Desde hace décadas el ciudadano común argentino percibe que el gobierno, los gobiernos, son su enemigo y que debe resguardarse de ellos.
Un ejemplo claro es que el argentino ahorra en dólares fuera del circuito financiero. ¿Por qué en dólares? Porque el gobierno roba valor a la moneda emitiendo sin cesar. Le ponen agua al vino para que alcance para todos y, precisamente por eso, cada vez es más agua y menos vino.
¿Por qué afuera del circuito financiero? Porque no pasó una, sino DOS VECES, que los gobiernos, mirando de reojo y con lascivia la pilita de dólares de las personas comunes en los bancos, la manotearon sin vergüenza.
Los argentinos que trabajamos y no vivimos del Estado pagamos la mitad de nuestros ingresos en impuestos. Supuestamente estos impuestos nos deberían devolver justicia (¿?), seguridad (…), educación (…), salud…
Los que no vivimos de planes y producimos o proveemos servicios pagamos la mitad de nuestros ingresos en impuestos y, encima, pagamos todo doble porque tenemos que costeamos la seguridad que no nos da el Estado con rejas, alarmas, garitas, vigiladores…, la educación que no nos da el Estado en escuelas privadas para nuestros hijos porque en la estatal siempre están de paro…. La salud…
Cuando hemos marchado protestando contra el gobierno, al que percibimos como enemigo, sus criados nos arrojaban a la cara “ustedes que rompen la cuarentena, estarán de acuerdo en renunciar a su respirador cuando llegue el momento?”. Y yo les he contestado ¿Debemos renunciar a nuestro respirador que pagamos DOS veces? Lo solventamos dos veces cuando pagamos impuestos y cuando pagamos prepagas porque la salud estatal es un desastre. No conforme con obligarnos a pagar dos veces por el servicio de salud también planean quedarse con el segundo servicio de salud: las prepagas y las obras sociales. Todavía no lo han hecho porque no saben cómo pero lo siguen intentando. También les he preguntado a los que ponían la salud por encima de la economía, ya que nosotros teníamos que renunciar a los respiradores si ellos estaban de acuerdo en renunciar a sus sueldos del Estado. No obtuve respuesta.
El gobierno (los gobiernos) que mantenemos con nuestros impuestos, que deberían estar a nuestro servicio, son nuestros enemigos, así los percibimos. Están las 24 hs. del día pensando cómo quedarse con nuestro dinero, con nuestros derechos, con nuestras empresas, con nuestras propiedades inmuebles. El argentino también está las 24 hs. del día viendo cómo se defiende del gobierno, gasta gran cantidad de su energía emocional en prevenir por dónde el gobierno va a robarle.
El gobierno de Fernández se robó los respiradores que había importado la provincia de Mendoza y pretendió ser el único que administrara, en el país, esos respiradores y los de todo el sistema de salud, incluso el privado. También se erigió en único que podía comprar vacunas; el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiso hacerlo pero el Nacional no se lo permitió. Le asignó un 8% de vacunas en relación con la cantidad de población sin considerar que en la Ciudad viven el 24% de los trabajadores de salud del país. Al final, como el perro del hortelano, no compró vacunas, trajo sólo unas 300.000 que no configuran ni una muestra gratis. No quisieron gastar en testeos porque les salía más barato que la gente se arruine. Esas pocas vacunas que trajo, a muy alto costo de flete, las reparte entre sus aliados políticos y amigos. Esta perversidad e inoperancia ya mató a 51.000 personas. Ahora están viendo como posponer las elecciones para robarse también nuestro voto.
El gobierno sigue aumentando esta olla a presión como si no pasara nada; el divorcio de la realidad en el que vive le impide ver claramente el peligro. Dentro del gobierno incluyo a Horacio Verbitsky, operador del kirchnerismo desde tiempo inmemorial. Vende humo incansable que le cambió a Kirchner juicios de “lesa” por el apoyo de una izquierda inexistente, al tiempo que recibe ingentes fondos de la dictadura filantrópica internacional para promover juicios de “lesa”, aborto, agenda de género. Negocio redondo; recauda por ambos extremos.
