Mientras la sociedad seguía con atencion cuál sería el futuro del pre-acuerdo con el FMI en el Congreso Nacional, minutos antes de la votación nos enteremos que, desde el fin de semana pasado se venían sosteniendo febriles reuniones entre enviados del gobierno nacional y la principal oposición para obtener consenso, y aprobar el mismo.
Y así fue. Tras encendidos discursos de los diferentes diputados nacionales, solo para que sean oídos por sus respectivos votantes, el pre-acuerdo con el FMI fue aprobado por amplia mayoría. Ambos sectores salvaron sus ropas. El gobierno nacional, envuelto en una feroz interna, consiguió el objetivo de aprobar el mismo; la principal oposición, en una ambigua postura, apoyó el proyecto de endeudamiento pero no el plan económico para sustentarlo, temerosos de quedar en la historia como los fogoneros de un default. Todos contentos.
Lo cierto, es que el gobierno nacional o léase el reducido y abortado “albertismo” tuvo que recurrir a la principal oposición para que les saque “las papas del fuego”, pues el kirchnerismo (principal socio del frente gobernante) ya había anticipado que su voto seria “no positivo”. De hecho votaron en contra. Se sabe que puertas para dentro, la pelea en el oficialismo es salvaje y hasta en algún punto irretornable, puertas para afuera prefieren el silencio, para no “darle de comer” al grupo de los halcones de la principal oposición. Prueba de ello, es que el hijo de la Vicepresidenta de la Nación entró a la sesión del jueves pasado cuando ya se estaba por votar, lo hizo en puntas de pie y en silencio, no habló y votó en contra junto a sus seguidores más leales.
Mientras todo ello ocurría, la izquierda que se manifestaba en la calle, hizo lo único que sabe hacer: “romper y tirar piedras”. Nadie los condenó. Ni los otros grupos de izquierda, ni el gobierno y ni el kirchnerismo. Eso sí, gobierno nacional y gobierno autónomo de Buenos Aires se enfrascaron en debate televisivo por la falta de prevención por parte del personal policial, el cual tuvo que actuar cuando la situación amagó con convertirse en incontrolable. No cabe duda que ambas administraciones se paralizan por el pánico, cuando se trata de prever el actuar policial ante las manifestaciones de la izquierda.
El problema es que esta vez, la violencia pegó en el corazón del kirchnerismo. Los manifestantes lanzaron piedras contra el despacho de la actual Vicepresidenta de la Nación. Y no fue casualidad, en algunos videos de los canales de noticias se puede escuchar a los violentos gritar: “ese es… a ese”, dejando en claro que sabían perfectamente a donde apuntaban las piedras y se acabó el idilio con ese sector. La señora optó por victimarse en un “emotivo video”, dejando en claro que esta dolida porque “atacaron a una de ellos”, con expresas duras críticas al FMI.
Por estos hechos, blanqueó su postura sobre el acuerdo con el FMI. Está totalmente en contra. Inútiles fueron las desesperadas operaciones de prensa del denominado “albertismo” sobre que en realidad ella apoya el acuerdo con el FMI en silencio, para no entorpecer las acciones del Presidente de la Nación y que no compartía la postura asumida por su hijo. Quien conoce de cerca el despacho del Instituto Patria o el living de Juncal y Uruguay, sabe perfectamente que el hijo de la Vicepresidenta de la Nación no se mueve sin el aval de la madre. Su pensando hasta el hartazgo movimiento contra el gobierno nacional fue tan solo una avanzada, nadie duda que sobrevendrá una nueva ofensiva K.
Nadie lo quiere reconocer y nadie lo dirá en voz alta cuando todos lo saben, que la interna esta desatada en el frente gobernante, que asoma como irreversible y encima salpica a todos por igual. El kirchnersimo solo piensa en las elecciones del 2023 y para ello necesitan “despegarse” del Presidente de la Nación y su círculo íntimo, como si ellos no tuvieran nada que ver. Desde la Rosada, solo piensan en llegar al final del mandato lo menos dañado posible. En el horizonte de la principal oposición se avizora una ruinosa interna al haber quedo “engrampados” en el medio de ese conflicto y no saber cómo salir del mismo.
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Como siempre en el medio, el ciudadano común. El que debe sufrir una inflación descontrolada (aunque no se crea ya superamos a Venezuela en ese ítem), el aumento de la pobreza, una descomunal caída del empleo, un aumento casi impagable de las tarifas y como si esto fuera poco, una inseguridad que ya es aterradora. Ni hablar de la gente del campo a la que probablemente le suban las retenciones móviles nuevamente, que los coloca al borde de la quiebra a muchos chacareros. En tanto que, y no nos cansamos de decirlo, la clase dirigente se sigue mirando el ombligo.
Volviendo al pre-acuerdo con el FMI, de seguro lo ocurrido el último jueves en Diputados se repetirá en el Senado esta semana. Se aprobará el mismo con el apoyo de lo que queda del oficialismo y la principal oposición, con el rechazo del kirchnerismo. Se da por descontado que se producirán nuevas marchas de la izquierda y posibles nuevos desmanes.
Como sea, esta efímera e intrascendente victoria del cada vez más reducido oficialismo, restringido solamente al Presidente de la Nación y sus pocos amigos, no puede tapar la realidad: que la copa del frente gobernante está rota y no se arregla ni con Poxipol.
