Una combinación de influencias biológicas, familiares y sociales define si una persona con trastornos mentales puede cometer un delito. Biológicamente, la genética puede ser la causa de las conductas delictivas, y los factores de criminalidad, como los trastornos mentales o de personalidad, son hereditarios en un 40-60% de los casos. Otra causa biológica de la conducta antisocial son los síntomas de trastornos, por ejemplo, alucinaciones o delirios.
Adam Lanza
Con frecuencia, las personas con enfermedades mentales cometen delitos no por influencias directas de la enfermedad mental, sino por la pobreza, la falta de apoyo social o el abuso de sustancias, que son factores sociales. La familia también puede contribuir al comportamiento antisocial si no comprende a un pariente con trastornos mentales o no reconoce los síntomas de la enfermedad mental. Por lo tanto, los trastornos psiquiátricos por sí solos no definen la probabilidad de conductas delictivas en pacientes psiquiátricos.
Además, se encuentra el caso del tiroteo en la escuela Sandy Hook. El tirador fue Adam Lanza, quien mató a “20 alumnos de primer grado, seis educadores y a él mismo” el 14 de diciembre de 2012. Los escritos publicados de Lanza revelan las posibles razones de su crimen. La causa más probable fue su fascinación por el asesinato en masa. Hizo una gran hoja de cálculo que contenía detalles de los asesinatos en masa que habían ocurrido desde 1786.
Quizás, la misión de Lanza detrás de su crimen fue encontrar su lugar entre los asesinos. Otro motivo es su soledad, por lo que no sentía empatía con otras personas, y éstas dejaron de ser reales para él. Una vez escribió: “Incesantemente no tengo nada más que desprecio por la humanidad”). En el momento del tiroteo, Lanza había desarrollado un trastorno obsesivo-compulsivo con una actitud defensiva sensorial. De ahí que el desprecio de Lanza por las personas y la enfermedad mental lo llevaron a cometer la masacre.
La Policía Estatal de Connecticut fue la primera en responder a este incidente. Durante su respuesta, la escena del crimen estaba llena de gente, lo que dificultó que los policías hicieran su trabajo y expuso al personal a la imagen aterradora.
Aunque los agentes de policía fueron compasivos al notificar a los familiares de las víctimas, cometieron algunos errores. Después del tiroteo, se estableció el programa de enlace familiar y, aunque fue útil, las familias de las víctimas sintieron que los policías no estaban capacitados para ese tipo de trabajo. Por lo tanto, las fuerzas del orden respondieron al accidente de manera efectiva, pero algunas mejoras fueron posibles. El resultado hubiera sido mejor si se hubiera limitado el número de funcionarios autorizados en la escena del crimen y se hubiera capacitado a los policías para comunicarse correctamente con las familias de las víctimas.
Sandy Hook
Aunque las enfermedades mentales no siempre determinan el comportamiento antisocial, los tiroteos masivos suelen ser cometidos por personas con enfermedades mentales. Por lo tanto, se debe prohibir que tales personas posean armas de fuego de cualquier tipo. Hasta el momento, Estados Unidos no ha promulgado suficientes leyes para garantizar que los pacientes psiquiátricos no porten armas de fuego. En 2008, la Corte Suprema escuchó el caso de Heller v. District of Columbia y decidió que la Segunda Enmienda permitía tener armas en casa para defensa propia.
Ese caso se aplicó solo a nivel federal, por lo que en 2010, como resultado de Chicago v. McDonald, la Segunda Enmienda comenzó a aplicarse a nivel estatal y local. Sin embargo, la Corte señaló que el derecho a poseer armas no era ilimitado. Significa que los estados pueden aprobar leyes que restringirán el derecho a tener armas de fuego para personas en particular.
En consecuencia, los legisladores pueden prohibir legalmente portar armas a personas con trastornos psiquiátricos basándose en los comentarios de la Corte de que este derecho no es ilimitado. Además, pueden apoyar la necesidad de leyes restrictivas por la Decimocuarta Enmienda que protege los derechos de los ciudadanos estadounidenses. Dar armas a personas con enfermedades mentales significa poner en peligro a otros ciudadanos. Dado que uno de los derechos es el derecho a la seguridad, las leyes que prohíben la tenencia de armas a los pacientes psiquiátricos podrían considerarse protectoras y, por lo tanto, constitucionales.
