglia declaró que no conocía a los asaltantes. La actitud del ministro del interior quedó plasmada en los titulares del diario Clarín del 5 de agosto de 1989: Aseguró Nosiglia que no conocía a quienes atacaron el cuartel. Frente a esto los defensores de los acusados reaccionaron diciendo que pedirían el procesamiento del ministro por falso testimonio, pero nada ocurrió. Durante el juicio se lo notó muy intranquilo, incluso su actitud fue reflejada por P. Hernández en su libro donde aparece en su portada una foto de un cabizbajo y preocupado E. Nosiglia. El ex ministro aseguró no conocer a R. Felicetti, lo que se contradijo con los testimonios de varios de los miembros del MTP. Curiosamente el día que declaró E. Nosiglia, R. Felicetti no concurrió a la audiencia por encontrarse con una indisposición de salud. Con respecto a F. Provenzano era imposible negar la relación, pero el ex ministro del Interior aseguró que no lo veía hace muchos años. “(…) Pero esa afirmación se podría refutar con facilidad. Buena parte de los presos sabía que Pancho se encontraba con el amigo ministro, y el propio Gorriarán reconoce que hubo por lo menos cuatro entrevistas entre Provenzano y Nosiglia a lo largo de 1988”.[19] En sus Memorias el líder del PRT-ERP y del MTP confirmó la existencia de las reuniones. Pero además el propio Facundo Suárez, confirmó los encuentros al declarar: “La bronca del Coti con la gente del MTP, pero en especial con Pancho, tiene su origen en que hasta último momento, y a pesar de las cosas que publicaba Cherashny, Pancho le hizo saber que ellos estaban dentro del sistema, y no planeaban nada violento. Por lo visto, el Coti mucho no les creyó porque me pidió que los mantuviésemos vigilados (…)”.[20] Sin embargo, quien tenía en sus manos los resortes para detenerlos, quien tenía en sus manos un contundente informe de la SIDE nada hizo al respecto. Evidentemente si estaban bien vigilados no podrían haber reunido un impresionante arsenal, realizar tareas de Inteligencia sobre una unidad militar de primera línea, reunir y equipar a más de 60 guerrilleros y concretar un ataque contra una poderosa unidad blindada. Facundo Suárez, intentando defender a E. Nosiglia, confirmó que existieron los contactos entre F. Provenzano y el ministro del interior, lo que entonces contradice los dichos de E. Nosiglia que sostuvo que hacía mucho tiempo que no se veía con F. Provenzano. F. Suárez –que había firmado el informe de la SIDE donde se advertía de las actividades y naturaleza del MTP- afirmó que E. Nosiglia le pidió que mantuviera vigilado al grupo. Amediados de 1987 ya la SIDE disponía del informe que fue posteriormente publicado por Ámbito Financiero. Finalmente, Joaquín Ramos, uno de los atacantes sobrevivientes, declaró:
“La verdad es que nosotros queríamos hacer la revolución, eso queríamos hacer (….) nosotros queríamos hacer un cambio en el país, nosotros íbamos a tomar La Tablada, agarrar a los milicos y formar un nuevo gobierno como de unidad nacional en el que nosotros íbamos a tener un peso seguramente y orientar el país a tener otro rumbo político y económico social, digamos. Nosotros queríamos hacer la revolución (…)”.[21]
¿A qué se refirió J. Ramos con formar un nuevo gobierno en el que ellos tendrían peso? La cita es sumamente relevante, porque indica que el MTP tenía la idea de formar un gobierno nuevo unido a otros grupos, ¿con quiénes, con este sector de la UCR?
Son demasiados los puntos oscuros que rodean la actuación de E. Nosiglia y del Ministerio del Interior: su relación con F. Provenzano; sus contactos con J. Baños; el escondite de E. Gorriarán Merlo en una vivienda de F. Provenzano, tan cercano a Nosiglia; las denuncias del peronismo, de las publicaciones nacionalistas y liberales; la falta de atención al informe de la SIDE; los avisos que llegaban desde los diarios; las confirmaciones de la presencia de elementos extremistas en los artículos de Entre Todos. El Ministerio del Interior y la SIDE máximos responsables de la seguridad interna en la Argentina ¿no conocían nada de esto? No solamente lo conocían sino que mantenía relación con los dirigentes de la agrupación subversiva. La Justicia argentina nada ha investigado ….
[1] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 228. El resaltado es del autor.
[2] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 224.
