UN GOBIERNO QUE NUNCA TUVO UN NORTE, QUE SIGUE AHONDANDO LOS GRAVES PROBLEMAS QUE ASOLAN AL PAÍS, PERO QUE CONTINUA CON SU IRRENUNCIABLE VOCACIÓN DE SEGUIR MALTRATANDO Y DEGRADANDO A LAS FUERZAS ARMADAS.
Ya es de público y notorio, como se dice en el campo jurídico cuando un hecho es conocido por muchas personas, la grave situación que atraviesa Rosario. Por ello han arribado a la ciudad cientos de efectivos de la Gendarmería Nacional y la Policía Federal, fuertemente armados, para tratar de frenar el avance de los grupos narcos que asolan estas tierras.
A pesar de ello, los tiroteos continúan impunemente en la ciudad. No solo prosiguen las balaceras en el barrio donde se iniciaron los incidentes, sino que hasta se tiroteó un colectivo que transportaba personal el Servicio Penitenciario de la Provincia de Santa Fe.
A pesar del clima de virtual guerra que se vive en Rosario, el gobierno nacional dispuso el envío de efectivos del Ejército Argentino -del Comando de Ingenieros-, que aunque no se crea, tendrán la exclusiva finalidad de levantar paredes y cavar zanjar, munidos únicamente con picos y palas, sin ningún tipo de arma pero eso sí, de impecable uniforme; según la orden impartida por el Primer Mandatario.
Una nueva humillación a las Fuerzas Armadas y en especial al Ejército Argentino. Ya lo vienen haciendo con los denominados juicios de lesa humanidad, que ya se extienden por casi 20 años y no terminarán hasta que se muera el ultimo de lo que ellos consideren culpable.
Nuestras Fuerzas Armadas no están para limpiar una zanja o levantar una pared de material en un barrio carenciado, para ello los gobiernos disponen de personal municipal o provincial capacitados para ello. No son meros albañiles, sin desmerecer esa noble actividad, sino soldados entrenados, o por lo menos así debería ser, para defender la soberanía de la Nación.
Reiteramos, no podrán portar ningún tipo de arma, en un lugar sumergido en un creciente clima de violencia que aumenta día a día y sin solución de continuidad; lo que los expone a convertirse en una suerte “de tiro al pichón” por parte de los grupos narcos.
Hubiese sido más sensato destinar a esas tareas a los operarios estatales que se especializan en esas labores y para ello cobran un sueldo o disponer que personas que cobran un plan sin trabajar, realicen esos menesteres. Claro, los líderes sindicales y piqueteros “no expondrán” a sus muchachos a este peligro.
Uno se pregunta para que están los Ministerios de Obras y Servicios Públicos nacional y provincial o la Secretaria de Obras Publicas municipal. Urbanizar barrios carenciados es función de los gobernantes. Debería darles vergüenza que todavía haya barrios en el país que no están urbanizados. Es más, los políticos deberían ir a realizar esas tareas.
Claramente mandan militares como “carne de cañón” a Rosario, pues el gobierno los considera meras cosas descartables que pueden sacrificar libremente, seres demoniacos en sí mismo que no tiene ningún tipo de derechos.
Tan ridícula es la orden que hasta el propio Ministro de Seguridad de la Nación, se “despegó” de la misma, afirmando que no tuvo nada que ver con esa disposición.
Y es que una cosa es repartir vacunas o comida en barrios alejados, cuando se había dispuesto la cuarentena en el país, lo que mereciera los aplausos de la gente, y otra es meterlos de lleno en el desatado conflicto con los grupos narcos, llamado el nuevo terrorismo, encima de uniforme y totalmente desarmados y hasta vilipendiados por los sectores de los derechos humanos.
Así es, sectores vinculados a los derechos humanos ya han salido a repudiar la presencia militar en la ciudad, no les gusta ni lo aceptan. Dicen que aunque estén desarmados es una provocación para ellos, máxime en víspera de un nuevo aniversario del 24 de Marzo. Que deben estar en los cuarteles y no en la calle. Hasta la abuela putativa del gobierno se sumó al repudio.
