Noches de luna llena parecen épocas del año apropiadas para compartir la historia de la familia Chaffin y cómo un fantasma ayudó a decidir una disputa sobre una herencia. James L Chaffin de Monksville, Carolina del Norte, murió después de un accidente en 1921, dejando su patrimonio completo a su hijo favorito Marshall y nada a su esposa y otros tres hijos. Un año después, Marshall murió, por lo que la casa y 120 acres (48.5 hectareas) de tierra fueron para la viuda y el hijo de Marshall.
Pero cuatro años después, su hijo menor James “Pink” Chaffin comenzó a tener sueños extraordinarios en los que su padre lo visitaba y lo dirigía a la ubicación de un segundo testamento en el que Chaffin padre dejaba la propiedad dividida entre su viuda y los hijos sobrevivientes. El caso llegó a los tribunales y, como era de esperar, los periódicos de la época se volvieron locos por la historia.
Encotrado el testamento, el tribunal falló a favor de Pink y, gracias a la publicidad, la Society for Psychical Research (SPR) investigó, llegando finalmente a la conclusión de que Pink había sido visitado por el fantasma de su padre. El mismo Pink nunca vaciló en esta explicación, afirmando: “Estaba completamente convencido de que el espíritu de mi padre me había visitado con el propósito de explicar el error”.
Por improbable que parezca a la luz del día, los fantasmas y las apariciones son un área de creencia generalizada. Estudios recientes en el Reino Unido y Estados Unidos muestran que entre el 30% y el 50% de la población dice creer en fantasmas. La creencia en los fantasmas también parece ser global, y la mayoría (si no todas) las culturas de todo el mundo tienen algún tipo de fantasmas ampliamente aceptado.
La existencia de un fantasma como alma o espíritu incorpóreo (sin cuerpo) de una persona o animal muerto es contraria a las leyes de la naturaleza tal como las entendemos, por lo que parece que hay algo aquí que requiere explicación. Podemos examinar los mundos de la literatura, la filosofía y la antropología en busca de algunas de las razones por las que la gente está tan ansiosa por creer.
Espíritus vengativos El deseo de justicia y la creencia en alguna forma de protección sobrenatural (que vemos en las religiones más importantes) abordan las necesidades humanas básicas. Durante mucho tiempo se ha considerado a los fantasmas como vehículos de justicia. Hamlet, de Shakespeare, es visitado por el fantasma de su padre asesinado que busca venganza de su victimario. En Macbeth, mientras tanto, Banquo asesinado señala con el dedo acusador al hombre responsable de su muerte.
Esta idea tiene hoy sus equivalentes en varios países. En Kenia, una persona asesinada puede convertirse en un ngoma, un espíritu que persigue a su asesino, lo que a veces hace que se entregue a la policía. O en Rusia, la rusalka es el espíritu de una mujer muerta que murió ahogada y ahora atrae a los hombres a la muerte. Puede ser liberada cuando se venga su muerte.
Los fantasmas también pueden ser amigos y protectores. En Cuento de Navidad de Charles Dickens, Ebeneezer Scrooge es ayudado por los fantasmas del presente, el pasado y el futuro de la Navidad a enmendar sus duros caminos antes de que sea demasiado tarde. En el sexto sentido, el personaje fantasma interpretado por Bruce Willis ayuda a un niño a aceptar su capacidad para ver fantasmas y ayudarlos a encontrar la paz. Muchas personas se consuelan al pensar que sus seres queridos fallecidos los están cuidando y quizás guiándolos.
Pero a muchas personas también les gusta creer que la muerte no es el fin de la existencia, es un consuelo cuando perdemos a las personas que amamos o cuando enfrentamos la idea de nuestra propia mortalidad. Muchas culturas alrededor del mundo han tenido creencias de que los muertos pueden comunicarse con los vivos, y el fenómeno del espiritismo supone que podemos comunicarnos con los espíritus de los muertos, a menudo a través de los servicios de médiums espirituales especialmente talentosos.
Y nos encanta tener miedo, siempre que sepamos que no estamos realmente en peligro. Los horarios nocturos de televisión están llenos de películas en las que un grupo de voluntarios (generalmente jóvenes) pasa una noche en una casa embrujada (con resultados sangrientos). Parece que disfrutamos de la ilusión del peligro y las historias de fantasmas pueden ofrecer este tipo de emoción.
