Creo que la “globalización” comenzó, felizmente, hace ya muchísimos años, en los ámbitos de la cultura y el conocimiento.
Nadie puede detener la tendencia al equilibrio de los vasos comunicantes del saber.
Hoy estamos asistiendo a la ineludible globalización de las economías.
También ellas tienen sus vasos comunicantes que las obligan a un equilibrio a través de millones de ciudadanos de distintos países del mundo que, en mayor o menor grado, son tenedores de una respetable minoría de capitales invertidos en acciones de los más importantes conglomerados comerciales e industriales.
Hay inmensas reservas monetarias de las más grandes naciones que permanecen ociosas así como capitales que abarrotan las arcas de algunos usureros bancos.
La globalización de la economía obligará a esos países y a esos banqueros, tarde o temprano, a movilizar esos inútiles capitales ya sea financiando con mínimos intereses o invirtiéndolos en las urgentes necesidades de los países menos desarrollados.
En el mundo capitalista también existen los vasos comunicantes que tienden al equilibrio “ecológico” de sus propios intereses y a la paz y seguridad de sus privilegiados acreedores.
LA GLOBALIZACIÓN
Escribe Luis Bardín.
LA GLOBALIZACIÓN
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Creo que la “globalización” comenzó, felizmente, hace ya muchísimos años, en los ámbitos de la cultura y el conocimiento.
Nadie puede detener la tendencia al equilibrio de los vasos comunicantes del saber.
Hoy estamos asistiendo a la ineludible globalización de las economías.
También ellas tienen sus vasos comunicantes que las obligan a un equilibrio a través de millones de ciudadanos de distintos países del mundo que, en mayor o menor grado, son tenedores de una respetable minoría de capitales invertidos en acciones de los más importantes conglomerados comerciales e industriales.
Hay inmensas reservas monetarias de las más grandes naciones que permanecen ociosas así como capitales que abarrotan las arcas de algunos usureros bancos.
La globalización de la economía obligará a esos países y a esos banqueros, tarde o temprano, a movilizar esos inútiles capitales ya sea financiando con mínimos intereses o invirtiéndolos en las urgentes necesidades de los países menos desarrollados.
En el mundo capitalista también existen los vasos comunicantes que tienden al equilibrio “ecológico” de sus propios intereses y a la paz y seguridad de sus privilegiados acreedores.
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 11, 2017
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