En agosto pasado, el presidente Joseph Robinette “Joe” Biden anunció que “veintisiete millones de personas que obtendrán U$20,000 en alivio de la deuda” y “casi el 45 por ciento puede cancelar su deuda estudiantil por completo”. Su razón oficial para esto fue su deseo de ayudar a las personas agobiadas por la agobiante deuda estudiantil. La verdadera razón por la que lo hizo fue que sus números en las encuestas son abismales debido a sus políticas desastrosas y necesita comprar algunos votos antes de las elecciones de noviembre de 2022. Además, es probable que este programa nunca se cumpla porque, como han declarado el Departamento de Educación, Nancy Pelosi y otros, Biden no tiene la autoridad para hacer esto y los tribunales pueden anular su orden ejecutiva. Por supuesto, típico de la falta de sinceridad de Washington D.C., Pelosi inmediatamente cambió de opinión una vez que lo anunció.
Aun así, Biden puede afirmar en ese caso, probablemente mientras le grita a la gente o les susurra espeluznantemente, que trató de hacerlo, pero los Republicanos en los tribunales que invocaron esta cosa llamada “la ley” lo detuvieron. Los términos en los que Biden enmarca su política irreflexiva son engañosos. Biden no puede “cancelar” estas deudas. Si John X tenía una deuda con Joe Biden, podría decir: “John X, decidí que no necesitas devolverme los U$10,000 que me debes”.
Desafortunadamente, Joe Biden parece haber olvidado, lo que sucede mucho en Washington D.C., que este no es su dinero. Dado que las deudas se deben a varias otras instituciones, no tiene derecho a decidir que se cancelarán. Como consecuencia, si Joe no exige que los estudiantes que contrajeron la deuda la paguen, alguien más tendrá que pagarla. Si, por ejemplo, Jack X, un estudiante de “Estudios de Identidad Sexual”, debe U$ 10,000 dólares en deuda estudiantil y Biden “cancela” o “perdona” U$ 10,000, alguien más tendrá que pagar esos U$ 10,000. Esto, por supuesto, serán los contribuyentes, muchos de los cuales nunca fueron a la universidad porque estaban demasiado ocupados trabajando para ganarse la vida en un trabajo u oficio real.
Por alguna razón inexplicable, Biden piensa que es simple y justo que un trabajador siderúrgico, Bill X, que nunca tuvo la oportunidad de ir a la universidad y ha pasado su vida trabajando hasta los huesos para su familia, tenga que pagar parte de la deuda estudiantil de John porque John, con un Licenciado en Estudios Queer, no puede encontrar el tipo de trabajo al que cree que tiene derecho. Se puede suponer que Bill X no encontrará esto justo, pero la esperanza de los demócratas es que debido a que el pago por el título sin valor de John está oculto en los impuestos de Bill X, no lo notará lo suficiente como para dejar de votar por los demócratas.
Sin embargo, el problema con la “solución” de Biden es peor que esto, ya que en realidad empeorará la crisis de los préstamos estudiantiles. La razón es que las universidades, que cobran estas matrículas y tarifas exorbitantes por títulos inútiles, tendrán en cuenta el plan de condonación de la deuda de Biden en sus cálculos futuros, es decir, razonarán que si una futura crisis de la deuda estudiantil empeora lo suficiente, los políticos sentados, ansiosos para ser reelegido para el tren de la salsa de Washington, intervendrá nuevamente y “perdonará parte” de la deuda estudiantil (es decir, transferirá otra parte de esa deuda a los contribuyentes que han sufrido durante mucho tiempo). Algunos ya están aumentando su matrícula en respuesta. Si uno subvenciona algo, como un título inútil, habrá más. Dado que Biden quiere subsidiar títulos inútiles, obtendremos más de esos en el futuro.
