El 29 de noviembre pasado, se realizó una convocatoria y acto histórico para exigir la libertad de los presos políticos —o, como muchos preferimos denominarlos, prisioneros de guerra— No fue un hecho improvisado: el trabajo comenzó cuatro meses antes, en un contexto hostil, cargado de obstáculos, críticas y maniobras que pretendieron desactivar lo que finalmente se concretó. Durante esos cuatro meses, la organización que promovía la convocatoria recibió cuestionamientos de todos los sectores —menos de la izquierda, que esperó hasta último momento para atacar— Entre los organizadores, además de quien firma esta columna, estuvieron Asunción Benedict, Alfredo Manzur y el suboficial con detención domiciliaria Orlando González Acuña.
El objetivo era claro: convocar al país entero a Plaza de Mayo el 29 de noviembre para visibilizar lo que hace décadas se niega.
Para ello se realizaron más de 3.500 posteos, se asistió a medios gráficos, radiales y televisivos, y se mantuvo informados a los futuros participantes de forma permanente. La organización fue impecable, quienes impulsamos la convocatoria tuvimos que financiarla de nuestros propios bolsillos, pero valió la pena.
A pesar de ello, y como ha ocurrido durante 42 años, muchas asociaciones que dicen representar a víctimas de la subversión, veteranos de la guerra antisubversiva y prisioneros de guerra se dedicaron a criticar el acto. Argumentaron que “no era el momento oportuno”. Pero en más de cuatro décadas, jamás consideraron oportuno absolutamente nada. Por primera vez desde 1983 surgía una convocatoria que podía convertirse en un punto de inflexión histórico. Y esa posibilidad incomodó a más de uno, de izquierda y de derecha.
El objetivo era visibilizar los juicios apócrifos, los procesos de venganza disfrazados de justicia, el olvido deliberado de nuestros soldados y el silenciamiento sistemático de 21.200 víctimas del terrorismo, escondidas bajo la alfombra para sostener un relato único y funcional al poder.
Cuando el evento ya estaba cerca, la izquierda finalmente irrumpió con la violencia discursiva que la caracteriza. En paralelo, apareció la traición interna: el suboficial Orlando González Acuña, separado del equipo por soberbio y narcisista, decidió dinamitar desde adentro lo que ya no podía liderar desde afuera. A esto se sumó una sospechosa movilización pro-Palestina convocada el mismo día y a la misma hora, una maniobra evidente para generar caos. Algunas agrupaciones del ámbito castrense presionaron para suspender el acto. No lo lograron. Continuamos con más fuerza, incluso frente a amenazas explícitas de sectores de izquierda y de ciertas “manos negras” ligadas a la política, que difundieron falsamente que la convocatoria se había cancelado. La vigilia comenzó la noche del 28, a medianoche, y se extendió hasta las 4 de la mañana. Quienes participaron regresaron a sus hogares para volver a las 9, cuando comenzaron a llegar columnas de Córdoba, Jujuy, Santa Fe, Salta, Tucumán, Mendoza, el Sur, la Provincia de Buenos Aires, Bahía Blanca, sur del país, Aires y CABA. La Plaza empezó a tomar forma. La policía, nerviosa al principio, nos sugería desalojar la plaza, pero luego, siendo nuestros hermanos comprendieron cabalmente el significado patriótico de nuestra propuesta y finalmente terminaron cooperando, sin tomar directamente parte. La tropa que había llegado desde todo el país decidió permanecer, y los organizadores respaldamos esa determinación. Pronto llegó la horda de inadaptados de izquierda: insultos, empujones, intentos de derribar vallas. Todo bajo una lluvia intensa que empapó a todos, menos a sus convicciones a nuestros veteranos y civiles patriotas. Muchas personas habían viajado sin dinero para comer: se les asistió con alimentos antes del inicio del acto y muchos compartieron un almuerzo en uno de nuestros bastiones…el restaurante Pertutti. Otros distribuidos en bates y otros restaurantes almorzaban acumulando así energía para estar de pie.
LOS DISCURSOS FUERON DUROS, CLAROS Y NECESARIOS
Se le habló al Poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial sin eufemismos. Se anunció la presentación de un petitorio formal por la libertad de los prisioneros de guerra y se recordó a los soldados que combatieron en aquella guerra no reconocida —aunque sí reconocida por cuatro fallos de Cámara—. Se exigió que se les permita desfilar en las fiestas patrias, que se les otorguen pensiones y que se reconozcan también los derechos de las familias de las víctimas del terrorismo.