Verbitsky pretendió hacerle un favor a “su” reina porque Clarín estaba a punto de publicar la lista de vacunados VIP. Creyó que ganándoles de mano, su “prestigio” iba a absorber el golpe y de paso, devolvérselo porque en su confesión involucró al segundo del multimedios José Antonio Aranda. Pensar que tiene algún prestigio es una muestra más de la ceguera en la que deambula.
No se les ocurre pensar que al argentino le preocupa la muerte, que la inoperancia/corrupción que nos dejó sin vacunas es algo más grave que el robo sistemático al que nos somete el gobierno (los gobiernos) desde siempre. Que el robo de vacunas no es un robo más.
Tampoco he visto a la oposición portarse a la altura de las circunstancias. Más allá de unas cuantas denuncias penales que no terminarán en nada, no han reclamado un control independiente sobre la negociación por las vacunas, sobre su ingreso al país y su distribución.
Un tuitero desconocido, Maximiliano Bide, (@BideMaximiliano) armado sólo con una calculadora avisó, el 23 de enero de este año, que según la información oficial que está en todos los diarios, había 3100 vacunas no asignadas a ninguna jurisdicción, o sea, robadas. Un tuitero desconocido. ¿Dónde están los ejércitos de asesores que tienen los diputados y senadores de la oposición que no notaron ese faltante? ¿Dónde están los diputados y senadores de la oposición que no se encadenan a la reja de la Casa Rosada para que les expliquen por qué no tenemos vacunas para salvar a la gente y reactivar la economía?
Los argentinos estamos acostumbrados a defendernos del gobierno como de un enemigo declarado, a esconder nuestros ahorros, a sobrevivir a la rapiña pero éste no es un robo más. Se están robando lo poco que queda de la economía, la salud y la vida de las personas.
Dice el SunTzu que no acorrales a tu enemigo porque luchará hasta la muerte.
Este conflicto recién empieza, tiene un final abierto y, probablemente, ese final no esté exento de violencia.
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Por Dra. ANDREA PALOMAS ALARCÓN.
Desde hace décadas el ciudadano común argentino percibe que el gobierno, los gobiernos, son su enemigo y que debe resguardarse de ellos.
Un ejemplo claro es que el argentino ahorra en dólares fuera del circuito financiero. ¿Por qué en dólares? Porque el gobierno roba valor a la moneda emitiendo sin cesar. Le ponen agua al vino para que alcance para todos y, precisamente por eso, cada vez es más agua y menos vino.
¿Por qué afuera del circuito financiero? Porque no pasó una, sino DOS VECES, que los gobiernos, mirando de reojo y con lascivia la pilita de dólares de las personas comunes en los bancos, la manotearon sin vergüenza.
Los argentinos que trabajamos y no vivimos del Estado pagamos la mitad de nuestros ingresos en impuestos. Supuestamente estos impuestos nos deberían devolver justicia (¿?), seguridad (…), educación (…), salud…
Los que no vivimos de planes y producimos o proveemos servicios pagamos la mitad de nuestros ingresos en impuestos y, encima, pagamos todo doble porque tenemos que costeamos la seguridad que no nos da el Estado con rejas, alarmas, garitas, vigiladores…, la educación que no nos da el Estado en escuelas privadas para nuestros hijos porque en la estatal siempre están de paro…. La salud…
Cuando hemos marchado protestando contra el gobierno, al que percibimos como enemigo, sus criados nos arrojaban a la cara “ustedes que rompen la cuarentena, estarán de acuerdo en renunciar a su respirador cuando llegue el momento?”. Y yo les he contestado ¿Debemos renunciar a nuestro respirador que pagamos DOS veces? Lo solventamos dos veces cuando pagamos impuestos y cuando pagamos prepagas porque la salud estatal es un desastre. No conforme con obligarnos a pagar dos veces por el servicio de salud también planean quedarse con el segundo servicio de salud: las prepagas y las obras sociales. Todavía no lo han hecho porque no saben cómo pero lo siguen intentando. También les he preguntado a los que ponían la salud por encima de la economía, ya que nosotros teníamos que renunciar a los respiradores si ellos estaban de acuerdo en renunciar a sus sueldos del Estado. No obtuve respuesta.
