Por definición, un antipapa es una persona que se opone al obispo de Roma y no reconoce sus enseñanzas, recomendaciones u ordenes. Esta actitud rebelde no necesariamente implica que desconoce por completo a la fe católica y sus instituciones, sino que está en contra del mandato del pontífice a tal grado que intenta tomar sus poderes.
En algunas ocasiones, esta figura –reconocida por la Iglesia, más no del todo aceptada– aparece ante la necesidad de llenar el cargo de papa tras el encarcelamiento o exilio de su ocupante anterior. Otras veces surgió después de diversas problemáticas durante los procesos de selección papal y muchas otras más por discordancia doctrinal, en donde el “antipapa” solo se veía beneficiado por los poderes políticos y sociales.
De acuerdo con los archivos del Vaticano, la primera persona en ser reconocida como antipapa fue el cardenal Hipólito de Roma, que en el año 217 se opuso a la selección del papa Calixto I, quien había sido votado como obispo de Roma en su lugar. Ante el desaire, Hipólito se nombró Sumo Pontífice y fundó su propia iglesia. Su mandato continuó hasta 235, año en el que el entonces papa Ponciano I logró su retorno a la comunión católica.
Otros registros apuntan que en el año 199, un sacerdote llamado Natalio usurpó el cargo de líder de la fe católica tras ser invitado a encabezar un grupo de herejes romanos. Su aventura como antipapa duró solo unos meses, pues en el año 200 pidió ser readmitido en el seno de la Iglesia tras “ser atormentado” por ángeles; el papa Ceferino permitió su comunión.
Desde el año 217 han habido 39 religiosos reconocidos como antipapa. Quizá el más controversial de todos fue Robert de Genève, un cardenal francés que se opuso al papado de Urbano VI. En 1377, un año antes de su insurrección y proclamación como Clemente VII, el ministro supervisó los ataques que las fuerzas armadas del mercenario inglés John Hawkwood realizaron para disminuir a la recientemente independiente ciudad de Cesena. Dicha atrocidad, que costó la vida de más de cuatro mil civiles, le hizo merecer el mote de “carnicero de Cesena“.
Aunque su relevancia al interior de la Iglesia ha sido relegada, en la era moderna hay personajes que se ostentan como antipapa. Por ejemplo, el religioso argentino Alejandro Tomás Greico (conocido como Alejandro IX), el ministro sudafricano Victor von Pentz (Linus II), el sacerdote español Joaquín Llorens (también ubicado como Alejandro IX) y el estafador estadounidense David Bowden (Michael).
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Por definición, un antipapa es una persona que se opone al obispo de Roma y no reconoce sus enseñanzas, recomendaciones u ordenes. Esta actitud rebelde no necesariamente implica que desconoce por completo a la fe católica y sus instituciones, sino que está en contra del mandato del pontífice a tal grado que intenta tomar sus poderes.
En algunas ocasiones, esta figura –reconocida por la Iglesia, más no del todo aceptada– aparece ante la necesidad de llenar el cargo de papa tras el encarcelamiento o exilio de su ocupante anterior. Otras veces surgió después de diversas problemáticas durante los procesos de selección papal y muchas otras más por discordancia doctrinal, en donde el “antipapa” solo se veía beneficiado por los poderes políticos y sociales.
De acuerdo con los archivos del Vaticano, la primera persona en ser reconocida como antipapa fue el cardenal Hipólito de Roma, que en el año 217 se opuso a la selección del papa Calixto I, quien había sido votado como obispo de Roma en su lugar. Ante el desaire, Hipólito se nombró Sumo Pontífice y fundó su propia iglesia. Su mandato continuó hasta 235, año en el que el entonces papa Ponciano I logró su retorno a la comunión católica.
Otros registros apuntan que en el año 199, un sacerdote llamado Natalio usurpó el cargo de líder de la fe católica tras ser invitado a encabezar un grupo de herejes romanos. Su aventura como antipapa duró solo unos meses, pues en el año 200 pidió ser readmitido en el seno de la Iglesia tras “ser atormentado” por ángeles; el papa Ceferino permitió su comunión.
Desde el año 217 han habido 39 religiosos reconocidos como antipapa. Quizá el más controversial de todos fue Robert de Genève, un cardenal francés que se opuso al papado de Urbano VI. En 1377, un año antes de su insurrección y proclamación como Clemente VII, el ministro supervisó los ataques que las fuerzas armadas del mercenario inglés John Hawkwood realizaron para disminuir a la recientemente independiente ciudad de Cesena. Dicha atrocidad, que costó la vida de más de cuatro mil civiles, le hizo merecer el mote de “carnicero de Cesena“.
Aunque su relevancia al interior de la Iglesia ha sido relegada, en la era moderna hay personajes que se ostentan como antipapa. Por ejemplo, el religioso argentino Alejandro Tomás Greico (conocido como Alejandro IX), el ministro sudafricano Victor von Pentz (Linus II), el sacerdote español Joaquín Llorens (también ubicado como Alejandro IX) y el estafador estadounidense David Bowden (Michael).
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 30, 2021