Las dificultades causadas por la pandemia de coronavirus han obligado a las ex trabajadoras sexuales en México a volver al comercio años después de su partida, lo han hecho más peligroso y han reducido a algunas a tener relaciones sexuales en automóviles o en las aceras por falta de hoteles disponibles.
Las cosas son aún más difíciles para las trabajadoras sexuales mayores porque miles de nuevas trabajadoras sexuales han salido a las calles cuando la pandemia forzó el cierre de restaurantes y tiendas.
Elvira Madrid Romero lidera el grupo activista Street Brigade in Support of Women, dijo que su grupo encontró 15.200 trabajadoras sexuales en las calles de la Ciudad de México en agosto, aproximadamente el doble que antes de la pandemia.
“La sorpresa fue que había más. En cada esquina de la calle, fue sorprendente ”, expresó la dirigente.
Madrid estima que el 40% de los que están en las calles ahora son mujeres que habían abandonado el oficio pero se vieron obligadas a regresar por la pandemia, otro 40% son nuevas en la profesión y el 20% son trabajadoras sexuales ocasionales o a tiempo parcial.
“Muchas de las otras, el otro 40%, habían sido camareras o ejecutivas que nunca antes habían trabajado en el comercio sexual”, dijo. “Sabes, cuando cerraron los restaurantes, la gente tiene que comer y dar a sus hijos lo que necesitan. Y luego las madres solteras, la mayoría trabajaba en tiendas, tiendas de ropa, bares, cosméticos”.
“Las mujeres se lamentaron y lloraron pero dijeron: ‘No quiero hacer esto, pero tengo que alimentar a mis hijos’”, dijo Madrid. “Pero hubo otro 20% que nos sorprendió más. Eran amas de casa, mujeres con bolsas de la compra que lo hacían por 50 pesos (3 dólares), o lo que necesitaran para comprar comida. No se protegieron (usaron condones) porque no se consideraban trabajadoras sexuales”.
Madrid Romero dijo que sabe de 60 trabajadoras sexuales en la Ciudad de México que murieron de COVID-19. Ella y su compañero de toda la vida, el organizador Jaime Montejo, lo contrajeron y él murió en mayo del año pasado. Las trabajadoras sexuales que se congregan frente a una estación de metro creen que Montejo contrajo el coronavirus mientras las ayudaba, y el otoño pasado, en la festividad del Día de Muertos en México, le erigieron un altar en la plaza donde muchas de ellas trabajan. La funcionaria estima que las trabajadoras sexuales han perdido el 95% de sus ingresos debido a la pandemia.
Para Madrid Romero, ayudar a las trabajadoras sexuales significa más que simplemente hablar con ellas en la calle. Significa localizar a los trabajadores que han sido arrestados o visitarlos en el hospital. Significa ayudarlos en las clínicas de salud, acudir en ayuda de sus hijos o incluso organizar funerales cuando alguien muere.
Madrid Romero
Las condiciones que siempre han sido duras para las mujeres que ejercen el oficio en la Ciudad de México – violencia por parte de clientes y pandillas que se aprovechan de las prostitutas y acosadas por policías corruptos – empeoraron aún más durante la pandemia.
Las reglas del cierre parcial obligaron a muchos hoteles a cerrar y otros elevaron los precios que cobran a las trabajadoras sexuales. Eso dejó a algunas ganando el equivalente a solo U$ 3 o U$ 4 de cada cliente.
Madrid Romero dijo que después de que los hoteles cerraran o subieran los precios, algunas personas comenzaron a alquilar habitaciones o escaparates a las trabajadoras sexuales, quienes descubrieron que los propietarios las estaban grabando con los clientes y exigiendo un pago a cambio de no publicar los videos en Internet. Ahora, dijo Madrid Romero, las mujeres tienen que llevar a los clientes a donde puedan.
“Todo el mundo encuentra donde puede tener sexo, en los coches, en las aceras”, dijo. “Han comenzado a buscar un lugar más seguro para trabajar, porque los hoteles cerraron”.
A pesar de tener menos clientes, menores ingresos y más riesgos, miles de mujeres no ven otra opción en medio de la pandemia que permanecer en las calles de la capital, pasar horas esperando bajo el sol o en rincones oscuros. Y muchos días todavía regresan a casa con familias hambrientas sin ingresos.