El gobierno (los gobiernos) que mantenemos con nuestros impuestos, que deberían estar a nuestro servicio, son nuestros enemigos, así los percibimos. Están las 24 hs. del día pensando cómo quedarse con nuestro dinero, con nuestros derechos, con nuestras empresas, con nuestras propiedades inmuebles. El argentino también está las 24 hs. del día viendo cómo se defiende del gobierno, gasta gran cantidad de su energía emocional en prevenir por dónde el gobierno va a robarle.
El gobierno de Fernández se robó los respiradores que había importado la provincia de Mendoza y pretendió ser el único que administrara, en el país, esos respiradores y los de todo el sistema de salud, incluso el privado. También se erigió en único que podía comprar vacunas; el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiso hacerlo pero el Nacional no se lo permitió. Le asignó un 8% de vacunas en relación con la cantidad de población sin considerar que en la Ciudad viven el 24% de los trabajadores de salud del país. Al final, como el perro del hortelano, no compró vacunas, trajo sólo unas 300.000 que no configuran ni una muestra gratis. No quisieron gastar en testeos porque les salía más barato que la gente se arruine. Esas pocas vacunas que trajo, a muy alto costo de flete, las reparte entre sus aliados políticos y amigos. Esta perversidad e inoperancia ya mató a 51.000 personas. Ahora están viendo como posponer las elecciones para robarse también nuestro voto.
El gobierno sigue aumentando esta olla a presión como si no pasara nada; el divorcio de la realidad en el que vive le impide ver claramente el peligro. Dentro del gobierno incluyo a Horacio Verbitsky, operador del kirchnerismo desde tiempo inmemorial. Vende humo incansable que le cambió a Kirchner juicios de “lesa” por el apoyo de una izquierda inexistente, al tiempo que recibe ingentes fondos de la dictadura filantrópica internacional para promover juicios de “lesa”, aborto, agenda de género. Negocio redondo; recauda por ambos extremos.
Verbitsky pretendió hacerle un favor a “su” reina porque Clarín estaba a punto de publicar la lista de vacunados VIP. Creyó que ganándoles de mano, su “prestigio” iba a absorber el golpe y de paso, devolvérselo porque en su confesión involucró al segundo del multimedios José Antonio Aranda. Pensar que tiene algún prestigio es una muestra más de la ceguera en la que deambula.
No se les ocurre pensar que al argentino le preocupa la muerte, que la inoperancia/corrupción que nos dejó sin vacunas es algo más grave que el robo sistemático al que nos somete el gobierno (los gobiernos) desde siempre. Que el robo de vacunas no es un robo más.
Tampoco he visto a la oposición portarse a la altura de las circunstancias. Más allá de unas cuantas denuncias penales que no terminarán en nada, no han reclamado un control independiente sobre la negociación por las vacunas, sobre su ingreso al país y su distribución.
Un tuitero desconocido, Maximiliano Bide, (@BideMaximiliano) armado sólo con una calculadora avisó, el 23 de enero de este año, que según la información oficial que está en todos los diarios, había 3100 vacunas no asignadas a ninguna jurisdicción, o sea, robadas. Un tuitero desconocido. ¿Dónde están los ejércitos de asesores que tienen los diputados y senadores de la oposición que no notaron ese faltante? ¿Dónde están los diputados y senadores de la oposición que no se encadenan a la reja de la Casa Rosada para que les expliquen por qué no tenemos vacunas para salvar a la gente y reactivar la economía?
Los argentinos estamos acostumbrados a defendernos del gobierno como de un enemigo declarado, a esconder nuestros ahorros, a sobrevivir a la rapiña pero éste no es un robo más. Se están robando lo poco que queda de la economía, la salud y la vida de las personas.
Dice el SunTzu que no acorrales a tu enemigo porque luchará hasta la muerte.
Este conflicto recién empieza, tiene un final abierto y, probablemente, ese final no esté exento de violencia.
PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 22, 2021