19 de Setiembre, 2016: EL DIA QUE MATARON A MI ABUELO

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Escribe: Ricardo J. Mikulan, nieto de Cayetano Fiorini.

 

Ese día, se suspendió el juicio al que estaba siendo sometido, porque el tribunal no podía garantizar la imparcialidad e independencia que exige el art. 10 de la declaración universal de los derechos humanos.

Ese día, tenía programada la junta médica que iba a certificar si estaba en condiciones de afrontar un juicio que ya había empezado un mes atrás; negándosele la protección otorgada por el art. 5 de la declaración universal de los derechos humanos.

Ese día, cumplió más de 4 años en prisión preventiva, excediendo por mucho el limite que establece la ley 24.390; violando el art. 7 de la declaración universal de los derechos humanos.

Ese día, perdió la oportunidad de que el estado dejara de condenarlo sin haberlo juzgado, cagandose en el art. 11 de la declaración universal de los derechos humanos.

santiago-tribunalEse día llegó porque el estado obstaculizó constantemente el cumplimiento del art. 25 de la declaración universal de los derechos humanos.

Ese día fue uno más para el estado, en relación a la indiferencia frente al art.28 de la declaración universal de los derechos humanos.
Ese día la sociedad siguió creyendo que los derechos humanos eran 29, olvidándose del art. 30 de la declaración universal de los derechos humanos.

Ese día mataron también a Arturo Liendo, imputado en el mismo juicio que Cayetano Fiorini. Ellos dos pasaron a formar parte de los 364 muertos bajo las condiciones mortificantes de los juicios por lesa humanidad que lleva adelante la democracia argentina.

Ese día mi abuelo paso a formar parte de los 43 muertos durante el primer año de gobierno de Macri (alrededor de 200 si se mantienen las mortificaciones al finalizar su mandato), gobierno que lo llenó de tanta esperanza a sus 86 añitos.

Pero hoy no estoy para hablar de mi abuelo. Estoy para hablar de los derechos humanos.
Él SIEMPRE los respetó. A él no se los respetaron.

Ojalá que dejen de ser una utopía. Ojalá que dejemos de pensar que algunos los merecen y otros no. Ojalá que políticos, referentes sociales, opinólogos, dirigentes y ciudadanos dejen de usarlos como VERBO y los vuelvan CARNE.

Con más fuerza que nunca, RESPETEMOS LOS DERECHOS HUMANOS.

 

Ricardo J. Mikulan, nieto de Cayetano Fiorini.

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