HAGAN LO QUE HAGAN LA SUERTE ESTA ECHADA Y EN NOVIEMBRE SERÁ PEOR.
El Domingo pasado ocurrió lo que nadie imaginaba, ni el más optimista opositor ni el más pesimista oficialista, una verdadera catástrofe electoral para el gobierno.
El gobierno perdió y por paliza. Encima esta vez, el peronismo fue totalmente unido. Rápidamente, de un lado y del otro, comenzaron a avizorar un futuro trágico para algunos y esplendoroso para otros, que en noviembre la “paliza” puede ser peor.
Cuando nadie salía del asombro de este inesperado cuadro de situación, se produjo un cimbronazo peor aún, más inesperado que el de las PASO, el oficialismo se embarcó en una adolescente y salvaje pelea, para colmo en público y a la vista de todos. Los hechos se sucedieron a la velocidad de la luz, renuncias radiales en masa de ministros y funcionarios, audios filtrados, cartas públicas, operaciones de prensa de un lado y del otro. Una vez más, demostraron que no saben perder.
Quedó en claro que el oficialismo jamás “entendió” la derrota electoral. Sumidos en su propia realidad, el kirchnerismo cree que la misma es producto de no haber “profundizado el modelo”, mientras que el Presidente y sus últimos que optaron por la “moderación del modelo” ni se enteraron de la derrota.
Rápidos de reflejos, el kirchnersimo hizo único responsable de esta debacle electoral al Presidente, en un desesperado intento por despegarse de la misma, haciendo análisis y desplegando estrategias como si fueran simples observadores de la Naciones Unidas; mientras el Presidente y sus íntimos permanecen en “estado alfa”, estado que en realidad tienen desde que asumieron. Estupefactos, los vimos descubrir de golpe los magros salarios, las pésimas jubilaciones, la inflación galopante, la creciente pobreza y hasta cuestionar la política sanitaria del propio gobierno, cuando hasta hace diez minutos Argentina era mejor que Suiza y Alemania juntas.
Por ello, el mismo Domingo a la noche, desde el Instituto Patria se comenzó a exigir rápidos cambios, no solo en la política económica sino también en el gabinete, el Presidente se resistió y se armó la pelotera. “O haces lo que yo te digo o te vas” le dijo la Jefa al subordinado. Este pensó que podía prescindir de ella y por algunas horas soñó con armar un gabinete propio y romper. Duró poco la ilusión, vio que no tenia ningún tipo de apoyo, carece de poder legislativo y solo tiene a su núcleo más intimo, al que algunos llaman “albertismo”. Solo le quedó buscar una rendición lo más decorosa posible. Y así fue.
Volvieron los ministros y funcionarios que habían renunciado, se fueron los que no habían renunciado y encima reemplazados por funcionarios del kirchnerismo más rancio, entregó a su amigo y confidente el vocero presidencial y solo pudo reubicar al nietito, al que llamaron “payaso”, como Ministro de Relaciones Exteriores. Se salvó por ahora, el Ministro “saraza” de Economía porque es el único con quien quiere negociar el FMI, cerrada esta negociación, sabe que se va a su casa.
Como se vuelve de que tus propios pares te llamen “mequetrefe, okupa, enfermo, ciego y sordo” y que está “atornillado en su cargo y tiene inútiles en el gabinete”. Ni el más osado opositor se hubiese atrevido a tamaños insultos. Ahora, no hace falta ser un avezado analista político para advertir que la Vicepresidenta le hizo sentir con extremo rigor, primero que es lo que piensa de él y segundo que “ella lo puso en el cargo y por ello la debe obedecer”. Evidentemente la palabra dignidad no figura en el mundo del Presidente.
Este cabaret político a cielo abierto que se organizó esta semana es producto de la psicópata actitud de la Jefa de no asumir la derrota electoral del último Domingo; escondiendo tras esta trifulca, el temor -ahora mas que nunca- por su futuro judicial, sabedora de que nuevos vientos políticos generan, irremediablemente, cambios de actitud en los despachos de los jueces; por algo nunca renunciaron los funcionarios vinculados a los temas judiciales. Ello, junto a la desesperada idea que aún pueden revertir o por lo menos “empardar” las próximas elecciones de noviembre, radicalizándose, para así poder seguir conservando el poder. Siguen, como dijimos alguna vez, viviendo en “politicalandia”.
En el medio la gente, que la verdad ni le importó todo lo que pasó esta semana. La realidad los golpea diariamente: hambre, desocupación, inseguridad, en el mejor de los casos no llegar a fin de mes a pesar de trabajar todo el día. La gente no está para internas palaciegas. Ni les interesa.
Por ello, hagan lo que hagan la suerte esta echada y por más cosmética embellecedora que hagan en el gabinete e inunden el mercado con gran cantidad de dinero, aún a riesgo de que se dispare el dólar y se desate una hiperinflación; la gente ha sentenciado, no quiere más este modelo político y así se verá en noviembre de nuevo.
Solo resta saber que tan mal perdedores serán esta vez.