Además, el plan de Biden es injusto para los estudiantes minoritarios a los que pretende ayudar. Esto se debe a que es más probable que los estudiantes negros soliciten préstamos estudiantiles federales y en montos más altos que otros estadounidenses. Cuatro años después de obtener una licenciatura, los prestatarios negros deben en promedio casi U$25,000 más que sus pares blancos. Aunque el declive de nuestras universidades ha devaluado todas las carreras, considere este caso especial que involucra varias carreras de “estudios de minorías”. John X, un estudiante blanco con una deuda de U$10,000 para su título en Estudios Celestiales (Para ser Pastor religioso), y Andrew X, un estudiante negro que necesitaba pedir prestado más dinero para obtener su título de medicina, tienen una deuda de U$35,000. Dado que ambos, bajo el plan Biden, obtienen U$ 10,000 en alivio de la deuda, el estudiante blanco más rico terminará completamente libre de deudas. Por el contrario, el estudiante negro seguirá debiendo una suma sustancial de U$ 25,000, lo cual no es justo.
El reclamo no es que las universidades no deban abordar tales problemas. Por el contrario, dado que Estados Unidos es realmente un país libre, debería ser posible estudiar las situaciones especiales y reales, la historia y los problemas que enfrentan las poblaciones negras, femeninas, homosexuales y otras minorías. Sin embargo, si uno quisiera estudiar tales temas, había estas cosas llamadas “Departamentos de Sociología”, “Departamentos de Antropología”, “Departamentos de Economía” y “Departamentos de Filosofía” donde uno podría hacerlo empleando métodos y procedimientos tradicionales. Al crear departamentos completamente nuevos, como “Estudios negros”, “Estudios de la mujer”, “Estudios queer”, etc., cada uno poblado con activistas liberados de los métodos tradicionales de las disciplinas tradicionales, uno inevitablemente logra que los departamentos académicos se comprometan con el cultivo. de victimismo (“formas actuales de inequidad y opresión”). Es decir, el “Departamento de Estudios X” (para cualquier X) tiene un interés intrínseco en promover la visión de que X es sistemáticamente maltratado. Porque si el departamento de Estudios X descubre que los X no son sistemáticamente maltratados, entonces no hay necesidad de un departamento de “Estudios X” y los fondos para el mismo desaparecen. Por estas múltiples razones, los estudiantes que se gradúan con un título en “Estudios X” a menudo tienen dificultades para encontrar trabajo y pagar sus préstamos.
Es típico de los políticos en Washington que generalmente no tratan de resolver el problema real, sino que ponen una curita políticamente útil sobre el tema para ayudarlos a superar el próximo ciclo electoral. De hecho, muchos de estos problemas son creados por el gobierno en primer lugar. Por ejemplo, en épocas pasadas, los políticos buscaban comprar votos entregando grandes cantidades de dinero para permitir que muchas personas obtuvieran títulos universitarios que no les permiten hacer nada útil en el mundo real. Cuando, por lo tanto, muchos años después, estas personas se gradúan y no pueden pagar los préstamos estudiantiles exorbitantes porque no pueden conseguir un trabajo remunerado, esto se denomina “crisis de préstamos estudiantiles” (cuando debería llamarse una “crisis de préstamos creada por el gobierno” ).
En resumen, muchas de estas crisis son creadas por el hecho de que los políticos en D.C. desperdician imprudentemente dinero para complacer a ciertos grupos para comprar votos, lo que lleva, inevitablemente, a crisis en el futuro cuando inevitablemente vencen las facturas. En ese momento, estos políticos generalmente comienzan a abusar de las personas que no quieren darles más dinero y a insultarlos. La solución real a estos problemas creados por el gobierno no es hacer exactamente lo mismo que creó el problema en primer lugar, es decir, arrojar más dinero al problema, sino, más bien, reducir el gasto innecesario y promover el desarrollo de programas universitarios responsables y disciplinados que conducen a la clase de títulos útiles que permiten a los graduados obtener empleos y pagar sus cuentas. Eso, sin embargo, requeriría coraje y previsión racional y, por lo tanto, es poco probable que suceda hasta que los contribuyentes y los patriotas obliguen a los políticos a comenzar a comportarse de manera responsable.
