Señoritas, señoras, ¡párenla un poco! si seguimos así, los hombres vamos a tener que ir por las calles y a todos lados con orejeras como en el pasado se les ponían a los caballos. No podemos esto, no hagan aquello, ojo con eso. ¿pero qué es esto? ¿volvió la época de la Inquisición? ¿esto es vivir en democracia y en plena libertad bien entendida? Imaginemos por un instante si cada mujer que recibe un piropo se le ocurre denunciarlo en la Justicia, ¡pobre esta!, sobre que es lenta y los juzgados están abarrotados de papeles, legajos y expedientes, ¡Dios nos libre! los choros vendrán todos los días a almorzar a nuestras casas mientras nosotros los observaremos atados a una silla y con la boca tapada y los ojos redondos y grandes como melones. Las chicas denunciando acoso en el Nacional de Buenos Aires directamente es un ridículo más, qué casualidad que allí donde hay incluso pañuelos verdes, en el colegio hasta el Regente es un acosador ¿los celadores, porteros y el vendedor de sándwiches también?. Es increíble que esas mocosas que se revuelcan con tipos que se emborrachan, no se bañan y se empastillan hasta el foramen oval del esfenoides amén que ellas mismas son viejas conocidas del alcohol, las pastillas y otras sustancias y de la promiscuidad vengan ahora a ver acosadores hasta dentro de los containers para la basura. Indudablemente que todo este sainete de mal gusto es parte de un plan de la izquierda para lograr la desintegración de la familia, azuzando a las mujeres a empeñarse en una guerra sin cuartel con los hombres, y de seguir esta situación, llegara el día en que o los hombres somos todos encerrados en un campo de concentración o vamos por la vereda de los pares y ellas por las de los impares o nos imponen las mujeres a los hombres la Ley Marcial de la Capación. Esto ya es un sálvese quien pueda, Argentina es un caos, todos los días a un disparate se suma otro, y otro, y otro, falta que se rebelen también las vizcachas y las urracas y ahí si que la cosa se pondrá mas que jodida.