La dolarización no es la solución a la creciente inflación de Argentina, dijo Paul Krugman. El celebre economista señaló al nuevo presidente de Argentina, que quiere deshacerse del peso por el dólar. Pero la adopción del dólar estadounidense por sí sola no resolverá los déficits presupuestarios del país, añadió.
Argentina no puede escapar de su flagrante problema de inflación simplemente cambiando su moneda por el dólar estadounidense, según el economista Paul Krugman.
El premio Nobel señaló al recién elegido presidente de Argentina, Javier Milei, quien ha presionado para reemplazar el peso argentino por el dólar estadounidense. Esa medida tiene como objetivo frenar la tasa de inflación del 143% del país.
Mientras tanto, el peso argentino ha sido una de las monedas de peor desempeño del mundo en 2023, y su tipo de cambio en el mercado negro cayó a un mínimo histórico este año.
Pero simplemente cambiar de pesos a dólares no será suficiente para resolver el creciente problema de inflación de Argentina, advirtió Krugman.
“No pretendo entender lo que está sucediendo actualmente en la política argentina. Pero el hecho de que mucha gente aparentemente creyera que la dolarización resolvería los problemas de Argentina fue sólo el último ejemplo del poder duradero del pensamiento monetario mágico”, dijo el economista en una entrevista.
Paul Robin Krugman es un economista estadounidense, profesor distinguido de economía en el Centro de Graduados de la Universidad de la ciudad de Nueva York y columnista del New York Times. Nació en 1953 (70 años), en Albany, Nueva York.
Argentina intentó dolarizar parcialmente su economía antes. A principios de la década de 1990, el país promulgó una ley para cambiar pesos por dólares en una proporción de 1 a 1. Pero ese sistema pronto colapsó, en parte porque no resolvió el problema de los déficits presupuestarios, dijo Krugman.
La vinculación con el dólar también elevó el valor del peso, lo que hizo que las exportaciones argentinas fueran menos atractivas y profundizó la recesión del país, añadió.
Mientras tanto, el uso de dólares también impidió a los banqueros centrales utilizar la política monetaria para estimular la economía. Eso probablemente exacerbó la crisis del país, que se agravó hasta convertirse en una depresión económica a principios de la década de 2000. Argentina finalmente se deshizo de su vinculación con el dólar en 2002. Eso no significa que el uso de una nueva moneda no pueda ayudar a impulsar una economía en dificultades, pero necesita estar respaldada con otros cambios importantes, dijo Krugman. Usó el ejemplo de Brasil, que cambió su cruziero por el real en los años 1990 para reducir la inflación.
“La introducción de una nueva moneda puede frenar con éxito la inflación si va acompañada de otras reformas políticas, aunque en ese caso no está claro cuánto importaba la moneda”, añadió Krugman.
Los mercados han estado atentos a las ambiciones de dolarización de Argentina durante el último año, que van en contra de un grupo de naciones que están intentando desdolarizar sus economías.
Eso podría eventualmente representar una amenaza a la influencia del dólar sobre la economía mundial, dicen algunos expertos, y el dólar podría debilitarse en las próximas décadas.
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Argentina no puede escapar de su flagrante problema de inflación simplemente cambiando su moneda por el dólar estadounidense, según el economista Paul Krugman.
El premio Nobel señaló al recién elegido presidente de Argentina, Javier Milei, quien ha presionado para reemplazar el peso argentino por el dólar estadounidense. Esa medida tiene como objetivo frenar la tasa de inflación del 143% del país.
Mientras tanto, el peso argentino ha sido una de las monedas de peor desempeño del mundo en 2023, y su tipo de cambio en el mercado negro cayó a un mínimo histórico este año.
Pero simplemente cambiar de pesos a dólares no será suficiente para resolver el creciente problema de inflación de Argentina, advirtió Krugman.
“No pretendo entender lo que está sucediendo actualmente en la política argentina. Pero el hecho de que mucha gente aparentemente creyera que la dolarización resolvería los problemas de Argentina fue sólo el último ejemplo del poder duradero del pensamiento monetario mágico”, dijo el economista en una entrevista.
Argentina intentó dolarizar parcialmente su economía antes. A principios de la década de 1990, el país promulgó una ley para cambiar pesos por dólares en una proporción de 1 a 1. Pero ese sistema pronto colapsó, en parte porque no resolvió el problema de los déficits presupuestarios, dijo Krugman.
La vinculación con el dólar también elevó el valor del peso, lo que hizo que las exportaciones argentinas fueran menos atractivas y profundizó la recesión del país, añadió.
Mientras tanto, el uso de dólares también impidió a los banqueros centrales utilizar la política monetaria para estimular la economía. Eso probablemente exacerbó la crisis del país, que se agravó hasta convertirse en una depresión económica a principios de la década de 2000. Argentina finalmente se deshizo de su vinculación con el dólar en 2002. Eso no significa que el uso de una nueva moneda no pueda ayudar a impulsar una economía en dificultades, pero necesita estar respaldada con otros cambios importantes, dijo Krugman. Usó el ejemplo de Brasil, que cambió su cruziero por el real en los años 1990 para reducir la inflación.
“La introducción de una nueva moneda puede frenar con éxito la inflación si va acompañada de otras reformas políticas, aunque en ese caso no está claro cuánto importaba la moneda”, añadió Krugman.
Los mercados han estado atentos a las ambiciones de dolarización de Argentina durante el último año, que van en contra de un grupo de naciones que están intentando desdolarizar sus economías.
Eso podría eventualmente representar una amenaza a la influencia del dólar sobre la economía mundial, dicen algunos expertos, y el dólar podría debilitarse en las próximas décadas.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 20, 2023