Cuerpo y alma La creencia en los fantasmas encuentra apoyo en la idea filosófica de larga data de que los humanos somos dualistas ingenuos, que creen naturalmente que nuestro ser físico está separado de nuestra conciencia. Esta visión de nosotros mismos nos facilita la idea de que nuestra mente podría tener una existencia separada de nuestro cuerpo, abriendo la puerta a creer que nuestra mente o conciencia podrían sobrevivir a la muerte y, por lo tanto, tal vez convertirse en un fantasma.
Al observar cómo funciona el cerebro, la experiencia de las alucinaciones es mucho más común de lo que muchas personas creen. La SPR, fundada en 1882, recopiló miles de informes verificados de primera mano de alucinaciones visuales o auditivas de una persona recientemente fallecida. Investigaciones más recientes sugieren que la mayoría de las personas ancianas en duelo pueden experimentar alucinaciones visuales o auditivas de sus seres queridos fallecidos que persisten durante unos meses.
Otra fuente de alucinaciones es el fenómeno de la parálisis del sueño, que se puede experimentar al quedarse dormido o al despertar. Esta parálisis temporal a veces va acompañada de la alucinación de una figura en la habitación que podría interpretarse como un ser sobrenatural. La idea de que esto podría ser una visita sobrenatural es más fácil de entender cuando piensas que cuando creemos en un fenómeno, es más probable que lo experimentemos.
Considere lo que podría suceder si estuviera en una casa supuestamente encantada por la noche y viera algo moviéndose por el rabillo del ojo. Si crees en los fantasmas, podrías interpretar lo que viste como un fantasma. Este es un ejemplo de percepción de arriba hacia abajo en la que lo que vemos está influenciado por lo que esperamos ver. Y, en la oscuridad, donde puede ser difícil ver correctamente, nuestro cerebro hace la mejor inferencia que puede, que dependerá de lo que creemos que es probable, y eso podría ser un fantasma.
Según el filósofo holandés Baruch Spinoza, la fe llega rápida y naturalmente, mientras que el escepticismo es lento y antinatural. En un estudio de la actividad neuronal se descubrió que creer una declaración requiere menos esfuerzo que no creerla. Es más fácil creer que unas gotas de cloro en el agua pueder curar el cáncer que aceptar la triste noticia de boca de un profesional que ha pasado estudiando el problema por ocho o diez años.
Dadas estas múltiples razones para que creamos en fantasmas, parece que es probable que la creencia permanezca con nosotros durante algún tiempo.
☻
Noches de luna llena parecen épocas del año apropiadas para compartir la historia de la familia Chaffin y cómo un fantasma ayudó a decidir una disputa sobre una herencia. James L Chaffin de Monksville, Carolina del Norte, murió después de un accidente en 1921, dejando su patrimonio completo a su hijo favorito Marshall y nada a su esposa y otros tres hijos. Un año después, Marshall murió, por lo que la casa y 120 acres (48.5 hectareas) de tierra fueron para la viuda y el hijo de Marshall.
Pero cuatro años después, su hijo menor James “Pink” Chaffin comenzó a tener sueños extraordinarios en los que su padre lo visitaba y lo dirigía a la ubicación de un segundo testamento en el que Chaffin padre dejaba la propiedad dividida entre su viuda y los hijos sobrevivientes. El caso llegó a los tribunales y, como era de esperar, los periódicos de la época se volvieron locos por la historia.
Encotrado el testamento, el tribunal falló a favor de Pink y, gracias a la publicidad, la Society for Psychical Research (SPR) investigó, llegando finalmente a la conclusión de que Pink había sido visitado por el fantasma de su padre. El mismo Pink nunca vaciló en esta explicación, afirmando: “Estaba completamente convencido de que el espíritu de mi padre me había visitado con el propósito de explicar el error”.
Por improbable que parezca a la luz del día, los fantasmas y las apariciones son un área de creencia generalizada. Estudios recientes en el Reino Unido y Estados Unidos muestran que entre el 30% y el 50% de la población dice creer en fantasmas. La creencia en los fantasmas también parece ser global, y la mayoría (si no todas) las culturas de todo el mundo tienen algún tipo de fantasmas ampliamente aceptado.
La existencia de un fantasma como alma o espíritu incorpóreo (sin cuerpo) de una persona o animal muerto es contraria a las leyes de la naturaleza tal como las entendemos, por lo que parece que hay algo aquí que requiere explicación. Podemos examinar los mundos de la literatura, la filosofía y la antropología en busca de algunas de las razones por las que la gente está tan ansiosa por creer.