[3] GORRIARÁN MERLO, Enrique Haroldo. Memorias de Enrique Gorriarán Merlo. De los Setenta a La Tablada, Buenos Aires, Planeta, 2003, pp . 491-2. El resaltado es del autor.
[4] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 220. El resaltado es del autor.
[5] SIN AUTOR. Dime con quién andas. En: revista La Patria Grande, Buenos Aires, 2da. época, Año VIII, Nro. 35, febrero de 1989.
[6] Diario La Razón, Año 84, Nro. 28665, 28 de enero de 1989 (portada); Diario La Razón, Año 84, Nro. 28669, 1 de febrero de 1989, p. 3; Diario Ámbito Financiero, Año 13, Nro. 3074, 27 de enero de 1989, p. 6; Diario Página/12, Año 2, Nro. 505, 27 de enero de 1989, portada y pp. 2-3; Diario Página/12, Año 2, Nro. 506, 28 de enero de 1989, portada y p. 6.
[7] Entrevista a C. Menem. Publicada en el diario Página/12, Año 2, Nro. 506, 28 de enero de 1989, pp. 2- 3. El resaltado es del autor.
[8] BRAVO HERRERA, Horacio Félix. La guerrilla de papel. Toda la verdad sobre la apoyatura periodística que tuvo el asalto al cuartel de La Tablada, Buenos Aires, Sielp. 1992., p. 71. El resaltado es del autor.
[9] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 221.
Sebastián Miranda es profesor y licenciado en historia. Se desempeña como asesor de historia e integrante de la unidad de análisis de la revista Defensa y Seguridad Mercosur. Es autor -entre otras tantas publicaciones- de Cronología del Terror en Argentina, La Guerra contra el Terrorismo en Argentina y Los Secretos de La Tablada.
LA COORDINADORA RADICAL Y EL ATAQUE A LOS CUARTELES DE LA TABLADA. LA MANO INVISIBLE DETRÁS DEL MTP. LO QUE LA JUSTICIA NUNCA INVESTIGÓ …
Escribe Sebastián Miranda.
Uno de los aspectos más relevantes del ataque a los cuarteles de La Tablada fue la relación de la Coordinadora Radical Rama Capital, principal sostén de la candidatura de Raúl Alfonsín, con el MTP. Cuando la pólvora no se había disipado, desde distintos sectores señalaron a la Coordinadora como la autora intelectual del ataque. Su principal dirigente era Enrique Nosiglia, alias “El Coti”, reproducimos algunos testimonios que incluí en mi libro Los Secretos de La Tablada.
Los contactos del MTP con E. Nosiglia fueron realizados por medio de Francisco Provenzano, uno de los cabecillas del MTP y ex integrante del ERP (un hermano suyo falleció mientras colocaba una bomba en el Edificio Libertad). El tema fue estudiado en detalle por D. Gallo y por G. Álvarez Guerrero (radicales) que publicaron una biografía de E. Nosiglia. En este trabajo se hizo referencia a la histórica amistad entre las familias Provenzano y Nosiglia, estrechas dado que el padre de Nosiglia y el de F. Provenzano y un hermano suyo eran médicos que atendían recíprocamente con frecuencia a los miembros de las familias. Los padres de ambos habían sido compañeros de trabajo en Salud Pública durante el gobierno de Ar. Illia. Los periodistas explican:
“Esta relación entre Nosiglia y Provenzano fue muy publicitada en los meses previos al ataque por Guillermo Cherashny, ex rival del Coti en la Juventud Radical devenido en columnista del semanario El Informador Público. Diez días antes del ataque del 23 de enero, Cherashny escribió una columna con el título “El ERP y la Coordinadora”. Allí decía que un sector del ERP liderado por Gorriarán Merlo y la Junta Coordinadora de la UCR –que lideraba Nosiglia– habían alcanzado un acuerdo táctico. En el mismo artículo, señalaba que Gorriarán Merlo había invertido un millón de dólares en un diario de centroizquierda. No aclaraba que era Página/12, pero se intuía (…). En su columna afirmaba que Nosiglia les había pedido a los dirigentes del MTP que denunciasen un pacto entre Menem y Seineldín. Cherashny también escribió sobre un encuentro entre Nosiglia y los dirigentes del MTP Felicetti y Provenzano a fines de diciembre en la confitería Paladiun”.[1]
La noticia sobre el encuentro fue también informada por la revista nacionalista La Patria Grande:
“En la boite Paladium, Nosiglia y Provenzano ultimaron los detalles de tal campaña de desprestigio, acompañados por Gustavo [Roberto] Felicetti (ex ERP), durante un desfile, no precisamente militar, sino de modas, el 29 de diciembre pasado, cuando un directo al mentón del ministro precipitara el fin de la velada. Jorge Baños, dirigente del MTP (agrupación protegida por la Coordinadora), lanzaba, días después, la denuncia de golpe por todos los medios de difusión en manos del gobierno y de algunos privados, que, generosos, le ofrecían un vasto espacio”.[2]
[1] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. El Coti. El dueño de todos los secretos, Buenos Aires, Sudamericana, 2005, p. 225. El resaltado es del autor.
