LA ARGENTINA OLVIDADA, Y LA OTRA, LA REAL

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  Por Dr. GONZALO P. MIÑO.

HORA DE ASUMIR NUESTRA RESPONSABILIDAD  

Mientras una parte de la sociedad ya se prepara para irse de vacaciones, reservando una casa en la costa, o una cabaña en la montaña, a precios exorbitantes, olvidándose de la cuarentena y de que hasta hace cinco minutos insultaban a rabiar contra la misma, alardeando con cara de suficiencia, de que no la pasaron tan mal en realidad; existe otra parte de la sociedad, la invisibilizada, la que no queremos ver o la que nos angustiamos, solamente, en las redes sociales.

Abigail Jiménez, la menor que regresa a su casa en Santiago del Estero, en brazos de su padre.

La Argentina del 50% de pobres; la Argentina de Abigail, esa niña que su padre tuvo que llevar en brazos por el despotismo de un gobierno feudal; la Argentina de los 7.500 formoseños varados por los delirios del “Stroessner argentino”; la Argentina de Solange, esa cordobesa que murió sin poder ver a su padre; la Argentina de los niños sin clases hace ya casi un año pero con sus casinos y casas de juegos abiertos; la Argentina del pequeño comerciante que debió cerrar su negocio sin poder reabrirlo; la Argentina donde te roban y te matan por un par de zapatillas y/o un celular viejo; la Argentina donde el desempleo ha empezado a crecer exponencialmente.

Esa Argentina, la de los olvidados, cuya realidad choca de frente con la opulencia, obscenidad y libertinaje en la que vive nuestra clase política, que jamás tuvo un atisbo de gesto de solidaridad para con ellos. Son la clase iluminada, la gobernante, la que no puede bajarse sus sueldos ni 10 centavos, pero si pueden recortar las jubilaciones de quienes trabajaron toda su vida porque el Estado no tiene ni un centavo.

Viven otra realidad, como una realidad paralela. Ahora quieren discutir nuevamente el aborto (mientras implementan un terrible ajuste ordenado por el FMI al cual declaman detestar), comen suculentos asados en manada, viajan a “gusto y piacere” a donde quieren y cuando quieren rodeados de su numerosa custodia; mientras la mayoría de la sociedad se sumerge en la pobreza y la inseguridad. Eso sí, con  la complicidad de una parte de la sociedad que, como dijimos se aprestan a salir de vacaciones para demostrarse entre ellos que no les afecta la crisis económica y mantienen su “status”, el cual exhiben impúdicamente en sus redes sociales. Aun a costa de endeudarse hasta el límite para tal fin. En tanto que agitan la bandera argentina y tocan la bocina de su auto en las marchas contra el gobierno. Y con el valiosísimo aporte de un Poder Judicial que también solo piensa en sus pornográficos sueldos y como mantener sus medievales privilegios a la vez que en sus sentencias hacen carne el “siga siga” del ex árbitro de futbol “Pancho Lamolina”.    

Como dice un viejo proverbio chino: “el pescado se pudre primero por la cabeza”.

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Gildo Insfrán, gobernador de Formosa, el “Stroessner argentino”.

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“Pancho” Lamolina, árbitro de futbol.

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Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888)

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Por ello alquien digo alguna vez que no es que “los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”.

Y es que alguna vez, deberíamos asumir nuestra responsabilidad como sociedad de lo que nos pasa, y dejar de echarle la culpa a los dioses o los malvados marcianos; es de hora de comenzar a pensar en la Argentina hacia 40 años y no en la Argentina de este Enero, empanzando a exigir férreamente, por ejemplo el reinicio de las clases para todos, pues es fundamental como decía el gran Sarmiento “educar al soberano”, justamente para que en el futuro nuestros hijos y nietos no se dejen engañar por populistas, sean de derecha o de izquierda, y tengan una clase política que gobierne para el país y no para sus propios intereses. 

Debe ser nuestro aporte para que nuestros descendientes vean la Argentina potencia que no nosotros no supimos conseguir.

Que nadie diga que se trata de un discurso anti política, como espuriamente sostienen muchos políticos para seguir justificando sus delirantes privilegios, se trata del cansancio de muchos argentinos que solo pretendemos una clase política con visión de futuro y “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, solo eso, nada más.  

 


PrisioneroEnArgentina.com

Noviembre 23, 2020


 

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