Es innegable lo maravilloso y magnífico que, para muchos, significa tener hijos.
Tener hijos supone dedicar parte de nuestra vida, a su cuidado y formación ciudadana; involucrando, para ello, cuerpo y alma, para luego construir autonomía y aficiones.
Para las parejas, tener hijos forma parte de algo grande para sus vidas, el conformar una familia en la que se pueda hacer crecer, con amor y contención, a sus retoños y, con esto, extender su legado a las generaciones venideras.
Una vez que tenemos hijos, muchas son las cosas que hacemos con ello, porque siempre queda un tiempo suficiente como para compartir con él, y hacer que todo se vea más fácil para ellos, puesto que enseguida se adaptan al ritmo de los padres y así la vida transcurre para la unidad de la familia.
Los desafíos que enfrentan las parejas es la respuesta a si hay hijos preferidos, o es preferible tener uno solo.
¿Hay hijos preferidos? Refiriéndonos a ese niño Dorado en el que el padre o la madre o “dedican todo su amor”; aquel hijo al que, se supone, los padres le prestan toda la atención; el “favoritismo” (preferido), y que nos lleva a gestionar los inevitables celos familiares
En historias y cuentos compuestos en relación a padres hay mucho por compilar y temas que tratar. Siempre detrás de cada madre, o padre, hay una historia que hoy aprovecho traer a mención… “Un cierta día le preguntaron a una madre cuál de sus hijos era el preferido, aquel que más ella amaba. Dejando entrever una sonrisa, ella respondió: “Como madre respondo que no hay nada es más versátil que el corazón de una madre y, por esto, mi hijo preferido es aquel a quien me dedico en cuerpo y alma, cuando así se requiera… Será aquel que está con hambre, hasta que le alimente; el que está con sed, hasta que pueda darle de beber. Es el hijo que está cansado, hasta que descanse. El que salió y lo será hasta que regrese. Es mi hijo enfermo, hasta que sane. Es el que está estudiando y hasta que aprenda.
Será mi hijo preferido aquel que está necesitado de vestimenta, hasta que se vista. Es el que llora, hasta que se calme. Es aquel que no consigue trabajar, hasta que se emplee. El que se enamora, hasta que se case. Es el que, una vez casado, sea padre y hasta que críe a los suyos… Es el que, si partió antes y me dejó, hasta que vaya a su reencuentro.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
😊
Por Claudio Valerio.
Es innegable lo maravilloso y magnífico que, para muchos, significa tener hijos.
Tener hijos supone dedicar parte de nuestra vida, a su cuidado y formación ciudadana; involucrando, para ello, cuerpo y alma, para luego construir autonomía y aficiones.
Para las parejas, tener hijos forma parte de algo grande para sus vidas, el conformar una familia en la que se pueda hacer crecer, con amor y contención, a sus retoños y, con esto, extender su legado a las generaciones venideras.
Una vez que tenemos hijos, muchas son las cosas que hacemos con ello, porque siempre queda un tiempo suficiente como para compartir con él, y hacer que todo se vea más fácil para ellos, puesto que enseguida se adaptan al ritmo de los padres y así la vida transcurre para la unidad de la familia.
Los desafíos que enfrentan las parejas es la respuesta a si hay hijos preferidos, o es preferible tener uno solo.
¿Hay hijos preferidos? Refiriéndonos a ese niño Dorado en el que el padre o la madre o “dedican todo su amor”; aquel hijo al que, se supone, los padres le prestan toda la atención; el “favoritismo” (preferido), y que nos lleva a gestionar los inevitables celos familiares
En historias y cuentos compuestos en relación a padres hay mucho por compilar y temas que tratar. Siempre detrás de cada madre, o padre, hay una historia que hoy aprovecho traer a mención… “Un cierta día le preguntaron a una madre cuál de sus hijos era el preferido, aquel que más ella amaba. Dejando entrever una sonrisa, ella respondió: “Como madre respondo que no hay nada es más versátil que el corazón de una madre y, por esto, mi hijo preferido es aquel a quien me dedico en cuerpo y alma, cuando así se requiera… Será aquel que está con hambre, hasta que le alimente; el que está con sed, hasta que pueda darle de beber. Es el hijo que está cansado, hasta que descanse. El que salió y lo será hasta que regrese. Es mi hijo enfermo, hasta que sane. Es el que está estudiando y hasta que aprenda.
Será mi hijo preferido aquel que está necesitado de vestimenta, hasta que se vista. Es el que llora, hasta que se calme. Es aquel que no consigue trabajar, hasta que se emplee. El que se enamora, hasta que se case. Es el que, una vez casado, sea padre y hasta que críe a los suyos… Es el que, si partió antes y me dejó, hasta que vaya a su reencuentro.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
®. Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 13, 2022