El 14 de julio de 1984 fue solo otro pacífico día de verano en el sur de California. El ambiente perfecto para un sundae helado de Mc Donald’s, La hamburguesería clásica de Estados Unidos. Tres amiguitos abrieron sus alcancías. Y montaron sus bicicletas para disfrutar de su golosina favorita en su lugar favorito.
Mientras los niños entraban en Mc Donald’s, sonaron tres disparos. Dos niños mueren instantáneamente. Los disparos continúan, una y otra vez…
La masacre de San Ysidro McDonald’s fue un asesinato en masa ocurrido en julio de 1984 en un restaurante McDonald’s en la sección San Ysidro de San Diego, California, Estados Unidos. La ola de disparos resultó en 22 muertes (incluido el perpetrador James Oliver Huberty) y heridas a otros 19.
James Oliver Huberty nació en Canton, Ohio el 11 de octubre de 1942. Cuando Huberty tenía tres años contrajo polio, y aunque se recuperó progresivamente, la enfermedad le ocasionó dificultades permanentes para caminar. A principios de la década de 1950, su padre compró una granja en Pennsylvania Amish Country. La madre de Huberty se negó a vivir en el país amish y pronto abandonó a su familia para dedicarse a predicar en las aceras para una organización bautista del sur. El abandono de su madre dejaría un profundo efecto en el joven James, quien se volvió hosco y retraído.
En 1962, Huberty se matriculó en un colegio comunitario jesuita, donde obtuvo una licenciatura en sociología. Más tarde recibiría una licencia para embalsamar en el Instituto de Ciencias Mortuorias de Pittsburgh en Pittsburgh, Pensilvania.
Mientras estaba en Mortuary School, conoció a su esposa Etna, con quien se casó en 1965 y tuvo dos hijas: Zelia y Cassandra. La familia Huberty se instaló en Massillon, Ohio, donde James trabajó como empresario de pompas fúnebres en la funeraria Don Williams. En 1971, la familia Huberty se vio obligada a mudarse a Canton, luego de que su casa en Massillon fuera incendiada.
Mientras vivía en Canton, Huberty encontró trabajo como soldador para Union Metal Inc. Huberty y su esposa Etna tenían antecedentes de comportamiento violento. En una fiesta de cumpleaños para la hija de un vecino, Etna le ordenó a su hija Zelia que agrediera físicamente a uno de sus compañeros de clase. En un altercado relacionado con la madre del niño, Etna amenazó a la mujer con una pistola 9 mm; aunque fue arrestada, la policía de Cantón no confiscó el arma. En un momento, James le disparó a su pastor alemán en la cabeza cuando un vecino se quejó de que el perro había dañado su auto.
Huberty
La violencia doméstica era frecuente en el hogar de Huberty, y Etna una vez llenó un informe con el Departamento de Servicios para Niños y Familias de Cantón de que su esposo se había “desordenado” la mandíbula. Para apaciguar a James y sus ataques de violencia, Etna producía cartas del tarot y pretendía leer su futuro, produciendo así un efecto calmante temporal.
Como resultado de un accidente de motocicleta, Huberty tuvo una contracción incontrolable en su brazo derecho, condición que le imposibilitó continuar como soldador. En enero de 1984, la familia Huberty dejó Canton y se quedó brevemente en Tijuana, México antes de establecerse en San Ysidro, una comunidad de San Diego, California. Pudo encontrar trabajo como guardia de seguridad en esa ciudad, sin embargo, fue despedido de este puesto dos semanas antes del tiroteo. Su departamento estaba a tres cuadras del lugar de la masacre.
El día anterior a la masacre, Huberty había llamado a un centro de salud mental. La recepcionista escribió mal su nombre al ingresar como “Shouberty”. Como no había afirmado que había una emergencia inmediata, su llamada no fue devuelta. Huberty y su familia fueron al zoológico de San Diego esa mañana de julio y habían comido en un McDonald’s en el vecindario de Clairemont en el norte de San Diego unas horas antes de la masacre.
Antes de que Huberty se fuera a McDonald’s, su esposa Etna le preguntó adónde iba. Huberty respondió que estaba “cazando humanos”. Ese mismo día le había comentado a su esposa: “La sociedad tuvo su oportunidad”.
Cuando la policía la interrogó, Etna no dio ninguna explicación de por qué no denunció este extraño comportamiento. Un testigo, que vio a Huberty cuando salía de su apartamento y avanzaba por San Ysidro Boulevard con dos armas de fuego, llamó a la policía, pero el despachador les dio a los oficiales informantes la dirección incorrecta.