[2] SIN AUTOR. Tierna amistad. En: revista La Patria Grande, Buenos Aires, 2da. época, Año VIII, Nro. 35, febrero de 1989.
Según los autores, el objetivo perseguido por el ministro del Interior era hacer que el MTP denunciara la relación Menem–Seineldín–L. Miguel para desprestigiar al candidato justicialista que de acuerdo a las encuestas llevaba una amplia ventaja sobre el radicalismo en los comicios que se desarrollarían en pocos meses. Los mismos autores afirmaron:
“En su libro Los sospechosos de siempre, el periodista Jorge Boimvaser, de excelentes contactos con los servicios de inteligencia, cuenta: Facundo Suárez estaba al tanto de que Nosiglia, en plena campaña electoral, prestaba apoyo a cualquier sector extrapartidario que se atreviese a desgranar denuncias públicas contra el candidato justicialista. Toda acción se considera útil para ensuciar la imagen opositora. Pancho Provenzano, amigo de Nosiglia, había llevado una de esas propuestas. Consistía en una lluvia de acusaciones periodísticas y judiciales contra Carlos Menem y sus aliados, de la que se encargaría el titular del MTP, Jorge Baños. La campaña tenía un precio que el Ministerio del Interior solventó con partidas provenientes de sus fondos reservados, Boimvaser va más allá y asegura que Provenzano recibió extraoficialmente la suma de quince mil dólares en diciembre de 1988, con las cuales adquirieron varias armas en armerías céntrica”.[1]
El MTP a su vez usaría esta información sobre las relaciones Menem–Seineldín-L. Miguel, que efectivamente existían pero que no implicaban la realización de un golpe de Estado, para justificar sus acciones contra los cuarteles de La Tablada. D. Gallo y G. Álvarez Guerrero sostenían: “Dos militantes del MTP recuerdan que durante 1988 los llamados telefónicos de Nosiglia a Provenzano eran habituales. Ellos lo sabían porque atendían el teléfono 47-0528 de Tucumán 2250, donde funcionaba el Movimiento. En algunas ocasiones –Nosiglia ya era Ministro del Interior- ni siquiera llamaba a través de una secretaria: Soy Coti ¿Está Pancho?, preguntaba. Nosiglia y Provenzano también solían encontrarse en dos bares cercanos al Comité Capital de la UCR”.[2] Sin embargo los periodistas no dieron la identidad de los integrantes del MTP de los que recibieron esta información.
No solamente los biógrafos de E. Nosiglia dieron cuenta de estas relaciones, el propio E. Gorriarán Merlo hizo referencia a los contactos:
“Las conversaciones más importantes con el radicalismo las hicimos con Nosiglia, que en ese momento era Ministro del Interior y con Gil Lavedra, que lo secundaba en ese ministerio. Incluso el contenido de una de ellas fue publicado por los periódicos en los días previos a La Tablada. En esos encuentros pudimos advertir que el gobierno de Alfonsín estaba convencido de la inminencia de una nueva sublevación pero no tenía la decisión ni la voluntad de resistir, de recurrir al pueblo, que se encontraba asustado, impotente”.[3]
A lo expuesto es necesario agregar un dato más. Desde 1988 E. Gorriarán Merlo vivía clandestinamente en un departamento en la calle Yerbal en el barrio de Flores alquilado a nombre de F. Provenzano, ¿La SIDE no lo sabía, cuando F. Provenzano frecuentaba al Ministro del Interior? Se trataba simplemente de una cuestión de seguridad interior: una persona muy cercana al ministro alquilaba un departamento donde vivía uno de los guerrilleros más buscados de la Argentina, en forma clandestina, ya que tenía pedido de captura internacional. ¿La SIDE no tenía noción de esto? Es poco creíble que un personaje tan peligroso pudiera estar tan cerca de un funcionario de primera línea sin que los organismos de seguridad lo supieran.
