Discurso de Orlando Gauna

DURANTE EL ACTO REALIZADO EL 10 DE FEBRERO FRENTE AL MINISTERIO DE SEGURIDAD DE SANTA FE PRONUNCIÓ EL SIGUIENTE DISCURSO
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Para referenciar los motivos de este acto, debo hacer un poco de historia.
Hace muchos años conocí al Oficial Ernesto Olivera y enseguida entablamos una relación de amistad entre su familia y la mía.
Luego de un tiempo, él fue designado a la Brigada de explosivos de la Ciudad de Rosario. Y algunas veces, cuando estaba franco de servicio, me visitaba y me contaba su experiencia y algunas anécdotas de su trabajo. Un día, emocionado, me contaba que, en una publicación periodística, se refería a los brigadistas de explosivos, como los “novios de la muerte”. Que amaba a su esposa, pero se había enamorado de esa mujer vestida de negro, con una guadaña en sus manos, y que sabía que algún día abandonaría todo y se iría con ella; porque el aparatoso ropaje que usaban cuando iban a intentar desactivar un explosivo, no les iba a salvar la vida. Solo servía para que, en caso de producirse la explosión, su familia pudiera velar el cuerpo entero y no en pedazos. Conocía el riesgo, pero había elegido esa tarea, desde el momento en que juntos, hicimos un curso sobre explosivos.
Un 25 de enero de 1977, una pareja de militantes Montoneros, pidió permiso para pasar al baño de un club de Rosario y subrepticiamente colocaron un artefacto explosivo en los fondos del club, que daban frente a una Comisaría. Al estallar la bomba, las esquirlas alcanzaron a herir de muerte al Agente Miguel Angel Bracamonte, de guardia frente a la entrada de la dependencia policial y a una niña, María Leonor Berardi, de tan solo 15 años.
Y Olivera continuaba con su trabajo de intentar desactivar las bombas que colocaban los terroristas, para evitar que hubiera otros Bracamonte u otras María Leonor.
Pero a los pocos días, el 10 de febrero, la Parca se llevó a mi amigo Ernesto Olivera.
Pasaban los días y la lucha continuaba, entre quienes pretendían convertirnos en un país satélite de la Unión Soviética y quienes habían recibido la orden de un gobierno constitucional, de aniquilar al terrorismo.
Luego vino la recuperación de Malvinas y salvo pocas excepciones, todos celebramos y apoyamos. Y llegó la derrota a manos de los ingleses que contaban con el apoyo logístico y tecnológico de las principales potencias mundiales. Fuimos derrotados como en la Vuelta de Obligado. Y como en la Vuelta de Obligado, el enemigo sufrió importantes pérdidas materiales y humanas, que aún hoy, tratan de minimizar.
Y volvió la democracia. Los políticos que habían pedido a las fuerzas armadas que tomaran el poder, que se le había ido de las manos, por el accionar de los terroristas que ellos mismos habían amnistiado el 25 de mayo de 1973; pacificado el país querían volver a vivir de la teta del Estado.
Gracias a las fuerzas armadas que derrotaron militarmente a las organizaciones armadas, se podía elegir gobernantes libremente, en el juego constitucional de la democracia. 
Al asumir Alfonsín, se monta el circo del juicio a las juntas de comandantes, violando la constitución al quitar a los acusados del derecho a ser juzgados por sus jueces naturales, conforme a derecho. Un Tribunal Militar. 
Luego, los alzamientos carapintadas, tuvieron la intención de poner límite a una cacería de brujas contra quienes habían combatido a los terroristas, y se dictaron las leyes de Obediencia debida y Punto Final.
Pero la intención de tomar el poder por las armas seguía latente en esos psicópatas delirantes; que, a las órdenes de Enrique Gorriarán Merlo, entraron a sangre y fuego al Regimiento de La Tablada con la intención de simular un alzamiento carapintada y provocar una insurrección popular. Y volvieron a ser derrotados.
Luego vino la presidencia de Carlos Menem el senador perpetuo, mientras jueces de la Corte Suprema de justicia demoran su sentencia, esperando que se muera para que quede impune de varios delitos graves. Y fue ese presidente, el mismo que firmó el vergonzante Tratado de Madrid, con la complicidad de la maldita clase política; quien firmó el indulto para los presos por terroristas y para los militares presos por haber cumplido el mandato de los políticos, de aniquilar al terrorismo.
Este indulto contribuyó a la pacificación del país. Pero llego el Kirchnerismo, que vio esa veta de oro, llamada el curro de los derechos humanos y comenzaron los juicios de los llamados delitos de lesa humanidad, con la victimización de los terroristas.
A partir de entonces, comencé a involucrarme, gritando a los cuatro vientos, las verdades que estos políticos ocultan. Hace unas semanas, desde la Asociación de Familiares y Amigos de las Víctimas del Terrorismo en la Argentina, acordamos hacer un acto recordatorio, al cumplirse hoy un nuevo aniversario de la muerte del Oficial Olivera y del Cabo1º Roque Farias. Y cuando comienzo a difundirlo por las redes sociales, se comunica con nosotros, la hija del Agente Miguel Ángel Bracamonte, manifestándome que a su padre no se le rinde ningún homenaje, ni siquiera existe una placa recordatoria en el frente de la Comisaría donde cayó muerto, junto a una niña de 15 años. 
Entonces aparece ante mis ojos, esa inmensa grieta. Al principal promotor del terrorismo en la Argentina, Ernesto Che Guevara, a ese fusilador y homófobo, se le levanta un monumento. Para María Laura, ni siquiera una simple estrella pintada donde cayó su cuerpito. 
Para el soldado entregador del Regimiento de Monte de Formosa, Roberto Mayol, una placa en su homenaje, en la Universidad Nacional del Litoral, para los soldados conscriptos muertos en ese cuartel por los terroristas, solo el olvido. 
Para los terroristas muertos en el asalto al Regimiento de Formosa, una placa con sus nombres en el parque de la memoria, y para los familiares de varios de ellos, una jugosa indemnización. Para los colimbas que cayeron mientras cumplían el deber cívico del servicio militar obligatorio, el olvido, y para sus deudos, una miserable pensión.
Deseamos una verdadera pacificación, no sentimos odio. Sentimos el dolor de ver como se ignora a nuestros muertos y se ensalza a sus asesinos. Sentimos el dolor de ver como se falta a la verdad tergiversando los hechos y silenciando a las víctimas del accionar de los terroristas. Sentimos el dolor de ver una justicia prevaricadora que arbitrariamente persigue a los que cumplieron la orden de aniquilar al terrorismo, mientras se premia a los terroristas de entonces, con importantes cargos públicos.
Pedimos justicia justa, que se difunda la verdad histórica y que se dé una indulgencia para unos y otros y no solo para unos, como forma de cerrar esta gran grieta y procurar la pacificación definitiva.
Seguiremos luchando con todos los medios legales a nuestro alcance en procura de esos objetivos, porque como dijera el valiente soldado Hermindo Luna, ACA NO SE RINDE NADIE MIERDA.
¡¡¡VIVA LA PATRIA !!!
Orlando Agustín Gauna

PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 11, 2020

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