Huberty usó una Uzi semiautomática de 9 mm (el arma principal disparada en la masacre), una escopeta Winchester de calibre 12 y una Browning HP de 9 mm en el restaurante, matando a 22 personas e hiriendo a otras 19. Las víctimas de Huberty eran predominantemente mexicanas y mexicoamericanas y tenían edades comprendidas entre los 8 meses y los 74 años.
La masacre comenzó a las 15:40 horas. y duró 77 minutos. Huberty había gastado 257 rondas de municiones antes de que un francotirador del equipo SWAT, Chuck Foster, le disparara fatalmente, encaramado en el techo de la oficina de correos adyacente al restaurante. Inicialmente, las fuerzas del orden público y los equipos de emergencia respondieron al McDonald’s ubicado en la frontera internacional de EE. UU. con Tijuana a las 3:15 p. 2 millas de distancia.
Aunque Huberty declaró durante la masacre que había matado a miles en Vietnam, en realidad nunca había servido en ninguna rama militar. Testigos presenciales afirmaron que lo habían visto anteriormente en el supermercado Big Bear y luego en la oficina de correos de los Estados Unidos. Se supuso que encontró a McDonald’s como un mejor objetivo.
Debido a la cantidad de víctimas, las funerarias locales tuvieron que utilizar el Centro Cívico de San Ysidro para realizar todos los velatorios. La parroquia local, Mount Carmel Church, tuvo que celebrar misas fúnebres consecutivas para acomodar a todos los muertos.
El 26 de septiembre de 1984, McDonald’s derribó el restaurante donde ocurrió la masacre y entregó la propiedad a la ciudad. A su vez, establecieron el Centro de Educación como parte de Southwestern Community College. Esta ubicación se construyó en 1988 como una expansión de sus ubicaciones fuera del campus. Frente a la escuela hay un monumento a las víctimas de la masacre, que consta de 21 pilares de granito hexagonales que varían en altura de uno a seis pies.
En 1986, Etna Huberty, su viuda, demandó sin éxito a McDonald’s y Babcock y Wilcox, el antiguo empleador de James Huberty, en un tribunal estatal de Ohio por U$ 7,88 millones, alegando que la masacre fue provocada por la mezcla combinada de comida y trabajo de McDonald’s con metales venenosos. Ella alegó que el glutamato monosódico en la comida, combinado con los altos niveles de plomo y cadmio en el cuerpo de Huberty, indujo delirios y una ira incontrolable.
Una autopsia reveló altos niveles de metales, muy probablemente acumulados a partir de los humos inhalados durante 14 años de soldadura. Los resultados de la autopsia también revelaron que no había drogas ni alcohol en su sistema en el momento de los asesinatos.
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El 14 de julio de 1984 fue solo otro pacífico día de verano en el sur de California. El ambiente perfecto para un sundae helado de Mc Donald’s, La hamburguesería clásica de Estados Unidos. Tres amiguitos abrieron sus alcancías. Y montaron sus bicicletas para disfrutar de su golosina favorita en su lugar favorito.
Mientras los niños entraban en Mc Donald’s, sonaron tres disparos. Dos niños mueren instantáneamente. Los disparos continúan, una y otra vez…
James Oliver Huberty nació en Canton, Ohio el 11 de octubre de 1942. Cuando Huberty tenía tres años contrajo polio, y aunque se recuperó progresivamente, la enfermedad le ocasionó dificultades permanentes para caminar. A principios de la década de 1950, su padre compró una granja en Pennsylvania Amish Country. La madre de Huberty se negó a vivir en el país amish y pronto abandonó a su familia para dedicarse a predicar en las aceras para una organización bautista del sur. El abandono de su madre dejaría un profundo efecto en el joven James, quien se volvió hosco y retraído.
En 1962, Huberty se matriculó en un colegio comunitario jesuita, donde obtuvo una licenciatura en sociología. Más tarde recibiría una licencia para embalsamar en el Instituto de Ciencias Mortuorias de Pittsburgh en Pittsburgh, Pensilvania.
Mientras estaba en Mortuary School, conoció a su esposa Etna, con quien se casó en 1965 y tuvo dos hijas: Zelia y Cassandra. La familia Huberty se instaló en Massillon, Ohio, donde James trabajó como empresario de pompas fúnebres en la funeraria Don Williams. En 1971, la familia Huberty se vio obligada a mudarse a Canton, luego de que su casa en Massillon fuera incendiada.
Mientras vivía en Canton, Huberty encontró trabajo como soldador para Union Metal Inc. Huberty y su esposa Etna tenían antecedentes de comportamiento violento. En una fiesta de cumpleaños para la hija de un vecino, Etna le ordenó a su hija Zelia que agrediera físicamente a uno de sus compañeros de clase. En un altercado relacionado con la madre del niño, Etna amenazó a la mujer con una pistola 9 mm; aunque fue arrestada, la policía de Cantón no confiscó el arma. En un momento, James le disparó a su pastor alemán en la cabeza cuando un vecino se quejó de que el perro había dañado su auto.