Los encuentros entre E. Nosiglia y F. Provenzano también llamaron la atención de los justicialistas:
“A fines de 1988, los seguidores del riojano estaban convencidos de que sectores liberales del Ejército se opondrían de cualquier manera al triunfo del justicialismo. Y manejaban dos hipótesis: un atentado contra Menem o un golpe previo a las elecciones para asegurar la continuidad radical. Mientras se iniciaba la campaña, el sector seineldinista que apostaba a Menem trazó un cuadro de situación. En uno de ellos no hablaba de Nosiglia, pero sí del sector radical que él lideraba, y alertaba a estar atentos frente a un posible hecho desestabilizador organizado por la Coordinadora que tendría como objetivo la continuación del régimen socialdemócrata”.[4]
Los peronistas sospechaban que los radicales intentarían alguna maniobra desesperada para privar al justicialismo de una segura victoria electoral. Julio César Arias, vocero del Justicialismo, denunció la connivencia entre el gobierno y el MTP. Desde el periódico seineldinista La Patria Grande se hicieron eco de sus declaraciones: “(…) El periodista Horacio Verbitsky fue contratado para dirigir un equipo de acción sicológica, dedicado a apuntalar la ya penosa campaña electoral de la UCR, poniendo a su disposición un amplio piso ubicado en plena calle Florida, y que éste habría intentado que dicha denuncia fuera presentada por el propio presidente Dr. Alfonsín”.[5] Pero además todos los diarios importantes, incluso los oficialistas, reprodujeron estas denuncias que causaron un fuerte impacto en la opinión pública pero que con el paso vertiginoso de los acontecimientos se fueron diluyendo. C. Menem recibió pleno apoyo del Consejo Nacional Justicialista al realizar las denuncias.[6]
El 28 de enero de 1989 el diario Página/12 publicó una extensa entrevista realizada por los periodistas José Antonio Díaz y Gabriela Cerruti. C. Menem dijo directamente a sus entrevistadores:
“(…) Pero mi satisfacción tiene que ver con la razón que tuvimos al vincular esa denuncia con el complot formulado por Baños contra mí y el justicialismo con un audaz operativo de inteligencia para impedir las elecciones del 14 de mayo o la victoria peronista. Lamentablemente, algunos medios como el de ustedes cayeron, quiero creer ingenuamente, en la maniobra (…). Pero ¡qué barbaridad! van a ver ustedes que el final de esta historia será la confirmación de que el objetivo del copamiento no fueron los carapintadas sino el peronismo y la propia democracia y yo creo que los radicales que hicieron acuerdos políticos con el MTP lo hicieron porque están dispuestos a todo para evitar la derrota electoral (…). Pero yo no tengo ninguna duda de que esta trágica acción apuntó al corazón del proceso electoral y mucho me temo que a partir de ahora, teniendo en cuenta el cambio brusco que produce este hecho en la coyuntura nacional, algún sector del Gobierno intente tomar alguna medida: no sería descabellado pensar, y ésta es sólo una de las suposiciones, que se intente postergar la fecha de las elecciones pese a las desmentidas oficiales (…)”.[7]
Para el Partido Justicialista el ataque a La Tablada fue una maniobra gestada desde esferas gubernamentales para postergar las próximas elecciones y para desprestigiar su candidatura dado que las encuestas lo daban como seguro ganador. El ex senador justicialista H. Bravo Herrera señaló:
“Medios periodísticos de Porto Alegre (Brasil) revelaron en su momento –y entre nosotros, nadie tuvo en cuenta esa información- que el intendente comunal de esa ciudad brasileña había sido el anfitrión de una reunión social de la que participaron Enrique Nosiglia, Carlos Becerra, Enrique Gorriarán Merlo y Jorge Baños, en diciembre de 1988 (…). Es posible que en aquel encuentro en Brasil, los funcionarios gubernamentales y los dos miembros de la dirección del MTP hayan acordado los términos de una operación de acción psicológica que se desenvolvería –como ocurrió- a partir de enero de 1989, con la denuncia de una supuesta conspiración de Menem, Seineldín y Miguel. También su financiamiento, que habría sido abundante, al punto de tentar a Gorriarán Merlo y a Baños a continuar por su cuenta con un operativo como el llevado a cabo en La Tablada”.[8]
La denuncia es gravísima y nunca fue tenida en cuenta por la Justicia. H. Bravo Herrera fue uno de los que sostuvo la hipótesis de la participación de funcionarios del gobierno radical en el ataque a La Tablada con el fin de desprestigiar al candidato peronista. La reunión se habría realizado el 23 de diciembre de 1988 en un bar de Vila Madalena en San Pablo con el fin de coordinar las acciones contra el RIM 3. Habrían participado E. Nosiglia, C. Becerra y E. Gorriarán Merlo. Además también habrían estado presentes varios integrantes de la organización SUGAR (Secciones Urbanas Guerrilleras Armadas Revolucionarias), también conocida como Conexión Sur, sucesora de la Junta Coordinadora Revolucionaria creada por M. R. Santucho. La acción de La Tablada tendría como objetivo asaltar el poder que inminentemente se les escapaba de las manos a los radicales, tal como ocurriría meses después por la debacle económica y social producida por la desastrosa gestión de R. Alfonsín. H. Bravo Herrera indicó que la información sobre la reunión no fue tenida en cuenta y que la SIDE nada hizo por investigar la cuestión.