Lo que se vislumbra en el futuro no es para nada auspicioso. Una vez un viejo dirigente de la política me digo: “el problema de la interna del peronismo, es que sus consecuencias las paga el pueblo” y si a ello le sumamos la gravísima crisis económica que atraviesa a todos los sectores de la sociedad por igual… ni el “Tata Dios” se amina a predecir qué será de nuestro querido pais…
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Mientras la sociedad seguía con atencion cuál sería el futuro del pre-acuerdo con el FMI en el Congreso Nacional, minutos antes de la votación nos enteremos que, desde el fin de semana pasado se venían sosteniendo febriles reuniones entre enviados del gobierno nacional y la principal oposición para obtener consenso, y aprobar el mismo.
Lo cierto, es que el gobierno nacional o léase el reducido y abortado “albertismo” tuvo que recurrir a la principal oposición para que les saque “las papas del fuego”, pues el kirchnerismo (principal socio del frente gobernante) ya había anticipado que su voto seria “no positivo”. De hecho votaron en contra. Se sabe que puertas para dentro, la pelea en el oficialismo es salvaje y hasta en algún punto irretornable, puertas para afuera prefieren el silencio, para no “darle de comer” al grupo de los halcones de la principal oposición. Prueba de ello, es que el hijo de la Vicepresidenta de la Nación entró a la sesión del jueves pasado cuando ya se estaba por votar, lo hizo en puntas de pie y en silencio, no habló y votó en contra junto a sus seguidores más leales.
Mientras todo ello ocurría, la izquierda que se manifestaba en la calle, hizo lo único que sabe hacer: “romper y tirar piedras”. Nadie los condenó. Ni los otros grupos de izquierda, ni el gobierno y ni el kirchnerismo. Eso sí, gobierno nacional y gobierno autónomo de Buenos Aires se enfrascaron en debate televisivo por la falta de prevención por parte del personal policial, el cual tuvo que actuar cuando la situación amagó con convertirse en incontrolable. No cabe duda que ambas administraciones se paralizan por el pánico, cuando se trata de prever el actuar policial ante las manifestaciones de la izquierda.
El problema es que esta vez, la violencia pegó en el corazón del kirchnerismo. Los manifestantes lanzaron piedras contra el despacho de la actual Vicepresidenta de la Nación. Y no fue casualidad, en algunos videos de los canales de noticias se puede escuchar a los violentos gritar: “ese es… a ese”, dejando en claro que sabían perfectamente a donde apuntaban las piedras y se acabó el idilio con ese sector. La señora optó por victimarse en un “emotivo video”, dejando en claro que esta dolida porque “atacaron a una de ellos”, con expresas duras críticas al FMI.
Por estos hechos, blanqueó su postura sobre el acuerdo con el FMI. Está totalmente en contra. Inútiles fueron las desesperadas operaciones de prensa del denominado “albertismo” sobre que en realidad ella apoya el acuerdo con el FMI en silencio, para no entorpecer las acciones del Presidente de la Nación y que no compartía la postura asumida por su hijo. Quien conoce de cerca el despacho del Instituto Patria o el living de Juncal y Uruguay, sabe perfectamente que el hijo de la Vicepresidenta de la Nación no se mueve sin el aval de la madre. Su pensando hasta el hartazgo movimiento contra el gobierno nacional fue tan solo una avanzada, nadie duda que sobrevendrá una nueva ofensiva K.
Nadie lo quiere reconocer y nadie lo dirá en voz alta cuando todos lo saben, que la interna esta desatada en el frente gobernante, que asoma como irreversible y encima salpica a todos por igual. El kirchnersimo solo piensa en las elecciones del 2023 y para ello necesitan “despegarse” del Presidente de la Nación y su círculo íntimo, como si ellos no tuvieran nada que ver. Desde la Rosada, solo piensan en llegar al final del mandato lo menos dañado posible. En el horizonte de la principal oposición se avizora una ruinosa interna al haber quedo “engrampados” en el medio de ese conflicto y no saber cómo salir del mismo.
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[/ezcol_1half_end]Como siempre en el medio, el ciudadano común. El que debe sufrir una inflación descontrolada (aunque no se crea ya superamos a Venezuela en ese ítem), el aumento de la pobreza, una descomunal caída del empleo, un aumento casi impagable de las tarifas y como si esto fuera poco, una inseguridad que ya es aterradora. Ni hablar de la gente del campo a la que probablemente le suban las retenciones móviles nuevamente, que los coloca al borde de la quiebra a muchos chacareros. En tanto que, y no nos cansamos de decirlo, la clase dirigente se sigue mirando el ombligo.
Volviendo al pre-acuerdo con el FMI, de seguro lo ocurrido el último jueves en Diputados se repetirá en el Senado esta semana. Se aprobará el mismo con el apoyo de lo que queda del oficialismo y la principal oposición, con el rechazo del kirchnerismo. Se da por descontado que se producirán nuevas marchas de la izquierda y posibles nuevos desmanes.
Como sea, esta efímera e intrascendente victoria del cada vez más reducido oficialismo, restringido solamente al Presidente de la Nación y sus pocos amigos, no puede tapar la realidad: que la copa del frente gobernante está rota y no se arregla ni con Poxipol.
Lo que se vislumbra en el futuro no es para nada auspicioso. Una vez un viejo dirigente de la política me digo: “el problema de la interna del peronismo, es que sus consecuencias las paga el pueblo” y si a ello le sumamos la gravísima crisis económica que atraviesa a todos los sectores de la sociedad por igual… ni el “Tata Dios” se amina a predecir qué será de nuestro querido pais…
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 14, 2022