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En agosto pasado, el presidente Joseph Robinette “Joe” Biden anunció que “veintisiete millones de personas que obtendrán U$20,000 en alivio de la deuda” y “casi el 45 por ciento puede cancelar su deuda estudiantil por completo”. Su razón oficial para esto fue su deseo de ayudar a las personas agobiadas por la agobiante deuda estudiantil. La verdadera razón por la que lo hizo fue que sus números en las encuestas son abismales debido a sus políticas desastrosas y necesita comprar algunos votos antes de las elecciones de noviembre de 2022. Además, es probable que este programa nunca se cumpla porque, como han declarado el Departamento de Educación, Nancy Pelosi y otros, Biden no tiene la autoridad para hacer esto y los tribunales pueden anular su orden ejecutiva. Por supuesto, típico de la falta de sinceridad de Washington D.C., Pelosi inmediatamente cambió de opinión una vez que lo anunció.
Aun así, Biden puede afirmar en ese caso, probablemente mientras le grita a la gente o les susurra espeluznantemente, que trató de hacerlo, pero los Republicanos en los tribunales que invocaron esta cosa llamada “la ley” lo detuvieron. Los términos en los que Biden enmarca su política irreflexiva son engañosos. Biden no puede “cancelar” estas deudas. Si John X tenía una deuda con Joe Biden, podría decir: “John X, decidí que no necesitas devolverme los U$10,000 que me debes”.
Desafortunadamente, Joe Biden parece haber olvidado, lo que sucede mucho en Washington D.C., que este no es su dinero. Dado que las deudas se deben a varias otras instituciones, no tiene derecho a decidir que se cancelarán. Como consecuencia, si Joe no exige que los estudiantes que contrajeron la deuda la paguen, alguien más tendrá que pagarla. Si, por ejemplo, Jack X, un estudiante de “Estudios de Identidad Sexual”, debe U$ 10,000 dólares en deuda estudiantil y Biden “cancela” o “perdona” U$ 10,000, alguien más tendrá que pagar esos U$ 10,000. Esto, por supuesto, serán los contribuyentes, muchos de los cuales nunca fueron a la universidad porque estaban demasiado ocupados trabajando para ganarse la vida en un trabajo u oficio real.
Por alguna razón inexplicable, Biden piensa que es simple y justo que un trabajador siderúrgico, Bill X, que nunca tuvo la oportunidad de ir a la universidad y ha pasado su vida trabajando hasta los huesos para su familia, tenga que pagar parte de la deuda estudiantil de John porque John, con un Licenciado en Estudios Queer, no puede encontrar el tipo de trabajo al que cree que tiene derecho. Se puede suponer que Bill X no encontrará esto justo, pero la esperanza de los demócratas es que debido a que el pago por el título sin valor de John está oculto en los impuestos de Bill X, no lo notará lo suficiente como para dejar de votar por los demócratas.
Sin embargo, el problema con la “solución” de Biden es peor que esto, ya que en realidad empeorará la crisis de los préstamos estudiantiles. La razón es que las universidades, que cobran estas matrículas y tarifas exorbitantes por títulos inútiles, tendrán en cuenta el plan de condonación de la deuda de Biden en sus cálculos futuros, es decir, razonarán que si una futura crisis de la deuda estudiantil empeora lo suficiente, los políticos sentados, ansiosos para ser reelegido para el tren de la salsa de Washington, intervendrá nuevamente y “perdonará parte” de la deuda estudiantil (es decir, transferirá otra parte de esa deuda a los contribuyentes que han sufrido durante mucho tiempo). Algunos ya están aumentando su matrícula en respuesta. Si uno subvenciona algo, como un título inútil, habrá más. Dado que Biden quiere subsidiar títulos inútiles, obtendremos más de esos en el futuro.