No solo convierten a los militares en fáciles blancos para que los grupos narcos hagan práctica de tiro al blanco, sino también los arriesgan a que sean insultados o ultrajados por grupos vinculados a los derechos humanos, encima sin que puedan ejercer defensa alguna.
En otras palabras, si le tiran los narcos, deberán poner el pecho y morir. Si los insultan o los escupen algún grupo de los derechos humanos, deberán “bancársela y sin chistar”.
Está claro que si existiera algún tipo de atisbo de defensa, tan solo para cubrirse de una balacera o esquivar los escupitajos, les harán una causa penal. Ni hablar de que si tan siquiera intentaran dialogaran con alguien que los agrede para que deponga tal actitud, se dirá que lo amenazó con hacerlo desaparecer o algo así y terminarán en el Juzgado Federa con una causa de las llamadas de lesa humanidad.
Se sabe que hay mucho malestar entre la oficialidad intermedia por esta orden. Se resisten a venir a Rosario desarmados. Afirman que en todas las actividades que desarrollaron a nivel mundial (que merecieron el reconocimiento internacional) como en Kosovo, donde levantaron un “impresionante” hospital de campaña, siempre estuvieron armados, por la sensata necesidad de tener que defenderse ante un ataque.
Los Altos Mandos del Ejército deberían tomar nota de ello y no deberían permitir esta situación, exponiendo con fuerza y claridad la inconveniencia e imposibilidad de cumplir con esa ridícula orden. Que los subordinados vean y se sientan defendidos. Deben tener presente además y así hacerlo saber, que en los años 70 también cumplieron con la orden de un gobierno constitucional y fue este mismo gobierno, el que metió presos y condenó a quienes cumplieron esa orden, más de 40 años después.
El despliegue de los militares en Rosario como en los trabajos que deberán realizar serán custodiados por personal policial, según disposición presidencial. Su irracionalidad es total. Que mal que estamos como pais, que a los militares los tiene que custodiar la Policía.
En fin, un nuevo desvarío de un gobierno que nunca tuvo un norte, que sigue ahondando los graves problemas que asola al país, pero que continua con su irrenunciable vocación de seguir maltratando y degradando a las Fuerzas Armadas.
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Ya es de público y notorio, como se dice en el campo jurídico cuando un hecho es conocido por muchas personas, la grave situación que atraviesa Rosario. Por ello han arribado a la ciudad cientos de efectivos de la Gendarmería Nacional y la Policía Federal, fuertemente armados, para tratar de frenar el avance de los grupos
narcos que asolan estas tierras.
A pesar de ello, los tiroteos continúan impunemente en la ciudad. No solo prosiguen las balaceras en el barrio donde se iniciaron los incidentes, sino que hasta se tiroteó un colectivo que transportaba personal el Servicio Penitenciario de la Provincia de Santa Fe.
A pesar del clima de virtual guerra que se vive en Rosario, el gobierno nacional dispuso el envío de efectivos del Ejército Argentino -del Comando de Ingenieros-, que aunque no se crea, tendrán la exclusiva finalidad de levantar paredes y cavar zanjar, munidos únicamente con picos y palas, sin ningún tipo de arma pero eso sí, de impecable uniforme; según la orden impartida por el Primer Mandatario.
Una nueva humillación a las Fuerzas Armadas y en especial al Ejército Argentino. Ya lo vienen haciendo con los denominados juicios de lesa humanidad, que ya se extienden por casi 20 años y no terminarán hasta que se muera el ultimo de lo que ellos consideren culpable.
Nuestras Fuerzas Armadas no están para limpiar una zanja o levantar una pared de material en un barrio carenciado, para ello los gobiernos disponen de personal municipal o provincial capacitados para ello. No son meros albañiles, sin desmerecer esa noble actividad, sino soldados entrenados, o por lo menos así debería ser, para defender la soberanía de la Nación.
Reiteramos, no podrán portar ningún tipo de arma, en un lugar sumergido en un creciente clima de violencia que aumenta día a día y sin solución de continuidad; lo que los expone a convertirse en una suerte “de tiro al pichón” por parte de los grupos narcos.
