Están ahí, tras un barrote o en sus casas, condenados, presos de una mentira histórica. Están ahí, muriendo poco a poco, con el tiempo detenido, abrazados a ilusiones y a sueños de libertad. Quizás vos no los puedas ver, pero están ahí, respirando despacito con sus cuerpos desgastados por el peso de los recuerdos, pero con su amor a la patria firme. Con sus ánimos por los suelos, pero con la esperanza intacta de que algún día se haga justicia. Y me cuesta escribirlo, pero ellos, están ahí, aferrándose a la vida, si querer irse hasta que en su último respiro puedan respirar libertad.
Pero es que tengo que decirte la verdad, se están muriendo. Se nos van, se están yendo, nuestra historia viva de a poco va muriendo. Se van buscando su libertad, libertad que solo hubieran abandonado si una bala los atravesaba o una bomba les explotaba, pero jamás, se imaginaron esto. Ya son 441 soldados que han partido en silencio, callados, 441 soldados que fueron escondidos a toda una sociedad. Es por eso que ellos, han sido invisibles a tu mirada. Es por eso que no los has visto. Hoy no los ves, pero ayer, saliste a buscarlos y quizás mañana, le debas pedir ayuda. 441 soldados que han dejado de caminar para siempre, 441 soldados que ya no verán nuestra bandera flamear, esa bandera por la que ellos ofrendaron su vida. Y es así, como ellos se han ido; sin gozar de la libertad que nos dieron a nosotros, los que estamos libres. No los ves ¿verdad? Es que, para ellos, hoy no hay funerales de Estado, ni siquiera se permite rendirles homenajes. No, tampoco vas a ver banderas a media asta que te indiquen que ese día, un soldado ha dejado de respirar. Pero no están gritando, no están enojados con vos, quizás estén dolidos, pero no enojados. Porque deberían tenerlo todo y en cambio, no tienen nada.
Para los que hemos conocido a algunos, hay llantos, y enojos de impotencia. Muchos se han quedado sin fe, muchos han dejado de creer en su Dios. Pero para nosotros ¿Qué? ¿Dónde levantamos su bandera para recordarlos y no dejarlos morir en el olvido? ¿Dónde debemos levantar esta bandera que nos representa sin sentirnos avergonzados por una sociedad indiferente? Le deberíamos agregar un lazo negro y así simbolizar y decirle a nuestra sociedad que nuestra patria se viste un día más de luto, porque otro héroe se nos ha ido.
Hoy, solo deseo que ya estén todos juntos, de nuevo, como camaradas, lejos de estos escritos que hoy les dedico. Espero que sigan haciendo desde arriba lo que nunca dejaron de hacer aquí abajo, cuidar la patria. En honor a ustedes, soldados argentinos, les escribe este joven y les dice que esta no es una causa perdida. Seguiré luchando por nuestra historia y por sus memorias. Que en paz descansen centinelas de nuestra Argentina que te ha olvidado.
Escribe Nahuel Sotelo.
Están ahí, tras un barrote o en sus casas, condenados, presos de una mentira histórica. Están ahí, muriendo poco a poco, con el tiempo detenido, abrazados a ilusiones y a sueños de libertad. Quizás vos no los puedas ver, pero están ahí, respirando despacito con sus cuerpos desgastados por el peso de los recuerdos, pero con su amor a la patria firme. Con sus ánimos por los suelos, pero con la esperanza intacta de que algún día se haga justicia. Y me cuesta escribirlo, pero ellos, están ahí, aferrándose a la vida, si querer irse hasta que en su último respiro puedan respirar libertad.
Pero es que tengo que decirte la verdad, se están muriendo. Se nos van, se están yendo, nuestra historia viva de a poco va muriendo. Se van buscando su libertad, libertad que solo hubieran abandonado si una bala los atravesaba o una bomba les explotaba, pero jamás, se imaginaron esto. Ya son 441 soldados que han partido en silencio, callados, 441 soldados que fueron escondidos a toda una sociedad. Es por eso que ellos, han sido invisibles a tu mirada. Es por eso que no los has visto. Hoy no los ves, pero ayer, saliste a buscarlos y quizás mañana, le debas pedir ayuda. 441 soldados que han dejado de caminar para siempre, 441 soldados que ya no verán nuestra bandera flamear, esa bandera por la que ellos ofrendaron su vida. Y es así, como ellos se han ido; sin gozar de la libertad que nos dieron a nosotros, los que estamos libres. No los ves ¿verdad? Es que, para ellos, hoy no hay funerales de Estado, ni siquiera se permite rendirles homenajes. No, tampoco vas a ver banderas a media asta que te indiquen que ese día, un soldado ha dejado de respirar. Pero no están gritando, no están enojados con vos, quizás estén dolidos, pero no enojados. Porque deberían tenerlo todo y en cambio, no tienen nada.
Para los que hemos conocido a algunos, hay llantos, y enojos de impotencia. Muchos se han quedado sin fe, muchos han dejado de creer en su Dios. Pero para nosotros ¿Qué? ¿Dónde levantamos su bandera para recordarlos y no dejarlos morir en el olvido? ¿Dónde debemos levantar esta bandera que nos representa sin sentirnos avergonzados por una sociedad indiferente? Le deberíamos agregar un lazo negro y así simbolizar y decirle a nuestra sociedad que nuestra patria se viste un día más de luto, porque otro héroe se nos ha ido.
Hoy, solo deseo que ya estén todos juntos, de nuevo, como camaradas, lejos de estos escritos que hoy les dedico. Espero que sigan haciendo desde arriba lo que nunca dejaron de hacer aquí abajo, cuidar la patria. En honor a ustedes, soldados argentinos, les escribe este joven y les dice que esta no es una causa perdida. Seguiré luchando por nuestra historia y por sus memorias. Que en paz descansen centinelas de nuestra Argentina que te ha olvidado.
Nahuel Sotelo.
PRISIONEROenARGENTINA.com
Mayo 19, 2018
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