Además, el plan de Biden es injusto para los estudiantes minoritarios a los que pretende ayudar. Esto se debe a que es más probable que los estudiantes negros soliciten préstamos estudiantiles federales y en montos más altos que otros estadounidenses. Cuatro años después de obtener una licenciatura, los prestatarios negros deben en promedio casi U$25,000 más que sus pares blancos. Aunque el declive de nuestras universidades ha devaluado todas las carreras, considere este
caso especial que involucra varias carreras de “estudios de minorías”. John X, un estudiante blanco con una deuda de U$10,000 para su título en Estudios Celestiales (Para ser Pastor religioso), y Andrew X, un estudiante negro que necesitaba pedir prestado más dinero para obtener su título de medicina, tienen una deuda de U$35,000. Dado que ambos, bajo el plan Biden, obtienen U$ 10,000 en alivio de la deuda, el estudiante blanco más rico terminará completamente libre de deudas. Por el contrario, el estudiante negro seguirá debiendo una suma sustancial de U$ 25,000, lo cual no es justo.
El reclamo no es que las universidades no deban abordar tales problemas. Por el contrario, dado que Estados Unidos es realmente un país libre, debería ser posible estudiar las situaciones especiales y reales, la historia y los problemas que enfrentan las poblaciones negras, femeninas, homosexuales y otras minorías. Sin embargo, si uno quisiera estudiar tales temas, había estas cosas llamadas “Departamentos de Sociología”, “Departamentos de Antropología”, “Departamentos de Economía” y “Departamentos de Filosofía” donde uno podría hacerlo empleando métodos y procedimientos tradicionales. Al crear departamentos completamente nuevos, como “Estudios negros”, “Estudios de la mujer”, “Estudios queer”, etc., cada uno poblado con activistas liberados de los métodos tradicionales de las disciplinas tradicionales, uno inevitablemente logra que los departamentos académicos se comprometan con el cultivo. de victimismo (“formas actuales de inequidad y opresión”). Es decir, el “Departamento de Estudios X” (para cualquier X) tiene un interés intrínseco en promover la visión de que X es sistemáticamente maltratado. Porque si el departamento de Estudios X descubre que los X no son sistemáticamente maltratados, entonces no hay necesidad de un departamento de “Estudios X” y los fondos para el mismo desaparecen. Por estas múltiples razones, los estudiantes que se gradúan con un título en “Estudios X” a menudo tienen dificultades para encontrar trabajo y pagar sus préstamos.
Es típico de los políticos en Washington que generalmente no tratan de resolver el problema real, sino que ponen una curita políticamente útil sobre el tema para ayudarlos a superar el próximo ciclo electoral. De hecho, muchos de estos problemas son creados por el gobierno en primer lugar. Por ejemplo, en épocas pasadas, los políticos buscaban comprar votos entregando grandes cantidades de dinero para permitir que muchas personas obtuvieran títulos universitarios que no les permiten hacer nada útil en el mundo real. Cuando, por lo tanto, muchos años después, estas personas se gradúan y no pueden pagar los préstamos estudiantiles exorbitantes porque no pueden conseguir un trabajo remunerado, esto se denomina “crisis de préstamos estudiantiles” (cuando debería llamarse una “crisis de préstamos creada por el gobierno” ).
En resumen, muchas de estas crisis son creadas por el hecho de que los políticos en D.C. desperdician imprudentemente dinero para complacer a ciertos grupos para comprar votos, lo que lleva, inevitablemente, a crisis en el futuro cuando inevitablemente vencen las facturas. En ese momento, estos políticos generalmente comienzan a abusar de las personas que no quieren darles más dinero y a insultarlos. La solución real a estos problemas creados por el gobierno no es hacer exactamente lo mismo que creó el problema en primer lugar, es decir, arrojar más dinero al problema, sino, más bien, reducir el gasto innecesario y promover el desarrollo de programas universitarios responsables y disciplinados que conducen a la clase de títulos útiles que permiten a los graduados obtener empleos y pagar sus cuentas. Eso, sin embargo, requeriría coraje y previsión racional y, por lo tanto, es poco probable que suceda hasta que los contribuyentes y los patriotas obliguen a los políticos a comenzar a comportarse de manera responsable.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 21, 2022