Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré Pescadores de hombres (Mateo 4:19)
Esta una frase citada en el Evangelio según San Mateo, también llamado Leví, que Jesús de él hizo uno de sus apóstoles y que era cobrador de impuestos , posee un revelador significado, dado que es la forma en que Jesús hace una semejanza entre el hombre perdido en este mundo, con los peces.
Inspirada en el Evangelio, existe una canción titulada “Pescador de Hombres”, cuya letra hace referencia al momento en que Jesús anuncia a Simón después de la pesca milagrosa. Esta emblemática canción es una pieza que, hoy por hoy, es muy cantada y ha pasado a la historia.
El pescador, durante la pesca ordinaria, ciertamente no busca ese provecho, sino el de los peces; y lo mismo sucede con el pastor, que apacienta y custodia el rebaño no por el bien de éste, sino por el suyo, porque el rebaño le proporciona leche, lana y corderos.
Cuando de personas se trata, ser «pescados» o «recuperados» no es desgracia, sino salvación. Y así, a modo de ejemplo, pensemos en las personas que luego de un naufragio en alta mar, a merced de las olas, del frío y de la noche, ven que desde una embarcación impulsada a motor, les es lanzada una red. Esto sería la culminación de sus aspiraciones y deseos, y no una humillación. ¡Y así es como debemos concebir la labor de los pescadores de hombres! Sería como lanzar un salvavidas a quienes se debaten en el frecuentemente tempestuoso mar de la vida.
En la vida, nadie sólo es pescador, o sólo pastor y nadie es sólo pez u oveja; es este el momento de acabar con un prejuicio. Todos podemos ser una y otra cosa a la vez; porque, y esto a título diverso, resulte más que probable, antes de ser pescador de hombres, esa persona fuera pescado y, de hecho, recuperado del abismo en el que había caído para que aprendiese lo que significa ser pescador de hombres; que haya experimentado lo qué significa encontrarse desorientado, como una “oveja perdida”, para así aprender lo qué significa ser buen pastor.
Pero la dificultad de la que hablaba reaparece bajo otra forma. Supongamos que tenemos necesidad de pastores y de pescadores.
Descartemos la idea de que algunas personas deben tener el papel de pescadores y otros el de peces, algunos el de pastores y otros el de ovejas y rebaño; hablar de este relación entre pescadores y peces, como entre pastores y ovejas, insinúa la idea de superioridad, de desigualdad y, la realidad es que no resulta agradable ser un número en el rebaño e identificar a un pastor por encima. ¡Debemos acabar con este prejuicio!
Si todos somos pescadores y pescados a la vez, entonces aquí se abre un gran campo de acción para que estemos más preparados para hacer de pastores que para hacer de pescadores. Hallemos de alimentar, con el ejemplo y la Palabra, a las personas que vienen espontáneamente en la búsqueda de ayuda e ir nosotros mismos, de ser necesario, a buscar a los alejados… Por nuestra inserción más directa en la sociedad, somos los colaboradores insustituibles en esta tarea.
En San Lucas, también se hace referencia al “Pescador de hombres”. En él, mar representa el mundo, los hijos de Dios son los pescadores y las personas que aún no han conocido a Jesús son los peces.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que la vida te sonría y prospere en todo, y puedas derramar Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por Claudio Valerio.
Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré Pescadores de hombres (Mateo 4:19)
Esta una frase citada en el Evangelio según San Mateo, también llamado Leví, que Jesús de él hizo uno de sus apóstoles y que era cobrador de impuestos , posee un revelador significado, dado que es la forma en que Jesús hace una semejanza entre el hombre perdido en este mundo, con los peces.
Inspirada en el Evangelio, existe una canción titulada “Pescador de Hombres”, cuya letra hace referencia al momento en que Jesús anuncia a Simón después de la pesca milagrosa. Esta emblemática canción es una pieza que, hoy por hoy, es muy cantada y ha pasado a la historia.
El pescador, durante la pesca ordinaria, ciertamente no busca ese provecho, sino el de los peces; y lo mismo sucede con el pastor, que apacienta y custodia el rebaño no por el bien de éste, sino por el suyo, porque el rebaño le proporciona leche, lana y corderos.
Cuando de personas se trata, ser «pescados» o «recuperados» no es desgracia, sino salvación. Y así, a modo de ejemplo, pensemos en las personas que luego de un naufragio en alta mar, a merced de las olas, del frío y de la noche, ven que desde una embarcación impulsada a motor, les es lanzada una red. Esto sería la culminación de sus aspiraciones y deseos, y no una humillación. ¡Y así es como debemos concebir la labor de los pescadores de hombres! Sería como lanzar un salvavidas a quienes se debaten en el frecuentemente tempestuoso mar de la vida.
En la vida, nadie sólo es pescador, o sólo pastor y nadie es sólo pez u oveja; es este el momento de acabar con un prejuicio. Todos podemos ser una y otra cosa a la vez; porque, y esto a título diverso, resulte más que probable, antes de ser pescador de hombres, esa persona fuera pescado y, de hecho, recuperado del abismo en el que había caído para que aprendiese lo que significa ser pescador de hombres; que haya experimentado lo qué significa encontrarse desorientado, como una “oveja perdida”, para así aprender lo qué significa ser buen pastor.
Pero la dificultad de la que hablaba reaparece bajo otra forma. Supongamos que tenemos necesidad de pastores y de pescadores.
Descartemos la idea de que algunas personas deben tener el papel de pescadores y otros el de peces, algunos el de pastores y otros el de ovejas y rebaño; hablar de este relación entre pescadores y peces, como entre pastores y ovejas, insinúa la idea de superioridad, de desigualdad y, la realidad es que no resulta agradable ser un número en el rebaño e identificar a un pastor por encima. ¡Debemos acabar con este prejuicio!
Si todos somos pescadores y pescados a la vez, entonces aquí se abre un gran campo de acción para que estemos más preparados para hacer de pastores que para hacer de pescadores. Hallemos de alimentar, con el ejemplo y la Palabra, a las personas que vienen espontáneamente en la búsqueda de ayuda e ir nosotros mismos, de ser necesario, a buscar a los alejados… Por nuestra inserción más directa en la sociedad, somos los colaboradores insustituibles en esta tarea.
Claudio Valerio
© Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 16, 2023