Es la otra “torre inclinada” de Italia. Y ahora, tras la creciente preocupación de que la Torre Garisenda de Bolonia pueda estar a punto de derrumbarse, se ha gestado un plan para salvarla utilizando el mismo equipo que apuntaló la Torre de Pisa.
La Torre Garisenda, de 48 metros de altura (157 pies), se construyó en el siglo XII, durante un periodo de auge de la historia de la ciudad norteña, pero dos siglos después ya había empezado a inclinarse. Hoy se inclina cuatro grados, un poco más que la torre de Pisa, que actualmente tiene una inclinación de 3,9 grados.
A finales del año pasado, se cerraron temporalmente las calles que rodean la Garisenda mientras los científicos vigilaban la estructura en busca de indicios de movimientos y grietas, y llegaron a la conclusión de que corría un “alto riesgo” de derrumbarse.
El alcalde de Bolonia, Matteo Lepore, anunció el miércoles que las torres y cables utilizados anteriormente para salvar la torre de Pisa se desplegarían junto con andamios de acero adaptados para ayudar a evitar que se rompa.
“Esto permitirá asegurar la torre”, dijo Lepore en una conferencia de prensa. Añadió que podría permitir que la Torre Asinelli, una estructura más alta que se encuentra junto a Garisenda, se reabriera al público.
“En 2025 y 2026 habrá más trabajos de consolidación y restauración, que aún deben planearse”, añadió Lepori.
Según el alcalde, se necesitarán “unos seis meses” para adaptar a Garisenda los equipos utilizados en la Torre de Pisa, y se calcula que el coste de toda la operación de salvaguardia ascenderá a 19 millones de euros (unos US$ 20 millones).
Una vez montadas y adaptadas a Garisenda las dos estructuras de pilares de acero utilizadas en Pisa, comenzarán los trabajos de consolidación de la mampostería de la torre, que incluirán vertidos de una mezcla de mortero a base de cal compatible con la utilizada en la construcción original del edificio, según un comunicado de prensa del ayuntamiento.
A continuación, se tensarán los cables que conectan los pilones a los andamios fijados a la torre, un procedimiento que disminuirá los niveles de tensión en la base de la torre.
Aunque menos conocida que su homóloga de Pisa, la Torre Garisenda ha sido durante mucho tiempo una atracción turística de Bolonia. Su inusual ángulo le valió una mención en el poema del siglo XIV de Dante Aligher “La Divina Comedia”. Junto a ella, la Torre degli Asinelli, más alta, es también una atracción turística, con una inclinación más modesta de 1,3 grados.
La Torre de Pisa, pieza central de un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alcanzó una inclinación de 4,5 grados a principios de la década de 1990. Los temores por su estabilidad llevaron a un esfuerzo internacional para evitar que se derrumbara, con trabajos que duraron ocho años a partir de 1993.
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Es la otra “torre inclinada” de Italia. Y ahora, tras la creciente preocupación de que la Torre Garisenda de Bolonia pueda estar a punto de derrumbarse, se ha gestado un plan para salvarla utilizando el mismo equipo que apuntaló la Torre de Pisa.
La Torre Garisenda, de 48 metros de altura (157 pies), se construyó en el siglo XII, durante un periodo de auge de la historia de la ciudad norteña, pero dos siglos después ya había empezado a inclinarse. Hoy se inclina cuatro grados, un poco más que la torre de Pisa, que actualmente tiene una inclinación de 3,9 grados.
A finales del año pasado, se cerraron temporalmente las calles que rodean la Garisenda mientras los científicos vigilaban la estructura en busca de indicios de movimientos y grietas, y llegaron a la conclusión de que corría un “alto riesgo” de derrumbarse.
El alcalde de Bolonia, Matteo Lepore, anunció el miércoles que las torres y cables utilizados anteriormente para salvar la torre de Pisa se desplegarían junto con andamios de acero adaptados para ayudar a evitar que se rompa.
“Esto permitirá asegurar la torre”, dijo Lepore en una conferencia de prensa. Añadió que podría permitir que la Torre Asinelli, una estructura más alta que se encuentra junto a Garisenda, se reabriera al público.
“En 2025 y 2026 habrá más trabajos de consolidación y restauración, que aún deben planearse”, añadió Lepori.
Según el alcalde, se necesitarán “unos seis meses” para adaptar a Garisenda los equipos utilizados en la Torre de Pisa, y se calcula que el coste de toda la operación de salvaguardia ascenderá a 19 millones de euros (unos US$ 20 millones).
Una vez montadas y adaptadas a Garisenda las dos estructuras de pilares de acero utilizadas en Pisa, comenzarán los trabajos de consolidación de la mampostería de la torre, que incluirán vertidos de una mezcla de mortero a base de cal compatible con la utilizada en la construcción original del edificio, según un comunicado de prensa del ayuntamiento.
A continuación, se tensarán los cables que conectan los pilones a los andamios fijados a la torre, un procedimiento que disminuirá los niveles de tensión en la base de la torre.
Aunque menos conocida que su homóloga de Pisa, la Torre Garisenda ha sido durante mucho tiempo una atracción turística de Bolonia. Su inusual ángulo le valió una mención en el poema del siglo XIV de Dante Aligher “La Divina Comedia”. Junto a ella, la Torre degli Asinelli, más alta, es también una atracción turística, con una inclinación más modesta de 1,3 grados.
La Torre de Pisa, pieza central de un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alcanzó una inclinación de 4,5 grados a principios de la década de 1990. Los temores por su estabilidad llevaron a un esfuerzo internacional para evitar que se derrumbara, con trabajos que duraron ocho años a partir de 1993.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 26, 2024
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