La violencia doméstica era frecuente en el hogar de Huberty, y Etna una vez llenó un informe con el Departamento de Servicios para Niños y Familias de Cantón de que su esposo se había “desordenado” la mandíbula. Para apaciguar a James y sus ataques de violencia, Etna producía cartas del tarot y pretendía leer su futuro, produciendo así un efecto calmante temporal.
Como resultado de un accidente de motocicleta, Huberty tuvo una contracción incontrolable en su brazo derecho, condición que le imposibilitó continuar como soldador. En enero de 1984, la familia Huberty dejó Canton y se quedó brevemente en Tijuana, México antes de establecerse en San Ysidro, una comunidad de San Diego, California. Pudo encontrar trabajo como guardia de seguridad en esa ciudad, sin embargo, fue despedido de este puesto dos semanas antes del tiroteo. Su departamento estaba a tres cuadras del lugar de la masacre.
El día anterior a la masacre, Huberty había llamado a un centro de salud mental. La recepcionista escribió mal su nombre al ingresar como “Shouberty”. Como no había afirmado que había una emergencia inmediata, su llamada no fue devuelta. Huberty y su familia fueron al zoológico de San Diego esa mañana de julio y habían comido en un McDonald’s en el vecindario de Clairemont en el norte de San Diego unas horas antes de la masacre.
Antes de que Huberty se fuera a McDonald’s, su esposa Etna le preguntó adónde iba. Huberty respondió que estaba “cazando humanos”. Ese mismo día le había comentado a su esposa: “La sociedad tuvo su oportunidad”.
Cuando la policía la interrogó, Etna no dio ninguna explicación de por qué no denunció este extraño comportamiento. Un testigo, que vio a Huberty cuando salía de su apartamento y avanzaba por San Ysidro Boulevard con dos armas de fuego, llamó a la policía, pero el despachador les dio a los oficiales informantes la dirección incorrecta.
Huberty usó una Uzi semiautomática de 9 mm (el arma principal disparada en la masacre), una escopeta Winchester de calibre 12 y una Browning HP de 9 mm en el restaurante, matando a 22 personas e hiriendo a otras 19. Las víctimas de Huberty eran predominantemente mexicanas y mexicoamericanas y tenían edades comprendidas entre los 8 meses y los 74 años.
La masacre comenzó a las 15:40 horas. y duró 77 minutos. Huberty había gastado 257 rondas de municiones antes de que un francotirador del equipo SWAT, Chuck Foster, le disparara fatalmente, encaramado en el techo de la oficina de correos adyacente al restaurante. Inicialmente, las
fuerzas del orden público y los equipos de emergencia respondieron al McDonald’s ubicado en la frontera internacional de EE. UU. con Tijuana a las 3:15 p. 2 millas de distancia.
Aunque Huberty declaró durante la masacre que había matado a miles en Vietnam, en realidad nunca había servido en ninguna rama militar. Testigos presenciales afirmaron que lo habían visto anteriormente en el supermercado Big Bear y luego en la oficina de correos de los Estados Unidos. Se supuso que encontró a McDonald’s como un mejor objetivo.
Debido a la cantidad de víctimas, las funerarias locales tuvieron que utilizar el Centro Cívico de San Ysidro para realizar todos los velatorios. La parroquia local, Mount Carmel Church, tuvo que celebrar misas fúnebres consecutivas para acomodar a todos los muertos.
El 26 de septiembre de 1984, McDonald’s derribó el restaurante donde ocurrió la masacre y entregó la propiedad a la ciudad. A su vez, establecieron el Centro de Educación como parte de Southwestern Community College. Esta ubicación se construyó en 1988 como una expansión de sus ubicaciones fuera del campus. Frente a la escuela hay un monumento a las víctimas de la masacre, que consta de 21 pilares de granito hexagonales que varían en altura de uno a seis pies.
En 1986, Etna Huberty, su viuda, demandó sin éxito a McDonald’s y Babcock y Wilcox, el antiguo empleador de James Huberty, en un tribunal estatal de Ohio por U$ 7,88 millones, alegando que la masacre fue provocada por la mezcla combinada de comida y trabajo de McDonald’s con metales venenosos. Ella alegó que el glutamato monosódico en la comida, combinado con los altos niveles de plomo y cadmio en el cuerpo de Huberty, indujo delirios y una ira incontrolable.
Una autopsia reveló altos niveles de metales, muy probablemente acumulados a partir de los humos inhalados durante 14 años de soldadura. Los resultados de la autopsia también revelaron que no había drogas ni alcohol en su sistema en el momento de los asesinatos.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 14, 2022