Espíritus vengativos
El deseo de justicia y la creencia en alguna forma de protección sobrenatural (que vemos en las religiones más importantes) abordan las necesidades humanas básicas. Durante mucho tiempo se ha considerado a los fantasmas como vehículos de justicia. Hamlet, de Shakespeare, es visitado por el fantasma de su padre asesinado que busca venganza de su victimario. En Macbeth, mientras tanto, Banquo asesinado señala con el dedo acusador al hombre responsable de su muerte.
Esta idea tiene hoy sus equivalentes en varios países. En Kenia, una persona asesinada puede convertirse en un ngoma, un espíritu que persigue a su asesino, lo que a veces hace que se entregue a la policía. O en Rusia, la rusalka es el espíritu de una mujer muerta que murió ahogada y ahora atrae a los hombres a la muerte. Puede ser liberada cuando se venga su muerte.
Los fantasmas también pueden ser amigos y protectores. En Cuento de Navidad de Charles Dickens, Ebeneezer Scrooge es ayudado por los fantasmas del presente, el pasado y el futuro de la Navidad a enmendar sus duros caminos antes de que sea demasiado tarde. En el sexto sentido, el personaje fantasma interpretado por Bruce Willis ayuda a un niño a aceptar su capacidad para ver fantasmas y ayudarlos a encontrar la paz. Muchas personas se consuelan al pensar que sus seres queridos fallecidos los están cuidando y quizás guiándolos.
Pero a muchas personas también les gusta creer que la muerte no es el fin de la existencia, es un consuelo cuando perdemos a las personas que amamos o cuando enfrentamos la idea de nuestra propia mortalidad. Muchas culturas alrededor del mundo han tenido creencias de que los muertos pueden comunicarse con los vivos, y el fenómeno del espiritismo supone que podemos comunicarnos con los espíritus de los muertos, a menudo a través de los servicios de médiums espirituales especialmente talentosos.
Y nos encanta tener miedo, siempre que sepamos que no estamos realmente en peligro. Los horarios nocturos de televisión están llenos de películas en las que un grupo de voluntarios (generalmente jóvenes) pasa una noche en una casa embrujada (con resultados sangrientos). Parece que disfrutamos de la ilusión del peligro y las historias de fantasmas pueden ofrecer este tipo de emoción.
Cuerpo y alma
La creencia en los fantasmas encuentra apoyo en la idea filosófica de larga data de que los humanos somos dualistas ingenuos, que creen naturalmente que nuestro ser físico está separado de nuestra conciencia. Esta visión de nosotros mismos nos facilita la idea de que nuestra mente podría tener una existencia separada de nuestro cuerpo, abriendo la puerta a creer que nuestra mente o conciencia podrían sobrevivir a la muerte y, por lo tanto, tal vez convertirse en un fantasma.
Al observar cómo funciona el cerebro, la experiencia de las alucinaciones es mucho más común de lo que muchas personas creen. La SPR, fundada en 1882, recopiló miles de informes verificados de primera mano de alucinaciones visuales o auditivas de una persona recientemente fallecida. Investigaciones más recientes sugieren que la mayoría de las personas ancianas en duelo pueden experimentar alucinaciones visuales o auditivas de sus seres queridos fallecidos que persisten durante unos meses.
Otra fuente de alucinaciones es el fenómeno de la parálisis del sueño, que se puede experimentar al quedarse dormido o al despertar. Esta parálisis temporal a veces va acompañada de la alucinación de una figura en la habitación que podría interpretarse como un ser sobrenatural. La idea de que esto podría ser una visita sobrenatural es más fácil de entender cuando piensas que cuando creemos en un fenómeno, es más probable que lo experimentemos.
Considere lo que podría suceder si estuviera en una casa supuestamente encantada por la noche y viera algo moviéndose por el rabillo del ojo. Si crees en los fantasmas, podrías interpretar lo que viste como un fantasma. Este es un ejemplo de percepción de arriba hacia abajo en la que lo que vemos está influenciado por lo que esperamos ver. Y, en la oscuridad, donde puede ser difícil ver correctamente, nuestro cerebro hace la mejor inferencia que puede, que dependerá de lo que creemos que es probable, y eso podría ser un fantasma.
Según el filósofo holandés Baruch Spinoza, la fe llega rápida y naturalmente, mientras que el escepticismo es lento y antinatural. En un estudio de la actividad neuronal se descubrió que creer una declaración requiere menos esfuerzo que no creerla. Es más fácil creer que unas gotas de cloro en el agua pueder curar el cáncer que aceptar la triste noticia de boca de un profesional que ha pasado estudiando el problema por ocho o diez años.
Dadas estas múltiples razones para que creamos en fantasmas, parece que es probable que la creencia permanezca con nosotros durante algún tiempo.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 23, 2020