Ser una madre a tiempo completo es uno de los puestos de trabajo mejor pagados…
ya que el pago es puro amor.
Mildred B. Vermont
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“Las manos de mi madre”
De Alfredo Espino
Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!
Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.
Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).
Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!
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Pappo es un clásico del barrio, aquí homenajeando a su madre.
Está bien, acusennos de grasas, pero el tonito es lindo.
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No es estrictamente para las madres, pero se la dedicamos a ellas…
Admitimos que esta canción no tiene nada que ver con la madre, pero dice Mamma Mia!
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Ser una madre a tiempo completo es uno de los puestos de trabajo mejor pagados…
ya que el pago es puro amor.
Mildred B. Vermont
“Las manos de mi madre”
De Alfredo Espino
Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!
Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.
Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).
Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
[/ezcol_1half] [ezcol_1quarter]cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!
Pappo es un clásico del barrio, aquí homenajeando a su madre.
Está bien, acusennos de grasas, pero el tonito es lindo.
[/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter_end]No es estrictamente para las madres, pero se la dedicamos a ellas…
Admitimos que esta canción no tiene nada que ver con la madre, pero dice Mamma Mia!
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PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 14, 2017
Tags: Dia de la madre
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