En el año 2014 el Tribunal Oral Federal uno de la ciudad de La Plata, había condenado a trece años de prisión a RUFINO BATALLA, CLAUDIO GRANDE y RAÚL ESPINOZA, adultos mayores imputados por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad. Pasaron los años y junto con ellos la fiscalía y las querellas de Abuelas de Plaza de Mayo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), Justicia ¡YA! y la Secretaría de Derechos Humanos, llegaron a la conclusión que no les gustaba esa sentencia. Ellos aman que las condenas sean de prisiones perpetuas, como mínimo, y hay que dar gracias porque en nuestra legislación, para nosotros, no están previsto los azotes (hasta ahora). Bueno, en definitiva, apelaron y los genuflexos y obedientes jueces de la Sala uno de Casación: DIEGO BARROETAVEÑA, ANA FIGUEROA y DANIEL PETRONE, en un sesudo fallo de 650 fojas, les dieron la razón (hechos similares se han repetido con condenas a distintos imputados).
De inmediato ordenaron que el TOF, ahora con otros integrantes diferentes a los del 2014, cambien la sentencia. Este mismo fin de semana los miembros del poder judicial tomaron varias medidas de seguridad, para con los imputados, que ratifican el oscuro destino que les espera. Es muy común que entre los adultos mayores que estamos imputados por este tipo de delitos, se repitan tres frases que expresan la no comprensión del mundo paralelo en el que estamos prisioneros: “Hay que esperar”, por edad biológica y estrés carcelario, no tenemos tiempo para ello. “Vamos a ver qué pasa”, lo que pasa son abusos y agravamientos como en esta oportunidad, nuestros enemigos, que nunca dejaron ni dejarán de luchar por su causa, van por todo. “Mi caso es diferente, porque no hay nada ni nadie que me acuse”, quienes lo repiten una y otra vez no tienen en cuenta lo que ya les pasó a otros antes que, a ellos, a quienes tampoco nadie acusó. De esta forma y en un generalizado y manso silencio transcurre nuestra cotidiana realidad, la cual a corto plazo nos traerá, sin pena ni gloria la muerte liberadora.
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Por CLAUDIO KUSSMAN.
JUECES GENUFLEXOS Y OBEDIENTES
En el año 2014 el Tribunal Oral Federal uno de la ciudad de La Plata, había condenado a trece años de prisión a RUFINO BATALLA, CLAUDIO GRANDE y RAÚL ESPINOZA, adultos mayores imputados por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad. Pasaron los años y junto con ellos la fiscalía y las querellas de Abuelas de Plaza de Mayo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), Justicia ¡YA! y la Secretaría de Derechos Humanos, llegaron a la conclusión que no les gustaba esa sentencia. Ellos aman que las condenas sean de prisiones perpetuas, como mínimo, y hay que dar gracias porque en nuestra legislación, para nosotros, no están previsto los azotes (hasta ahora). Bueno, en definitiva, apelaron y los genuflexos y obedientes jueces de la Sala uno de Casación: DIEGO BARROETAVEÑA, ANA FIGUEROA y DANIEL PETRONE, en un sesudo fallo de 650 fojas, les dieron la razón (hechos similares se han repetido con condenas a distintos imputados).
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]De inmediato ordenaron que el TOF, ahora con otros integrantes diferentes a los del 2014, cambien la sentencia. Este mismo fin de semana los miembros del poder judicial tomaron varias medidas de seguridad, para con los imputados, que ratifican el oscuro destino que les espera. Es muy común que entre los adultos mayores que estamos imputados por este tipo de delitos, se repitan tres frases que expresan la no comprensión del mundo paralelo en el que estamos prisioneros: “Hay que esperar”, por edad biológica y estrés carcelario, no tenemos tiempo para ello. “Vamos a ver qué pasa”, lo que pasa son abusos y agravamientos como en esta oportunidad, nuestros enemigos, que nunca dejaron ni dejarán de luchar por su causa, van por todo. “Mi caso es diferente, porque no hay nada ni nadie que me acuse”, quienes lo repiten una y otra vez no tienen en cuenta lo que ya les pasó a otros antes que, a ellos, a quienes tampoco nadie acusó. De esta forma y en un generalizado y manso silencio transcurre nuestra cotidiana realidad, la cual a corto plazo nos traerá, sin pena ni gloria la muerte liberadora.
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
Mayo 10, 2021
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Mayo 10, 2021