Un grupo de 12 personas que se declaran víctimas del Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrão, enviaron este lunes una dura carta a la Comisión en la que insisten que sufrieron todos tipo de atropellos, laborales y personales, por parte del funcionario y critican a la entidad por minimizar sus reclamos y defenderlo.
Piden, además, que seleccionen a un nuevo secretario que cuenta con independencia, alta autoridad moral, experiencia y reconocida trayectoria en Derechos Humanos.
“Sufrimos acoso laboral y retaliación por habernos atrevido a manifestar internamente opiniones distintas a las del Sr. Abrão. El respeto a la diversidad y la pluralidad de opiniones es fundamental en toda institución, aún más en una dedicada a la defensa de los Derechos Humanos. Lamentablemente, tras décadas y años de dedicación a la CIDH, nos vimos forzados a dejar la institución y tuvimos nuestras carreras interrumpidas. Esto ha tenido un fuerte impacto en nuestra vida personal, salud física y mental y en nuestras familias y entorno”, dicen en la carta.
La semana pasada se desató una gran polémica en la Comisión luego de que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, se negara a firmar la renovación del contrato de Abrão, que fue reelecto en enero para un nuevo período de cuatro años.
Almagro tomó la decisión basándose en un informe de la Ombudsperson de la OEA en el que se documentan 61 denuncias contra Abrão por acoso laboral y otras irregularidades y ha pedido una investigación del Inspector General para llegar al fondo.
Según Almagro, además, optó por no renovar en vista de que la CIDH no estaba teniendo en cuenta las denuncias que les fueron transmitidas por él mismo y por la Ombudsperson.
La Comisión lo que ha visto en esto es un intento por limitar su autonomía a la hora de seleccionar a sus directivas y sostienen que Almagro nunca les notificó formalmente sobre las denuncias. Y este domingo llamaron a un diálogo entre los órganos de la OEA para llegar a una solución, reiterando que no se debe menoscabar la independencia de la institución.
Pero en la carta los denunciantes cuestionan las motivaciones de la CIDH y su caracterización de Abrão como la víctima en todo este embrollo.
“Pronunciamientos que minimizan nuestros reclamos atribuyéndolos a un resentimiento provocado por reestructuras internas, descalifican la naturaleza de nuestras denuncias, afectan nuestra dignidad y reputación, minimizan el impacto que el acoso laboral tiene en nuestras vidas y nos revictimizan. Calificar al Sr. Abrão como una víctima de persecución política, es también revictimizante”, dicen los firmantes que aparecen de manera anónimo pues temen represalias en su contra.
Ese mismo temor, dicen, fue el que los llevó primero a acudir al Secretario General y a la Ombudsperson.
“Temimos denunciar ante la Comisión estas acciones llevadas a cabo por el Sr. Abrão o con su conocimiento, por miedo a sufrir retaliación por parte del Secretario Ejecutivo y el personal de su confianza…Los hechos denunciados por nosotros/as refieren a abuso de poder, hostigamientos, retaliaciones, humillación pública, sustracción de funciones injustificadas, pérdida de cargos, y discriminación en relación con otras personas de cargos similares. Hechos que, según las normas de la OEA, constituyen formas de acoso laboral y que nos llevaron a dejar la CIDH por no ver otra salida”, sostienen.
La Carta
Carta dirigida a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos:
Estimados/as Comisionados/as,
Somos un grupo de 12 personas que presentamos denuncias contra el ex Secretario Ejecutivo de la CIDH Paulo Abrão. Nos dirigimos a ustedes debido a los recientes pronunciamientos públicos realizados desde la Comisión y la Secretaría Ejecutiva sobre el informe de la Ombudsperson de la OEA y la naturaleza de nuestras denuncias.
Primeramente, aclaramos que no representamos a todas las personas que presentaron denuncias, quejas y reclamos contra el Sr. Abrão. Respetamos la voluntad de quienes prefieren no manifestarse públicamente.
Los hechos denunciados por nosotros/as refieren a abuso de poder, hostigamientos, retaliaciones, humillación pública, sustracción de funciones injustificadas, pérdida de cargos, y discriminación en relación con otras personas de cargos similares. Hechos que, según las normas de la OEA, constituyen formas de acoso laboral y que nos llevaron a dejar la CIDH por no ver otra salida.
Temimos denunciar ante la Comisión estas acciones llevadas a cabo por el Sr. Abrão o con su conocimiento, por miedo a sufrir retaliación por parte del Secretario Ejecutivo y el personal de su confianza. Por ello, acudimos al Secretario General de la OEA y/o a la Ombusdperson para que les informaran sobre nuestras denuncias de manera anónima. Estas autoridades han sostenido reuniones con ustedes para informarles de nuestra situación y, según información pública, de la existencia de una situación sistémica de acoso laboral y de violaciones a los derechos del personal de la Secretaría.
Pronunciamientos que minimizan nuestros reclamos atribuyéndolos a un resentimiento provocado por reestructuras internas, descalifican la naturaleza de nuestras denuncias, afectan nuestra dignidad y reputación, minimizan el impacto que el acoso laboral tiene en nuestras vidas y nos revictimizan. Calificar al Sr. Abrão como una víctima de persecución política, es también revictimizante. Hemos trabajado y seguimos trabajando con un gran compromiso y firme convicción en la promoción y protección de los derechos humanos y creemos en la importancia fundamental de la CIDH en la protección de los derechos humanos en la región. Por ello, dedicamos en total 85 años combinados de nuestras vidas a esta institución y contribuimos a su crecimiento y fortalecimiento. A lo largo de todos estos años jamás hemos recibido una sola evaluación insatisfactoria de desempeño laboral.