La hipótesis sostenida por los peronistas se vio alimentada por los contactos que el Ministerio del Interior tenía con J. Baños, abogado del CELS abatido durante los combates y que fue el principal agente de las denuncias del MTP sobre las relaciones entre C. Menem, M. A. Seineldín y L. Miguel:
“(…) Los menemistas empezaron a prestarle atención cuando vieron que sus denuncias ocupaban grandes espacios en los canales y radios oficiales donde la Coordinadora tenía influencia. Además, se enteraron de que este abogado frecuentaba el despacho de Nosiglia. Aun no se sabía que Jorge Baños era el afortunado propietario de un departamento en Barrio Norte, comprado gracias a un crédito del Banco Hipotecario Nacional, manejado por la Coordinadora. En sólo tres días, en marzo de 1986, el BHN entregó 18.000 dólares. Sin dudas Baños era muy recomendado (…)”.[9]
Este último dato es confirmado por Pablo Hernández en su investigación sobre el ataque, quien agregó que la propiedad adquirida por J. Baños estaba ubicada en la calle Riobamba al 340, piso 14, y que el número del crédito era el HEO83000001032 por el que pagaba una cuota mensual de 711 australes.[10] La información sobre la adjudicación de este crédito fue confirmada por la publicación nacionalista La Patria Grande: “Se viene a saber ahora que Jorge Baños había sido el feliz receptor de un crédito del BHN y que varios de los dirigentes del grupo eran (¿o son?) asesores en distintos niveles del gobierno radical (…)”.[11]
A las relaciones del ministro del interior con F. Provenzano se sumaron las que tenía con J. Baños. Tan fuerte era esta sospecha que tenían los peronistas que inmediatamente que se supo del ataque varios miembros del justicialismo cargaron contra la Coordinadora: “(…) Son subversivos. Es el ERP, sentenció Juan Bautista ‘Tata’ Yofre. Nada encajaba con los análisis previos que manejaba el menemismo. Barrionuevo, como siempre brutal en sus dichos, lanzó su deducción sin vueltas. Esto lo organizó el Coti, esto lo organizaron los radicales” (…)”.[12]
En la citada entrevista de Página/12 a C. Menem, el riojano dijo:
“(…) Quisiera saber quiénes son los ideólogos y los que concibieron intelectualmente este plan monstruoso, quiénes fueron los que le armaron el operativo terrorista a este grupo, cómo actuaron los organismos de Inteligencia y las Fuerzas Armadas y las conexiones con ciertos medios de comunicación oficiales o paraoficiales. Digo lo de los medios porque aquellos ligados al Gobierno, como el Ciudadano y el Periodista, en la semana previa al intento de copamiento amplificaron al extremo la denuncia falsa del MTP contra mí, acusándome de complotar contra Raúl Alfonsín (…). Después de La Tablada, los hombres del gobierno van a tener que explicar muchas cosas”.[13]
Además de lo sospechoso de la facilidad con que los miembros del MTP accedieron a los medios de comunicación para realizar las denuncias, C. Menem también cuestionó la labor, o falta de acción, de los medios de Inteligencia, claramente se refería a la SIDE. Posteriormente el abogado menemista C. Arias presentó una denuncia ante la Justicia para que se investigara la relación entre el MTP y varios funcionarios del gobierno de R. Alfonsín, pero nada ocurrió.