Hubiese sido más sensato destinar a esas tareas a los operarios estatales que se especializan en esas labores y para ello cobran un sueldo o disponer que personas que cobran un plan sin trabajar, realicen esos menesteres. Claro, los líderes sindicales y piqueteros “no expondrán” a sus muchachos a este peligro.
Uno se pregunta para que están los Ministerios de Obras y Servicios Públicos nacional y provincial o la Secretaria de Obras Publicas municipal. Urbanizar barrios carenciados es función de los gobernantes. Debería darles vergüenza que todavía haya barrios en el país que no están urbanizados. Es más, los políticos deberían ir a realizar esas tareas.
Claramente mandan militares como “carne de cañón” a Rosario, pues el gobierno los considera meras cosas descartables que pueden sacrificar libremente, seres
demoniacos en sí mismo que no tiene ningún tipo de derechos.
Tan ridícula es la orden que hasta el propio Ministro de Seguridad de la Nación, se “despegó” de la misma, afirmando que no tuvo nada que ver con esa disposición.
Y es que una cosa es repartir vacunas o comida en barrios alejados, cuando se había dispuesto la cuarentena en el país, lo que mereciera los aplausos de la gente, y otra es meterlos de lleno en el desatado conflicto con los grupos narcos, llamado el nuevo terrorismo, encima de uniforme y totalmente desarmados y hasta vilipendiados por los sectores de los derechos humanos.
Así es, sectores vinculados a los derechos humanos ya han salido a repudiar la presencia militar en la ciudad, no les gusta ni lo aceptan. Dicen que aunque estén desarmados es una provocación para ellos, máxime en víspera de un nuevo aniversario del 24 de Marzo. Que deben estar en los cuarteles y no en la calle. Hasta la abuela putativa del gobierno se sumó al repudio.
No solo convierten a los militares en fáciles blancos para que los grupos narcos hagan práctica de tiro al blanco, sino también los arriesgan a que sean insultados o ultrajados por grupos vinculados a los derechos humanos, encima sin que puedan ejercer defensa alguna.
En otras palabras, si le tiran los narcos, deberán poner el pecho y morir. Si los insultan o los escupen algún grupo de los derechos humanos,
deberán “bancársela y sin chistar”.
Está claro que si existiera algún tipo de atisbo de defensa, tan solo para cubrirse de una balacera o esquivar los escupitajos, les harán una causa penal. Ni hablar de que si tan siquiera intentaran dialogaran con alguien que los agrede para que deponga tal actitud, se dirá que lo amenazó con hacerlo desaparecer o algo así y terminarán en el Juzgado Federa con una causa de las llamadas de lesa humanidad.
Se sabe que hay mucho malestar entre la oficialidad intermedia por esta orden. Se resisten a venir a Rosario desarmados. Afirman que en todas las actividades que desarrollaron a nivel mundial (que merecieron el reconocimiento internacional) como en Kosovo, donde levantaron un “impresionante” hospital de campaña, siempre estuvieron armados, por la sensata necesidad de tener que defenderse ante un ataque.
Los Altos Mandos del Ejército deberían tomar nota de ello y no deberían permitir esta situación, exponiendo con fuerza y claridad la inconveniencia e imposibilidad de cumplir con esa ridícula orden. Que los subordinados vean y se sientan defendidos. Deben tener presente además y así hacerlo saber, que en los años 70 también cumplieron con la orden de un gobierno constitucional y fue este mismo gobierno, el que metió presos y condenó a quienes cumplieron esa orden, más de 40 años después.
El despliegue de los militares en Rosario como en los trabajos que deberán realizar serán custodiados por personal policial, según disposición presidencial. Su irracionalidad es total. Que mal que estamos como pais, que a los militares los tiene que custodiar la Policía.
En fin, un nuevo desvarío de un gobierno que nunca tuvo un norte, que sigue ahondando los graves problemas que asola al país, pero que continua con su irrenunciable vocación de seguir maltratando y degradando a las Fuerzas Armadas.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 13, 2023