El acto fue un éxito rotundo. Bajo la lluvia, mientras los medios de izquierda —y algunos propios— repetían la mentira infantil de que había “20 personas”, las imágenes muestran la realidad: la convocatoria fue masiva.
1 Ganamos la plaza.
2 Nos fuimos cuando se nos dio la gana.
3 Hicimos docencia antes y después del acto.
4 Demostramos quienes son patriotas y quienes cobardes o dispuestos a venderse por algún carguito político nauseabundo.
5 Llevamos más de 350 camaradas.
6 Muchos medios de derecha e izquierda levantaron la convocatoria para bien o mal.
7 Hoy todos hablan del 29 N.
8 Se les quitó la careta a los pseudo periodistas 678 seudo libertarios.
9 Juventud y reporteros libertarios asistieron.
Ni Daniel Santillán de Acción Civil TV, un pasquín berreta y mentiroso de TIKTOK, NI EL TRAIDOR DEL SUB OFICIAL ORLANDO GONZALEZ ACUÑA, PUDIERON DESACTIVAR ESTA MARCHA,NI SIQUIERA TRATANDO DE ENSUCIAR A SUS ORGANIZADORES.
LA GENTE NOS CONOCE, NOS SIGUE Y HAN COMPRENDIDO EL PODER QUE TIENEN AL ESTAR UNIDOS.
UNA NUEVA ERA COMIENZA Y LA MENTIRA CONSTRUIDA POR LA IZQUIERDA SE DESMORONA.
CREEMOS QUE MUY PRONTO, JUECES- FISCALES- TESTIGOS Y OTROS, VAN A TENER QUE DAR EXPLICACIONES, PUES A MUCHOS, NO NOS CIERRAN LOS JUICIOS LLEVADOS A CABO PARA VENGANZA DE LA SUCIA IZQUIERDA.
TAMBIÉN, DEBERAN HACERLO LOS ANTES TERRORISTAS DEVENIDOS EN POLÍTICOS Y EMPRESARIOS.
MIENTRAS, MIRAMOS HACIA EL SILLÓN DE RIVADAVIA, PUES HA SIDO ÉL QUIEN HA DICHO, TIEMBLEN ZURDOS, Y ELLOS HASTA AHORA TIEMBLAN PERO DE RISA.
TODAVÍA QUEDA TIEMPO PARA CUMPLIR CON LA PALABRA EMPEÑADA
♠
El 29 de noviembre pasado, se realizó una convocatoria y acto histórico para exigir la libertad de los presos políticos —o, como muchos preferimos denominarlos, prisioneros de guerra— No fue un hecho improvisado: el trabajo comenzó cuatro meses antes, en un contexto hostil, cargado de obstáculos, críticas y maniobras que pretendieron desactivar lo que finalmente se concretó. Durante esos cuatro meses, la organización que promovía la convocatoria recibió cuestionamientos de todos los sectores —menos de la izquierda, que esperó hasta último momento para atacar— Entre los organizadores, además de quien firma esta columna, estuvieron Asunción Benedict, Alfredo Manzur y el suboficial con detención domiciliaria Orlando González Acuña.
El objetivo era claro: convocar al país entero a Plaza de Mayo el 29 de noviembre para visibilizar lo que hace décadas se niega.
Para ello se realizaron más de 3.500 posteos, se asistió a medios gráficos, radiales y televisivos, y se mantuvo informados a los futuros participantes de forma permanente. La organización fue impecable, quienes impulsamos la convocatoria tuvimos que financiarla de nuestros propios bolsillos, pero valió la pena.
A pesar de ello, y como ha ocurrido durante 42 años, muchas asociaciones que dicen representar a víctimas de la subversión, veteranos de la guerra antisubversiva y prisioneros de guerra se dedicaron a criticar el acto. Argumentaron que “no era el momento oportuno”. Pero en más de cuatro décadas, jamás consideraron oportuno absolutamente nada. Por primera vez desde 1983 surgía una convocatoria que podía convertirse en un punto de inflexión histórico. Y esa posibilidad incomodó a más de uno, de izquierda y de derecha.
El objetivo era visibilizar los juicios apócrifos, los procesos de venganza disfrazados de justicia, el olvido deliberado de nuestros soldados y el silenciamiento sistemático de 21.200 víctimas del terrorismo, escondidas bajo la alfombra para sostener un relato único y funcional al poder.