Las sospechas sobre E. Nosiglia no se agotaron en estos testimonios. El 7 de febrero de 1989, días después del ataque, el ministro del Interior declaró en una entrevista a la publicación El Ciudadano: “Ningún informe que tuviera ningún servicio de Inteligencia, fundamentalmente el Servicio de Inteligencia del Estado (que es el único autorizado a hacer inteligencia interior) analizó nunca la posibilidad de que este grupo pudiera cometer una acción de tal envergadura y de esta naturaleza, a pesar de que su previsión estaba fijada como un objetivo de Inteligencia y se la venía trabajando”.[14] Pero la realidad es que la SIDE había alertado sobre la posibilidad de una acción de esta naturaleza. El diario Ámbito Financiero publicó el citado informe de la SIDE de 1987 donde textualmente decía: “Por las mismas causas apuntadas y sumando a ello el grado de reserva y encubrimiento con que sus miembros suelen desenvolverse y/o encarar algunas de sus actividades o reuniones, tampoco sería descartable que, si sus intereses así lo impusieran, el MTP considere un eventual retorno a la lucha armada, habiendo asumido ya errores y experiencias anteriores”.[15] Un año y medio antes del ataque la SIDE advirtió sobre la peligrosidad de los miembros del MTP que frecuentaban los despachos gubernamentales.
¿E. Nosiglia, una de las máximas autoridades en cuestiones de seguridad interior ignoró el informe, no lo conocía? Estas declaraciones no hicieron más que aumentar las sospechas sobre El Coti en los sucesos de La Tablada. Éstas se agudizaron por las declaraciones de su predecesor en el Ministerio del Interior, Antonio Trócoli, a la publicación El Periodista: “(…) Preví una acción terrorista, aunque nunca calculé que podía tener esta envergadura (…). En primer lugar quiero decirle que tanto la SIDE como la Central de Inteligencia, como los organismos de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, tenían las mismas presunciones que tenía yo. Lo que no pudimos prever fue la magnitud del episodio ni la oportunidad concreta”.[16] A. Trócoli contradijo a E. Nosiglia al afirmar que existía conciencia e información sobre la peligrosidad del MTP. Puede entenderse que no se conociera dónde se realizaría algún tipo de acción armada pero –repito– dada la composición del MTP y de la situación social reinante, caldo de cultivo ideal para la acción de este tipo de organizaciones, había que ser muy ignorante o negligente para no prever que algún tipo de acción violenta pudieran llevar a cabo.
Las acusaciones contra la Coordinadora llegaron también desde el propio radicalismo. No solamente G. Cherashny cuestionó al Ministro. El ex presidente Arturo Frondizi disparó contra la Coordinadora. El diario La Prensa en su portada del 19 de septiembre de 1989 publicó una noticia titulada Frondizi acusó en Córdoba a Becerra por el copamiento de La Tablada. En la misma informaba:
“El ex presidente Arturo Frondizi, acusó al ex secretario general de la Presidencia del gobierno de Raúl Alfonsín, Carlos Becerra, de haber sido quien organizó el copamiento del cuartel de La Tablada, perpetrado en enero último por el Movimiento Todos por la Patria (MTP). Él organizó todo –afirmó Frondizi-, porque es tan marxista como Marx. Y allí gastó nueve millones de dólares. De manera que lo de La Tablada fue organizado por el gobierno, dijo en alusión a la anterior administración. Expresó que el gobierno llamado radical, desde 1983 en adelante aplicó un plan soviético. Y esto se corresponde con las opiniones que tenía el doctor Alfonsín. Yo no soy enemigo de él, pero sostenía que el capitalismo es incompatible con la democracia, que era un sistema agotado. La idea de él era adoptar el socialismo”.[17]
Efectivamente la administración de R. Alfonsín consideraba en realidad que la verdadera democracia era la socialdemocracia, al estilo de las vigentes en Europa. La visión de la democracia que tenía el ex presidente coincidía en muchos aspectos con la que tenía el MTP. C. Becerra fue otro de los blancos de las acusaciones tras el copamiento ya que, además de ser integrante de la Coordinadora, en la Secretaría de la Presidencia donde se desempeñaban como funcionarios varios ex miembros del ERP e integrantes del MTP que participaron en el ataque. En marzo de 1999 el ex montonero Jacinto Gaibur, el diputado por el Partido Justicialista de Salta Marcelo López Arias y C. Becerra que era legislador en esos momentos de la Alianza, fueron los impulsores del proyecto de ley para otorgar compensaciones económicas a los que debieron abandonar la Argentina durante la época del Proceso. Una gran cantidad de integrantes de las organizaciones terroristas que habían huido del país recibirían posteriormente cuantiosas sumas de dinero en concepto de indemnizaciones que los contribuyentes debieron pagar.