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Una combinación de influencias biológicas, familiares y sociales define si una persona con trastornos mentales puede cometer un delito. Biológicamente, la genética puede ser la causa de las conductas delictivas, y los factores de criminalidad, como los trastornos mentales o de personalidad, son hereditarios en un 40-60% de los casos. Otra causa biológica de la conducta antisocial son los síntomas de trastornos, por ejemplo, alucinaciones o delirios.
Con frecuencia, las personas con enfermedades mentales cometen delitos no por influencias directas de la enfermedad mental, sino por la pobreza, la falta de apoyo social o el abuso de sustancias, que son factores sociales. La familia también puede contribuir al comportamiento antisocial si no comprende a un pariente con trastornos mentales o no reconoce los síntomas de la enfermedad mental. Por lo tanto, los trastornos psiquiátricos por sí solos no definen la probabilidad de conductas delictivas en pacientes psiquiátricos.
Además, se encuentra el caso del tiroteo en la escuela Sandy Hook. El tirador fue Adam Lanza, quien mató a “20 alumnos de primer grado, seis educadores y a él mismo” el 14 de diciembre de 2012. Los escritos publicados de Lanza revelan las posibles razones de su crimen. La causa más probable fue su fascinación por el asesinato en masa. Hizo una gran hoja de cálculo que contenía detalles de los asesinatos en masa que habían ocurrido desde 1786.
Quizás, la misión de Lanza detrás de su crimen fue encontrar su lugar entre los asesinos. Otro motivo es su soledad, por lo que no sentía empatía con otras personas, y éstas dejaron de ser reales para él. Una vez escribió: “Incesantemente no tengo nada más que desprecio por la humanidad”). En el momento del tiroteo, Lanza había desarrollado un trastorno obsesivo-compulsivo con una actitud defensiva sensorial. De ahí que el desprecio de Lanza por las personas y la enfermedad mental lo llevaron a cometer la masacre.
La Policía Estatal de Connecticut fue la primera en responder a este incidente. Durante su respuesta, la escena del crimen estaba llena de gente, lo que dificultó que los policías hicieran su trabajo y expuso al personal a la imagen aterradora.
Aunque los agentes de policía fueron compasivos al notificar a los familiares de las víctimas, cometieron algunos errores. Después del tiroteo, se estableció el programa de enlace familiar y, aunque fue útil, las familias de las víctimas sintieron que los policías no estaban capacitados para ese tipo de trabajo. Por lo tanto, las fuerzas del orden respondieron al accidente de manera efectiva, pero algunas mejoras fueron posibles. El resultado hubiera sido mejor si se hubiera limitado el número de funcionarios autorizados en la escena del crimen y se hubiera capacitado a los policías para comunicarse correctamente con las familias de las víctimas.
Aunque las enfermedades mentales no siempre determinan el comportamiento antisocial, los tiroteos masivos suelen ser cometidos por personas con enfermedades mentales. Por lo tanto, se debe prohibir que tales personas posean armas de fuego de cualquier tipo. Hasta el momento, Estados Unidos no ha promulgado suficientes leyes para garantizar que los pacientes psiquiátricos no porten armas de fuego. En 2008, la Corte Suprema escuchó el caso de Heller v. District of Columbia y decidió que la Segunda Enmienda permitía tener armas en casa para defensa propia.
Ese caso se aplicó solo a nivel federal, por lo que en 2010, como resultado de Chicago v. McDonald, la Segunda Enmienda comenzó a aplicarse a nivel estatal y local. Sin embargo, la Corte señaló que el derecho a poseer armas no era ilimitado. Significa que los estados pueden aprobar leyes que restringirán el derecho a tener armas de fuego para personas en particular.
En consecuencia, los legisladores pueden prohibir legalmente portar armas a personas con trastornos psiquiátricos basándose en los comentarios de la Corte de que este derecho no es ilimitado. Además, pueden apoyar la necesidad de leyes restrictivas por la Decimocuarta Enmienda que protege los derechos de los ciudadanos estadounidenses. Dar armas a personas con enfermedades mentales significa poner en peligro a otros ciudadanos. Dado que uno de los derechos es el derecho a la seguridad, las leyes que prohíben la tenencia de armas a los pacientes psiquiátricos podrían considerarse protectoras y, por lo tanto, constitucionales.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 7, 2023