Cuando el evento ya estaba cerca, la izquierda finalmente irrumpió con la violencia discursiva que la caracteriza. En paralelo, apareció la traición interna: el suboficial Orlando González Acuña, separado del equipo por soberbio y narcisista, decidió dinamitar desde adentro lo que ya no podía liderar desde afuera. A esto se sumó una sospechosa movilización pro-Palestina convocada el mismo día y a la misma hora, una maniobra evidente para generar caos. Algunas agrupaciones del ámbito castrense presionaron para suspender el acto. No lo lograron. Continuamos con más fuerza, incluso frente a amenazas explícitas de sectores de izquierda y de ciertas “manos negras” ligadas a la política, que difundieron falsamente que la convocatoria se había cancelado. La vigilia comenzó la noche del 28, a medianoche, y se extendió hasta las 4 de la mañana. Quienes participaron regresaron a sus hogares para volver a las 9, cuando comenzaron a llegar columnas de Córdoba, Jujuy, Santa Fe, Salta, Tucumán, Mendoza, el Sur, la Provincia de Buenos Aires, Bahía Blanca, sur del país, Aires y CABA. La Plaza empezó a tomar forma. La policía, nerviosa al principio, nos sugería desalojar la plaza, pero luego, siendo nuestros hermanos comprendieron cabalmente el significado patriótico de nuestra propuesta y finalmente terminaron cooperando, sin tomar directamente parte. La tropa que había llegado desde todo el país decidió permanecer, y los organizadores respaldamos esa determinación. Pronto llegó la horda de inadaptados de izquierda: insultos, empujones, intentos de derribar vallas. Todo bajo una lluvia intensa que empapó a todos, menos a sus convicciones a nuestros veteranos y civiles patriotas. Muchas personas habían viajado sin dinero para comer: se les asistió con alimentos antes del inicio del acto y muchos compartieron un almuerzo en uno de nuestros bastiones…el restaurante Pertutti. Otros distribuidos en bates y otros restaurantes almorzaban acumulando así energía para estar de pie.
LOS DISCURSOS FUERON DUROS, CLAROS Y NECESARIOS
Se le habló al Poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial sin eufemismos. Se anunció la presentación de un petitorio formal por la libertad de los prisioneros de guerra y se recordó a los soldados que combatieron en aquella guerra no reconocida —aunque sí reconocida por cuatro fallos de Cámara—. Se exigió que se les permita desfilar en las fiestas patrias, que se les otorguen pensiones y que se reconozcan también los derechos de las familias de las víctimas del terrorismo.
El acto fue un éxito rotundo. Bajo la lluvia, mientras los medios de izquierda —y algunos propios— repetían la mentira infantil de que había “20 personas”, las imágenes muestran la realidad: la convocatoria fue masiva.
1 Ganamos la plaza.
2 Nos fuimos cuando se nos dio la gana.
3 Hicimos docencia antes y después del acto.
4 Demostramos quienes son patriotas y quienes cobardes o dispuestos a venderse por algún carguito político nauseabundo.
5 Llevamos más de 350 camaradas.
6 Muchos medios de derecha e izquierda levantaron la convocatoria para bien o mal.
7 Hoy todos hablan del 29 N.
8 Se les quitó la careta a los pseudo periodistas 678 seudo libertarios.
9 Juventud y reporteros libertarios asistieron.
LA GENTE NOS CONOCE, NOS SIGUE Y HAN COMPRENDIDO EL PODER QUE TIENEN AL ESTAR UNIDOS.
UNA NUEVA ERA COMIENZA Y LA MENTIRA CONSTRUIDA POR LA IZQUIERDA SE DESMORONA.
CREEMOS QUE MUY PRONTO, JUECES- FISCALES- TESTIGOS Y OTROS, VAN A TENER QUE DAR EXPLICACIONES, PUES A MUCHOS, NO NOS CIERRAN LOS JUICIOS LLEVADOS A CABO PARA VENGANZA DE LA SUCIA IZQUIERDA.
TAMBIÉN, DEBERAN HACERLO LOS ANTES TERRORISTAS DEVENIDOS EN POLÍTICOS Y EMPRESARIOS.
MIENTRAS, MIRAMOS HACIA EL SILLÓN DE RIVADAVIA, PUES HA SIDO ÉL QUIEN HA DICHO, TIEMBLEN ZURDOS, Y ELLOS HASTA AHORA TIEMBLAN PERO DE RISA.
TODAVÍA QUEDA TIEMPO PARA CUMPLIR CON LA PALABRA EMPEÑADA
Héctor Guillermo Sottovía.
PrisioneroEnArgentina.com
Dic 04, 2025