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Por Dr. GONZALO P. MIñO.
HAGAN LO QUE HAGAN LA SUERTE ESTA ECHADA Y EN NOVIEMBRE SERÁ PEOR.
El Domingo pasado ocurrió lo que nadie imaginaba, ni el más optimista opositor ni el más pesimista oficialista, una verdadera catástrofe electoral para el gobierno.
El gobierno perdió y por paliza. Encima esta vez, el peronismo fue totalmente unido. Rápidamente, de un lado y del otro, comenzaron a avizorar un futuro trágico para algunos y esplendoroso para otros, que en noviembre la “paliza” puede ser peor.
Cuando nadie salía del asombro de este inesperado cuadro de situación, se produjo un cimbronazo peor aún, más inesperado que el de las PASO, el oficialismo se embarcó en una adolescente y salvaje pelea, para colmo en público y a la vista de todos. Los hechos se sucedieron a la velocidad de la luz, renuncias radiales en masa de ministros y funcionarios, audios filtrados, cartas públicas, operaciones de prensa de un lado y del otro. Una vez más, demostraron que no saben perder.
Quedó en claro que el oficialismo jamás “entendió” la derrota electoral. Sumidos en su propia realidad, el kirchnerismo cree que la misma es producto de no haber “profundizado el modelo”, mientras que el Presidente y sus últimos que optaron por la “moderación del modelo” ni se enteraron de la derrota.
Rápidos de reflejos, el kirchnersimo hizo único responsable de esta debacle electoral al Presidente, en un desesperado intento por despegarse de la misma, haciendo análisis y desplegando estrategias como si fueran simples observadores de la Naciones Unidas; mientras el Presidente y sus íntimos permanecen en “estado alfa”, estado que en realidad tienen desde que asumieron. Estupefactos, los vimos descubrir de golpe los magros salarios, las pésimas jubilaciones, la inflación galopante, la creciente pobreza y hasta cuestionar la política sanitaria del propio gobierno, cuando hasta hace diez minutos Argentina era mejor que Suiza y Alemania juntas.
Por ello, el mismo Domingo a la noche, desde el Instituto Patria se comenzó a exigir rápidos cambios, no solo en la política económica sino también en el gabinete, el Presidente se resistió y se armó la pelotera. “O haces lo que yo te digo o te vas” le dijo la Jefa al subordinado. Este pensó que podía prescindir de ella y por algunas horas soñó con armar un gabinete propio y romper. Duró poco la ilusión, vio que no tenia ningún tipo de apoyo, carece de poder legislativo y solo tiene a su núcleo más intimo, al que algunos llaman “albertismo”. Solo le quedó buscar una rendición lo más decorosa posible. Y así fue.
Volvieron los ministros y funcionarios que habían renunciado, se fueron los que no habían renunciado y encima reemplazados por funcionarios del kirchnerismo más rancio, entregó a su amigo y confidente el vocero presidencial y solo pudo reubicar al nietito, al que llamaron “payaso”, como Ministro de Relaciones Exteriores. Se salvó por ahora, el Ministro “saraza” de Economía porque es el único con quien quiere negociar el FMI, cerrada esta negociación, sabe que se va a su casa.
Como se vuelve de que tus propios pares te llamen “mequetrefe, okupa, enfermo, ciego y sordo” y que está “atornillado en su cargo y tiene inútiles en el gabinete”. Ni el más osado opositor se hubiese atrevido a tamaños insultos. Ahora, no hace falta ser un avezado analista político para advertir que la Vicepresidenta le hizo sentir con extremo rigor, primero que es lo que piensa de él y segundo que “ella lo puso en el cargo y por ello la debe obedecer”. Evidentemente la palabra dignidad no figura en el mundo del Presidente.
Este cabaret político a cielo abierto que se organizó esta semana es producto de la psicópata actitud de la Jefa de no asumir la derrota electoral del último Domingo; escondiendo tras esta trifulca, el temor -ahora mas que nunca- por su futuro judicial, sabedora de que nuevos vientos políticos generan, irremediablemente, cambios de actitud en los despachos de los jueces; por algo nunca renunciaron los funcionarios vinculados a los temas judiciales. Ello, junto a la desesperada idea que aún pueden revertir o por lo menos “empardar” las próximas elecciones de noviembre, radicalizándose, para así poder seguir conservando el poder. Siguen, como dijimos alguna vez, viviendo en “politicalandia”.
En el medio la gente, que la verdad ni le importó todo lo que pasó esta semana. La realidad los golpea diariamente: hambre, desocupación, inseguridad, en el mejor de los casos no llegar a fin de mes a pesar de trabajar todo el día. La gente no está para internas palaciegas. Ni les interesa.
Por ello, hagan lo que hagan la suerte esta echada y por más cosmética embellecedora que hagan en el gabinete e inunden el mercado con gran cantidad de dinero, aún a riesgo de que se dispare el dólar y se desate una hiperinflación; la gente ha sentenciado, no quiere más este modelo político y así se verá en noviembre de nuevo.
Solo resta saber que tan mal perdedores serán esta vez.