Sufrimos acoso laboral y retaliación por habernos atrevido a manifestar internamente opiniones distintas a las del Sr. Abrão. El respeto a la diversidad y la pluralidad de opiniones es fundamental en toda institución, aún más en una dedicada a la defensa de los derechos humanos. Lamentablemente, tras décadas y años de dedicación a la CIDH, nos vimos forzados a dejar la institución y tuvimos nuestras carreras interrumpidas. Esto ha tenido un fuerte impacto en nuestra vida personal, salud física y mental y en nuestras familias y entorno.
Defendemos y defenderemos la autonomía e independencia de la CIDH, pues son esenciales para el cumplimiento de su mandato y la región necesita de una CIDH robusta e independiente. Nos entristece que la CIDH haya hasta ahora considerado que la única forma de preservar su autonomía e independencia sea a través de la reelección del Sr. Abrão. El Reglamento de la CIDH establece que el Secretario Ejecutivo debe ser una persona de alta autoridad moral y consideramos que esto no condice con quien ha instalado en el seno de la institución un ambiente autoritario, que silencia cualquier opinión distinta a la suya, y divide al personal.
Dado que el Secretario General de la OEA ha afirmado que “no [tiene] ningún interés ni deseo de participar en la selección del próximo Secretario Ejecutivo, ni participar en las discusiones que lleven a su elección, ni de escogerlo por [su] parte”, les instamos a seleccionar otra persona con independencia y alta autoridad moral, con experiencia y de reconocida trayectoria en derechos humanos. Confiamos en que, con la información que ya estaba en poder de la CIDH, más la que ha surgido recientemente, la Comisión tome una decisión que fortalezca la institución y salvaguarde los derechos de sus funcionarios y funcionarias. La defensa de la CIDH como institución pasa por elegir a una persona idónea para el cargo de Secretario Ejecutivo.
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Un grupo de 12 personas que se declaran víctimas del Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrão, enviaron este lunes una dura carta a la Comisión en la que insisten que sufrieron todos tipo de atropellos, laborales y personales, por parte del funcionario y critican a la entidad por minimizar sus reclamos y defenderlo.
Piden, además, que seleccionen a un nuevo secretario que cuenta con independencia, alta autoridad moral, experiencia y reconocida trayectoria en Derechos Humanos.
“Sufrimos acoso laboral y retaliación por habernos atrevido a manifestar internamente opiniones distintas a las del Sr. Abrão. El respeto a la diversidad y la pluralidad de opiniones es fundamental en toda institución, aún más en una dedicada a la defensa de los Derechos Humanos. Lamentablemente, tras décadas y años de dedicación a la CIDH, nos vimos forzados a dejar la institución y tuvimos nuestras carreras interrumpidas. Esto ha tenido un fuerte impacto en nuestra vida personal, salud física y mental y en nuestras familias y entorno”, dicen en la carta.
La semana pasada se desató una gran polémica en la Comisión luego de que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, se negara a firmar la renovación del contrato de Abrão, que fue reelecto en enero para un nuevo período de cuatro años.
Almagro tomó la decisión basándose en un informe de la Ombudsperson de la OEA en el que se documentan 61 denuncias contra Abrão por acoso laboral y otras irregularidades y ha pedido una investigación del Inspector General para llegar al fondo.
Según Almagro, además, optó por no renovar en vista de que la CIDH no estaba teniendo en cuenta las denuncias que les fueron transmitidas por él mismo y por la Ombudsperson.
La Comisión lo que ha visto en esto es un intento por limitar su autonomía a la hora de seleccionar a sus directivas y sostienen que Almagro nunca les notificó formalmente sobre las denuncias. Y este domingo llamaron a un diálogo entre los órganos de la OEA para llegar a una solución, reiterando que no se debe menoscabar la independencia de la institución.
Pero en la carta los denunciantes cuestionan las motivaciones de la CIDH y su caracterización de Abrão como la víctima en todo este embrollo.
“Pronunciamientos que minimizan nuestros reclamos atribuyéndolos a un resentimiento provocado por reestructuras internas, descalifican la naturaleza de nuestras denuncias, afectan nuestra dignidad y reputación, minimizan el impacto que el acoso laboral tiene en nuestras vidas y nos revictimizan. Calificar al Sr. Abrão como una víctima de persecución política, es también revictimizante”, dicen los firmantes que aparecen de manera anónimo pues temen represalias en su contra.
Ese mismo temor, dicen, fue el que los llevó primero a acudir al Secretario General y a la Ombudsperson.
“Temimos denunciar ante la Comisión estas acciones llevadas a cabo por el Sr. Abrão o con su conocimiento, por miedo a sufrir retaliación por parte del Secretario Ejecutivo y el personal de su confianza…Los hechos denunciados por nosotros/as refieren a abuso de poder, hostigamientos, retaliaciones, humillación pública, sustracción de funciones injustificadas, pérdida de cargos, y discriminación en relación con otras personas de cargos similares. Hechos que, según las normas de la OEA, constituyen formas de acoso laboral y que nos llevaron a dejar la CIDH por no ver otra salida”, sostienen.
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Septiembre 1, 2020