El Coronavirus ataca al corazón, incluso sin daño pulmonar

El coronavirus conocido como COVID-19 puede causar daño a los pulmones y producir una neumonía tan seria que puede resultar mortal. Sin embargo, cerca de un estimado de 20 por ciento de los pacientes de COVID-19, están desarrollando problemas cardiacos – y algunos están muriendo de insuficiencia cardiaca o de paros cardiacos.
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El coronavirus que causa el COVID-19 ha enfermado a más de 19,5 millones de personas en seis continentes. Está haciendo estragos en países que nunca contuvieron el virus. Está resurgiendo en muchos de los que lo hicieron. Si alguna vez hubo un momento en el que se pudo contener este coronavirus, probablemente haya pasado. Un resultado ahora parece casi seguro: este virus nunca desaparecerá. El coronavirus está demasiado extendido y es demasiado transmisible. El escenario más probable, dicen los expertos, es que la pandemia termine en algún momento, porque suficientes personas han sido infectadas o vacunadas, y el virus continúa circulando en niveles más bajos en todo el mundo. Pero este panorama no termina allí. El coronavirus arrastra otras complicaciones.

Los estudios preliminares de los Estados Unidos, China e Italia por expertos cardiacos, han encontrado que la COVID-19 puede infectar el músculo cardiaco, causando la insuficiencia cardiaca y la muerte, incluso entre aquellos que no demostraban señales de dificultad respiratoria. El miocardio es la pared muscular del corazón y también se conoce como el músculo del corazón. Este se contrae para bombear la sangre fuera del corazón y se relaja a medida que el corazón se llena de la sangre que retorna.

Los pacientes que han tenido algún síntoma de daño cardiaco pueden variar entre un 7 y un 23 por ciento, explica Sandra Chaparro, M.D., cardióloga y directora del programa de Insuficiencia Cardiaca Avanzada de Miami Cardiac & Vascular Institute.

Chaparro

“El miocardio del corazón tiene algunos de los receptores que utiliza el virus para entrar dentro de las células y causar daño”, dice la Dra. Chaparro. “Aunque el daño al músculo cardiaco no es tan extensivo ni frecuente como lo es cuando la COVID-19 ataca los conductos respiratorios – se ha visto que el virus también puede atacar el miocardio”.

Mientras que la infección del miocardio es un ataque directo al corazón, existen tres “caminos” que puede tomar la COVID-19 en su curso hacia la aflicción cardiovascular.

“Hay tres caminos distintos que toma el virus para afectar el corazón”, dice la Dra. Chaparro. “El primero es lo que llamamos una lesión directa, cuando afecta al músculo (miocardio) directamente. Otro camino es cuando hay una falta de oxígeno porque el virus está atacando a los pulmones – en este caso observamos la hipoxemia (los niveles de oxígeno en la sangre bajo lo normal) y la insuficiencia respiratoria puede conducir a los problemas cardiacos. Y luego, el tercer camino, es la activación del sistema inmunológico que resulta en una híper-inflamación que también puede afectar al corazón”.

La enfermedad cardiaca es una condición de salud subyacente primaria que puede hacer a una persona más susceptible a desarrollar complicaciones de la COVID-19. Mientras que tener una condición cardiaca preexistente, o factores de riesgo tales como presión alta y diabetes, ponen a una persona en mayor riesgo, incluso los pacientes sin problemas cardiovasculares anteriores pueden sucumbir debido al daño directo al corazón causado por el coronavirus, dice la Dra. Chaparro.

En casos avanzados de COVID-19, las citoquinas (pequeñas proteínas emitidas por las células para combatir las infecciones) se pueden multiplicar rápidamente, creando inflamación como parte de la  híper activación del sistema inmunológico. Una “tormenta de citoquinas” es una sobreproducción de células inmunes y de sus compuestos activadores. Tal tormenta puede resultar demasiado para los vasos sanguíneos del corazón, causando una insuficiencia cardiaca o un paro cardiaco. La insuficiencia cardiaca significa que el corazón está demasiado débil para bombear la sangre a través del cuerpo. La mayoría de los paros cardiacos ocurren cuando el sistema eléctrico de un corazón enfermo no funciona como es debido.

El daño al músculo del corazón puede que no sea diagnosticado en hospitales congestionados con pacientes en estado crítico debido a la COVID-19, dice el Dr. Chaparro, especialmente cuando el enfoque está en los pulmones y en la dificultad respiratoria en general.

“Puede que no estemos captando el verdadero daño”, dice la Dra. Chaparro. “El manejo típico de los pacientes cardiacos en esta situación sería ordenar imágenes de resonancia magnética del corazón (MRI) o una biopsia endomiocárdica (un procedimiento invasivo que se utiliza habitualmente para obtener pequeñas muestras del músculo cardiaco). Dada la situación clínica durante esta crisis, eso no está ocurriendo y eso es algo desafortunado”.

Lo principal para las personas con enfermedad cardiaca, presión alta o diabetes debe ser continuar tomando todos sus medicamentos recetados, dormir lo suficiente, hacer ejercicios si puede, y evitar el estrés tanto como sea posible. Una tendencia inquietante que ha notado la Dra. Chaparro es que hay menos pacientes de lo normal que llegan al hospital quejándose de posibles síntomas cardiacos o de otros problemas.

“Esperamos que se sea porque más personas están descansando en sus casas y no están tan activas”, dice la Dra. Chaparro. “Esperamos que la gente no esté dejando de venir al hospital cuando sienten síntomas relacionados con el corazón, tales como dolor en el pecho”.

La telemedicina siempre es una buena opción para dichos pacientes cardiacos, añade ella. “Lo importante es asegurarse de tener bastante medicamento, mantener una buena comunicación con su proveedor de atención de salud, y que si usted tiene cualquier síntoma severo, no pierda tiempo para llamar al 911 si necesita ir al hospital”.

Además, un par de estudios publicados esta semana en JAMA Cardiology analizaron los efectos cardiovasculares del COVID-19. Un estudio se centró en los pacientes que se habían recuperado del virus, mientras que el segundo examinó a las víctimas mayores que murieron después de contraer el virus.

El primer estudio, publicado el 27 de julio por investigadores del Hospital Universitario de Frankfurt, analizó resonancias magnéticas cardíacas de 100 pacientes recuperados entre las edades de 45 y 53. Las imágenes se compararon con personas que nunca habían contraído el virus.

Los investigadores encontraron que 78 pacientes mostraron evidencia de daño cardíaco después de recuperarse del COVID19, y 60 de esos pacientes mostraron signos de inflamación en el músculo cardíaco semanas después de la recuperación de los pacientes.

 

Fuente: Baptist Health South Florida . Frankfirt University . JAMA Cardiology

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 8, 2020


 

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