En el corazón de la vasta y enmarañada selva brasileña, se desarrolló una historia que se lee como una mezcla de thriller de la Guerra Fría y documental de History Channel. Luis Martínez, un aventurero autodidacta e historiador aficionado de Manaos, fue noticia al afirmar haber descubierto los restos oxidados de un submarino nazi enterrado en las profundidades de la selva amazónica.
Martínez, un exmecánico convertido en explorador de la selva, llevaba mucho tiempo fascinado por los persistentes rumores sobre la actividad alemana en Sudamérica durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Brasil, con su vasto interior y su significativa población de inmigrantes alemanes, ha estado durante mucho tiempo en el centro de teorías conspirativas sobre nazis fugitivos y secretos ocultos de la guerra. Inspirado por décadas de especulación y armado con mapas antiguos, registros de la guerra y Google Earth, Martínez decidió seguir una corazonada.
Su viaje lo llevó a una zona aislada de la selva en el norte de Brasil, lejos de cualquier campo de batalla o ruta naval conocida de la Segunda Guerra Mundial. Tras días de abrirse paso entre la densa vegetación, Martínez se topó con algo extraño: grandes estructuras metálicas que sobresalían del suelo del bosque, parcialmente cubiertas de enredaderas y lodo. Al examinarlas más de cerca, descubrió remaches, ojos de buey y secciones oxidadas del casco, todo ello compatible con un submarino alemán.
Al principio, los expertos se mostraron escépticos. ¿Cómo podía un submarino alemán acabar cientos de kilómetros tierra adentro? Pero los datos satelitales y los documentos históricos ofrecen una información intrigante, aunque circunstancial. Durante la Segunda Guerra Mundial, los submarinos nazis estuvieron activos frente a las costas brasileñas, atacando las rutas marítimas aliadas. Varios se hundieron cerca de Recife y Salvador. Algunas teorías sugieren que algunos submarinos pudieron haber sorteado la detección y remontado sistemas fluviales como el Amazonas y sus afluentes, intentando ocultar o descargar carga o personal secreto.
El descubrimiento de Martínez cobró mayor relevancia cuando compartió fotografías y coordenadas GPS. Las marcas del buque, aunque degradadas, guardaban similitudes con los diseños de la Kriegsmarine, y su construcción coincidía con la ingeniería alemana de mediados de la década de 1940. Historiadores y arqueólogos forenses han visitado el sitio y confirmado que se trata, como mínimo, de un antiguo submarino de origen europeo.
Abundan las teorías. Algunos creen que la tripulación podría haber intentado llegar a enclaves nazis secretos que se rumorea que existen en Argentina o Paraguay. Otros sugieren que el submarino fue abandonado y oxidado tras una emergencia o traición. Teorías más radicales imaginan oro nazi, archivos ocultos o incluso armas avanzadas dentro del casco corroído.
Martínez, sin embargo, ve la historia menos como una búsqueda de tesoros y más como una reivindicación de la curiosidad histórica. “Se rieron de mí”, declaró a los medios brasileños, “pero la historia está llena de giros inesperados”.
Las autoridades brasileñas han acordonado la zona para realizar más estudios, y expertos internacionales trabajan para identificar con certeza el buque. Queda por ver si el submarino esconde algún secreto oscuro o simplemente se oxidó en silencio. Pero gracias a la tenacidad de Luis Martínez, una de las leyendas más perdurables de la Segunda Guerra Mundial podría haber resurgido finalmente de las profundidades de la selva.
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En el corazón de la vasta y enmarañada selva brasileña, se desarrolló una historia que se lee como una mezcla de thriller de la Guerra Fría y documental de History Channel. Luis Martínez, un aventurero autodidacta e historiador aficionado de Manaos, fue noticia al afirmar haber descubierto los restos oxidados de un submarino nazi enterrado en las profundidades de la selva amazónica.
Martínez, un exmecánico convertido en explorador de la selva, llevaba mucho tiempo fascinado por los persistentes rumores sobre la actividad alemana en Sudamérica durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Brasil, con su vasto interior y su significativa población de inmigrantes alemanes, ha estado durante mucho tiempo en el centro de teorías conspirativas sobre nazis fugitivos y secretos ocultos de la guerra. Inspirado por décadas de especulación y armado con mapas antiguos, registros de la guerra y Google Earth, Martínez decidió seguir una corazonada.
Su viaje lo llevó a una zona aislada de la selva en el norte de Brasil, lejos de cualquier campo de batalla o ruta naval conocida de la Segunda Guerra Mundial. Tras días de abrirse paso entre la densa vegetación, Martínez se topó con algo extraño: grandes estructuras metálicas que sobresalían del suelo del bosque, parcialmente
cubiertas de enredaderas y lodo. Al examinarlas más de cerca, descubrió remaches, ojos de buey y secciones oxidadas del casco, todo ello compatible con un submarino alemán.
Al principio, los expertos se mostraron escépticos. ¿Cómo podía un submarino alemán acabar cientos de kilómetros tierra adentro? Pero los datos satelitales y los documentos históricos ofrecen una información intrigante, aunque circunstancial. Durante la Segunda Guerra Mundial, los submarinos nazis estuvieron activos frente a las costas brasileñas, atacando las rutas marítimas aliadas. Varios se hundieron cerca de Recife y Salvador. Algunas teorías sugieren que algunos submarinos pudieron haber sorteado la detección y remontado sistemas fluviales como el Amazonas y sus afluentes, intentando ocultar o descargar carga o personal secreto.
El descubrimiento de Martínez cobró mayor relevancia cuando compartió fotografías y coordenadas GPS. Las marcas del buque, aunque degradadas, guardaban similitudes con los diseños de la Kriegsmarine, y su construcción coincidía con la ingeniería alemana de mediados de la década de 1940. Historiadores y arqueólogos forenses han visitado el sitio y confirmado que se trata, como mínimo, de un antiguo submarino de origen europeo.
Abundan las teorías. Algunos creen que la tripulación podría haber intentado llegar a enclaves nazis secretos que se rumorea que existen en Argentina o Paraguay. Otros sugieren que el submarino fue abandonado y oxidado tras una emergencia o traición. Teorías más radicales imaginan oro nazi, archivos ocultos o incluso armas avanzadas dentro del casco corroído.
Martínez, sin embargo, ve la historia menos como una búsqueda de tesoros y más como una reivindicación de la curiosidad histórica. “Se rieron de mí”, declaró a los medios brasileños, “pero la historia está llena de giros inesperados”.
Las autoridades brasileñas han acordonado la zona para realizar más estudios, y expertos internacionales trabajan para identificar con certeza el buque. Queda por ver si el submarino esconde algún secreto oscuro o simplemente se oxidó en silencio. Pero gracias a la tenacidad de Luis Martínez, una de las leyendas más perdurables de la Segunda Guerra Mundial podría haber resurgido finalmente de las profundidades de la selva.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 14, 2025
Tags: Brasil, NaziRelated Posts
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