♦
Las dificultades causadas por la pandemia de coronavirus han obligado a las ex trabajadoras sexuales en México a volver al comercio años después de su partida, lo han hecho más peligroso y han reducido a algunas a tener relaciones sexuales en automóviles o en las aceras por falta de hoteles disponibles.
Las cosas son aún más difíciles para las trabajadoras sexuales mayores porque miles de nuevas trabajadoras sexuales han salido a las calles cuando la pandemia forzó el cierre de restaurantes y tiendas.
Elvira Madrid Romero lidera el grupo activista Street Brigade in Support of Women, dijo que su grupo encontró 15.200 trabajadoras sexuales en las calles de la Ciudad de México en agosto, aproximadamente el doble que antes de la pandemia.
“La sorpresa fue que había más. En cada esquina de la calle, fue sorprendente ”, expresó la dirigente.
“Muchas de las otras, el otro 40%, habían sido camareras o ejecutivas que nunca antes habían trabajado en el comercio sexual”, dijo. “Sabes, cuando cerraron los restaurantes, la gente tiene que comer y dar a sus hijos lo que necesitan. Y luego las madres solteras, la mayoría trabajaba en tiendas, tiendas de ropa, bares, cosméticos”.
“Las mujeres se lamentaron y lloraron pero dijeron: ‘No quiero hacer esto, pero tengo que alimentar a mis hijos’”, dijo Madrid. “Pero hubo otro 20% que nos sorprendió más. Eran amas de casa, mujeres con bolsas de la compra que lo hacían por 50 pesos (3 dólares), o lo que necesitaran para comprar comida. No se protegieron (usaron condones) porque no se consideraban trabajadoras sexuales”.
Madrid Romero dijo que sabe de 60 trabajadoras sexuales en la Ciudad de México que murieron de COVID-19. Ella y su compañero de toda la vida, el organizador Jaime Montejo, lo contrajeron y él murió en mayo del año pasado. Las trabajadoras sexuales que se congregan frente a una estación de metro creen que Montejo contrajo el coronavirus mientras las ayudaba, y el otoño pasado, en la festividad del Día de Muertos en México, le erigieron un altar en la plaza donde muchas de ellas trabajan. La funcionaria estima que las trabajadoras sexuales han perdido el 95% de sus ingresos debido a la pandemia.
Para Madrid Romero, ayudar a las trabajadoras sexuales significa más que simplemente hablar con ellas en la calle. Significa localizar a los trabajadores que han sido arrestados o visitarlos en el hospital. Significa ayudarlos en las clínicas de salud, acudir en ayuda de sus hijos o incluso organizar funerales cuando alguien muere.
Las condiciones que siempre han sido duras para las mujeres que ejercen el oficio en la Ciudad de México – violencia por parte de clientes y pandillas que se aprovechan de las prostitutas y acosadas por policías corruptos – empeoraron aún más durante la pandemia.
Las reglas del cierre parcial obligaron a muchos hoteles a cerrar y otros elevaron los precios que cobran a las trabajadoras sexuales. Eso dejó a algunas ganando el equivalente a solo U$ 3 o U$ 4 de cada cliente.
Madrid Romero dijo que después de que los hoteles cerraran o subieran los precios, algunas personas comenzaron a alquilar habitaciones o escaparates a las trabajadoras sexuales, quienes descubrieron que los propietarios las estaban grabando con los clientes y exigiendo un pago a cambio de no publicar los videos en Internet. Ahora, dijo Madrid Romero, las mujeres tienen que llevar a los clientes a donde puedan.
“Todo el mundo encuentra donde puede tener sexo, en los coches, en las aceras”, dijo. “Han comenzado a buscar un lugar más seguro para trabajar, porque los hoteles cerraron”.
A pesar de tener menos clientes, menores ingresos y más riesgos, miles de mujeres no ven otra opción en medio de la pandemia que permanecer en las calles de la capital, pasar horas esperando bajo el sol o en rincones oscuros. Y muchos días todavía regresan a casa con familias hambrientas sin ingresos.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 11, 2021