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  Por Prof. Dra. María Elena Cisneros Rueda.

Hace mucho tiempo que habito este edificio. Debo reconocer que me he sentido muy cómoda y sus instalaciones me han sido muy propicias.

Sin embargo comienzan a aflorar algunos problemas en su construcción. En el subsuelo las filtraciones le han dado un color azulado que no me agrada. En el piso superior, los amplios ventanales tienen los vidrios un poco opacados, pero de igual manera puedo apreciar detrás de ellos, un bello atardecer o la magnitud del cerro. Las cañerías trabajan bien, a veces lentas. El sistema eléctrico aún no ha fallado. Los sistemas de desagüe y desechos no tienen problemas y lo que entra por la puerta principal, siempre llega a buen destino, siendo apreciado.

Donde la actividad no ha cesado, antes bien se ha incrementado, es en la terraza. Se trabaja arduo y sin respiro y parece que al mismo tiempo las conexiones mejoran con el trajín.

Pero sé que en algún momento tengo que mudarme a otro vecindario. Amigos, vecinos, parientes, mis padres y mi amado ausente ya lo hicieron y me han hecho saber que el lugar es maravilloso. He podido visitarlos fugazmente y doy fe de sus palabras. Todo es brillante, hermoso, colorido y fragante. He querido quedarme con ellos, pero me han hecho comprender que aún, éste edificio tiene que ser útil por algún tiempo más. Mamá me ha regalado un ramo de flores. Papá una caja con un hermoso par de zapatos color naranja. Mi amado me abraza con amor y alegría en cada encuentro y me recuerda que en ese vecindario, el tiempo no cuenta. Por tanto vuelvo alegre y taciturna, feliz y triste al mismo tiempo, si es que pueden comprenderme…

Mientras que éste edificio se mantenga en buena forma, seguiré habitándolo y cuando llegue el momento voy a cambiar de vecindario alegremente, sabiendo que ésta construcción será reducida a cenizas como es mi deseo.

Así es que cuando sepan que ya me mudé de barrio, alégrense conmigo y sepan que mi amado ha venido a buscarme…

 

Dedicado en el día 16 de marzo de 2022 a mis 71 años.

 

María Elena y su señor padre.

MARÍA ELENA CISNEROS RUEDA, nacida el 16 de marzo de 1951, en la Provincia de Entre Ríos, Argentina, es: profesora superior de danzas clásicas, profesora superior de danzas españolas, maestra normal nacional, profesora superior de piano, profesora superior de teoría y solfeo, dactilógrafa, licenciada en Ciencias de la Educación, en la  Universidad de Ginebra, Suiza, profesora superior de idioma francés, habla además español inglés, italiano,  portugués y hebreo bíblico. Ha compuesto más de 150 obras musicales y escrito: “Cuaderno de Iniciación Musical”, y 15 libros de partituras entre los que se encuentran: “La educación musical de los pequeñitos”, “El señor de la Isla” (obtuvo premio de la ciudad de Meyrin. Suiza), “Rulos y Bigotes”, “La evolución de la musicoterapia a través del tiempo”. En deportes ha practicado: natación, tenis, equitación, golf y cetrería. Entre otros, ha recibido premios como: “Ciudad de Meyrin” (Suiza) en Literatura. “Gian Batista Viotti” (Italia) en música, y “ Rosa Mística”, (Curitiba. Brasil) en piano. Se ha desempeñado como profesora de Parvularios y  Técnica especializada en Dirección y Supervisión de Escuelas de la Universidad Católica Argentina. Es creadora del “Atelier de Creation Musical”, en Ginebra. Suiza y   creadora del “Centro Pedagógico Musical”, en la Escuela de Música de Paraguay. Posee un Masteradocen de Musicoterapia y es doctorante en la Universidad de Cambridge (Reino Unido de Gran Bretaña).  Un Masterado en Educación Musical en el Instituto de Ribaupuerre Lausanne de  Suiza. Y un Masterado en “Educación y Didáctica Universitaria” en la Universidad Americana de Paraguay. En ese país, donde reside ha sido profesora en: El Ateneo Paraguayo, Colegio de San José, Colegio Teresiano, Colegio San Nicolás de Bari, Panamericana International School, Colegio Francés, Universidad Evangélica, y Universidad Nacional. Actualmente es Profesora investigadora en el Centro de Investigación de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte. Universidad Nacional de Asunción y da clases de piano en la casa que alquila en “Rincón San Lorenzo” un humilde barrio de Asunción. Siendo proteccionista convive con 12 perros y 20 gatos, rescatados. Así espera que el tiempo transcurra y finalmente la lleve a reunirse nuevamente con el amor de su vida, JOSÉ LÓPEZ REGA, quien, en junio de 1989, le dijera por última vez: “Hasta que la muerte nos vuelva a unir”.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 16, 2022


 

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