Otras acusaciones llegaron desde los sectores liberales representados por María Julia Alsogaray y su padre Álvaro al día siguiente de culminados los combates. El diario La Razón informó el 25 de enero de 1989: “La diputada liberal María Julia Alsogaray adjudicó al Ministro del Interior, Enrique Nosiglia, al jefe de la SIDE Facundo Suárez, las máximas responsabilidades de lo ocurrido en el regimiento de La Tablada pues, a su juicio los funcionarios solamente creen que la violencia proviene de la derecha”.[18] Nuevamente se apuntó a la Coordinadora y a la SIDE. Durante los meses anteriores al ataque los funcionarios acusados habían descartado en varias oportunidades un rebrote de la actividad de las organizaciones armadas de izquierda en declaraciones públicas.
Durante el juicio llevado a cabo contra los atacantes al cuartel, E. Nosiglia declaró que no conocía a los asaltantes. La actitud del ministro del interior quedó plasmada en los titulares del diario Clarín del 5 de agosto de 1989: Aseguró Nosiglia que no conocía a quienes atacaron el cuartel. Frente a esto los defensores de los acusados reaccionaron diciendo que pedirían el procesamiento del ministro por falso testimonio, pero nada ocurrió. Durante el juicio se lo notó muy intranquilo, incluso su actitud fue reflejada por P. Hernández en su libro donde aparece en su portada una foto de un cabizbajo y preocupado E. Nosiglia. El ex ministro aseguró no conocer a R. Felicetti, lo que se contradijo con los testimonios de varios de los miembros del MTP. Curiosamente el día que declaró E. Nosiglia, R. Felicetti no concurrió a la audiencia por encontrarse con una indisposición de salud. Con respecto a F. Provenzano era imposible negar la relación, pero el ex ministro del Interior aseguró que no lo veía hace muchos años. “(…) Pero esa afirmación se podría refutar con facilidad. Buena parte de los presos sabía que Pancho se encontraba con el amigo ministro, y el propio Gorriarán reconoce que hubo por lo menos cuatro entrevistas entre Provenzano y Nosiglia a lo largo de 1988”.[19] En sus Memorias el líder del PRT-ERP y del MTP confirmó la existencia de las reuniones. Pero además el propio Facundo Suárez, confirmó los encuentros al declarar: “La bronca del Coti con la gente del MTP, pero en especial con Pancho, tiene su origen en que hasta último momento, y a pesar de las cosas que publicaba Cherashny, Pancho le hizo saber que ellos estaban dentro del sistema, y no planeaban nada violento. Por lo visto, el Coti mucho no les creyó porque me pidió que los mantuviésemos vigilados (…)”.[20] Sin embargo, quien tenía en sus manos los resortes para detenerlos, quien tenía en sus manos un contundente informe de la SIDE nada hizo al respecto. Evidentemente si estaban bien vigilados no podrían haber reunido un impresionante arsenal, realizar tareas de Inteligencia sobre una unidad militar de primera línea, reunir y equipar a más de 60 guerrilleros y concretar un ataque contra una poderosa unidad blindada. Facundo Suárez, intentando defender a E. Nosiglia, confirmó que existieron los contactos entre F. Provenzano y el ministro del interior, lo que entonces contradice los dichos de E. Nosiglia que sostuvo que hacía mucho tiempo que no se veía con F. Provenzano. F. Suárez –que había firmado el informe de la SIDE donde se advertía de las actividades y naturaleza del MTP- afirmó que E. Nosiglia le pidió que mantuviera vigilado al grupo. Amediados de 1987 ya la SIDE disponía del informe que fue posteriormente publicado por Ámbito Financiero. Finalmente, Joaquín Ramos, uno de los atacantes sobrevivientes, declaró:
“La verdad es que nosotros queríamos hacer la revolución, eso queríamos hacer (….) nosotros queríamos hacer un cambio en el país, nosotros íbamos a tomar La Tablada, agarrar a los milicos y formar un nuevo gobierno como de unidad nacional en el que nosotros íbamos a tener un peso seguramente y orientar el país a tener otro rumbo político y económico social, digamos. Nosotros queríamos hacer la revolución (…)”.[21]
¿A qué se refirió J. Ramos con formar un nuevo gobierno en el que ellos tendrían peso? La cita es sumamente relevante, porque indica que el MTP tenía la idea de formar un gobierno nuevo unido a otros grupos, ¿con quiénes, con este sector de la UCR?
Son demasiados los puntos oscuros que rodean la actuación de E. Nosiglia y del Ministerio del Interior: su relación con F. Provenzano; sus contactos con J. Baños; el escondite de E. Gorriarán Merlo en una vivienda de F. Provenzano, tan cercano a Nosiglia; las denuncias del peronismo, de las publicaciones nacionalistas y liberales; la falta de atención al informe de la SIDE; los avisos que llegaban desde los diarios; las confirmaciones de la presencia de elementos extremistas en los artículos de Entre Todos. El Ministerio del Interior y la SIDE máximos responsables de la seguridad interna en la Argentina ¿no conocían nada de esto? No solamente lo conocían sino que mantenía relación con los dirigentes de la agrupación subversiva. La Justicia argentina nada ha investigado ….
[1] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 228. El resaltado es del autor.
[2] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 224.
[3] GORRIARÁN MERLO, Enrique Haroldo. Memorias de Enrique Gorriarán Merlo. De los Setenta a La Tablada, Buenos Aires, Planeta, 2003, pp . 491-2. El resaltado es del autor.
[4] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 220. El resaltado es del autor.
[5] SIN AUTOR. Dime con quién andas. En: revista La Patria Grande, Buenos Aires, 2da. época, Año VIII, Nro. 35, febrero de 1989.
[6] Diario La Razón, Año 84, Nro. 28665, 28 de enero de 1989 (portada); Diario La Razón, Año 84, Nro. 28669, 1 de febrero de 1989, p. 3; Diario Ámbito Financiero, Año 13, Nro. 3074, 27 de enero de 1989, p. 6; Diario Página/12, Año 2, Nro. 505, 27 de enero de 1989, portada y pp. 2-3; Diario Página/12, Año 2, Nro. 506, 28 de enero de 1989, portada y p. 6.
[7] Entrevista a C. Menem. Publicada en el diario Página/12, Año 2, Nro. 506, 28 de enero de 1989, pp. 2- 3. El resaltado es del autor.
[8] BRAVO HERRERA, Horacio Félix. La guerrilla de papel. Toda la verdad sobre la apoyatura periodística que tuvo el asalto al cuartel de La Tablada, Buenos Aires, Sielp. 1992., p. 71. El resaltado es del autor.
[9] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 221.
[10] HERNÁNDEZ, Pablo. Op. cit., p. 69.
[11] SIN AUTOR. Dime con quién andas. En: revista La Patria Grande, Buenos Aires, 2da. época, Año VIII, Nro. 35, febrero de 1989.
[12] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 221.
[13] Entrevista a C. Menem. Publicada en el diario Página/12, Año 2, Nro. 506, 28 de enero de 1989, pp. 2 -3. El resaltado es del autor.
[14] HERNÁNDEZ, Pablo. La Tablada. El regreso de los que no se fueron, Buenos Aires, Ediciones Fortaleza, 1989., p. 150.
[15] Informe de la SIDE. Diario Ámbito Financiero, Año 14, Nro. 3073, 26 de enero de 1989, pp. 40-41. El resaltado es del autor.
[16] HERNÁNDEZ, Pablo. Op. cit., p. 150.
[17] Diario La Prensa, Nro. 41.435, 19 de septiembre de 1989, portada. El resaltado es del autor.
[18] Diario La Razón, Año 84, Nro. 28662, 25 de enero de 1989, p. 3.
[19] GALLO Darío y ÁLVAREZ GUERRERO, Gonzalo. Op. cit., p. 236.
[20] Ibídem.
[21] Declaraciones de Joaquín Ramos. https://www.youtube.com/watch?v=YkSSSmqCKF0. Disponible en internet el 11 de enero de 2015.
Sebastián Miranda es profesor y licenciado en historia. Se desempeña como asesor de historia e integrante de la unidad de análisis de la revista Defensa y Seguridad Mercosur. Es autor -entre otras tantas publicaciones- de Cronología del Terror en Argentina, La Guerra contra el Terrorismo en Argentina y Los Secretos de La Tablada.
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 28, 2017